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Hasta que me recuerdes por RLangdon

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Cuando llegó a la entrada de la aldea, no supo si debería seguir adelante o si, en cambio, debería retornar a la profundidad del bosque.

 

De una cosa Sasuke Uchiha estaba seguro. No quería volver a su estilo de vida de antes. Lo odiaba. Casi tanto como repudiaba saberse añorando el pasado.

 

No, no era el pasado lo que en realidad echaba de menos, sino a alguien. A la luz de sus lóbregos ayeres.

 

Sostuvo la misiva frente a él. Aquella carta que le había sido enviada días antes y, en la cual, se explicaba el motivo por el que se solicitaba su presencia a la brevedad posible.

 

Un golpe.

 

Al principio, creyó que se trataba de una estupidez. Sabía que Naruto ocupaba actualmente el puesto de Hokage. Y muy dentro, se alegraba por él. Entendía que el Uzumaki se había ganado esa posición que tanto había anhelado en su vida. Tanto esfuerzo tenía su recompensa. Empero, la situación alarmante concernía a su actual estado.

 

Una conmoción. Naruto había sido herido en campo abierto por un ninja cuya identidad aún se desconocía.

 

Afortunadamente, Naruto se encontraba estable. Pero había algo más. Sasuke estaba seguro de que el mensaje que le había sido enviado no contenía toda la información referente al estado de salud del Uzumaki.

 

Por un lado, se preocupaba por él. Y por el otro, su parte egoísta se molestaba al pensar que tendría que hacerse temporalmente con el cargo. Aquel idiota lo había nombrado como su suplente en caso de que le ocurriera algo.

 

Ironías de la vida.

 

Quizá en algún momento Sasuke había querido tomar ese papel. Pero ahora era lo último que tenía en mente.

 

Sentía que las desiciones de los últimos años, habían sido actos deliberados por evadirse, tanto a él mismo, como a lo que quería en la vida.

 

Se había casado con Sakura. Tenía una hija con ella. Y sin embargo, no era feliz en lo absoluto. Por eso se había marchado, para poner sus sentimientos en orden, para escapar a la esclavitud de las responsabilidades que implican ser padre y esposo.

 

Cuando entró al hospital, Shizune lo condujo hasta la camilla donde yacía recostado el Uzumaki. Dormía apaciblemente, y llevaba una venda en la cabeza.

 

-¿Cómo se encuentra?- preguntó sin volverse a la fémina. Ya había reparado en la angustia impresa en sus pupilas.

 

Shizune le mostró el pergamino dónde Naruto lo nombraba sucesor. Allí figuraba su firma. Sin embargo, Sasuke no comprendió la razón de que lo tuviera consigo.

 

-Cuando Naruto recuperó la consciencia, le fue avisado que se solicitaría tu presencia.

 

Sasuke asintió, instandola a continuar al ver que la fémina se quedaba repentinamente callada.

 

-Bueno, él...

 

-¿De qué se trata?- se desesperó. Le hacía perder el tiempo. Si Naruto estaba bien, no necesitaban de su presencia en Konoha.

 

-No te recuerda.

 

+++

 

Gruesas gotas de sudor perlaban su frente. La humedad de su rostro hacía que algunos mechones de cabello rubio se adhirieran a su piel. Y pese a todo, helaba. La brisa nocturna le producía cierto dejo de adrenalina que Naruto aprovechó para concretar finalmente la técnica.

Contra todo pronóstico, retrocedió varios pasos, midiendo a consciencia la distancia que lo separaba de su objetivo (un tronco ubicado a escasos siete metros de donde se encontraba preparándose).

Lanzándose hacia el frente, Naruto se apresuró a moldear el chakra que bullía en una de sus manos, se alistó para dar el golpe, -con las piernas temblandole de cansancio y los nervios a flor de piel-

-Rasengan- exclamó, impactando la esfera semisolida que, segundos antes de alcanzar la corteza del tronco, terminó evaporandose por completo. Naruto atinó a cerrar los ojos, presintiendo el dolor que le produciría una vez que su mano golpeara la superficie del blanco -no había manera de retroceder y lo sabía perfectamente-

Empero, el golpe no se produjo de manera inmediata. Y Naruto no tuvo tiempo de atribuir la lógica de aquel hallazgo, pues sintió perfectamente el agarre en su muñeca. Al abrir los ojos se encontró de frente con el Uchiha, el cuál -acertadamente- había bloqueado el golpe a último minuto, tomando a Naruto del brazo e interponiendose entre su objetivo.

-Aun te estás recuperando. No deberías esforzarte demasiado- vociferó el moreno, impasible al alternar la mirada entre el tronco y el rostro alicaído del rubio.

-Lo se- Naruto miró hacia un lado para que no viera la pena y la decepción que momentáneamente surcaron su semblante.

