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Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Aster, que se hizo cargo del negocio familiar, pareció estar terriblemente ocupado a últimas fechas. Salía de su habitación por la mañana, volvía por la noche y a menudo, lo visitaba durante el día cuando tenía un rato libre. Incluso si no lo veía por horas, regresaba para poder dormir junto con él y se despedía con un bonito beso. Pero después de aproximadamente un mes, hubo momentos en los que estuvo fuera por semanas enteras.

"Volveré pronto, mi amor. Así que espera".

Ese día, Aster tomó a Benjamin entre sus brazos hasta que se derrumbó de agotamiento. La acción fue tenaz y dura. Agresiva. Incluso había sentido que su espalda baja se iba a desmoronar durante la inserción y, en realidad, le fue difícil caminar correctamente durante unos dos días. Cuando se despertó de un sueño débil, Aster no apareció por ningún lado. Pareció que incluso no había estado junto a él para empezar, pero su cuerpo estaba increíblemente limpio.

El primer día le fue bastante difícil moverse. Cada vez que Benjamin iba al baño, tomaba el bastón junto a la cama y se acomodaba con él para poder comenzar a caminar. Se sentía incómodo con sus movimientos todas las mañanas debido a su dura manera de hacerle el amor e incluso se preguntaba si realmente iba a poder manejarlo. Pero, como comenzó a pasar muy a menudo, pareció acostumbrarse hasta el punto en que ya no se quejaba demasiado.
A diferencia del primer día, cuando estaba tan cansado como para seguir durmiendo, el segundo fue un poco más "dinámico". No parecía que sus hematomas o rasguños hubieran empeorado pero era un hecho que seguían luciendo muy escandalosos. Decidió elegir ropa de cuello largo que le cubriera adecuadamente todo el cuerpo y también, algo que llevara mangas. La mansión siempre había mantenido una temperatura constante, no hacía frío ni calor y podía mantenerse perfectamente incluso si decidiera ir desnudo. Lógicamente, se puso una capa que llegaba hasta la barbilla y un jersey de cuello de tortuga. Fue un poco incómodo hacerlo todo solo pero, además de eso, no existieron mayores inconvenientes ya que los sirvientes se encargaron de todo lo demás. Era vergonzoso quedarse quieto por mucho tiempo, así que por lo general rondaba por todas direcciones.

Estaba analizando unas pinturas en la sala cuando escuchó un golpe la pared:

 

"Adelante."

Al responder, el sirviente también abrió la boca:

"Señor, Benjamín. ¿Cómo preparo su comida? ¿Qué le gustaría?"

"Algo simple".

Benjamin había hablado con bastante calma. No estaba acostumbrado a dar órdenes al principio, se sentía nervioso y dudaba todo el tiempo. Sin embargo, Aster lo reprendió una vez, diciendo que cuanto más actuara así, más ridículo se vería a los ojos de los demás. Y ya que Benjamin ni siquiera podía hacer contacto visual con los otros sirvientes, Aster tuvo incluso que advertirle. "Ahora eres el señor Shanfield también. Sería peor actuar pasivamente aquí, te lo aseguro." Aún así, era difícil cambiar el temperamento natural o la posición de una persona tan nerviosa como él. Incluso aunque los sirvientes parecieran seguir tan fielmente sus órdenes.

"De acuerdo."

El criado se retiró y reapareció veinte minutos más tarde. En la bandeja, junto con su comida favorita, también habían incluído frutas y un montón de postres pequeños. En un plato había un sándwich de carne y verduras envuelto en pan plano y del otro lado, algo parecido al pollo. Era fácil de comer y tenía además, un sabor bastante limpio. Sobre todo, lo había probado con bastante curiosidad porque la salsa en si parecía interesante. Benjamín abrió el interior del pan. La misma salsa, de color marrón oscuro, desprendía un olor bastante peculiar y fuerte. Al ver su interés, el sirviente se acercó y explicó:

"Es pato asado con salsa oriental. La mayoría de nosotros somos de Asia así que, ya ve. Es la comida que solíamos tener siempre en casa."

"Ah. Muchas gracias."

Cuando Benjamín agradeció tímidamente, el sirviente sonrió y se permitió retroceder. Dijo que esperaría por él el tiempo que fuera necesario, suspiró y ya que todo estuvo terminado, sirvió el té, quitó todos los platos y desapareció por el pasillo. Benjamin, que finalmente se quedó solo, bebió tan lento como quiso y después, decidió que estaría bien incluso dar un pequeño paseo alrededor. Dentro del edificio, había tantas y tantas cosas que no había lugar para el aburrimiento. En los pasillos y escaleras, las pinturas eran impresionantes y los muebles y accesorios se veían como antigüedades con muchísimo valor.
Benjamin se quedó mirando el marco frente a él durante un tiempo considerable. Lo había visto siempre que pasaba rumbo a su habitación, pero no podía mirar más de cerca por miedo a que Calix lo volviera a encontrar. Benjamín ni siquiera se quería acercar al salón central porque le faltaba coraje y además, porque extrañamente el hombre pareció volverse terriblemente hostil con él. En el pasado, al menos intentaba tener un mínimo de cortesía, ahora, apenas y chocaban miradas, inmediatamente mostraba una expresión disgustada y se iba de allí como si tuviera mucha prisa. Podía sentir un profundo desprecio e ira viniendo de su cuerpo y cuando Benjamín lo notó, llegó también el pensamiento de todas las veces en que lo llamaban prostituto. Al mismo tiempo que la tristeza venía por él, el miedo llegó de inmediato y, sin saberlo, se lo contó todo a Aster. Aster consoló a Benjamin, quien temblaba y lloraba todo el tiempo. "Calix es un niño." Le dijo. "Todo estará bien pronto." Pero incluso si lo odiaba, al chico no pareció importarle demasiado.

Benjamin regresó a la habitación sintiéndose abatido. Pero en su mesita de noche había libros y comida además de los artefactos que le habían traído para que pudiera pintar. Los sirvientes Shanfield siempre lo trataban de esta manera tan afectuosa así que, gracias a eso, Benjamín no tenía miedo de estar solo en casa durante estos días.

De entre la tela de su ropa, sacó el marco de la fotografía que había encontrado mientras caminaba. Allí, un niño de cabello castaño oscuro, que parecía tener unos seis o siete años, abrazaba a un niño de unos tres, con el cabello castaño claro y los ojos muy similares a los suyos. Sonreían a la cámara, como compartiendo una broma entre los dos. La infancia de Aster y Calix. A diferencia de su orgulloso hermano mayor, el rostro de Calix era tan inocente que hasta daba ternura.

Benjamín lo miró largo rato y lo abrazó contra su pecho. Lo utilizó de decoración junto a la cama.

 


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