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Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El hospital no era tan diferente de la habitación médica que tenían en la casa. Excepto claro, por la cama y porque la mansión estaba cómodamente amueblada para él.
Benjamin se tomó la temperatura y se sometió a pruebas sencillas. Cuando se revelaron las marcas de besos bajo su bata de paciente, el hombre comenzó a sentir como si la sangre llegara completamente hasta su cabeza.

El médico entró mucho después de que terminara el examen, pero ni siquiera pareció poder cambiarse la ropa que había ocupado durante la operación.

"Lo siento señor Shanfield. La cirugía fue algo imprevisto".

"No se preocupe. Entiendo que debe estar ocupado."

Aster sonrió para él, pero eso no había evitado que sus ojos se vieran particularmente fríos. El médico se secó el sudor con un pañuelo y examinó de cerca los resultados:

"Veamos... Afortunadamente no parece haber nada malo en él. Los síntomas de fiebre leve y dolor de cabeza mejorarán pronto, con medicamentos. ¿Ha comido bien en estos días? Parece que tiene un cuadro depresivo y, bueno, debe tener también algo de exceso de trabajo. Los síntomas son similares a eso".

"Trabajo excesivo."

"Es importante descansar bien. Además, parece que no está obteniendo suficientes nutrientes de los alimentos por lo que se debe cuidar más este aspecto. Le recomendamos que permanezca en el hospital durante un día o dos".

Aster frunció el ceño, pero no le dijo nada al doctor. Benjamin se sintió aliviado por dentro con la palabra hospitalización, y por fuera, solo pareció volverse alguien atento y bastante amable. El médico le dijo que llamara de inmediato si había algún problema y luego salió junto con la enfermera.
Aster se cruzó de brazos. Se quedó quieto, luego suspiró y se acercó:

"Eso es una suerte. No tienes nada más, mi amor".

"Gracias por tu preocupación."

"No. Es cierto que últimamente te estuviste esforzando mucho".

Aster se inclinó y abrazó a Benjamin.  Besó su frente y labios y luego hizo lo mismo con sus pómulos, pero no duró mucho tiempo. Fue porque el teléfono en el bolsillo de Aster había comenzado a vibrar. Miró hacia otro lado con una expresión cansada, tomó el teléfono y contestó. Luego escuchó una palabrota y algo como. "Entendido."

"Algo pasó, mi amor. Me iré por un tiempo".

"No te preocupes, yo estoy bien".

"Descansa. Hay un guardaespaldas afuera así que si pasa algo, asegúrate de llamarlo".

"Sí. Debes estar ocupado así que, ve a trabajar".

Benjamin le frotó la espalda cuando se acercó para abrazarlo. Aster sonrió, le prometió que solo tomaría unos segundos y salió.

Frente a la puerta que tenía una ventanilla, un hombre corpulento y alto lo miró mientras se iba caminando de un lado para otro. Pensaba que era el mismo guardaespaldas que vio en el hotel la otra vez. Benjamín volvió la cabeza mientras yacía en la cama y se fijó ahora en la pared: La cortina estaba abierta así que podía ver el paisaje exterior, y el hecho de que la habitación donde estaba acostado era bastante alta como para poder salir de ella. Además, había otro guardia de seguridad esperando afuera y como llevaba un uniforme de paciente en lugar de su ropa normal, lo descartó completamente porque era obvio que llamaría la atención. Eso sin mencionar que estaba en las peores condiciones en este momento.
Benjamín continuó reflexionando mientras se acostaba.

Después de tomar el medicamento, la fiebre bajó y el dolor de cabeza mejoró considerablemente, pero aún así no tenía fuerza. Tenía que comer para poder pensar. Benjamin lo analizó con cuidado y tocó el timbre junto a él. Tan pronto como sonó, el guardia de seguridad abrió la puerta y entró en un solo y preciso movimiento. Era el hombre que había conocido antes, si tenía razón. Pero era más grande de lo que había llegado a imaginar la primera vez. Benjamín le habló, aturdido.

"Tengo... Un poco de hambre."

"Pediré que le preparen algo de inmediato".