Increíblemente nadie se había enterado de su ausencia en casa. Quizá Hinata no lo echara en falta, teniendo en cuenta que ella conocía las múltiples labores de su esposo. 

Pero estaba bien así. Era preferible que absolutamente nadie se diera cuenta. Este era ya el tercer día de entrenamiento y las cosas permanecían igual. Naruto comprendió poco después el motivo del desinterés de su familia con respecto a él.

Su conducta. El día del cumpleaños de Boruto había estado ausente. Trataba de permanecer todo el tiempo posible en su oficina. 

¿Y para qué? 

No tenía mucho sentido. El debería querer pasar tiempo con su familia. Pero no era así.

Actuó que todo estaba bien, fingió frente a su esposa e hijos que era simple cansancio lo que lo mantenía aislado de las cenas y demás convivios familiares nocturnos. De esta manera Naruto decidió incurrir en apariencias. Le decía a Hinata que todo estaba bien, aunque no fuera cierto. 

Se abstenía de dejar su despacho en los últimos dias. Se limitaba a acudir con Shikamaru para tener en orden el registro de las misiones  -llegando excesivamente agotado a casa- y 

tras hacer algunos deberes, cenar y desear las buenas noches a Hinata, si es que está se encontraba despierta, se fingía dormido y, horas más tarde, volvía a abandonar su hogar.

-No te estás esforzando al máximo porque no descansas lo suficiente- replicó el Uchiha con seriedad. Escrutó atentamente la agitación en el cuerpo de Naruto, no había entrenado demasiado y aun así el Uzumaki parecía a punto de colapsar. Quizá no había sido buena idea sugerir un entrenamiento compartido tan pronto, pero era la única manera de acercarse ahora que no lo recordaba. -Utiliza mas chakra la próxima vez.

Naruto ya conocía varias de sus técnicas. Sólo era una estúpida excusa para pasar tiempo con él. Su herido orgullo tampoco permitía aceptar el olvido de quién era él. 

¿Qué no había sido pieza clave en la vida de Naruto? 

Le molestaba tanto saberse repentinamente olvidado. 

Poco a poco Naruto trató de recuperarse del cansancio. Estaba molesto por no poder estar siquiera a la altura de las expectativas del Uchiha. Realmente quería lograrlo, pero los entrenamientos vespertinos lo dejaban exhausto. Tenía la mente en blanco por largos períodos de tiempo, pero no quería preocupar más a todos. 

Sin decir palabra alguna, Naruto se enfocó en moldear chakra una vez más. Sasuke le daba la espalda, con su capa ondeando esporádicamente. Hasta que decidió romper el silencio, con el afán de emplear un incentivo que ayudase a Naruto a perfeccionar la compleja técnica.

-Escucha con atención- no necesitó repetirlo. Al instante Naruto dejó de moldear chakra para volverse hacia su interlocutor, ligeramente confundido por la interrupción, pero al mismo tiempo sintiéndose más relajado de que el serio Uchiha le hablara para algo más que solo reprenderlo. -Cada vez que realices un ínfimo avance, permitiré que me preguntes lo que quieras. Si está a mi alcance responder tal pregunta, lo haré.

La expresion de Naruto se iluminó cuál farola. No entendía por qué se sentía tan repentinamente feliz por conocer más sobre la vida de Sasuke Uchiha. Ya lo había oído relatarle casi toda su vida, y aunque Naruto también entraba en dicho relato, no lograba recordar su participación en la hechos. Incluso le parecía ridículo que existiera alguna conexión entre ellos. Recordaba perfectamente a todos sus allegados, pero no a Sasuke. Es como si fueran completos extraños, pero a la vez, notaba la familiaridad en sus expresiones, en sus ademanes y en sus escuetas charlas. 

Se posicionó rápidamente frente al derruido tronco y reuniendo los últimos vestigios de chakra, empezó a moldear una espiral en la palma de su mano, haciendo girar una y otra vez la energía que manaba de ella.

Con renovadas energías y el ánimo al tope, Naruto estrelló la esfera de chakra que no tardó en desvanecerse, dejando en su lugar una temporal estela de humo. Estaba por rendirse cuando vio la profunda rasgadura en la corteza. Aquello le permitió a Naruto atribuir el pequeño avance del que Sasuke le había hablado. Aun escéptico, enfrentó el semblante impertérrito, buscando la confirmación que él tanto anhelaba.

Los labios del Uchiha esbozaron una sonrisa casi imperceptible. Asintió en silencio, pretendiendo indiferencia al exagerado salto triunfal que hizo Naruto en pos de celebrar aquello.

De entre las decenas de preguntas que invadían la mente de Naruto en ese momento, solo una llamaba particularmente su atención. Al grado de querer proyectarla verbalmente.

