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Una fruta. Tomo 1 y 2 por yuniwalker

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Fue cuando Dennis terminó de rezar, antes de comer y mientras sostenía una cuchara de plata entre los dedos, que el teléfono celular vibró en su bolsillo. Incluso sosteniendo los cubiertos, su mano derecha se volvió hacia el sonido de inmediato:

[Hospital]

Las cejas de Dennis se arquearon con asombro.

A diferencia de cuando era joven, ya eran muy contadas las veces en las que iba como voluntario y sumado a ello, había pocas cosas que le hacían moverse para ir al hospital de su padre... Dennis se convirtió en sacerdote después de todo. Estaba ocupado predicando la Palabra y guiando a los creyentes hacía el camino del bien. Entonces, ya que no visita el hospital, el número de contacto personal con su padre también estaba reducido a una vez por semana o dos cada mes... ¿Pero ahora lo están llamando del hospital y no del número personal de su padre?

" Leitner ".

"Señor Leitner , le llamo desde el Hospital Neuvitelsbach."

"Sí, eso lo sé."

Un aire extrañamente pesado aplastó a Dennis. Tenía dolor en la garganta.

"Es debido a que el doctor Leitner no vino al hospital..."

"¿Si?"

"Desde hace tres días."

"¿Tres días? Pero yo..."

"No contesta el teléfono."

"Voy a revisar."

Tan pronto como colgó, Dennis llamó a su padre y se puso de pie al mismo tiempo. Devolvió la comida que no había tocado y se alejó de la mesa, incluso aunque sus compañeros parecían preocupados de que se estuviera saltando la comida.
Dennis, que solo respondió con la mirada, escuchó el tono de llamada y entonces salió también de la posada. Apareció un mensaje de información debido a una llamada sin respuesta. 

Con pasos increíblemente urgentes, se dirigió entonces a la casa de su padre.

Se creía que un nuevo hospital, construido en una gran ciudad, les daría un futuro brillante y cómodo... Pero en realidad, les había dado problemas y una casa lúgubre y destartalada como pago. Fue mucho peor que nunca antes. El doctor Leitner enfrentó la presión y la baja económica con la apertura de un hospital general en Munich. Sufrió, lloró. Y con ese estrés, fumó y bebió alcohol descontroladamente con la excusa de que no podría quedarse dormido si no lo hiciera. Su cabello rubio, que era el mismo que el de su hijo, se volvió blanco y las arrugas se intensificaron en su cara. Dennis, que regresó a Alemania después de estudiar como sacerdote en Roma, limpió las lágrimas de su padre incontables veces mientras le hablaba sobre un futuro mejor en el que él iba a ayudarle. Sin embargo, fue gracias a su madre que pudieron salir a flote durante todo este tiempo... La mujer, amorosa como siempre, no condenó el fracaso de su padre. Era como su Dios. Y varias veces al día, arrojaba luz sobre los días oscuros de su padre con palabras amables y oraciones bastante detalladas.

El doctor Leitner terminó con solo la mitad de los miembros del escuadrón médico y una deuda descomunal. Y como Dennis había dicho ya varias veces, las pruebas de Dios llegaron repentina y poderosamente una tras otra en un corto periodo de tiempo: La madre de Dennis murió de un ataque al corazón mientras se dirigía al supermercado. Su esposo era doctor, el hijo era clérigo, y ninguno de ellos fue capaz de salvarla. Los miembros del hospital, que se habían quedado, escaparon de inmediato después de eso y entonces, la cantidad que tenía que pagar incrementó.

Quizá su padre tomó la decisión equivocada desde el inicio.

Los ojos de Dennis se estaban calentando. Hacía frío y el uniforme de sacerdote ondeaba con urgencia todo el tiempo debido al mal clima...
Dennis, que caminó un recorrido de veinte minutos en diez, llamó al timbre de la puerta de su padre. Como se esperaba, no hubo respuesta. Cruzó el portón de hierro y luego, golpeó también la puerta principal, a la que había llegado casi corriendo. Nada. Ni un solo sonido... Sin dudarlo, llamó a la policía y a una ambulancia. Estaba tan asustado que incluso llamó a los bomberos y a un par de sus amigos también. Y mientras esperaba la ambulancia, Denis oró con las manos empapadas en sudor frío.

"Por favor, que mi padre esté a salvo y la misericordia de Dios..."

Pero no tuvo tiempo de seguir porque la policía y los paramédicos habían llegado uno tras otro hasta la entrada. Dennis ayudó a abrir la puerta principal después de escupir algunas palabras rápidas y, lógicamente, sus zapatos fueron los primeros en entrar hasta la sala de estar.

Su padre no está, no lo encuentra en la sala, cocina, comedor, habitación principal, habitación de invitados, estudio, vestidor, sótano, baño... Jardín, en ninguna parte. Dennis acompañó a la policía y se dirigió a la comisaría para denunciar la desaparición. Además, hubo varias preguntas, declaraciones y testimonios que tuvo que llenar por su cuenta. Más tarde, los mismos policías, que fueron amables con el sacerdote, llevaron a Dennis hasta la catedral...
Dennis fue a la sala de oración con paso desesperado. Se arrodilló y rezó durante dos horas. No había pasado ni un año desde que su madre se fue con Dios y, aunque era una providencia inevitable que todas las almas regresarían a Dios alguna vez, todavía no estaba listo para dejar ir a su padre. Era culpa suya, era su pecado. Tan pronto como se graduó de Kim Najium hizo el examen de sacerdote para escapar repentinamente de los brazos de sus padres y aún y cuando lo apoyaron activamente para que pudiera estudiar en el extranjero, no les hizo ni siquiera una llamada telefónica. No se arrepentía de haber estudiado como sacerdote en Roma porque la decisión que Dennis tomó ese día fue sincera... Aunque promiscuo, si dedicaba su carne a Dios de por vida, incluso un alma sucia podía salvarse.

