Se quedó dormido sin darse cuenta así que, cuando se despertó, fue debido a que escuchó fuertes pasos desde la parte de arriba.
Benjamin se levantó, sorprendido, y pronto se percató también del sonido de algo cayendo del techo.
Benjamín bajó de la mesa, apagó las luces de la trastienda y se ocultó bajo un mueble. Estaba allí, atrapado en la oscuridad y temblando mientras escuchaba el sonido de algo rompiéndose y cayendo. La gente gritaba afuera, pero no se podían entender sus oraciones.
Mientras abrazaba sus hombros y ponía su cabeza entre sus rodillas, el sonido disminuyó gradualmente y luego, solo se apagó. Después de un rato, no hubo ningún otro ruido, por lo que Benjamín se arrastró fuera de la mesa y comenzó a inspeccionar los alrededores. Incluso cuando subió la escalera y pegó la oreja a la puerta, el entorno estaba tan silencioso que no pudo evitar soltar un suspiro. No tenía reloj, así que no sabía con exactitud qué hora era y no existía forma de ver el tiempo en el walkie-talkie. Por si fuera poco, la habitación secreta no tenía ventanas, por lo que tampoco le era posible mirar al exterior.
Benjamin pensó que tenía que ser muy paciente, pero luego subió la escalera al sentir que verdaderamente ya no podía soportarlo.
Abrió la puerta con mucha lentitud y asomó la nariz. Era de noche así que, por supuesto, estaba terriblemente oscuro dentro de la cabaña. No podía ver con facilidad y no podía oír nada. Pensó que tenía que hacerlo muy despacito así que contó hasta 100 y luego se escabulló y se dirigió directo al baño. Por fortuna, Benjamin, que se había acostumbrado a la oscuridad, se movía tan fluidamente por la cabaña que pareció como si fuera otra de las sombras. Miró por la ventana, pero no pareció haber nadie alrededor. No se filtraba ni una sola luz o un solo eco así que cuando fue al baño y abrió la tapa del inodoro para orinar, el acto pareció ser mil veces más escandaloso de lo que era. Es más, cuando cerró la tapa y bajó la palanca, el sonido del agua corriendo fue tan fuerte que le agradeció a todos los dioses existentes en el planeta por hacer que el viento estuviera soplando duro.
Benjamín, que se lavó las manos apresuradamente, entro con cuidado en el hueco del piso una vez más. Pensó en encender la luz, pero tenía miedo de que alguien volviera y lo atraparan así que solo se sentó en silencio como si fuera una roca. Pero estaba deshidratado y también estaba muy hambriento. Bebió agua, con solo una linterna encendida, y luego abrió el sobre del pan. Una vez más, se produjeron náuseas debido al olor de la mantequilla pero Benjamín se tapó la nariz y comió hasta sentir que se estaba ahogando. Bebió agua, tragó con fuerza y colocó un puño entre su pecho. No podía dormir más porque durmió mucho durante el día y sentarse quieto hacia que le doliera la espalda. Benjamin pensó que era mejor estar recostado. Además, tal vez porque no tenía nada que hacer, descubrió que había muchos pensamientos en su cabeza que eran un poco escandalosos. Por ejemplo, si salía de aquí sano y salvo, ¿Qué debería hacer? Ni siquiera tenía un centavo en la mano, no tenía los medios para asentarse o una casa donde pasar la noche así que ¿Por dónde empezaba? ¿Qué haría con su hijo? ¿Debería abortar? Si lo tenía no iba a conseguir un trabajo y además, el padre del niño no era nadie más que Aster. Su desaparición se extendería por toda la ciudad y lo casarían ¿Podría criar a un niño correctamente en esa condición? ¿Podría darlo a luz? Si tenía un hijo esta vez, ¿Cuánto tiempo más duraría vivo teniendo un cuerpo tan débil? Ni siquiera podía imaginar que fuera a empeorar. ¿Debería volver? Negó con la cabeza. No podía hacer eso después de causarle tantos problemas a Calix. Además, no sabía si estaba embarazado o no porque a fin de cuentas nunca se había hecho una prueba. Solo era, una corazonada... Podría haber sido que simplemente no se sentía bien y no podía recibir comida.