El guardia asintió y salió... Y después de un rato la comida ya estaba lista. Eran alimentos fáciles de comer: Sopa con tiernos filetes de pescado, pan blanco, ensaladas y budines sazonados con salsa. Benjamin no tenía apetito, pero se lo metió en la boca aún así. El guardaespaldas miró el cuenco que había vaciado, cogió el teléfono y pulsó el teclado. Tal vez estaba hablando sobre su condición con su hijo. Benjamin fingió no saberlo y se apartó de la mesa conectada a la cama mientras que el hombre limpiaba la bandeja.

"¿Necesitas algo más?"

"Está bien así, muchas gracias."

Después de limpiar, Benjamin le dio las gracias. El guardaespaldas había sonreído amablemente en respuesta pero no pudo relajarse debido a su enorme tamaño.

Estaba lleno y la habitación se sentía cálida. Además, Benjamín, que estaba reclinado en la cama, se había tomado todas las pequeñas cápsulas de medicina por lo que no pasó mucho antes de que se quedara completamente dormido. Cuando se despertó, la habitación ya estaba a oscuras y cuando miró por la puerta, descubrió que no había ningún guardia de seguridad a la vista. Pero estaba claro que seguía esperando afuera. Benjamin gritó a propósito y efectivamente, el hombre se levantó de un salto y llegó hasta allí. Benjamín se volvió hacia la puerta del baño, sintiendo la mirada atenta y su pequeña linterna apuntando hacia su cara. Se lavó las manos y se miró en el espejo también: Definitivamente tenía un aspecto mucho peor si se comparaba con la de hace unos días. La piel, que había mejorado durante su estancia en la mansión, se volvió opaca de nuevo. Fue la primera impresión, pero ahora incluso parecía a punto de llorar todo el tiempo.

Benjamin se secó el rostro, suspiró y se recostó de nuevo. Necesitaba encontrar una manera de salir del hospital de inmediato pero, incluso cuando salió del baño para irse a la cama, descubrió que el guardaespaldas seguía mirando por la ventanilla de la puerta. Se sentó en silencio, se cubrió con la manta y se quedó con los ojos bien cerrados hasta que su cara desapareció. Benjamín despegó los párpados muy despacito y cuando se aseguró de que estaba de nuevo completamente solo, se levantó lentamente del colchón y se paró frente a la ventana. Estaba oscuro también allí y no había edificios altos alrededor. No podía ver absolutamente nada. Todos los edificios grandes, ya fueran instalaciones públicas o no, estaban apagados. Había pocos coches en la carretera pero uno de policía estaba con las sirenas encendidas. El hecho de que hubiera un auto de policía significaba que si tenía la suerte de salir del hospital, existía entonces una alta probabilidad de que lo atraparan. Y como no tenía la ciudadanía aquí, le detendrían de inmediato y lo investigarían. Además, había cámaras de vigilancia dentro de la ciudad. Por todos lados. Benjamin endureció su expresión y contempló como escapar.

Entonces se escuchó un golpe.

Se abrió la puerta y entró un guardia de seguridad con una bandeja de comida en las manos: "Lo mandé a preparar porque temía que tuvieras hambre".

"Ah, muchísimas gracias. Es verdad, todavía tengo un poco de hambre".

"Si necesitas algo, no dudes en decírmelo".

El guardia sonrió ante esto. Contrariamente a su dura impresión inicial, resultó que era una persona más amable de lo que esperaba. Benjamin asintió con torpeza y se sentó en la cama para poder comer. Esta vez, pudo masticar mejor que antes y también, probarla detenidamente. ¿Era porque le habían dejado solo? Aunque estaba siendo observado, se sentía un poco más a gusto que cuando estaba con Aster.

Benjamin masticó la comida por un largo rato porque esta vez, la porción era más grande que la última. El guardaespaldas recogió la bandeja y trajo té caliente segundos más tarde. Benjamin dijo gracias y luego, inconscientemente, preguntó por su hijo.

"¿Qué pasa con Aster? ¿Está ocupado?"

