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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Todos los miércoles eran los días en que Heeseo tomaba lecciones de violín. Era un pasatiempo que su hermano organizó para el niño, a quien le resultaba difícil pasar tiempo solo en casa después de perder conexión con todos sus amigos.
Hee-gyeom conducía el automóvil todos los miércoles y lo dejaba frente a la sala de lecciones. Luego, pasaba el tiempo hasta que terminaba sus clases, sentado en un café cercano mientras revisaba sus notas.

Hee-seo había ganado mucha habilidad rápidamente, tal vez porque recordaba lo que había aprendido brevemente cuando era más joven. Incluso en casa, trabajó duro en la cuerda del arco y ahora había logrado aprender a tocar música hermosa.

[Hermano, ya terminé.]
[(fotografía)]
[Toqué esta canción hoy.]
[Me elogiaron por aprender rápidamente].

Hee-gyeom sonrió mientras revisaba las notificaciones del teléfono celular.

Después de la lección, Heeseo había ocupado todo el tiempo desde el ascensor hasta el café donde estaba su hermano, enviando mensajes sobre la lección de ese día y todo lo que había aprendido. Gyeom cerró el libro que estaba leyendo y se puso de pie. El dueño del café, que conocía su rostro desde hacía ya varios meses, se le acercó con una actitud amistosa y sonrió mientras decía:

"Te vas temprano hoy".

"Sí, la clase de mi hermano ya terminó."

"Mira, horneé esto hoy. Deberías comerlo con tu hermano menor cuando lleguen a casa."

"Ah. Muchísimas gracias."

Hee-gyeom, que tenía una expresión confusa en su rostro, tomó la bolsa de papel entre sus manos y contestó sus palabras sobre lo agradecido que estaba por verlo venir tan a menudo. Todo el paquete estaba lleno de dulces, como macarons y brownies, que eran del completo gusto del niño. Por supuesto, eso hacía más difícil rechazar el regalo.

"A mi hermano le gustará".

De todos modos, tan pronto como dijo eso, hubo un traqueteo y el sonido impresionante de la puerta moviéndose hacia adelante. Heeseo, con un estuche de violín en la mano, entró al café colocando una expresión bastante inocente sobre la cara.

"¡Hermano!" Luego, se acercó rápidamente a él, haciendo los ojos más pequeños debido a su sonrisa "¿Que estas haciendo?"

"El jefe me regaló unas galletas para que las podamos comer".

"Wow ¿En serio? Muchas gracias, señor."

Heeseo, quien lo saludó cortésmente, tomó el sobre de manos de su hermano mayor para poder ver lo que tenía adentro. El pequeño paquete pareció bastante grande cuando se posó sobre sus manos así que, comúnmente, Gyeom no pudo evitar pensar en lo mucho que le faltaba por crecer. Hee-gyeom envolvió el hombro de su hermanito con un brazo y con la otra mano acarició la parte delantera de su cabello para poderlo acomodar. Luego, después de agradecerle al jefe una vez más, se dieron la vuelta y salieron del café tomados de la mano.

Su auto siempre estaba acomodado en el estacionamiento del sótano del edificio principal. Hee-gyeom, que bajó del ascensor antes que él, abrió la puerta del pasajero y dejó que Hee-seo, que estaba lleno de equipaje, subiera al coche y se pusiera tan cómodo como pudiera hacerlo. Mientras colocaba una bolsa de papel con bocadillos y un estuche de violín en la parte de atrás, Hee-gyeom se sentó en el asiento del conductor, revisó los espejos y, como de costumbre, abrochó el cinturón de seguridad de su pequeño hermanito. Hee-seo, que estaba sentado en silencio, lo miró como si quisiera decirle algo importante. Sin embargo, cuando hicieron contacto visual, el niño no pudo hacer más que ponerse a sonreír.

"¿Qué pasa? ¿Quieres besarme, Heeseo?"

"¿Aquí?"

"¿Por qué eres tan tímido para hacerlo aquí?"

"Porque alguien puede vernos, tonto."

Hee-gyeom, que se echó a reír, besó a Hee-seo en la frente antes de frotar sus labios como lo había planeado en un inicio. Hee-seo, que solo había movido las pestañas en una actitud completamente avergonzaba, separó los labios y agarró el dobladillo de su camiseta como si no supiera que hacer para mantener las manos quietas.
El sonido de la piel húmeda, frotándose entre si continuamente, resonó por todo el coche hasta que Hee-gyeom decidió que ya había pasado mucho tiempo. Limpió los labios de su hermano menor y borró las pequeñas manchas de saliva que habían empezado a correr desde sus comisuras.