Mientras oraba, su arrepentimiento y sus imperfecciones surgieron en el corazón de Dennis. Sus recuerdos...

"Iré a la catedral. En cambio, si papá se pone más enfermo y muere, serás el único responsable y voy a correr detrás de ti hasta el final de los tiempos."
"Dennis... Gracias por traerme a la catedral."
"Bésame, Dennis".
"Dennis ¿Tienes paraguas?"
"Se responsable, Dennis."

"Se responsable y acuéstate conmigo."

Los ojos que estaban bien cerrados, se abrieron. Y una pupila azul cielo comenzó a temblar.

"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo..."

Hace dos días, un extraño confesor estuvo con él. Hablando y diciendo que..

La cabeza de Dennis se volvió hacia abajo. ¿Era Jesaja? La razón por la que la silueta vista a través de la densa malla de madera se veía tan oscura y, la razón por la cual ese calor que emanaba se sentía como si pudiera derretir cualquier cosa ¿Era por él?

Solo había alguien capaz de actuar así después de todo.

"He quebrantado el quinto mandamiento. Maté a alguien. No, la verdad es que ya maté a demasiados".

¿Era la voz de la sangrienta confesión de Jesaja?

"Padre, yo también violé el cuarto mandamiento. Cuando tenía 15 años, mi papá se enfermó de gravedad. Después de un tiempo, ya no me importaba mucho y quería que muriera rápido. Padre, muchas veces lo soñé convertido en un cadáver."

Cuando Jesaja tenía quince años, su padre estaba en mal estado. Eso era cierto. El joven, que estaba vagando por el hospital, parecía tan triste y destrozado por su condición que nunca se hubiera detenido a pensar que enserio quería que su padre muriera rápidamente.

"Rompí el cuarto y sexto mandamientos juntos. El día que mi padre murió, cometí adulterio con un amigo. Cometí adulterio incluso después de que terminó el funeral de mi padre. En el baño del cementerio, él y yo hicimos el amor dos veces."

El día en que murió el padre de Jesaja, no pudo rechazarlo más y comenzaron a volverse increíblemente locos. Había sudor, ropa, todo en el baño de un lugar inadecuado justamente en el día del funeral. Fue como decía la silueta negra. Todo encajaba perfectamente.

"Padre... Rompí el quinto mandamiento. Secuestré a un anciano hace dos días..." ¿Fue el confesor, Jesaja? Dijeron que su padre no había venido al hospital hace tres días, y ya fueron dos días desde que se confesó. ¿Y si esas palabras de confesión son ciertas? ¿El anciano es su padre? ¿Estaba Jesaja secuestrando a su padre? ¿Por qué? No, la pregunta de "por qué" es inútil. No puede nunca, haber ninguna razón para que Satanás haga el mal.

Jesaja estaba sucio, era agua turbia. Y nunca hubo señales de que se arrepintiera después de lo que hacía. Más bien, tenía un rostro refrescante. Hermoso. Después de pecar, su piel estaba bastante vibrante mientras él estaba pálido y apenas respirando, como si estuviera muriendo y conectado a un sistema de ventilación. Dennis golpeó con los puños el suelo de madera de la sala de oración. Es una ira que ha sido reprimida después de tragar agua estancada por más de 10 años. Un enojo espantoso...

Arrepentimiento.

Está increíblemente arrepentido.

Jesaja, que no volvió a las minas abandonadas, otra vez está delante de él, observándole igual a si se riera por haber sido un fugitivo cobarde...

"Jajaja."
"¡Jajaja!"

También estaba ese peculiar aliento, esos labios que se reían de todo. Parece frágil, pero nunca se rompe. Y se ríe, y se ríe, Y SE RÍE... ¡Cómo podía olvidar ese aliento venenoso alguna vez! Porque sentía esa respiración incrustada sobre sus oídos todas las noches. Ese jadeo, atorado contra su piel de una manera tan intensa, que incluso sentía la necesidad de cortarse las orejas.

"Padre... Tengo tantos pecados que es imposible confesarlos todos hoy. Solo diré esto, y volveré la próxima vez."

¿De verdad era Jesaja? ¿Había venido a castigarle? El pecado que cometió, todos los pecados que habían cometido juntos, si estaba allí para castigar cada uno de ellos lo entendía perfectamente. Pero su padre... Su padre era inocente.

"Jesaja, Jesaja..."
"Jesaja..."

Dennis asumió el trabajo de confesar a las personas hace dos días así que, si Jesaja regresaba justo como lo había prometido, entonces iba a levantarse para preguntar. Y definitivamente iba a enfrentarlo.

"La misericordia del Señor es eterna". Había dicho...

"Si el cuarto confesor de ese día eras realmente tú, si tu confesión es verdadera, espero que puedas cooperar conmigo. No te estoy diciendo que seas piadoso conmigo pero... A mi padre, a mi padre inocente, por favor, ¡Déjalo en paz!"


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