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Encrucijada. por NNK

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Capítulo XX: Guillermo.

 

Felipe suspiro por décima vez de aburrimiento, en frente del televisor, llevaba toda la mañana viendo caricaturas que ya no tenía sentido seguir viéndolas, aún así su flojera era mayor como para tomar el control y cambiar el canal, o para abrir la boca para pedir permiso para salir a la plaza a juntarse con sus compañeros, definitivamente el domingo era el día que más desganado se sentía. Movió su cabeza hacia la puerta principal, viendo como su hermano salía de su cuarto con un short y una polera, listo para salir.

Sus miradas se cruzaron y Renato por unos segundos se vio tentado a acompañar a su hermano en el sillón, pero negó con la cabeza, tenía un compromiso que cumplir en menos de veinte minutos. Tomó su celular, miró la hora y lo guardó en su bolsillo. Observo como Maximiliano miraba unos folletos, tentándose fuertemente en pedir comida japonesa, en especial esos fideos salteados con verduras y carne.

Suspiro, hace una semana que Maximiliano y Alejandro habían ido al cine y a pesar de que su primo no arruino nada con ninguna de sus estupideces, Alejandro esa misma noche recibió una llamada de su padre pidiéndole ir a cuidar a su madre mientras trabajaba y por esa razón desde hace una semana Maximiliano se debatía entre lo folletos para darles de comer. Regresó la mirada a su hermano viendo a este mirarse las uñas con total aburrimiento.

— ¡Oye, lacra humana!—exclamó, llamando la atención de su hermano—Vamos, me vas a acompañar. Ve a ponerte las zapatillas.

— ¿Renato, quieres fideos salteados con verdura y carne o Fideos Salteados con verduras y pollo?—preguntó Maximiliano, mirándolo.

— ¿No hay otra cosa que no sea fideo salteado?—preguntó, poco convencido.

—No, yo quiero comer mi comida favorita—hablo serió

—Pues esa no es la comida favorita ni de Felipe ni la mía—dijo en defensa suya y de su hermano.

—No me interesa, en esta casa el proveedor está triste y se va a comer lo que se dice y punto—dijo, mirándole con tristeza, viendo como Renato le miraba molesto.

— ¡Entonces para qué preguntas!—se defendió irritado.

—Me gusta el pollo y la carne y no me siento satisfecho si no te molesto—comentó, volviendo a ver los folletos de comida japonesa.

Renato le miró con cara de pocos amigos y tomó el libro del mueble con la clara intención de lanzarlo, pero se contuvo al ver que Felipe salía de su cuarto con las zapatillas puestas, abrió la puerta y sacó a su hermano afuera, ya iba a encontrar la oportunidad de vengarse. Ambos hermanos tomaron el ascensor para salir del condominio.

— ¿A dónde me llevas? ¿Al menos me compraras un helado?—preguntó interesado.

 —No traje dinero, solo el celular, así que otro día te compro el helado que quieres—prometió con una sonrisa, viendo como su hermano le miraba con un puchero.

— ¿Entonces a dónde me llevas?—insistió con una sonrisa.

—Gabriel me va a ayudar a entrenar en el gimnasio de enfrente, Ricardo y Camilo estarán con él ¿Te acuerdas de ellos?—preguntó a su hermano, saliendo del edificio.

—Sí, Gabriel el chico guapo que te gusta pero no quieres tocar para que no se arrepienta de sus sueños, Ricardo el segundo chico guapo que está enamorado de ti, pero que tú no quieres tocar, porque el loco de Camilo está detrás de Ricardo, a pesar que el te quiere a ti. Si sigues rechazando chicos guapos, pensaré que te gustan las niñas—reclamó cruzando la calle de la mano con su hermano.

—No me gustan las chicas aunque reconozco que algunas son bastante bonitas y sobre Gabriel, dejémoslo como un secreto, de esos que nos acelera el corazón—susurró Renato en el oído de su hermano antes de entrar al gimnasio.

Felipe sonrió a su hermano y saludo a los amigos de este, se sentó arriba de Ricardo y Camilo, mientras Gabriel y Renato practicaban, observo un poco molesto como Ricardo miraba con atención a su hermano, como si la deseara, mientras que Camilo lo miraba a él frustrada, causando que mirará con envidia a su hermano. Eso no le gusto, hizo que se caía y le pegó a ambos una patada en la espada.

Ricardo fue el primero en reaccionar y mirar hacia atrás, Felipe hizo una mueca de dolor, y Ricardo le ayudó a sentarse en su lugar, vio a Camilo con una mirada apenada por golpearla, viendo como el chico le miraba con cara de pocos amigos. Definitivamente ese niño no le agradaba, no era una buena persona para la inocencia de su hermano y él lo iba a demostrar.

—Perdón por golpearlos, voy a ir al baño, por si mi hermano pregunta—dijo con una sonrisa alegre.

—Ve con cuidado—pidió Ricardo.

Felipe  bajó las escalera y se fue hacia donde está el baño, escondiéndose detrás de una de las máquinas, vio a su hermano luchar con Gabriel ambos se miraban decisivos a derrotarse, Gabriel la miraba siempre sonriente al igual que él, los ojos de ambos brillaban con fuerza. Conocía esa mirada, la había visto en sus padres un millón de veces, sabía que esa relación iba a ser única y especial, como la de sus padres.

Estaba tan concentrado mirando hacia donde se encontraba su hermano y Gabriel, que no se dio cuenta del hombre que se puso detrás de él, se asustó cuando sintió que le tapaban la boca y lo tomaban en brazo para llevarlo al baño de hombre. Pateó escuchando un quejido cuando lo encerraron en una de las cabinas del baño. Se volteó dispuesto a volver a golpearlo y gritar si era necesario, pero se quedó de piedra al enfrentarse.

— ¿Papá?—preguntó perplejo— ¡Papá!—exclamó con una sonrisa, viendo como este le tapaba la boca.

—Shhh…Renato puede escucharte—pidió con una sonrisa alegre—Creciste mucho en estos tres meses que no te he visto, perdón por dejarte solo en el hogar un mes campeón—pidió abrazándolo con fuerza.

— ¿Qué haces aquí?—preguntó preocupado.

—Llame el otro día y Maximiliano no se escuchaba bien, así que vine una semana a ver como vivian ustedes, me preocupe por la condición de ustedes, se supone que no tendrían que verme, pero te vi solo y no pude aguantar acercarme—reconoció con una sonrisa alegre.

—Estamos viviendo bien, Maximiliano tan malo para la cocina como siempre, aunque creo que necesita apoyo, no puede acercarse de manera correcta al chico que le gusta—acusó Felipe con una sonrisa.

— ¿Es guapo?—preguntó con una sonrisa—Estoy realmente interesado en que Maximiliano siente cabeza pronto.

—Es guapísimo y además buena persona, cocina bien y sabe tratar a los niños muy bien—dijo Felipe con una sonrisa alegre.

Guillermo sonrió al ver a su hijo sonriente, realmente había extrañado a cada uno de sus hijos. Hizo una señal de silencio cuando escucho a alguien entrar al baño, miró a Felipe y se subió al inodoro para dejar salir a su hijo, cuando escucho la siguiente frase.

—Felipe, ¿Estás aquí? Renato y Gabriel están preocupados por ti—hizo saber Ricardo preocupado.

Felipe miró a su padre, abrió la puerta y salió.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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