Hee-seo, quien lo había estado mirando con unos ojos especialmente emocionados, de repente suspiró y dijo: "Mi hermano es muy popular".

"¿De qué estás hablando?"

"En el café…"

Heeseo apoyó la frente en su hombro y luego levantó suavemente la mirada. Sus ojos parecieron haberse puesto particularmente tristes en un instante.

"Te esperé como de costumbre. ¿Por qué pareces preocupado?"

"Mi hermano no parece darse cuenta".

"¿De qué?"

"Cuando salimos a algún lado, todos se te quedan viendo… Incluso el jefe parece quererte demasiado."

Hee-gyeom solo miró al niño, quien había expresado honestamente que estaba comenzando a tener celos debido a él.
Una mano amistosa acarició de inmediato la cabeza del lindo hermano menor. Sin embargo, Hee-seo habló de nuevo. Como si no pudiera dejar de quejarse de un malestar difícil de quitar.

"A veces solo quiero esconderte en un lugar que nadie conozca."

"... Cuando hablas así, recuerdo lo lindo que eres, Woo Hee-seo".

Hee-gyeom, que se quedó sin habla por un momento, finalmente se echó a reír debido a cada una de sus palabras. Para él, que de por si estaba enredado en deseos tan oscuros como completamente poderosos, los celos y la lujuria por monopolizarlo que le había confesado su hermano menor, eran muy tiernos y hasta un tanto inocentes.
Hee-gyeom no arrancó el coche de inmediato. En su lugar, había decidido pasar un rato más allí con él. Al menos lo suficiente como para que sus labios quedaran húmedos y bien hinchados.

Vivían en un barrio tranquilo, lejos de los rascacielos, edificios grandes y donde la noche siempre parecía llegar temprano. Después de alimentar a su hermano menor, que siempre tenía mucho apetito, y de ordenar la casa, la oscuridad pareció caer fuera de la ventana de tal forma que era imposible distinguir las cosas más allá de la primera farola de la calle. Hee-gyeom, que había estado organizando sus archivos del trabajo, miró el reloj que estaba sobre su muñeca: Ya eran pasadas las diez, y eso significaba que era la hora en que Heeseo se acercaba a él para pedirle que fueran a dormir. Gyeom se echó a reír de nuevo. 
A Hee-seo, que tenía la costumbre de perseguirlo desde que había aprendido a caminar, todavía le gustaba que lo sostuviera entre sus brazos mientras dormía. Incluso recordaba vividamente que el día en que hizo una habitación separada para Heeseo, que recién ingresaba a la preparatoria, fue como si el mundo se hubiera derrumbado completamente para él.

Una sonrisa apareció en la boca de Hee-gyeom, quien recordó al joven Hee-seo en su memoria.

Al final, como esperaba, se escuchó un golpe en la puerta de la habitación y Hee-seo, con la cabeza despeinada, se asomó para mirar a Hee-gyeom:

"Hermano, ¿No vas a dormir?"

"Supongo que en algunas horas más ¿Tú tienes mucho sueño?"

Hee-seo se quejó, siguiendo la mano de su hermano mientras organizaba una enorme carpeta de archivos. El niño, que estaba todavía en la puerta, preguntó:

"¿No vamos a dormir juntos?"

"Voy a terminar pronto, lo prometo. Así que lávate primero. Te alcanzo en un segundo".

"¡De acuerdo!"

Entonces su expresión se iluminó de nuevo, cerró la puerta y se dio la vuelta para correr en dirección al baño. Aunque ya iba a cumplir los 18, todavía era muy joven ante sus ojos así que, Hee-gyeom, que dejó la carpeta de archivos sobre el escritorio, comenzó a reír en una voz increíblemente bajita. Era encantador.

La nueva casa tenía habitaciones separadas. Era solo que a Heeseo no le gustaba estar solo, a diferencia de un adolescente normal. Mirando con atención a su pasado y a lo que estaba haciendo justo ahora, descubrió que era sorprendentemente dependiente de él. Durante el día, se sentaba en el regazo de Hee-gyeom y, por la noche, por supuesto, se metía en su cama para abrazarlo todo el tiempo. Su posición era claramente diferente a la de sus conocidos, que se quejaban de que su hermano menor o su hijo de repente comenzaba a distanciarse.

Ellos definitivamente no eran de esos.

Hee-gyeom limpió el estudio y se dirigió al dormitorio. Hee-seo, quien dijo que se iba a lavar primero, al parecer había bajado al baño del primer piso. A pesar de que habían vivido bajo un mismo techo todo este tiempo, todavía sentía vergüenza por el sonido de su orina en el baño por lo que dejaba el agua corriendo cuando lo hacía.