"El presidente está en una reunión en este momento. Probablemente no pueda venir hoy así que no esperes por él y ponte a dormir".

"Sí… Gracias."

"Pronto vendrá la enfermera a tomar tu presión arterial y tu temperatura".

Tal como dijo el guardaespaldas, vino una enfermera. Le tomó la temperatura y se fue a la cama después de cenar. Miró hacia afuera porque después de todo eso era lo único que podía hacer en la habitación de ese hospital. Pensó que sería mejor dormir temprano y salir a escondidas al amanecer, pero los guardias seguían estando allí por lo que ni siquiera podía descansar de manera apropiada. Además, había otro problema: Cuando fue al baño y regresó, encontró a otro gigante parado afuera de la puerta. El hombre tenía un rostro diferente, más agresivo. Al parecer, al llegar la noche también llegaba otro guardaespaldas de turno. Benjamin se puso rígido y luego, sus ojos se encontraron con los de ese señor. Observando por la ventanilla de un modo minucioso. Cuando abrió la puerta y mientras caminaba hacia él, su cabeza pareció ponerse completamente en blanco. El guardia preguntó:

"¿Qué estás haciendo, Benjamín?"

"Ah, eso..."

"¿Qué necesitas? Te veo inquieto."

Benjamin asintió lentamente, con una expresión completa de miedo en el rostro. Estaba pensando en qué decir sin parecer sospechoso y entonces, vio una máquina expendedora a la distancia. Era similar a la que se usaba en el hotel por lo que Benjamin se apresuró a decir:

"¿Puedo comer dulces?"

"¿Dulces? ¿Quieres unos?"

"Sí… Me gustaría algo de eso. En estos días solo he estado comiendo alimentos saludables así que..."

No era del todo una mentira porque echaba de menos la comida picante y con mucha azúcar. El guardaespaldas asintió con la cabeza:

"Ajá, ¿Te gustaría ir a la máquina expendedora?"

Lo tomó de la mano para ir juntos a la máquina expendedora. Era como estar en el hotel, pero luego se dio cuenta de que se había equivocado de nuevo. Es decir, Benjamin no tenía dinero en la mano. Miró a su alrededor, avergonzado, por lo que el guardaespaldas se dio cuenta de inmediato y metió la mano en su propio bolsillo.

"Elige lo que te gusta".

"Ah... Lo siento mucho."

Que el guardaespaldas le comprara algo era vergonzoso así que Benjamin se sonrojó. De todos modos, pidió unas papas fritas. El guardaespaldas estaba junto a él y, Dios, la diferencia de tamaño era de verdad enorme. Tanto así que Benjamin ni siquiera podía atreverse a huir o a hacer algún movimiento en falso. Con una mirada sombría en su rostro, dejó que lo llevara de nuevo a la habitación, lo miró colocar las papas fritas en la mesa y finalmente, lo recostó en la cama.
Se despertó tarde por la mañana y cuando abrió los ojos y trato de mover los brazos, la sensación de estar bien apretado le hizo entrar en un nuevo pánico.

Aster estaba acostado junto a él.

"¿Dormiste bien?"

"Aster, ¿Cuándo viniste?"

"Hace unas dos horas, mi amor. Duerme un poco más".

Aster cerró los ojos y abrazó a Benjamin de nuevo. Y en el acto de frotar su cabeza contra el hombro de su madre, Benjamin le acarició la parte baja de la nuca hasta hacerlo sonreír:

"Tu cara está mucho mejor que antes".

"Gracias. Tuve un buen descanso".

"Parece que comiste bien".

"Sí. Pedí una pequeña cena."

"Bien hecho, amor."

Aster lo abrazó con fuerza y presionó sus labios contra su frente. El hombre era muy amable en su comportamiento así que, sintiendo las complicadas emociones fluyendo en su dirección, se quedó quieto y descansando entre sus brazos. Aster acercó su rostro, le chupó los labios, metió la mano debajo de su bata y acarició su espalda mientras volvía a decir:

"Jaja, quiero hacerte sentir bien... Pero no estás en las mejores condiciones ahora y estamos en el hospital así que seré un buen niño".

