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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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La fatiga acumulada pronto se convirtió en apetito. Gyeom, quien siempre se preocupaba por su hermano debido a su "boca chiquita", llenó su estómago hasta parecer que no podría ni tragar. Comió y comió con la codicia suficiente como para hacer que sus mejillas se hincharan como una ardilla. Algo extraño y que aparentemente era hambre provocada por el estrés. Tanto así, que no importaba cuánto comiera, la sensación de vacío no pareció desaparecer jamás.

Era natural que su estómago, que había estado tenso todo el tiempo, no pudiera digerir nada adecuadamente y tuviera que evacuarlo todo:

"Puaj... Ah, ah..."

"Está bien, está bien. Estás al lado de tu hermano, ¿Bueno? Estoy aquí. Te tengo."

El hermano mayor no sabía qué hacer frente a su hermano menor, que tenía dificultad para respirar después de haberlo vomitado todo. Le frotó la espalda y le limpió los ojos que parecieron estar increíblemente febriles, murmurando en su oído como si se consolara a si mismo con palabras de ánimo.

Hee-seo bajó la cabeza y se hundió en los brazos de su hermano, usando el dolor como una excusa: "Estoy enfermo. Tengo mucho miedo."

"No tengas miedo, bebé. Tienes a tu hermano aquí contigo, ¿De qué estás tan asustado?"

"No puedes ir a ningún lado. ¡Tienes que quedarte conmigo hasta que esté mejor!"

"Oye, estaré aquí hasta que te duermas. Es más, no me iré incluso después de que lo hagas. Shhhh. Estaré aquí."

Como una bestia lamiendo sus heridas, el hermano mayor continuó acariciando tiernamente al hermano menor. Le dio palmaditas en la espalda durante mucho tiempo, dejando que vaciara su estómago las veces que fuera necesario hasta que se sintiera mejor.

"Ah, Dios..."

"Eres bueno soportando el dolor."

Hee-gyeom tomó a su hermano menor entre sus brazos como para calmar el llanto de un bebé recién nacido. Sus manos estaban calientes mientras se movían suavemente desde arriba y hacia abajo y por consiguiente, la tensión, que había sido tan fría como la escarcha, se disipó lentamente de su cuerpo gracias a él. De hecho, Heeseo quería que el hombre tocara cada rincón y grieta de su cuerpo. Quería que cubriera la carne con sus manos y que le pusiera su temperatura. La sensación de su compañero, tocando su piel desnuda una y otra vez, no desapareció sin importar cuánto jabón se aplicara. Pareció que todavía había hormigas arrastrándose dentro de su ropa interior porque, estaba seguro de que incluso le metió los dedos...

Heeseo sintió que las náuseas que apenas habían disminuido regresaron de inmediato al recordarlo, por lo que envolvió sus brazos alrededor del cuello de su hermano y se quejó. Estaba hiperventilando.

"Está bien, respira despacio".

"Ah, ah..."

Hee-seo levantó la vista y se encontró con que su hermano estaba mirándolo con unos ojos increíblemente llenos de preocupación. Era lindo que lo tratara de esta manera pero lo lamentó porque no quería convertirse en una carga para él. Después de todo, se había ocupado del niño en nombre de sus padres. Alimentándolo, cuidándolo, trabajando todo el tiempo. Heeseo deseaba crecer rápidamente y convertirse en un orgulloso hermano que pudiera aliviar la carga. Pero el nido que había creado para él era tan acogedor que no quería crecer más. Deseaba seguir siendo un niño para poder estar a su lado y tener un sitio seguro. Hee-seo era patético y se avergonzaba por tener un corazón tan egoísta.

Cuando el agua llenó sus ojos hasta volverlos calientes, Hee-gyeom comenzó a limpiarlo: "Si mi hermoso Hee-seo sigue llorando así ¿Cómo voy a poder dejarlo solo?"

Cada vez que el hermano mayor le limpiaba cuidadosamente las lágrimas que tenía en las pestañas, escuchaba el sonido del niño sufriendo las secuelas del llanto. Hipeaba, y aunque su nariz estaba inflamada y la respiración era difícil, el sonido de su corazón era estable así que eso lo tranquilizó. Hee-gyeom miró con tristeza sus mejillas regordetas, como ciruelas rojas y maduras, y terminó por acomodarle el cabello debajo de las orejas para preguntar: "¿Todavía tienes mucho dolor?"

"Ahora que mi hermano me tocó... Creo que estoy mejor."