Y después de terminar su ducha, Heeseo, en bata de baño, se había sentado en la cama y cruzado las piernas para esperar por él. Hee-gyeom, que también había terminado, se sacudió el agua restante del cabello y se acercó para preguntar:

"¿Me estabas esperando?"

"Sí."

A pesar de que el hermano mayor se había sentado de inmediato junto a él, Hee-seo bajó la mirada con la completa intención de no caer para su lado. Cuando Gyeom siguió hacia abajo, vio que los dedos de sus pies se habían juntado completamente. Estaban redondos y teñidos de rojo debido al resplandor del agua del baño y siendo consciente de que lo estaba viendo, apretó los pies todavía más y se balanceó de izquierda a derecha y luego de atrás para adelante.
Hee-gyeom no podía ocultar su risa cada vez que se enfrentaba a un hermano menor, que era terriblemente malo para ocultar su timidez.

"¿Estás enojado porque tu hermano llegó tarde?"

"No, no estoy enojado".

"¿Entonces por qué estás actuando así?"

Hee-gyeom observó al hermano menor, vacilando. El dobladillo delantero de su bata mostraba un pecho plano que tenía solo unos pequeños pezoncitos destacándose y si miraba hacia abajo, solamente un poquito más abajo, podía ver que sus piernas, lisas y rectas, también se balanceaban hacia la izquierda y hacia la derecha como si estuviera muy, muy impaciente por hacer algo. Después de permanecer en el agua tibia durante mucho tiempo, la piel se le había vuelto toda húmeda y rojiza.

Y Gyeom sabía mejor que nadie lo suave que se ponía su carne cuando salía de la bañera.

"Hee-seo, mírame."

"De acuerdo".

Mientras extendía las palmas de las manos sobre sus muslos y enrollaba suavemente la bata, los dedos de sus pies dejaron de curvarse y sus piernas se quedaron completamente quietas. El hermano menor todavía no sabía como ocultar sus sentimientos de manera correcta así que era difícil. Por supuesto, su inocencia podría haberse superado si hubiera salido con sus compañeros en lugar de estar con su hermano mayor todo el bendito tiempo.

Gyeom le susurró cariñosamente a su hermano menor, quien pareció no saber que hacer con su excitación hasta el punto en que solo había puesto su cuerpo completamente rígido:

"Me dijiste que estabas cansado después de tu clase".

"Fueron palabras vacías".

Hee-seo murmuró esto en voz baja. Al parecer, porque tenía miedo de que no accediera a acostarse con él. Su mirada, que había estado clavada en los dedos de sus pies todo este tiempo, lentamente se levantó y se posó ahora en la cara de su hermano. Se formó un calor húmedo en sus mejillas:

"... Me preparé para ti".

"Um, ¿Cómo lo hice?"

"Detrás..."

"¿En serio?"

"Si... Mi hermano aún no lo ha puesto allí".

Ser ingenuo significaba, en otras palabras, no saber sobre algo. Hee-gyeom quería decirle eso a él, pero se detuvo ante la idea de que pudiera tomarlo a mal. El niño pareció poder recordar vívidamente las excusas que había utilizado para apaciguarlo el día que había pedido sexo anal por primera vez. Posiblemente, todavía le daba vergüenza.

"Hermano, ¿Podemos hacerlo?"

Cuando finalmente había sentido que estaban en una "relación de pareja", no dudó en evocar al sexo incluso sobrepasando el tema de su vergüenza. Hee-gyeom miró a su hermano menor con ojos preocupados. El niño se inclinó hacia él y le suplicó a su hermano nuevamente: "¿Podemos hacerlo?" Y entonces, la bata, que se había puesto toscamente con toda la intención de quitársela de todos modos, hizo un ruido suave cuando se resbaló para mostrarle su cuerpo.

Su hermano menor quería hacer muchas cosas, pero Gyeom no tenía la paciencia para eso.

Su hermano menor se arrastró entre sus brazos, mostrando un pene medio levantado en una entrepierna a la que apenas le había empezado a crecer el pelo. Suspiró, lo miró con la cara roja pero no se retiró jamás. Su expresión estaba llena de emoción, como si pudiera escuchar los latidos del otro incluso aunque estuvieran separados.

"Por favor..."

"Si haces eso... No voy a poder detenerme después".

"No importa".

Dijo en voz baja.

No había suficiente tiempo como para entrenarlo, por lo que pareció encenderse dondequiera que sus manos lo tocaban. Por supuesto, el hermano menor siempre animaba a su hermano mayor a que lo hiciera como quisiera sin preocuparse por él.

Heeseo miró a Hee-gyeom con ojos llorosos. En poco tiempo, susurró una palabra peculiar con una sonrisa que tenía la típica alegría de un joven:

"No quiero dormir esta noche".


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