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Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Benjamín permaneció inmóvil un buen rato. Parado en el pasillo frente a las escaleras, miró al hombre durante tanto tiempo que se le hizo hasta difícil medirlo. Era incómodo. Quería fingir que estaba bien, pero sus manos temblaban tanto que tuvo que detenerlas. ¡Se sentía como si el piso crujiera a sus pies cada vez que se movía! Tenía miedo de pararse frente a ese hombre, miedo de mirarlo, miedo de tenerlo cara a cara, pero esta vez estaban en su propia casa. Tal vez era hasta un poco ridículo tener miedo. Benjamin avanzó lentamente en su dirección, pensando que tal vez reaccionaria a su presencia y trataría de darle su espacio personal, pero la otra persona se paró tranquilamente junto a él, con los brazos cruzados y los ojos fijos en su cabeza. Su boca ni siquiera se movió así que Benjamín comenzó a asustarse de nuevo. Luchó consigo mismo, fingió estar tranquilo e hizo una pregunta:

"Esta es mi casa, ¿Quién eres?"

"¿No lo sabes?"

Preguntó el hombre, ofreciéndole una expresión extrañamente divertida. Parecía cauteloso acerca de revelar su identidad, pero era obvio que Benjamin sabía de quien se trataba. Era obvio que era el cliente que había visto en el ático y también, el que había estado en la fiesta. Era la primera vez que le veía la cara al descubierto, pero estaba seguro.

"Creo que es la primera vez que te veo."

El hombre parecía ser un rico. Tenía la piel limpia, sin imperfecciones. El pelo negro brillante pero descolorido en una zona específica que le hacía parecer muy extraño y además, sus ojos dorados, completamente inusuales, que brillaban como si tuvieran fuego adentro. Y eso fue lo que más asustó a Benjamin de toda la situación. Lo suficiente como para que fingiera que no sabía nada y tratara de borrar las otras cosas que le venían a la mente.

El hombre sonrió amargamente y dijo:

"¿Sí?"

"Sí… No lo sé. ¿No sería mejor que me dijeras que está pasando?"

"Pues yo..."

El hombre hizo caso omiso a su oración y se movió solo lo suficiente como para permitir que Benjamin abriera la puerta. Pareció reflexionar sobre su siguiente movimiento mientras metía y sacaba las manos de sus bolsillos y después, despegó la boca otra vez:

"Vine a ti porque pensé que me recibirías . Pero ya veo que no esperabas clientes hoy".

"¿Clientes?"

Los labios del hombre se movieron un poco más ante la palabra "Cliente".  Estaba sonriendo, pero de alguna manera no había una buena vibra fluyendo de él.

"Yo soy un cliente".

"¿... Sí?"

"¿Puedo pasar?"

Benjamín estaba actuando cauteloso en sus movimientos así que miró al hombre frente a él con el mismo cuidado. El tipo lo miraba tan fijamente que pareció que estaba a punto de abrir la puerta en su lugar. Avergonzado, Benjamin rápidamente deslizó la llave por el agujero y trató de empujarlo lo más lejos posible como para que le diera tiempo de escapar. Intentó entrar, pero el hombre fue más rápido.

"¡Ah!"

"¿Crees que puedes dejar a tus clientes solos?"

La mano del hombre agarró la puerta y la empujó hacia adentro, ocasionando un golpe que realmente sonó tremendo. Golpeado por esa constitución tan grande y sólida, Benjamin casi ya ni tenía fuerzas para sostenerse solo. Mientras miraba hacia arriba, comenzó a notar como el hombre giraba la manija y comenzaba a destrabar la madera otra vez.

"Me parece que me voy a quedar aquí por hoy."

El rostro de Benjamin se calentó ante lo que había dicho. Definitivamente no era un lugar agradable pero, viejo y terrible, no era tan malo. Además, había trabajado duro para protegerlo durante muchos años. Era su nido...

"Yo, por favor... Sal."

Benjamín le dijo esto al hombre con voz temblorosa y la cabeza inclinada... Pero el sujeto camina en el medio de la casa. Se movía, miraba la puerta abierta del baño y luego, simplemente se echaba a reír.

"No hay tina, ni un lavadero decente. Seguramente ni tienes agua".

"¡Oye!"

No importaba que tan viejo y pobre fuera el lugar donde vivía, ¡Se disgustó cuando lo insultó frente a su nariz! El hombre giró la cabeza para encontrarse con su mirada:

"¿Eres Benjamin Colton?"

"Eso es correcto, pero..."

Cuando adivinó correctamente su nombre, Benjamín se puso todavía más pálido. Miró hacia arriba y miró al hombre, observó la manera en que se estaba acercando hacía él así que se asustó. Sostuvo su ropa sobre su pecho y sin saberlo, dio un paso para atrás como si intentara huir de él por la ventana. El hombre se acercó un paso más:

"¿No vas a preguntar mi nombre?"

