Aster, que rara vez se mostraba amistoso, se bañó junto a él mientras se disculpaba por lo que acababa de ocurrir con su hermano. Con la espalda de Benjamin apoyada en su pecho, estiró los dedos para estimular los muslos que tenía bien abiertos y susurró:
"Perdón, mi amor. Calix te lastimó ¿No es verdad? Me disculpo a su nombre, todavía es un niño".
"Está bien. Calix siempre parece malinterpretarme."
Si no hubiera sido por la respuesta de Calix, habría sido un completo desastre. Benjamín estaba agradecido de que hubiera crecido como un niño inteligente porque, a diferencia de cualquier otra persona, ocultó hábilmente sus emociones y fue fuerte en la improvisación. De nuevo pudo darse cuenta de que la educación de la familia Shanfield fue realmente muy minuciosa con los dos. Benjamin, por otro lado, no era tan inteligente. No tenía nada con lo que defenderse y le faltaban los conocimientos más básicos de la vida. No sabía como esconderse. No había camino claro y tampoco tenía la suficiente claridad mental.
Aster puso la mano entre sus piernas. Los delgados muslos de Benjamin se abrieron impotentes y dejaron que unos dedos largos y gruesos se deslizaran dentro de su entrada. Benjamin no tenía ganas, por supuesto, pero Aster nunca le preguntaba si quería tener sexo con él o no. Todos los días eyaculaba dentro de él hasta un punto en que pareció no tener más remedio que aceptarlo. Afortunadamente, esta vez fue muchísimo más tierno que en días anteriores. Además, tal vez fuera porque estaba cansando, pero había logrado tener una erección fácilmente en cuanto lo tocó. Fue agridulce que incluso en medio de todo lo que sentía, todavía tuviera espacio para el placer. Al parecer, debido al comportamiento que se había convertido en un hábito, su cuerpo ahora se movía por si solo e incluso lo buscaba.
Aster salió de la tina, comenzó a vestirse y entonces miró a Benjamín, que todavía estaba desnudo mientras jugaba con el agua.
"¿Dónde aprendiste a controlar tu verga?"
"¿Qué?
"Estabas triste por Calix, pero tu cuerpo pareció querer más de mí..."
"Um, lo siento. Creo que yo ya no..."
"Si te comportas en la noche de la misma manera en que lo haces ahora, te trataré como a mi pequeña puta. Ten cuidado".
Aster murmuró una oración aterradora como esta con un tono muy suave. Luego se inclinó, lo besó en la mejilla y salió primero porque dijo que necesitaba encargarse del papeleo. Entonces, tan pronto como se cerró la puerta, Benjamín se desplomó y cayó en la esquina. Sin embargo, cuando se puso de pie para cambiar de posición, el semen fluyó por detrás como si fuera un pequeño riachuelo... Estaba horrorizado pero afortunadamente todavía podía caminar, por lo que Benjamin fue a la ducha, se enjuagó y salió utilizando únicamente una bata. Cuando lo hizo, Leslie ya estaba esperando allí. Con una bandeja de comida sobre la mesilla de noche.
"Traje comida".
"Gracias…"
Todavía no tenía apetito pero, si lo dejaba, entonces lo reportarían y tendría que ir al doctor para que lo revisaran. Se metió todo en la boca. Fue lento, pero incluso así Leslie esperó pacientemente por él.
Después de que terminó de comer, Leslie sirvió té y dijo: "Estaría bien si tomaras una siesta". Así que Benjamin asintió en silencio y bebió de su taza hasta que se la terminó. En realidad, no era té, sino un preparado nutricional con vitaminas que aparentemente eran buenas para su cuerpo. Luego, Benjamin se sentó en la cama y comenzó a arreglarse para ponerse la pijama. Leslie estaba esperando afuera, y en la habitación, habían puesto música relajante y encendido velas aromáticas junto a la cama que olían muy parecido a la miel. Las cortinas estaban cerradas, por lo que no había tanta luz. Benjamín, casi sin darse cuenta, se quedó quieto y se durmió hasta que comenzó a hacerse más tarde.
Cuando abrió los ojos, ya tenía una manta sobre el cuerpo. No recordaba haberlo hecho por su cuenta, así que quizá Leslie había entrado para verificar su estado y terminó por hacer esto por él. Sin embargo, escuchó una voz a sus espaldas decir:
"¿Tuviste un buen descanso?"
"... Llegaste temprano".
"Quería verte, así que terminé todo rápidamente".
Aster se subió a la cama y apretó los labios contra los de Benjamin. Por supuesto, Benjamin volteó la cabeza para hacer exactamente lo mismo. Abrazó el cuello de Aster y dejó que él entrelazara su lengua, lo chupara y frotara la nariz una y otra vez contra la suya.
"¿Tienes fiebre, mi amor?"
"No... Solo estoy cansado."
Definitivamente estaba más flojo de lo habitual. Ante las palabras de Benjamin, Aster lo miró con una expresión bastante seria y terminó por presionar sus labios contra su mejilla otra vez.
"Deberías descansar un poco. ¿No tienes hambre?"
"Tengo hambre."