"¿En serio?"

"Sí."

"¿Entonces puedo tocarte más?"

Heeseo, que era tímido y estaba un tanto vacilante, asintió levemente con un movimiento de su cabeza. Hee-gyeom llevó a su hermano a un sitio cómodo, colocó una almohada bajo su espalda y deslizó su mano dentro de su pijama entreabierta. Su pequeña pancita, con la grasa que se esperaba para un niño de su edad, era suave como la textura que tendrían los malvaviscos. Cuando abrió las palmas de las manos y comenzó a acariciar suavemente el área alrededor de su ombligo, su hermano menor comenzó a temblar mientras cerraba los ojos. Los puños, que había acomodado suavemente sobre el pecho, se movieron, se apretaron y luego se abrieron repetidamente. Hee-gyeom no apartó la mirada de su hermano menor durante todo este tiempo:

"Si tienes sueño, puedes dormir".

"Sí..."

Pero aunque la somnolencia le llegó rápidamente, Heeseo giró su cuerpo de un lado para otro cuando descubrió que, en algún momento de la noche, Gyeom había dejado de estar allí. El hyung, que prometió quedarse a su lado, estaba tan ausente que el calor dentro de la manta dejó de sentirse reconfortante. Quería ir a buscarlo pero, después de pasar por varios incidentes y dolor, su cuerpo estaba tan cansado que ni siquiera pudo atreverse a despertar por completo. Sus ojos se estaban cerrando de nuevo pero, justo cuando estaba a punto de quedarse dormido una vez más, Hee-seo se despertó ante la sensación de que sus calzones se le pegaban al trasero. Rápidamente levantó la manta, puso las caderas hacia arriba y descubrió unas manchas de sangre rojas brillantes pintadas en el edredón. Debió ocurrir cuando se quedó dormido.

"¿Qué debo hacer? Es la cama de mi hermano".

Recordó de inmediato la vez en que lavó la ropa debido a su menstruación... Y la idea de tener que volver a afrontar esa situación junto con su hermano le daba tanta vergüenza que ni siquiera se lo podía imaginar ¿Cómo lo vería su hermano mayor? ¿Como un descuidado? ¿Un tonto? Hee-seo, que había estado llorando lo suficiente como para hacerlo de nuevo, rápidamente comenzó a sacar la manta para quitarla de allí. Al principio, estaba triste porque no se había quedado a su lado como lo prometió, pero ahora pensó que no podría ser más afortunado por esto.

Hee-seo, quien dobló con cuidado el edredón que había sacado, descubrió que era muy difícil hacerlo cuando no tenía energía.

"Es difícil..."

Luego, su cuerpo se hundió por los cólicos. Y eso, y pensar en el hecho de tener que confesarle a su hermano que había ensuciado la manta, hizo que su corazón doliera de nuevo. Es decir, ni siquiera le gustaba que lo escuchara orinar, por lo que Hee-seo siempre dejaba correr el agua en el lavabo cuando lo hacía. Que injusto era sufrir de tanta humillación por un fenómeno menstrual que ni siquiera era su culpa.

Heeseo se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y sacó una manta nueva del armario. El edredón, que siempre dejaba secar al sol, era suave y acogedor por lo que el deseo de volver a meterse en la cama e irse a dormir surgió de nuevo. Por supuesto, antes de eso era evidente que tenía que cambiarse los boxers y los pantalones del pijama y también, darse una nueva ducha.
La sangre siguió goteando. Tal vez de verdad tenía que comprar unos pañales... Sus ojos se llenaron de agua antes de darse cuenta.

Hee-seo, quien lentamente se quitó los pantalones del pijama, tragando todas las lágrimas que tenía en la nariz, se sorprendió por el repentino "clic" y el sonido de la puerta al abrirse por completo. Estaba tan extrañado, que su cuerpo saltó hacia arriba y hacia abajo de una sola vez.

La persona que había entrado fue, por supuesto, su hermano mayor. Hee-seo se lamió los labios mientras escondía los pantalones detrás de su espalda. Sus ojos se entrecerraron de vergüenza y luego, incluso sus orejas terminaron por ponerse increíblemente rojas. No sabía que hacer, era vergonzoso y quería terminar por desaparecer en algún sitio.
Hee-gyeom, que entró sin pedir permiso porque pensaba que su hermano menor todavía estaba durmiendo, también estaba profundamente avergonzado. Era absurdo sentirse culpable después de que sus ojos pasaron desapercibidos por las piernas largas y blancas que se estiraban bajo la generosa blusa de su pijama. Si realmente no tuviera ningún sentimiento negativo por su hermano menor, no habría desviado la mirada como si hubiese cometido un crimen. Hubo un breve silencio que tuvo diferentes significados. Hee-gyeom suspiró:

"Tenías que dormir más ¿Por qué estás despierto?"

