Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encrucijada. por NNK

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Capitulo IV: Maximiliano y Alejandro.

 

Renato entró en su nuevo hogar con una sonrisa, mientras guardaba su celular en su bolsillo junto a sus audífonos.

— ¡Ya llegué!—gritó, hacia el interior de la casa.

—Lávate las manos y ven a comer—le respondió Maximiliano, al escuchar el grito de su primo, desde la entrada.

—Ya voy—contestó Renato, desde el baño con una sonrisa.

Dejó su mochila en el suelo del baño, mientras se enjuagaba las manos con jabón y luego se lavaba. Hoy estaba muy contento, le había llegado un e-mail en la mañana, informándole la ubicación del lugar, donde podría comenzar a entrenar en el siguiente torneo. Ya era hora de volver a calentar, necesitaba liberar la tensión que llevaba acumulando desde hace una semana entre las estupideces de Maximiliano y las cosas que ocurrían en su colegio.

Se sentó en la mesa con una sonrisa, que se borró por completo al ver que el almuerzo nuevamente era comida china, no es que tuviera un alegato, era su comida favorita, es solo que comerla por dos semanas seguidas, era como para volver a estimar la comida casera, de hecho extrañaba ese tipo de comida. Para colmo, no le gustaba para nada que su primo no supiera ni cocinar un huevo. Él sabía cocinar, pero su primo se negaba a dejarle utilizar la cocina por miedo a que su segunda personalidad tuviera motivos para salir.

Es por ello que no puedo evitar pronunciar.

— ¿Otra vez la misma comida?—consultó, sorprendiendo a su primo—Vamos déjame ocuparme de la cocina, me haces extrañar la comida casera, hombre—le recrimino.

—Comete la comida y deja de lloriquear—le comentó, ignorando su comentario, mientras comenzaba a comer.

—No voy a dejar de lloriquear, porque vas a hacer que a mi comida favorita la termine odiando—reclamó Renato, frustrado, mientras él otro le sonreía.

—Mejor así, tendrás más comidas favoritas—comentó, mientras seguía comiendo.

—Si no quieres que toque la cocina, al menor aprende a cocinar tu mismo—le reclamó frustrada— ¿Es que acaso la cocina tiene un nombre estúpido como tu auto o tiene dueño?—le cuestiono enfadado.

Maximiliano guardó silencio mientras terminaba de comer, esperando que su prima se tranquilizara para poder solucionar el tema del almuerzo. Observo el folleto que Alejandro le había dado sobre comida casera, unos segundos antes de regresar su vista a su prima, pero supo que había perdido la batalla cuando la escucho pronunciar lo siguiente.

—No me dejas cocinar en ella porque Alejandro era el que cocinaba ¿verdad?—preguntó, viendo que Maximiliano cambiaba su mirada alegre a una enfadada.

—Ya basta, corta el escándalo de una vez y comete el almuerzo— le reclamó Maximiliano, levantándose de la mesa.

—Ve a hablar con ella y dile que nos haga el almuerzo por un precio razonable—le exigió Renato, frustrado.

— ¡Que no!—exclamó Maximiliano harto—No quiero hablar con ella.

—Ve a decirle que nos cocine por un precio razonable, o te lanzaré del octavo piso y lo haré parecer un accidente y sabes que es verdad—le amenazó, viendo como su primo Maximiliano tragaba saliva.

Claro que sabía cuán peligroso podría llegar a ser Renato, todavía recordaba cuando lo lanzó del tercer piso de la casa hacia la piscina, solo porque entró a su cuarto y le ensucio la alfombra con el helado de chocolate que venía comiendo, cuando él tenía quince años y Renato siete años. En aquella época aún ayudaban a ese asesino.

Retrocedió al ver que su prima se acercaba a él, antes de que se diera cuenta se vio fuera de su propio departamento, viendo que Renato le cerraba la puerta en sus narices. Se enojó porque ese mocoso le había sacado de su propia casa.