Benjamin se sorprendió por eso. ¿De verdad había pensado en tener sexo con él en un lugar como este? Abrió mucho los ojos y mientras se daba la vuelta, Aster aprovechó la oportunidad para acariciarle la mejilla:

"Lo siento, pero tengo que volver".

"No te preocupes por mí y haz bien tu trabajo. No te vayas a exceder".

"Sí. Me estoy cuidando bien".

Aster se puso de pie. Ahora que lo miraba con atención, pudo notar que había trabajado tanto como para tener unas ojeras impresionantes. La expresión de Benjamin se ensombreció porque estaba preocupado de que fuera a verle al hospital a pesar de estar tan ocupado.

"Te acompañaré hasta la puerta ¿Bueno?"

"Está bien. No es necesario."

"No. Yo quiero hacerlo."

"Todavía no te sientes bien."

Aster dijo que descansara, pero Benjamin lo acompañó hasta la puerta principal. En realidad, fue para intentar averiguar cuántos guardaespaldas había puesto esta vez. Pero en el momento en que echó un vistazo fuera, el rostro de Benjamin se endureció con fuerza. Aster lo abrazó por la cintura y lo besó:

"No tengas miedo, amor. Todos ellos son tus guardianes".

Fuera, había cinco hombres más además de los guardaespaldas que ya conocía. Todos estaban en buena forma y aunque algunos eran más delgados, igual tenían un ambiente que se sentía increíblemente brutal alrededor. ¡Ni siquiera se comparaba con la gente que solía trabajar en seguridad dentro de la zona cero! Benjamin asintió con la cabeza, sintiendo un escalofrío impresionante que recorría su espalda.

Benjamín terminó acostándose nuevamente en la habitación del hospital. Las enfermeras iban y venían y los doctores parecían no prestarle mucha atención a sus movimientos. Sin embargo, antes de que Benjamin pudiera despedirse de su hijo, Aster cerró la puerta, se acercó a la ventana y de repente corrió las cortinas que acababan de poner. Benjamin tartamudeó:

"Oye, ¿Qué haces?"

"Nada mi amor. ¿Qué podría hacer en un hospital?"

Benjamin casi se sintió aliviado por eso, pero Aster pareció no poder decir lo mismo.

"Por supuesto que quiero, aunque mi madre no se siente bien así que..."

"Gracias."

"Pero ¿Qué tal si me atiendes la verga con la boca en su lugar?"

Benjamin se asustó, pero después de un rato se subió en él, se puso boca abajo sobre su cuerpo y comenzó a chuparle los genitales. El pene de Aster era tan largo y grueso que parecía difícil mantenerlo todo dentro. Le costaba mucho meterlo en su boca y mamarlo y aún así, su hijo gimió y se dedicó completamente a frotarle el trasero.
Cada vez que extendía la mano y metía los dedos a través de su bata, frotando su pecho y torciendo su pezón, la cintura de Benjamin se agitaba tanto que un montón de sollozos salían de su boca sin que lo pudiera evitar. Aster lo miró, dijo que era lindo y le palmeó las nalgas una vez más.

La cama crujió con cada movimiento.

La habitación estaba a oscuras así que solo las luces del pasillo fueron las únicas que alcanzaron a iluminarlos. Y cada vez que temblaba y gemía, su rostro ardía ante la idea de ver una sombra afuera o tal vez, escuchar el sonido de unos pasos. Sin embargo, Aster no paró de someterlo hasta que pudo eyacular.

"Vamos a terminar por hoy".

"Ah..."

"Porque no quiero que mi madre enferma sufra más".

Benjamin se veía despeinado, sudoroso y jadeaba con fuerza mientras volvía a acostarse. Incluso aunque tenía su semen todavía en los labios. La parte superior de su cuerpo estaba de frente a Aster porque se había acomodado de mejor manera para él y, desde arriba, Aster lo miraba feliz de poder jugar con sus pezones hinchados y calientes.

Cuando Benjamin gimió debido al dolor y al placer que se habían combinado dentro, Aster, que le frotó varias veces con los pulgares, lo apretó y lo besó hasta que finalmente terminó por levantarlo para acomodarle la bata.

