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Una fruta. Tomo 1 y 2 por yuniwalker

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Era una ciudad aburrida, llena solamente de hombres ricos. Sin embargo, Jesaja dijo que le gustaba mucho Munich. Era... Una ciudad que iba a la perfección con Dennis. Es decir, seguramente era un hombre lindo, con una voz profunda y una cara perfectamente pulida. Y aunque no podía verlo, estaba seguro de que el cuerpo que habría sido el de un niño, ahora era probablemente el de un adulto maravilloso y sexy.
Jesaja había estado imaginando a Dennis con lujo de detalle. Todo en lo que había estado pensando en estos 19 años, era en él. En sus ojos y su boca sobre su pene.

Cuando Dennis desapareció, el día después de la ceremonia de graduación en Kim Najium, Jesaja registró cada parte del pueblo. Incluso fue al hospital, a la catedral, a su casa, pero no lo encontró nunca sin importar lo mucho que se esforzara en ello. Cualquiera que supiera sobre el paradero de Dennis se había esfumado, no había nadie más viviendo en Bochum. Incluso los seguidores de Dennis parecían lamentar su desaparición así que no tuvo ninguna noticia importante durante meses.
Timor quería ir a Berlín. Le hizo una oferta tentadora y se fue de Bochum sin preguntar más nada. Posteriormente, en lugar de perseguir el fantasma de Dennis también en la nueva ciudad, disfrutó mucho vagando. A menudo lo recordaba, por supuesto, pero no había forma alguna de encontrarlo y después de convertirse en hijo de Kaplan y pasar a formar parte fundamental de la organización, lo comenzó a pensar con menos frecuencia que antes.

Durante su juventud, fue arrastrado por una tormenta interminable tras otra y, pensando como un adolescente estúpido, quería manejarla utilizando sus propios medios. Tenía ambición y quería agitar sus brazos en la dirección deseada y dejar una huella permanente en el mundo. Incluso si se escuchaba como una estupidez, quería quedarse donde fuera un pionero.
Entre los hijos de Kaplan, había muchos hombres fuertes, pero pocos eran inteligentes. Los músculos eran fáciles de inflar, pero no era sencillo llenar el cerebro. Jesaja era inteligente, y desde el principio se dio cuenta de que no podía realizar sus ambiciones. Los libros, periódicos, periódicos impresos, todo lo leía al azar y nada le parecía suficiente. Los hijos de Kaplan bromeaban sobre la lectura de Jesaja pero luego, cuando encontraban que no sabían algo, buscaban a Jesaja y le pedían por su consejo. Al mismo tiempo, Jesaja entrenó su cuerpo con varias técnicas de artes marciales y también, aprendió a disparar. Al principio, los otros dijeron que pelear o disparar era una tontería, pero luego, no había nadie que pudiera derribarlo ni siquiera en broma. Y después de sudar por meses y vivir con la sangre de otras personas en sus manos, Jesaja comenzó a tener nuevos recuerdos de su infancia. Recordaba a Dennis, despertando junto a él al amanecer, y entonces su temperatura corporal subía como si le hubiera pegado un relámpago. Así que, cuando vio el nombre del doctor Leitner en la información de los "Abby" que había arrojado Kaplan en la mesa, por supuesto que pudo ver claramente la hermosa cara de su Dennis. Oh, el doctor Leitner era un anciano realmente desagradable. Pedía que le salvaran la vida pero también hablaba fácilmente sobre el paradero de su hijo. Decía que no quería que lo tocaran, pero no podía encontrar ninguna clase de lealtad cuando hacían presión en los lugares adecuados. Los genes de la familia Leitner estaban torcidos por la cobardía. Jesaja pensó en eso y de repente chasqueó su lengua. Estaba corriendo para ese momento así que limpió el sudor de su frente y comenzó a jadear por el esfuerzo. Timor, que lo siguió, se paró junto a Jesaja y comenzó a pedir:

"¡Ah! Agua... Necesito agua."

Timor, de rodillas, respiró hondo.

"Lo siento, Timmy. Creo que no me dí cuenta de que empecé a acelerar."

Después de beber toda el agua, Timor negó con la cabeza, se acercó a un banco no muy lejos de donde se encontraban y se sentó como si no pudiera soportarlo ni un minuto más. Estaba seguro de que sus pulmones iban a estallar y su camiseta se había llenado toda de un sudor grasiento. Tembló cuando Jesaja, que le estaba mirando, llegó lentamente a su lugar.

"Vamos, no fue para tanto. La abuela Dietrich corre mejor que tú".

La abuela Dietrich era propietaria de una tienda de cigarrillos y tenía unos 90 años cuanto mucho. Timor se limitó a reír sin una señal de haberse ofendido por ello.

"Quiero ver a la abuela Dietrich haciéndolo".