Su sonrisa seductora era ciertamente demasiado hermosa para ser real. Además, a diferencia de su comportamiento tan grosero, era difícil para cualquier persona normal desobedecerlo debido a su tono tan demandante y su manera increíblemente elegante de hablar.  Benjamín negó con la cabeza:

"No tengo curiosidad por los nombres de las personas que ya no volveré a ver".

Benjamin se dio la vuelta y apretó los puños. Trató de dejar de hacer contacto visual con él tanto como le fuera posible, pero el hombre levantó la mano, la estiró en su dirección y le elevó la barbilla. Podía ver ojos dorados, escaneando su carne desde un lado para otro:

"Ah, ¿Acaso es hábito tuyo no preguntar por los nombres de tus clientes?"

Benjamin tembló, dejó caer su mandíbula.

"¿Qué estás...?"

"¿Llamas a todos los hombres con los que te acuestas por el mismo nombre?"

"¡Alto!"

Benjamín empujó el cuerpo del hombre hacía la pared. No fue intencional, pero estaba tan asustado que pareció como si sus extremidades se movieran solas. Sin embargo, no fue extraño que el hombre ni siquiera se moviera debido a esto. Agarró la mano de Benjamin igual a si le hubiera hecho cosquillas con su ataque y después, tan altanero como al inicio, preguntó:

"¿Vale la pena el trabajo en el hotel?"

"No creo que sea asunto tuyo".

Benjamín, que de repente fingió estar cansado, se puso más alerta y trató de irse para otro rumbo. El hombre estiró el brazo, lo tomó y tiró de él con fuerza hasta conseguir que quedara a centímetros de su pecho. El cuerpo de Benjamin se inclinó ligeramente hacia él...

"Quiero saber."

"No quiero decirte."

"¿Cuánto ganas?"

"¿Qué…?"

"¿Cuánto gana al mes alguien que solo hace la limpieza de los baños?"

El hombre se rió como si se estuviera burlando de él. Benjamin sonrió casualmente ante esa actitud de insultarlo sin cesar y volvió a empujar al hombre.

"Tampoco te importa".

Por supuesto, el oponente pareció no moverse en absoluto y lo mismo sucedió con la forma de sus manos. Benjamin estaba desesperado, moviéndose, levantando los dedos y rogando.

"Por favor, por favor sal…"

"Cambiemos la pregunta entonces".

La voz del hombre cambió también. Es decir, hace un rato se escuchaba suave. Linda y suave como para calmar a un niño. Pero ahora se volvió afilado y cruel. Benjamin parpadeó y miró a su oponente mientras lo escuchaba decir:

"¿Cuánto quieres?"

"¿Qué...?"

"¿Cuánto dinero quieres para dejar que sostenga este pobre cuerpo?"

El rostro de Benjamin se puso azul ante su expresión tan descarada. Tenía una mirada que decía ¿Qué demonios estás diciendo? Y muy probablemente cualquier hombre en su posición hubiera dicho y pensado lo mismo. Benjamin entró en pánico y empujó al hombre hacia atrás por tercera vez.

"¿Por qué me estás tratando como una prostituta?"

"Pensé que te faltaban clientes."

"Espera, parece haber un malentendido."

Pero no importaba lo que dijera Benjamin, el hombre no parecía dispuesto a escuchar. El tipo agarró su mano y lo arrastró hasta el cubículo donde estaba el dormitorio. Al anticipar lo que venía, Benjamin se impacientó:

"No, espera ¡Encontraste a la persona equivocada! ¡No soy yo quien vende su cuerpo, es el joven de abajo!"

Debe haber sido un malentendido. El hombre que vivía abajo era el que vendía su cuerpo día y noche, así que seguramente confundió la dirección. Mirando lo que estaba pasando ahora, no podía ni pensar en otras posibilidades.

"Por lo tanto, tienes que... Espera, ¡Espera! ¿Qué estás haciendo?"

Benjamin trató de calmar al hombre de alguna manera, pero aquella persona ni siquiera fingió escuchar. En la cama, derribó a Benjamin como si fuera un muñequito y después se subió encima de él.

"Me gustas. Me gustas tanto..."

"Oh no. No, no soy yo ¡Espera un minuto!"

"Además, me encanta que tu cuerpo se vea tan limpio."

"¡Porque no soy un prostituto! No lo soy, espera. ¡Espera!"

Benjamín suplicó, aterrorizado. Luchó y pataleó, gritó y pidió ayuda, pero el hombre ni siquiera pareció querer moverse. Su mano se acercó y le subió la camisa.