-Sasuke... tú...- Naruto se abochornó un poco al notar la penetrante mirada del Uchiha escudriñandolo. Había algo en su mirada que lo ponía inusualmente nervioso. -¿Eres feliz?- no supo cómo, ni por qué, pero en algun momento -si bien efimero- Naruto logró apreciar como los ojos del Uchiha se opacaban tenuemente, como si el escaso brillo que había en ellos, amenazara con extinguirse. Y se asustó, Naruto temió haber removido algo con su imprudencial pregunta, pero una vez más, era tarde para retractarse. Pudo haber cuestionado otra cosa, lo que tanto le carcomía las entrañas en curiosidad. Pudo indagar sobre el motivo que lo hubo alejado de la aldea durante un tiempo, así como podría haber indagado sobre la amistad que alguna vez hubo entre ellos.

Pero no lo hizo.

Porque en el fondo Naruto temía que la verdad lo lastimara. Y ahora estaba ahí, arrepentido por haber preguntado una tontería que creyó importante. El genuino estado de ánimo del Shinobi que se decía amigo suyo. 

-Eh...yo- no sabía que decir. Pero no hubo necesidad de hacerlo, porque Sasuke se adelantó a ello.

-Por hoy es suficiente. Continuaremos mañana.

Naruto lo miró partir con un fuerte dolor en el pecho, ya sin intención alguna de alegar. Al parecer esa noche, (y por su culpa), el entrenamiento se daba por finalizado más temprano.

**

¿Eres feliz?

La misma pregunta se repetía cual incesante eco dentro de sus pensamientos. ¿Lo era?...¿alguna vez lo había sido?

Claro que si. Varios años atrás Sasuke recordaba haberse sentido efímeramente de ese modo, rozando la satisfacción al saberse en un equipo, anexando lazos y...estando junto a él.

Su ceño se frunció por inercia al evocar su imagen.

 ¿Hasta cuando?

¿Hasta cuando lo daría finalmente por pérdido?

El enojo se intensificó. Sasuke se detuvo en seco para descargar un fuerte golpe contra uno de los árboles al paso. Notó como, en cuestión de segundos, la corteza de cuarteaba, dejando una abertura considerable a lo largo del tronco.

-E...Eso fue asombroso- la conocida voz hizo que Sasuke se girara en automático. Perplejo observó al Uzumaki a sus espaldas. ¿En qué momento lo había seguido?

Sasuke se percató tarde de lo ensimismado que estaba. Jamas, por ningún motivo bajaba la guardia hasta el grado de no percibir el chakra proveniente de su entorno. Pero lo había hecho esta vez, y se sintió muy molesto por ello.

Naruto tardó en reaccionar. Tenía una sonrisa de pura admiración a la par que veía el destrozo que Sasuke había hecho con tan insignificante golpe. 

La sonrisa pronto se esfumó de sus labios. Fue en ese momento que Naruto reaccionó al agravio.

-Siento haberte seguido sin avisar- Al alzar la mirada, vio el semblante imperturbable, con la única diferencia de que, ahora Sasuke, tenía el ceño fruncido. Y se sintió intimidado por ello. -Solo quería disculparme por...- Naruto se vio interrumpido de manera abrupta por el Uchiha, quién, repentinamente, se había aproximado con grandes zancadas de por medio, poniéndose frente a él y acercándolo con fiereza del cuello de la capa para besarlo.

El primer segundo, Naruto no reaccionó. Mantuvo los ojos bien abiertos, su cuerpo entero se había paralizado y sentía que el corazón se le saldría del pecho debido a la fuerza de sus revoluciones. Pasados dos segundos su cuerpo reaccionó por sí sólo. Naruto cerró los ojos y se impulsó con brío hacia el frente para corresponder el extraño pero gratificante gesto. 

Después comprendió su error. Retrocedió, entre apenado y arrepentido, sus ojos exigiendo una explicación. Pero, para entonces, Sasuke Uchiha ya se había adentrado y pérdido en la oscuridad de la noche. 

**

Naruto estaba feliz, aquella primicia era innegable. Su familia se había dado cuenta al instante. Y asi se lo hicieron ver en comentarios. Siendo Hinata la mas discreta al preguntar, mientras que Himawari, se mostraba escéptica por el repentino cambio de actitud.

-¿Seguro que no debería volver al hospital?

Naruto ignoró deliberadamente el cuestionamiento de Boruto. Ya le había pedido disculpas la noche anterior por su conducta pasada y le había prometido llevar a entrenarlo muy pronto. 

-Naruto kun- nombró Hinata al lado de la mesa. Naruto había estado tan ensimismado y ausente en días pasados que, el hecho de verle de tan buen ánimo, la hacía feliz. 

Y es que, hacía mucho que Naruto no sonreía de esa manera, lo que la llevaba a sospechar que finalmente su esposo había llegado a buenos términos con todo lo concerniente al trabajo y los misteriosos problemas que llevaba encima. 

Más alegre que nunca, Hinata se permitió sonreír. 



 

 

 

 


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