"Lo siento, pero me iré. Te veo mañana por la mañana."

Cuando Aster desapareció tras darle un pequeño besito, Benjamin se quedó dormido en un segundo. Y al despertar, los resultados de las pruebas fueron tan maravillosos que le hicieron darle de alta.

Esta vez, se dirigieron al aeropuerto más cercano, no a la azotea del hospital, y un avión, no un helicóptero, estaba esperando específicamente por ellos. Era un avión privado con la marca de los Shanfield en las puertas y en la cola ¿Y estaba bien montar en algo tan grande para un viaje aparentemente corto? Benjamin entró en pánico por eso, pero Aster lo escoltó, abrazándolo por la cintura mientras preguntaba:

"¿Te gusta, amor?"

"Es muy grande… ¿No es caro?"

Felipe dijo una vez que los aviones costaban una fortuna, incluso para viajar una sola vez. Por lo tanto, pocas personas tenían aviones privados a menos que fueran de una familia muy, muy poderosa. E incluso los ricos solían utilizar solo coches o trenes.

Ante la pregunta de Benjamin, Aster se echó a reír como si hubiera escuchado algo muy estúpido: "¿Estás preocupado por el dinero? ¿Delante del señor y dueño de la casa Shanfield?"

"Ah... Lo siento."

Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba diciendo tonterías.  Benjamin se sonrojó y agarró la mano de Aster para subir las escaleras.
Al entrar, fue recibido con un interior lujosamente decorado. Pasando por los espaciosos asientos incluso había un cómodo sofá largo, una mesa y personal uniformado esperando dentro. Y mientras se sentaban en asientos opuestos, el personal inmediatamente sirvió té y un montón de refrigerios calientes para los dos. Benjamin se sorprendió de estar bebiendo té incluso en esa situación y de que su secretaria y sus guardaespaldas vinieran también. Es decir, el interior era muy espacioso y se sentía lleno debido a los hombres grandes que le miraban la espalda.
Benjamin estaba nervioso pero Aster parecía estar más ocupado en recibir el informe de su secretaria. Finalmente, el hombre acomodó su cinturón, se sentó en silencio y miró hacia afuera: Pero algo brilló justo tras la ventana. Vio gente yendo y viniendo pero, ya que el avión se movía más rápido de lo que podía llegar a contar, pronto todo desapareció de su vista. ¿Eran los empleados que trabajaban en el aeropuerto? ¿Era normal escuchar tanto escándalo? Benjamin, que había tomado un avión privado por primera vez en su vida, volvió la cabeza con cara de nerviosismo y se sentó con la espalda bien recta.

Al regresar a la mansión, descubrió que los sirvientes estaban esperando en la puerta principal, mirando a Aster y también a él mientras se inclinaban cortésmente. Benjamin sintió miedo más que alegría por la inesperada hospitalidad.

"Bienvenido."

"Benjamín, felicitaciones por tu recuperación".

"Hemos preparado un pequeño regalo para que el señor Shanfield se recupere de forma segura".

Entonces, los sirvientes trajeron un montón de flores y postres. Había un hermoso pastel de dos pisos minuciosamente elaborado y también, cajas de joyas y dulces de azúcar. Era algo que se veía fresco y hermoso, pero no parecía un regalo apropiado para recibirlo después de estar hospitalizado durante solamente dos días. Era un poco... Exagerado.

"Gracias por la preocupación. A todos."

Aster estaba mirando desde un lado. Benjamin dijo gracias con una expresión bastante firme en el rostro así que ocasionó que todos los sirvientes sonrieran y lo felicitaran por su recuperación.

"Espero que se mejore pronto. Le serviremos de todo corazón para que pueda estar más saludable".

"En el futuro seremos más cuidadosos, señor Benjamín."

"¿Está cansado de volar? ¿Puedo traerle un poco de té?"

Más sirvientes vinieron y preguntaron todo esto muy amablemente. Benjamin asintió y se rió porque en realidad no sabía que más decirles. Aster se acercó para envolver los brazos alrededor de sus hombros:

"Estamos cansados así que iremos a la habitación. Pero tomaremos el té en un rato".