Ante la broma de Timor, Jesaja fingió reírse. Sacó un cigarrillo y mientras se dejaba llenar por un viento intenso, abrió la boca y murmuró:

"Volvamos a Berlín". Timor no dijo nada. Jesaja se colocó el cigarrillo en los labios, puso la mano en el respaldo de la banca y escupió todo el humo. "Tengo algo importante que hacer allí".

La boca de Jesaja, susurrando como si fuera un diálogo interno, pronto se curvó en una sonrisita temblorosa. Timor giró su torso para quedar un poco más cerca de él.

"¿Hay algo interesante allí?"

"Ujum".

"¿Qué?"

"Timmy ¿Recuerdas a Dennis?"

Timor arqueó las cejas.

"¿Dennis cabeza de pene?"

"Oh si. Dennis cabeza de pene".

Jesaja se rió del apodo.

"Ya ha pasado mucho tiempo."

"Sí."

"¿Por qué preguntas?"

"El apellido de Dennis es Leitner".

Las cejas de Timor se enarcaron aún más.

"¿Es el hijo del doctor Leitne r ?"

"Exacto."

Timor comparó el rostro del joven en su memoria con el del viejo médico que suplicaba por su vida. No era muy parecido.

"¿Por qué no lo sabía?"

"No lo sé."

"¿Le preguntaste al médico por Dennis?"

"Sí."

"¡Wow! ¿Por qué no lo escuché?"

"No estabas allí entonces."

"¿Por qué no? ¿Fue cuando fuí a orinar?"

"No lo sé."

"Wow."

Timor sacó un cigarrillo, decepcionado por perderse un momento interesante. Después de encender el fuego a toda prisa, se aproximó otro poquito y preguntó:

"Entonces, ¿Dónde está el cabeza de pene de Dennis? ¿Qué hace?"

"¿También tienes curiosidad?"

"¡Por supuesto!"

Timor hizo un gesto con la mano y afirmó con violencia. Después de la muerte del padre de Jesaja, él empezó a hacer algo que no había hecho nunca: Iba a la escuela pero ya nunca pasaba a la mina abandonada. Entraba a su casa, con Dennis, y no salían de allí hasta el día siguiente. Sus amigos entonces comenzaron a sentir como si Dennis se lo hubiera robado. Estaban celosos y comenzaron a tenerle muchísimo rencor por eso. Pero de todos modos, Dennis desapareció un día sin dejar rastro. Jesaja decía que no le importaba pero, cuando lo encontraron buscando a Dennis con un claro brillo de desesperación en sus pupilas, se dieron cuenta de que era la viva imagen de un hombre persiguiendo a su amante infiel. Por supuesto, nadie le dijo a Jesaja sobre eso. Ni siquiera en broma. Jesaja era el líder del grupo y se asustaban mucho cuando estaba enojado. Jesaja era tenaz solo con Dennis y fue honestamente horrible tratar con él cuando se volvió sensible a la desaparición del hombre. Timor y sus amigos fingieron ayudar a encontrarlo, pero fue una evaporación perfecta. Dennis no regresó nunca y gracias a eso, Timor y sus amigos podían pasar más tiempo bebiendo con él. Además, Jesaja también pareció olvidarlo gradualmente y todo pareció, como si fuera un final feliz.

Timor fumaba y se acordaba del viejo doctor a la vez, superponiendo la cara de Dennis de nuevo con la suya ¿Se veían parecidos? Un médico sorprendente, una madre que hacía servicios sociales y un hijo en el consejo estudiantil. Incluso en la ciudad, eran una familia tratada como nobles. ¿Por qué se volvió así cuando llegaron a Munich?

"¿Es Dennis lo que hay que ver? ¿Es el asunto importante?"

"Sí."

Jesaja sonrió alegremente.

"Timmy, el próximo jueves iremos a Berlín".

"Ah, es demasiado".

Timor, que había perdido la energía de todo su cuerpo, se inclinó casi como si estuviera acostado en el banco.

"¿Dennis realmente vale la pena? Encontrémonos rápidamente con él y regresemos rápidamente también".

"Tenemos que hacer tiempo para las preparaciones".

"¿Qué preparaciones?"

"Voy a llevarme a Dennis conmigo".

Jesaja, que puso su cigarrillo ahumado en el suelo, escupió su último sorbo y volvió la cabeza hacia el cielo.

"¿Y por qué harías eso?"

"Timmy, prepárate para el miércoles".

Jesaja, quien de repente se acercó a Timor, dijo esto en lugar de responder claramente sobre sus intenciones. Una mirada de vergüenza apareció entonces en el rostro de Timor. Normalmente se llevaba bien con Jesaja, pero en el trabajo, tenía que hacer justo lo que le ordenaba y a la hora en la que se lo pidiera. Incluso si la orden era morir.

"El miércoles. Y si no puedes prepararte para ese día, nos vamos a atrasar y yo me voy a enojar muchísimo."

Jesaja, ordenó esto con frialdad, se levantó del banco y le dio la espalda.

"Oh, bueno. Ya veo..."

Debería hacerlo entonces.

Timor se puso de pie.


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