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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El sol ya se estaba poniendo.

Hee-gyeom calculó aproximadamente la distancia a la casa y el tiempo que se harían para llegar. Pensaba que podía estar allá antes de las 9 y justo a tiempo para arropar a su hermano y ponerlo a dormir. No era demasiado tarde para regresar, sino... Más bien se trataba de la urgencia por cuidar de él de manera adecuada.

El hermano menor, que dijo que no quería irse a casa, se durmió en el momento mismo en que cerró los ojos. Hee-gyeom bajó el volumen del radio para que no se despertara con facilidad, subió la calefacción y después, un leve sonido de respiración uniforme se extendió sobre el débil rugido del motor. Probablemente, debido a que estaba triste porque su cita había terminado, siguió insistiendo en ir a algún lado para pasar el tiempo junto a él. Como... Amantes. Era demasiado lindo para ser llamado terco, y además tenía el presentimiento de que no podía ser duro con él como solía serlo en el pasado.


Al entrar en el centro de la ciudad desde los tranquilos suburbios, las luces comenzaron a ser completamente abundantes y escandalosas por igual. Hee-seo se despertó vagamente por el ruido de los coches que iban y venían y luego, sus ojos enormes se volvieron para mirar por la ventana antes de regresar a Hee-gyeom.

"¿Ya nos vamos?"

"Sí, vamos a casa".

"Tengo mucho sueño".

"Te despertaré cuando lleguemos, así que sigue durmiendo".

"No, creo que puedo aguantar un poco más".

Heeseo, quien se vio obligado a abrir los ojos, bostezó con fuerza antes de comenzar a frotarse la cara. Hee-gyeom opinaba muy honestamente que su hermano menor, además de ser extrañamente terco, era encantador y muy, muy hermoso.

De pronto, Hee-seo dejó escapar una risa absurda. Cuando miró de reojo en su dirección, notó que los párpados que estaban doblados por la mitad reflejaban unas pupilas que brillaban muy dulcemente. También había unos pequeños hoyuelos creciendo en unas mejillas que se volvían más gruesas a medida que las comisuras de su boca se levantaban:

"¿Qué pasa?"

"Eres muy guapo."

"¿Te gusto porque soy guapo?"

Heeseo murmuró en una voz lánguida, como si todavía tuviera sueño.

"Yo tampoco lo sé. Me gustas porque... Eres amable. Me gustas porque me cuidas... Me gustas porque eres guapo. Creo que es todo de ti. Simplemente... Me gustas desde que era muy pequeño".

"¿Lo hago?"

"Sí, siempre me ha gustado que seas mi hermano mayor así que... Quería presumirte a todos los niños. Pero, ya sabes, en estos días se siente muy diferente."

Heeseo se rió como si hubiera dicho algo gracioso. Bostezó un poco, para demostrarle que su sueño no había desaparecido todavía y, con la cabeza apoyada en la cabecera del asiento, Hee-seo comenzó a mirar a Hee-gyeom igual a si no pudiera observar otra cosa. Unas pequeñas lágrimitas brillaban en las comisuras de sus ojos:

"Estoy tan contento de que seas mi hermano mayor".

"También yo, mi amor".

"¿Te alegra que seas mi hermano?"

"Me alegro de que Hee-seo sea mi hermano menor, porque pienso en ti todos los días últimamente".

"Jaja... Me siento genial con eso."

Hee-seo, que sonrió, cerró de nuevo los ojos. Pareció estar honestamente somnoliento, como si estuviera a punto de quedarse dormido. Se estaba esforzando por no hacerlo durante un buen rato, mirando a Hee-gyeom y hablando de cualquier otra cosa. Pero habían estado ocupados todo el día, así que era normal. Lo abordó diciendo que quería tener sexo, y lo abordó para que salieran la próxima vez así que fueron a una cita en los suburbios. No estaba en buena forma física, por lo que era evidente que iba a estar muy cansado después. Hee-gyeom condujo el coche sin molestar al niño, que se estaba quedando dormido. Y pronto, otro ronquido se escapó de él.

Para cuando llegaron a casa, ya era de noche. Hee-gyeom abrió la puerta del garaje, aparcó el auto y se desabrochó el cinturón para poder salir. Hee-seo estaba durmiendo con la cabeza inclinada hacia un lado.  Silenciosamente se bajó del auto y se dirigió al asiento del pasajero. No quería despertarlo así que le quitó el cinturón poco a poco y lo sostuvo entre sus brazos, abrazando su cuerpo flácido igual a si fuera un muñequito. Hee-gyeom se rió a carcajadas cuando lo cargó.