"¿A qué hora tienes que ir al hotel? ¿Qué crees que dirán cuando les digas que todo te duele?"

"Oh, loco..."

Benjamin miró al hombre que yacía encima de él, todavía con una expresión de sorpresa impresionante. Ni siquiera se había quitado el abrigo o los zapatos, pero ya estaba acostado en la cama para descubrirle el estómago. La mirada del hombre estaba fija en la cicatriz de su abdomen inferior. Al darse cuenta de esto, Benjamin gritó y torció su cuerpo violentamente hacia el otro lado. Pero mientras se resistía con todas sus fuerzas, el hombre dio un paso para atrás y agarró el puño que se balanceaba hacia él.

"¿Vas a ahuyentar a tu nuevo cliente?"

"¡Ya te dije que no vendo mi cuerpo!"

Benjamín intentó golpear al hombre con la otra mano, pero esta vez fue todavía más difícil que la primera ocasión. El hombre se rió por eso.

"Eres bueno mintiendo".

La expresión del hombre se volvió fría en un instante. Mientras le miraba de un modo espeluznante, decidió cruzar las manos de Benjamin para que no pudiera moverse, lo apretó con una mano y desató la corbata que estaba alrededor de su cuello para ocuparla en su contra.

"Ahora no te muevas".

Su tono de voz era tan suave como antes, pero sus ojos no. ¡Ni siquiera se sorprendería si lo estrangulaba hasta la muerte utilizándola! Benjamin jadeó y miró al hombre como si suplicara por una nueva oportunidad, pero a diferencia de su rostro sonriente sus acciones eran completamente despiadadas y salvajes.
El cuerpo que había estado tendido en posición vertical, se dio la vuelta para romperle la camisa y también, para lograr quitarle los pantalones.

"¡Lo odio!"

Benjamin intentó escapar de alguna manera pero la diferencia de fuerza era tan obvia que solamente estaba tirado en el colchón, en medio de una lucha interminable. Benjamín sabía mejor que nadie que sin importar cuanto gritara o jadeara, sin importar las fuerzas que ocupara, sería completamente en vano si se hacía contra él. La gente en este edificio nunca ayudaba a los demás. Solo... Dejaban que cada quien se rascara con sus uñas.
Benjamín, que estaba increíblemente desesperado para este momento, vio como el hombre se inclinaba contra él y comenzaba a amarrarle las muñecas utilizando la corbata. Sollozó y movió la cabeza de un lado para otro.

"Ah, por favor. Ah, ah, ah por favor..."

Pero el hombre no vaciló. A medida que la tela de esas enormes piernas rozaba sus muslos y bajaba, Benjamin sintió que sería mejor que llegara a desmayarse para dejar de sentir... Aunque como siempre, su deseo no se hizo realidad.

El hombre, que le quitó la ropa interior y la tiró en una esquina, abrió las piernas de Benjamín mientras que él lo miraba tan aterrorizado como para intentar cerrarlas. Por supuesto que no tenía el talento necesario para resistir el agarre y era difícil mover su cuerpo cuando ya estaba con las nalgas levantadas. Benjamin se puso rígido y tembló mientras todas las lágrimas se derramaban por un lado. Sus piernas se estremecieron y pronto, fue testigo de como la punta del dedo índice del hombre frotaba su ano. Al tacto de su piel con la de ese hombre, Benjamin sacudió su culo de arriba para abajo hasta hacer que la otra parte estallara en carcajadas.

"Te ves muy bien haciendo eso, cariño."

"¡Oh no! No toques... No ¡Oye!"

Benjamín negó con la cabeza violentamente, pero el hombre jugueteó con su ano todavía más. Deslizó el dedo más profundo y entonces la espalda de Benjamin se crispó ante la sensación de que sus entrañas se abrían más y más.

"¡Ah! ¡Ah, Dios! ¡Detente!"

Sabiendo que era inútil, Benjamín suplicó y suplicó. Pero el hombre parecía estar completamente feliz con todo eso. Tocó su entrada y luego se escuchó un terrible sonido de chapoteó. Era el eco de su carne. El hombre abrió un poco los ojos por el estruendo y luego sonrió como si fuera muy, muy divertido de apreciar. El rostro de Benjamin se sonrojó.

"¿Ya sabías que te mojabas de esta manera tan perfecta?"

"Yo, por favor…"

"¿Por favor qué? ¿Por favor, introdúzcalo? ¿Por favor folláme? "

"Oh no ¡No, no! ¡Espera, detente!" El hombre no se detuvo así que Benjamín tembló de miedo. Si ambas manos estuvieran libres, las hubiese juntado en modo de oración para suplicar. "Por favor..."