Benjamin trató de pensar en positivo, pero no fue fácil. Un futuro negativo estaba en frente de él y solo podía pensar en su bebé.
"Lo siento... De verdad, lo siento."
Benjamín dio vueltas y vueltas durante un rato mientras estaba acostado. Luego, cerró los ojos y se quedó así hasta que se hizo de día. Había mucha luz y los alrededores estaban tranquilos esta vez. Benjamin se escabulló y usó el baño nuevamente. Miró afuera y notó que no había venido nadie desde la última vez que escuchó el ruido. Se arrodilló, miró por la ventana teniendo muchísimo cuidado y luego respiró y volvió al cuarto. Lamentablemente, el olor a pan todavía le producía tantas náuseas que en lugar de comerlo llenó su estómago a base de barritas energéticas y litros de agua. Después, siguió mirando el memo que dejó Calix porque no había nada más que pudiera hacer allí.
Mucho tiempo más tarde, Calix se puso en contacto con él. Hubo un crujido proveniente del aparato que le había dejado y también, una voz familiar:
<¿Estás bien? ¿Estás bien?>
"¿Calix?"
<¿No puedo oir? ¿Estás ahí?>
"¡Estoy aquí, Calix! ¿No puedes oír mi voz?"
Benjamin tomó el walkie-talkie y gritó, pero la otra parte no pareció oír nada. No sabía qué hacer con la frustración, pero afortunadamente, Calix le había mostrado que tenía que mantener presionado el botón de la derecha. Lo había olvidado.
"¿Puedes oírme ahora?"
< Puedo oírte. Estás seguro, me alegra tanto.>
"Todo es gracias a ti, Calix, ¿Estás bien?
Cuando escuchó la voz de Calix, Benjamin sintió ganas de llorar. Se limpio los ojos ligeramente mojados y dejó que Calix dijera:
<Se acabaron los preparativos. Nos vamos hoy.>
"¿Debería volver a subir a la habitación?"
<Sí. La mansión ya ha sido inspeccionada varias veces. No hay rastro de ti, así que Aster se volvió loco. Está enojado. No importa lo inteligente que sea, parece que cuando se pone ansioso deja de pensar correctamente así que estuvo encerrado en su estudio todo el día mientras dejaba que sus hombres se hicieran cargo.>
Benjamin se sintió extraño cuando Aster le vino a la mente. Calix pronto anunció el próximo plan:
<Ven a mi habitación ahora>
"¿Puedo hacerlo ya?"
<Los guardaespaldas y los sirvientes están buscando fuera de la mansión. No estabas en el avión, así que solo quedó buscar por tierra. Mi habitación ya ha sido revisada así que fingí estar enojado y dije que no iba a salir hasta que vinieran por mi. Ven rápido."
"De acuerdo."
Benjamin empacó en su mochila las cosas que había sacado cuando llegó. Puso agua y mucha comida, por si acaso. Y después de guardar las mantas y los pañuelos, descubrió que ya estaba bien oscuro. Tomó fuerza, salió de la cabaña y corrió por el bosque. El fuerte viento estaba agitando las hojas entre sí incluso cuando Benjamin se dirigió al pozo para recordar los pasos por donde había venido. Aunque claro, esta vez tenía que hacer cambios y seguir el mapa para llegar a la habitación de Calix.
Iluminando el camino que tenía por delante con una pequeña lámpara de mano, fue por un callejón y luego por otro hasta que encontró la entrada al dormitorio. Llamó a la puerta y pronto la pared se abrió con un sonido de traqueteo aterrador.
"Benjamín, bienvenido".
Tan pronto como vio a Calix, dándole la bienvenida y ayudándole a salir, Benjamin finalmente rompió a llorar. Solo fue porque era muy agradable escuchar la voz de alguien después de mucho tiempo. Además, era su hijo.
Estaba tan agradecido que no dejó de sollozar en un buen tiempo.