Subió las escaleras hasta la habitación de su hermano: Los edredones y muñecos que Heeseo había manchado anoche, se trasladaron a la lavandería así que ahora los había cambiado a edredones nuevos y más calientitos. Esto, por supuesto, lo hizo después de bañarlo y acostarlo por lo que ni siquiera lo notó.
Hee-gyeom colocó con cuidado a Hee-seo sobre una cobija nueva y esponjosa. Le había quitado el abrigo antes así que todo lo que tenía que hacer ahora era ponerle la pijama. Y mientras trataba de levantarse, Heeseo gimió como si tuviera dolor.

"No... No te vayas."

Y le pasó el brazo por el cuello.

Su pronunciación y su voz eran inexactas. Hee-gyeom pareció no tener más remedio que arrodillarse junto a la cama e inclinarse hacia el niño así que, como si estuviera satisfecho con la presencia de la otra persona, los brazos finalmente se le aflojaron y una sonrisa apareció en un rostro que tenía todavía los ojos bien cerrados:

"Oye... Eres, el hombre más..."

Las palabras que estaban dando vueltas en su boca, simplemente se dispersaron. Cuando Hee-gyeom se dio cuenta de que era un cumplido para él, se echó a reír por lo absurdo que era.

Hee-seo sacó otro gemido: "Hermano..."

"¿Te volviste a despertar?"

"Cuando te despiertes... Despiértame también ¿De acuerdo?"

"De acuerdo, cariño ¿Quieres dormir o lavarte antes?"

"Sí. Quiero lavarme..."

Heeseo bostezó de nuevo. Hee-gyeom todavía estaba de rodillas junto a la cama, observando la manera en la que su hermano menor se ponía de pie. Después de parpadear un par de veces, cerró los ojos, los abrió, y luego comenzó a enfocarlo. Heeseo asintió y se sentó por fin.

"¿Podemos hacerlo juntos?"

"¿Nos lavamos juntos, mi amor?"

Hee-gyeom desabotonó la camisa de Hee-seo, que se había acomodado sobre el colchón, y ​​preguntó esto mientras lo miraba a la cara. Hee-seo, quien vio la mano de su hyung moviéndose sobre su pecho, asintió con fuerza incluso aunque sus mejillas se habían vuelto completamente rojas.

"En cambio, esta vez no tienes permitido dormir".

"No me voy a dormir".

El hermano mayor, que le quitó la camisa, ahora le estaba sacando los pantalones y los calcetines para dejar al descubierto unos deditos blancos que se curvaban muy torpemente. Había además, unas piernas muy delgadas frente a él, una piel hermosa y unas caderas muy bonitas... Por supuesto, a pesar de que había prometido cuidarlo de todo y que no se sentiría tan tentado como para lastimarlo, no sabía si podría llegar a cumplirlo teniéndolo así en frente de él. Las mejillas de Hee-seo eran como ciruelas rojas y brillantes:

"¿No estás cansado?"

"Soy un adulto, así que no estoy cansado en absoluto".

"Todavía eres joven. Eres mi bebé hasta que te vuelvas mucho más grande. Tal vez de mi edad."

Hee-seo abrazó a Hee-gyeom. Su cuerpo desnudo, ni siquiera con boxers, estaba envuelto firmemente entre sus brazos porque pareció como si Gyeom deseara mimarlo tanto como fuera posible antes de llevarlo a bañar. Luego, el niño levantó la cabeza mientras dejaba que acariciara su cabello:

"Quiero que te quites la ropa también".

Luego, con torpeza, Heeseo comenzó a quitarle la chaqueta. Fue divertido y lindo verlo intentar tan duro, así que Hee-gyeom comenzó a hacerlo en su lugar. Hee-seo deambuló un poco a su alrededor, tomó la ropa que se había quitado y la dobló para acomodarla en el armario. Gyeom, que se había dado la vuelta, envolvió nuevamente la cintura de su hermano menor entre sus brazos y acunó con las manos su pequeña cara rojiza. Las suaves palmas del niño tocaron el pecho de Hee-gyeom... Sus ojos estaban húmedos mientras imaginaba lo que podían hacer estando solamente los dos así que preguntó, acomodando el pelo corto de su hyung por detrás de sus orejas:

"¿Te vas a quitar el resto de la ropa o no?"

"Sí. Me lo quitaré".