Cuando Benjamin respondió obedientemente, Aster sonrió y le dio una palmadita en la espalda.
"Les diré que te preparen algo. Quedate acostado, mi amor".
Aster volvió a poner a Benjamin en la cama. Después de eso, se dirigió al closet y tomó su teléfono celular para pedir servicio al cuarto. Mientras se cambiaba de ropa, Benjamin pensó, con una expresión en blanco en su rostro, sobre cuanto tiempo había estado Aster allí junto a él.
"Quiero decirte algo. Si Calix te hace sentir incómodo, le diré que se vaya de aquí. Le he conseguido una casa muy buena en Central y... De todos modos, tal vez sea lo mejor porque hay muchas cosas que hacer en el laboratorio".
"¡No!"
Benjamín se levantó rápidamente y negó. Aster no se sorprendió, pero Benjamin pareció avergonzado.
"Tienes un instinto maternal aterrador".
Él se quejó:
"Aster, es por ti que me odia".
La sonrisa desapareció del rostro de Aster ante las palabras tan duras de Benjamin. Mirándole fijamente, añadió.
"La razón por la que Calix me trata así es porque me voy a casar contigo. No estoy calificado para ser el señor de este lugar."
"Benjamín..."
"Entonces, déjame intentar acercarme un poco más. Solo un poco".
Benjamin rara vez le pedía algo a Aster. Pero si Calix se iba ahora, la única oportunidad que tenía de escapar se iría de sus manos.
"Es difícil ser ignorado por Calix, pero odiaría más no poder verlo ya nunca. Es mi hijo... Y si se va al laboratorio, entonces siento como si nuestra relación terminara por fragmentarse".
Mientras Benjamin lloraba y hablaba, Aster lo acarició y lo besó todo el tiempo. Luego negó con la cabeza y dijo:
"Entiendo."
Y aceptó.
Afortunadamente, se le concedió el permiso. Benjamin lo miró con ojos sospechosos, pero Aster pareció muy sincero.
"Lo dejaré aquí un mes y medio como máximo. Pero, hagas lo que hagas, no será fácil cambiar la actitud de Calix. Es un tipo muy inteligente. Más que yo".
"No me importa. Muchas gracias."
En ese momento, Benjamin se sintió tan aliviado que se metió entre los brazos de Aster para descansar en él. Estaba encantado, y Aster afortunadamente no pareció tener ninguna duda al respecto.
Aster dijo: "Te amo."
"Yo también te amo."
A las palabras que salieron sin un solo pensamiento adicional, Aster abrió muchísimo los ojos como si estuviera sorprendido.
"Te amo, Aster."
Benjamin abrazó la cintura de Aster y apoyó la cabeza en él. Aster se rió, acarició su cabello y lo besó.
"Me alegro mucho de ser tu hijo".
Aster murmuró esto en voz baja y silenciosamente, miró el rostro de Benjamin con más detalle. Besó sus labios, como una caricia, e hizo que sus ojos dorados de repente le dedicaran una mirada llena de amabilidad.
"Nadie más que tú podría quererme, mamá. Nadie podría estar conmigo como lo haces tú".
Benjamin no podía negarlo. Probablemente no había nadie que pudiera soportar semejante acto. Quizá alguien más, lo denunciaría tan pronto como fuera violado o se escaparía. Pero Aster era su hijo. La preciosa vida que tuvo por primera vez entre sus brazos antes de que se lo quitaran. Era imposible que su corazón no doliera por él...
Benjamin inclinó lentamente la cabeza hacia adelante y comenzó a llorar otra vez. Lo besó... Los ojos de Aster se abrieron de nuevo, como sorprendidos por el gesto inesperado, y luego sonrió y sacó la lengua para corresponder. Sus labios eran débiles así que se abrieron de inmediato, dejó que su lengua caliente se envolviera alrededor de la suya, lo abrazó y relajó suavemente su cuerpo para entregarse a él.
"Aster..."
"¿Recuerdas que te regañé en la mañana por ser tan atrevido?"
"Entonces... Ya no lo haré".
"Eres un esposo excelente, mi amor ¿Sabes eso?"
Benjamin asintió con la cabeza y luego, fue levantado con las piernas abiertas.
"¿Quieres que te haga sentir bien, no es verdad? Para eso tienes que lidiar con lo que dice tu marido".
"Sí, cariño, te escucharé".
Cuando Aster le palmeó el trasero, Benjamin respondió rápidamente al dolor. Se estremeció y miró hacia arriba. Aster dijo que todo estaba bien y lo besó de nuevo.
"Saca tu lengua".
Benjamin inmediatamente abrió mucho la boca y sacó la lengua. Aster bajó la cabeza y lo chupó suavemente mientras respondía con pequeños espasmos al compás de un estímulo agradable.
Benjamin pronto sintió un escalofrío en el pecho, pero no duró mucho. Aster le había dado un gran mordisco a uno de sus pechos y después, lo chupó mientras torcía su pezón contrario con la otra mano.
Fuera de la habitación se escuchó un golpe, pero nadie respondió. En cambio, se filtró de la boca de Benjamin un ruido nasal y un gemido poderoso. Los sirvientes dejaron su comida en una mesita junto a la puerta.