"Te gusta ser cogido, admitelo."

"Oh no… No ¡Por favor!"

"También te gusta amamantar".

La mano del hombre se apoderó ahora de su pecho. Benjamin se estremeció de nuevo y saltó, pero el hombre lo disfrutaba tanto que estaba a punto de perder la cabeza.

"Mira. Eres fabuloso para armar escándalos como este".

"Ah, ah ¡No puedo! ¡En serio no puedo!'

"Oh cariño, yo sé que es una mentira."

El hombre se inclinó contra él mientras su lengua lamía esta vez contra sus caderas. Pero incluso si Benjamín sacudía su cuerpo o lloraba o decía que no era correcto, el tipo no mostraba signos de vacilar.

"Mírate, moviendo tu culo para mí".

Más bien, solo se burló de Benjamin con palabras obscenas. Los dedos se estiraron uno por uno dentro de él y mientras los balanceaba hacia adelante y hacia atrás incesantemente y ensanchaba el interior, Benjamin sentía que más que perder el consentimiento, iba a morir. Quería taparse los oídos, pero tenía las manos atadas así que era imposible. Solo estaba allí, con su corazón latiendo y latiendo con fuerza. Jadeando.

"Pero supongo que no has tenido mucha acción en estos días. Esta apretado."

"Oh, yo no... Yo no soy..."

"¿Tú no? ¿En serio?"

El hombre inclinó la cabeza como si no entendiera. Con solo mirar su rostro, podía ver la frescura de un joven que quería quedarse con él, pero que no encajaba en absoluto con la situación. Sonrió y se desabrochó el cinturón del pantalón. La cremallera corrió para abajo...

"¿No es esto lo que quieres?"

La ropa del hombre ya estaba bien abultada. Y por supuesto, tan pronto como se quitó la tela, salió un pene grueso y palpitando que ocasionó que Benjamin tragara saliva involuntariamente. El hombre estaba tan feliz de verlo que se rió:

"¿Te gusta mi verga? Me alegro."

Los genitales del hombre presionaron firmemente contra su entrada húmeda. No penetró en su interior, pero ciertamente era bastante intenso que Benjamin volvió a negar con la cabeza.

"Oh por favor… Por favor."

"¿Cuando llegaste aquí?"

El hombre preguntó esto de repente, con una voz extrañamente tranquila. Era evidentemente más apacible que cuando solo se burlaba de él y lo ridiculizaba. Benjamin se sorprendió por esto, pero igual respondió a su pregunta.

"Cuando tenía veinte años..."

"¿Has estado viviendo aquí desde entonces?"

"Sí, sí. Sí. He vivido aquí todo el tiempo."

Benjamín confesó obedientemente según sus instrucciones. La expresión de su rostro, aterrorizada, se endureció tanto que el hombre solo asintió con la cabeza como si le estuviera dando la razón a eso. Benjamin estaba pensando en mantenerse con la boca bien cerrada después de eso para ya no darle gusto, pero la manera de masturbarle con toda la parte delantera de la mano provocó una terrible sensación de disparidad.

"Fuiste joven, en algún momento... ¿Te casaste y tuviste hijos? "

"Oh no. No lo hice. ¡No tuve hijos!"

"¿No has conocido a nadie?"

"¡No he conocido a nadie! ¡Digo la verdad!"

Benjamín habló apresuradamente. ¿Por qué estaba preguntando algo así? No era razonable. Sintió que quería evitar el peligro de inmediato así que comenzó a hacerse muy pequeñito en su lugar. El hombre solo sonrió ante su patética apariencia.

"¿En realidad pretendes que te crea?"

"Oh, yo no..."

"No sabes como hacer nada y todo lo que tienes es este cuerpo pervertido, pero vienes y me dices que no te vendiste ¿¡Cómo lo voy a creer!?"

Los insultos de ese hombres no tenían fin. ¡Hasta parecía que realmente se había transformado en una puta que vendía su cuerpo de toda la vida!

"¡No lo hice! ¡No me he acostado con nadie!"

"¿No le vendiste este cuerpo a nadie?"

"¡No lo vendí!"

"¡No puedes mentir!"

La mano del hombre le golpeó con fuerza la cadera levantada así que hizo que Benjamin tuviera más miedo que dolor. Gritó en estado de shock debido a la humillación:

"Ah, no, por favor ¡Ah! ¡Por favor!"

El hombre había ignorado la solicitud de Benjamin y, con su pene bien duro y su agujero estirado por sus dedos, le presionó firmemente hasta que se quejó de nuevo.
El hombre abrió las piernas y acercó su verga contra su ano  Un bulto de carne dura se asomó en su interior en un instante y Benjamin entonces sintió tanto dolor que abrió la boca.

Gritó.


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