— ¡Renato, no me gusta ese comportamiento! ¡Ábreme la puerta!—exclamó Maximiliano, ignorando por completo que el grito había sonado en todo el pasillo, llamando la atención de todos sus vecinos.

— ¡Ve a hablar con Alejandro! Si no, no entrarás nunca a esta casa—le advirtió desde dentro.

—Detén esta broma—le recrimino, algo avergonzado al ver a los vecinos asomarse.

— ¿Qué dijiste? ¿Qué irías donde Alejandro a pedirle ese favor? Genial, te abriré la puerta cuando termines—exclamó, alejándose de la puerta.

Maximiliano aporreó la puerta ante el comentario de Renato, ni siquiera podía irse a trabajar para evitar el tema porque las llaves del auto las había dejado encima de la mesa. Suspiro, no tenía más remedio que entrar a la casa de Alejandro y hablar a solas con ella. Se quedó parado en su puerta alrededor de unos diez minutos ¿Por qué se hacía tanto problema con él? No lo entendía.

Cerró sus ojos y apretó el timbre, escucho como sonaba en el interior del departamento, su corazón se aceleró al oír pasos en su interior, sintió miedo al ver que la puerta se abría. Definitivamente, no estaba preparado para enfrentarlo de manera directa. Quiso voltearse y regresar a su departamento, pero recordó que Renato no iba a abrirle, entonces pensó en huir, pero ya era tarde porque la voz de Alejandro llegó a sus oídos como una alarma.

—Vaya, pero que sorpresa—comentó con ironía— ¿Qué quieres?—preguntó, mirándolo de pie a cabeza

—Eh…Yo bueno, Renato me mandó a hablar contigo, sobre un folleto que nos entregaste—explicó Maximiliano con una sonrisa nerviosa— Y quería preguntar ¿Cuánto cobras por dos almuerzos todos los días o de lunes a viernes?

—Tu nuevo novio, se cansó de tu mala comida, así que te mando conmigo—comentó Alejandro con una sonrisa irónica.

— ¿Novio?...Alejandro, luego de ti, no hay nadie más—confesó sorprendido, por las ideas de Alejandro—Renato, es mi prima. Pensabas que era mi novio, al menos sé que sigues pensando en mi.

—Para nada, es solo que me preocupo de que teniendo 25 años, tenga un novio de 16, ya te consideraba un pedófilo—contestó de manera fría.

—Bueno, regresando al tema ¿Cuánto cobras por los almuerzos?—preguntó con una sonrisa.

 —Te mandaré los planes de almuerzo por tu número celular y ya vete a trabajar, me interrumpes mi tiempo—murmuró con una sonrisa.

—Entonces, esperaré tu mensaje—murmuró con una sonrisa—Ahora, cambiando de tema, te ves guapa con ese vestido.

Maximiliano se sorprendió al ver como Alejandro le cerraba la puerta con fuerza, sonrió de seguro se había sonrojado, extrañaba esas reacciones de él. Se volteó y se regresó a su apartamento, suspiró al ver que Alejandro había dejado todo limpió, se asomó a la puerta de la habitación, viéndola con sus audífonos puestos, mientras hacía sus tareas. Tomó las llaves del auto y tocó la puerta de Renato.

— ¡Renato!—exclamó, viendo que su prima se quitaba los audífonos—Volveré a trabajar, traeré la cena.

—Que te vaya bien—le animó con una sonrisa.

Maximiliano salió de su casa con una sonrisa. Jamás pensó que una discusión tan tanto la llevará a hablarle a Alejandro, más de dos minutos. Suspiró parece que el hecho de que su primo, se haya venido a vivir con él, le trajo una suerte con la que no contaba en el amor. Solo por hoy la iba a premiar con un pedazo de pastel porque siendo sincero se lo merecía por convencer a un cabezota como él.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui, Nos vemos en la siguiente pubicación.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).