"Sí, maestro."

Los sirvientes recibieron las palabras de Aster al unísono y se retiraron hasta esparcirse en un instante. Como soldados. Benjamin fue al dormitorio junto con su hijo y mientras subían las escaleras y caminaban mientras tanto por el pasillo, Aster, que estaba callado, preguntó de repente:

"¿Qué te pareció todo?"

"¿Eh? Ah... El pastel y las flores fueron muy bonitas. Todos son realmente amables aquí."

Benjamin vaciló antes de responder. Definitivamente era diferente a antes. Cuando lo trajeron para tener a Aster y Calix, lo lastimaron tanto que incluso había dejado de sentirse un humano. Sin embargo, ahora lo habían llevado a un hospital y al regresar, todos los sirvientes le saludaron y le dijeron cosas bastante hermosas. Parecía que ese era el verdadero poder del jefe de los Shanfield... Pero Benjamín estaba más confundido que feliz. Era una vida demasiado glamorosa para él y su hijo era demasiado oscuro.

Aster bajó la mirada y condujo a Benjamin a la habitación:

"En el futuro, esto se convertirá en algo bastante habitual".

"Sí."

"Y debes haberte dado cuenta de algo más".

"¿De qué hablas?"

Benjamin se sintió inquieto ante el comentario repentino. Como era de esperar, Aster lo miró en silencio, pero le agarró la mano con tanta fuerza que había comenzado a dolerle.

"No sirve de nada que intentes salir de la mansión".

"..."

"Probablemente morirías comido por animales salvajes en menos de un día".

Aster sonrió con frialdad y le quitó el abrigo a Benjamin. Estaba rígido e incapaz de moverse, pero el hombre solo se rió entre dientes como si hubiera esperado esa reacción.

"Se necesitan al menos diez días para caminar desde aquí hasta la ciudad más cercana. Y mi amor, no tienes la resistencia o la capacidad para hacer eso."

Ante las palabras de Aster, la tez de Benjamin se oscureció todavía más. El vasto paisaje que vio desde el helicóptero le vino a la mente. Solo había campos y montañas alrededor, y la ciudad estaba muy, muy adelante.

Pero las amenazas de Aster no terminaron ahí:

"Y si de casualidad decides ir a la ciudad, todos te reconocerán y te llevarán conmigo".

"... ¿Qué significa eso?"

Benjamín preguntó, con una increíble expresión cansada en la cara. No podía entender por qué la gente lo reconocería cuando fuera a la ciudad. Es decir, no era una celebridad como su hijo. Era un tipo pobre y común que apenas se ganaba la vida en la zona cero.

Aster sonrió y presionó el control remoto sobre la mesa para que la gran pantalla de la pared se encendiera. Y allí, su rostro sobresalió de los demás. Benjamin se tambaleó hacia atrás cuando vio además su nombre escrito.

"Hoy se ha revelado al prometido de nuestro príncipe favorito."

Un hombre de unos treinta años, con traje, estaba presentando la noticia. La pantalla tenía su foto y el nombre Benjamin Colton, justo abajo. Y eso por si solo fue suficiente para marearle de nuevo.

"Benjamin Colton, un hombre de treinta y seis años. Curiosamente, no es una celebridad y no pertenece a la alta sociedad."

Esta vez, una mujer de unos cincuenta años estaba hablando de él. Incluso fueron al hotel donde había estado trabajado. Benjamin dejó escapar un sonido ahogado y caminó hasta quedar de frente a la pantalla. La imagen cambió de nuevo y, esta vez, le presentó a otra mujer joven.

"Hoy nos presentaron una escena en la que ambos subieron cariñosamente a un avión en el aeropuerto de Central. La compañía Shanfield también ha reconocido oficialmente que se trata del prometido del presidente."