"Tenía que ir al baño."

"¿Te duele el estómago?"

"Todo está bien."

"¿En serio?"

"Sí..."

"Que bueno." Por supuesto, el niño era tan pequeño y delgado que Hee-gyeom sintió una extraña sensación de culpa cuando lo abrazó. "Me hace tan feliz verte bien."

"¿...Vamos a ir al hospital?""

El hermano menor, que lo había estado abrazando en silencio, apoyó la mejilla contra el pecho de su hermano y preguntó esto en una voz que sonó como un susurró.

"¿Quieres ir al hospital?"

"¡No! ¡Pregunté porque no quiero ir!"

Hee-gyeom sonrió. Y cuando le tocó suavemente la mejilla que se le había hinchado por tanto golpe, su hermano menor evidentemente no supo qué más hacer o decir para salirse de eso. El corazón de Hee-seo comenzó a latir con fuerza con cada movimiento que hacía y también empezó a dolerle muchísimo el pecho.

"Es que yo... Tengo miedo."

"... Vamos a posponer la visita al hospital por una semana ¿De acuerdo, bebé? En su lugar, hay que quedarnos los dos juntos aquí para mirar las películas que más te gusten".

"¿De verdad puedo quedarme en casa contigo? ¿No te estoy molestando con tu trabajo?"

Hee-gyeom, que siempre era gentil y amable, abrazó y besó la frente de su pequeño hermanito menor.

"Está bien, no tienes que preocuparte por eso así que, ve y lávate de inmediato ¿Bueno? Si tienes miedo, hyung dormirá junto a ti".

"..."

"¿No quieres? ¿Vas a dormir solo?"

"No..."

"¿Entonces qué pasa? ¿Quieres que te ayude a bañarte?"

Sorprendido, el hermano menor huyó de su hermano mayor tan rápido como pudo. Su corazón le latía salvajemente y no podía entender si era porque estaba enojado o porque era injusto, o si era tal vez porque imaginaba que la gran mano que había estado acariciando su estómago toda la noche estaba tocando justo sobre su entrepierna. Pero era demasiado tímido como para sucumbir a sus deseos. Cobarde.

"¿¡A dónde vas!?"

"¡Puedo bañarme yo solo! ¡No hay necesidad de que me ayudes!"

Hee-seo gritó y corrió a su habitación. Hee-gyeom, por supuesto, pensó que era muy divertido meterse con él.

El hermano mayor miró el edredón que había quitado de la cama y luego comenzó a desdoblarlo para poder ver lo sucedido. Suspiró al imaginar al niño, desconcertado por la hemorragia que tenía entre sus piernas y por supuesto, al mismo tiempo se dio cuenta de que era muy peligroso llegar a soltarle alguna vez. Si había pensado que todo lo que tenía que hacer era criarlo bien y volverlo alguien que pudiera avanzar de manera independiente, ahora el panorama se había vuelto completamente diferente para él. Gyeom todavía temblaba cuando pensaba en su hermano menor, en peligro y en un lugar donde él no lo pudiera proteger. Regresó a casa de manera segura, pero en caso de que algo hubiera salido mal. Si él hubiera sido el niño del hospital... Solo imaginarlo era aterrador. ¿Por qué pensó que sería seguro mandarlo después de que descubrió lo que estaba mal con él?

Hee-gyeom tomó una respiración profunda e intentó calmar su pecho congestionado. Cuando el niño se durmió entre sus brazos, le había quitado el pijama para ver si había signos de una "relación forzada". Aunque existían hematomas en todo su cuerpo, los pequeños genitales debajo de sus testículos y el ano detrás de ellos, estaban completamente intactos. Aun así, sus dientes temblaron. Quería rasgar y matar al bastardo que habría tocado y sostenido al niño con tanta lujuria. Quería infligir más dolor de la que le habían hecho sentir y también, deseaba matarlo. Sin embargo, incluso si lo hiciera, lo que Hee-seo ya había experimentado no iba a cambiar. Las culpa de no poder estar a su lado en ese momento, probablemente no desaparecería por el resto de su vida.


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