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Una fruta. Tomo 1 y 2 por yuniwalker

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"¿Cómo te sientes?"

Dennis le preguntó sobre esto a Jesaja, mientras sujetaba su cabello para que pudiera vomitar a gusto en una esquina del boulevard. Probablemente esto era debido al alcohol y se pondría bien en cuanto descansara un momento. Sin embargo, no tuvo que responder. Dennis le acarició las mejillas y se ocupó de su condición tan perfectamente como le fuera posible. Incluso cuando Jesaja le apartó la mano y decidió sentarse a la sombra de un edificio feo.

El olor del vómito apareció como un puñetazo, pero Jesaja pareció no sentir nada mientras gritaba:

"¡¡Vete!!"

Dennis se sentó cerca de Jesaja a pesar de que estuviera sucio y mojado. Por supuesto, siempre intentaba estar a una distancia razonable.

"Tienes que dejar de hacer eso".

"Idiota."

Los labios demasiado rojos y agrietados del hombre se abrieron y luego se rieron de Dennis.

Muchas personas, incluidos los amigos de Dennis, trataban al muchacho como si fuera un santo... Un Dios. Pero obviamente la opinión de Jesaja era muy diferente de todo esto. Un hipócrita gruñón, un joven que no sabe nada. Un idiota. Sí, el peor de los idiotas.

"Solo déjame en paz".

"No voy a hacer nada que no quiera hacer. No voy a dejarte y voy a ir contigo para llevarte al hospital."
 
"No voy a ir al estúpido hospital".

Pero incluso con estas palabras, Dennis no perdió su gentil sonrisa.

"Necesitas ir a verlo."

"No importa si voy o no voy."

"A mí me importa... Tu padre te necesita."
 
"¿¡A ti por qué mierda te interesaría!?"
 
"Quiero que tú y tu padre sean felices".

Jesaja se rió otra vez.

"¿Papá y yo nos hemos visto felices alguna vez?"

Los honestos ojos grises del chico le hicieron avergonzarse infinitamente... Pero de todas maneras respondió:

"Pero van a serlo... Siempre y cuando no peques más".
 
La respuesta de Dennis estaba lejos de contestar su pregunta.

"Claro."

"Y vas a rezar conmigo de ahora en adelante. Entonces tu padre definitivamente mejorará".

Pecado, oración y un padre que se mejora... Esta vez no pudo soportar el impulso aterrador que se le vino desde el pecho así que terminó riéndose con demasiadas ganas. Jesaja solo estaba allí, sonriendo, soltando carcajadas con el torso doblado y la respiración toda agitada.

"Dennis. ¿Era real que tu futuro sueño es ser un sacerdote?

Dennis asintió con la cabeza sin dudarlo ni un segundo, aunque eso no quitó la expresión de burla de la cara de Jesaja.

"No jodas. Hay muchos niños que seguro mueren por ir a la catedral contigo y rezar. Ve con ellos en lugar de correr conmigo."
 
"Pero cuando vayas a la catedral, tus amigos te seguirán. Además, hay muchas personas que están preocupadas por ti."

Jesaja levantó ligeramente su trasero y se sentó un poco más cerca del cuerpo de Dennis. Esperaba que la mirada del joven fuera desagradable una vez que lo enfrentara pero, extrañamente no fue así. Los ojos de Dennis simplemente volaron hacia el charco de vomito y luego regresaron en su dirección.

"¿Entonces me has seguido todo este tiempo para evangelizarme ?"
 
"No es así… Solo quiero que sepas que siempre hay esperanza y amor."

"¡Esperanza y amor! ¡No trates de ser amable conmigo solo para decir palabras así! Si mis amigos lo hubieran escuchado, seguramente se hubieran reído hasta dejar de respirar."

"Yo no..."

"Dennis. ¿Mi padre realmente estará mejor si rezo? ¿Va a despertar?"

Jesaja se juntó todavía más. La ágil nariz de Dennis estaba abrumada por tantos olores distintos mezclados en él.

"¿Puedo ser feliz si ya no peco y le rezo a tu Dios?"

"Sí. Porque yo pienso que es importante arrepentirse sinceramente de los pecados que has cometido para encontrar la felicidad".

"Ya. Entonces, cuando ore y me arrepienta de mis pecados y lea algo santo como la Biblia, mi papá estará mejor."

"Tienes que dejarlo en manos de..."
 
"¿¡Estará mejor o no!?"

Jesaja cortó las palabras de Dennis.  Molesto por Dennis, asqueado por Dennis quien solo suplicó oraciones piadosas y temas hipócritas como terapia para un hombre moribundo. Masticó la piel sensible dentro de su boca.

"Eso es…"
 
"¿Puedes prometer que Dios sanará una condición que tu padre no puede curar?"

Dennis se frotó los labios por un momento con la palma de la mano. Los ojos agudos de Jesaja no lo perdían de vista así que habían ocasionado que su corazón latiera como si no lo pudiera soportar. Estaba lleno de una impresionante ira. De unos deseos enormes de destruir al hombre que intentaba cortar su realidad con teorías falsas.

"Puedo prometerlo".

Había algo peor en él que las drogas, y se llamaba Dios.
 
"Maldición, Dennis." Jesaja susurró, con los labios en la oreja del fanático. "Sí, dejé las drogas. Fuí a la puta iglesia, me arrepentí de mis putos pecados, incluso hice bastantes penitencias... Pero mi papá todavía no regresa aquí conmigo" la mala voz le hizo cosquillas en el lóbulo del oído "Creo que estoy decepcionado y enojado con tu Dios."

"..."

"¿Qué me queda por hacer entonces?"

Al final del susurro, Dennis chasqueó la lengua y echó la parte superior de su cuerpo completamente hacia atrás. La distancia entre los dos estaba un poco más lejos ahora. Pero el aliento de Dennis entraba y salía con bastante urgencia de entre sus labios. Tenía miedo, de los delicados ojos de Jesaja, de la voz de Jesaja.

"No debes dudar del Señor".
 
"Estoy dudando de ti, Dennis. Así como quieres que me de cuenta de la esperanza y del amor, quiero que te des cuenta de cuanta ira y desesperación tengo dentro." Jesaja rozó la mejilla del ingenuo maestro que escupía bendiciones y optimismo. "Iré a la catedral, como dices. En cambio, si papá se pone más enfermo y muere, serás el único responsable. Y voy a correr detrás de ti hasta el final de los tiempos. Ya sabes, para mostrarte mi "esperanza y amor"."

Las pestañas doradas de Dennis se agitaron. No fueron las manos de Jesaja las que tocaron su rostro, sino las uñas mismas de Satanás. Fue palpitante, caliente.

"...Sí."

Dennis era fiel.  El sentido del deber de guiar al cordero errante fue mayor que el miedo que sintió por un instante ante la emoción que le provocaba el cuerpo entero de Jesaja.

Dios se ocuparía de sus insensatos sentimientos, seguramente.

"Nos vemos el domingo en el hospital. Vayamos juntos a la catedral después".
 
"Bueno, Dennis".

El viento que soplaba a través de los ventanales del edificio tocaba una música espeluznante. El cabello negro de Jesaja y el rubio de Dennis se agitaron y se enredaron hasta volverse uno mismo.
Jesaja quitó la mano de la cara de Dennis. Tal vez la había dejado allí más tiempo del necesario.

La próxima vez, iba a sujetar su cuello hasta que ya no pudiera hablar.


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