En la pantalla, había una escena en la que Aster y él caminaban uno al lado del otro. Benjamin se apoyaba en Aster y la mano del hombre se posicionaba mientras tanto alrededor de su cintura. Benjamin parecía muy nervioso, pero Aster solo lo miraba con algo muy parecido al amor.
Benjamin observó la pantalla todo este tiempo. Ahora sabía que era eso que brillaba fuera del avión. ¡Eran reporteros y cámaras! La mente de Benjamin pareció vaciarse completamente porque, todo lo que ni siquiera podía imaginar, estaba sucediendo justo ahora.

Mirando su expresión casi azul, Aster se acercó y abrazó su cintura.

"Felicidades, mamá."

"Ah, Aster."

"Ahora todo el mundo conoce nuestra relación".

Los ojos de Benjamin se agrandaron ante las palabras de Aster. Lo que dijo era verdad. Realmente el mundo entero lo conocía. Estaba seguro que incluso si estuviera en un lugar sin televisión o periódicos, la gente conocería las noticias de la ciudad mediante chismes. Porque leerían y charlarían sobre revistas y periódicos que tirarían en las áreas residenciales circundantes. Y si este canal aparecía en Ciudad Verde, en unos días todo el mundo lo sabría también en Ciudad Vieja. Era una noticia impactante. Tanto que ni siquiera él mismo podía creerlo. Aster le besó el dorso de la mano:

"Ahora, mi madre comprenderá mejor la realidad".

Su nombre se desvaneció en la pantalla, y pronto de Benjamin Colton cambió a Benjamin Shanfield en un instante.

"Se ha publicado un comunicado oficial de la empresa Shanfield. Se dice que los dos se casarán pronto por lo que, de ahora en adelante, no deberíamos referirnos a él como Benjamin Colton, sino como Benjamin Shanfield. Aunque la diferencia de edad es grande, para enamorarse a primera vista y de esta manera podría decirse que es el destino."

"O suerte."

"El ex presidente Shanfield estuvo hospitalizado durante mucho tiempo y el asistente de Aster Shanfield dijo que Benjamin fue muy amable con todo el proceso. Lo consoló en su duelo y continuó incluso después de su funeral."

La gente en la pantalla estaba contando una historia bastante extraña. Y lo peor es que se estaba expandiendo hacía todo el mundo. Aster estaba contemplando su trabajo con satisfacción.

"Ahora dondequiera que vayas, la gente te reconocerá como mío".

"¿Por qué hiciste eso?"

Benjamín preguntó esto con voz temblorosa. Nunca llegó a pensar que terminaría haciendo algo como esto alguna vez. Fue una forma inesperada de actuar. Aster, por supuesto, solo se encogió de hombros como si lo hubiera esperado.

"Porque sigues pensando en huir".

"No. Yo... "

"¿No?"

Aster se rió. Benjamín fue castigado con una sensación de humillación impresionante.

"En el hospital, estabas mirando por la ventana y comprobando cuantos guardaespaldas había fuera. Si hubieras tenido la oportunidad, te habrías escapado".

"Aster…"

"¿Tienes miedo?"

Benjamín estaba aterrorizado. Al igual que siempre, estaba siendo utilizado y perseguido por otros. Incluso ahora, bajo su vigilancia, la libertad que tenía fue exterminada y su cuerpo explotado hasta el extremo. Pero Aster no tenía ese sentimiento de culpa en él.

"Mi amor, ahora eres el dueño de esta mansión. Es completamente diferente a lo que ocurría en el pasado ¿No eres feliz?"

Aster preguntó, con una sonrisa brillante. Pero Benjamin no pudo responder. Tenía un montón de emociones elevándose dentro de él que eran increíblemente difíciles de controlar. En realidad, podía decir que estaba ahogado por el miedo. Ese hombre era tan posesivo que quería escapar de una vez. Incluso aunque pareciera estar en la palma de su mano.

"Oh, por cierto. Pagué por los dulces que le hiciste comprar al guardaespaldas. Recuerda agradecerme más tarde."

Como para recordarle ese hecho de nuevo, Aster agregó algo como esto mientras también se reía de él.  Benjamín no le dijo nada.

Fue arrastrado y pronto arrojado violentamente sobre la cama.

[La continuación está en el volumen 2]


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