"¿Pero por qué tardas tanto?"

"Oye, espera un minuto. Dijiste que eres un adulto ¿No? Para eso debes tener un poco de paciencia."

Hee-gyeom besó el rostro de su hermano menor mientras lo escuchaba disculparse por hablar así. Era tan encantador que no pudo evitar colocar los labios dondequiera que sus ojos se posaran. Y mientras lo besaba en la barbilla, pareció que sus miradas se encontraban por segunda vez:

"¿Cuándo vamos a tener una cita de nuevo?"

"Siempre que Heeseo quiera hacerlo".

"... Pero dijiste que estabas ocupado con el trabajo todos los días".

Hee-seo tenía una expresión sombría sobre la cara a pesar de las agradables palabras que había pronunciado segundos atrás. Incluso si habían estado juntos estos últimos días, pareció existir en él un sentimiento de tristeza que se había estado acumulando a lo largo de los años. Hee-gyeom le acarició suavemente la mejilla y el cabello, como para intentar aliviar cualquier tipo de sentimiento negativo que estuviese creciendo en la cabeza de Heeseo:

"Mira... Creo que puedo tomarme un descanso del trabajo por un tiempo así que ¿Qué dices? ¿Quieres ir de viaje con tu hermano mayor?"

"¿De verdad?"

"Sí, en serio."

Una sonrisa enorme comenzó a extenderse gradualmente por el rostro de Hee-seo hasta el punto en que aparecieron esos bonitos hoyuelos sobre él.

"¿A donde quieres ir?"

"¡Cualquier lugar está bien!"

"De acuerdo, fijemos una fecha más tarde".

Hee-seo pareció estar muy feliz, como si hubiera perdido todo el sueño debido a sus palabras. Se aventó contra sus brazos y dejó sus mejillas presionadas contra su pecho todo el tiempo:

"¿Cuando vamos? ¿Esta semana? ¿La próxima semana? ¡Mañana sería genial!"

El hermano menor, que se había emocionado tanto como para hablar de sus planes, era lo suficientemente encantador como para querer verlo por siempre... Pero la noche se estaba volviendo más profunda mientras hablaban. Hee-gyeom se dio cuenta de que Hee-seo había estado allí, desnudo en sus brazos aún y cuando hacía tanto frío afuera.

"¿Cuánto tiempo estuvimos hablando? Estás helado. Debimos hacerlo en otra ocasión."

Hee-seo se sentó en la bañera mientras Hee-gyeom hacía correr el agua del grifo. Se había arremangado la camisa para dejar al descubierto unos fuertes antebrazos, y comenzó a tomar entonces el jabón, los trapos y todo lo necesario para proporcionarle un baño adecuado. Y en todo ese tiempo, Hee-seo simplemente comenzó a mirar los músculos de su hermano mayor y a considerar que incluso esa leve desnudez era infinitamente lasciva. El deseo sexual, que por un tiempo se había escapado de él debido a la alegría que le había dado escuchar sobre un paseo solo para los dos, se llenó de nuevo en su pecho hasta ocasionar que el calor se acumulara.

"¿No quieres bañarte conmigo?"

"Claro. No veo el problema en hacerlo."

Hee-gyeom comprobó la temperatura del agua en la bañera y después comenzó a quitarse la camiseta. La ropa subió por los brazos que había cruzado en forma de X, y terminó por dejar al descubierto unos abdominales bastante bien trabajados y gruesos. Hee-seo, que no podía apartar los ojos de él, rápidamente juntó las piernas, apoyó la barbilla sobre sus rodillas rectas, miró hacia abajo y fingió no haber visto nada. Hee-gyeom extendió la mano por encima de la bañera para cerrar el grifo y entonces, como si la mirada de Hee-seo tuviera alguna clase de chip para detectar sus movimientos, lo siguió todo el tiempo y hasta que se quedó quieto.

"Hermano…"

Con una cara roja brillante, Hee-seo llamó a Hee-gyeom. Sus manos mojadas estaban apuntando hacia sus pantalones así que Gyeom tuvo que entrelazar los dedos con los suyos en un intento por que se detuviera. Era obvio que el niño estaba imaginando el interior de ellos, deseando volver a tener sexo una vez más. Hee-gyeom preguntó:

"¿Qué es lo que pasa?"

"Quiero que te los quites."

"¿Y después?"

Hee-seo se lamió el labio inferior, pero no dijo ninguna otra palabra. En cualquier caso, era un deseo basado en el descubrimiento más profundo de sus propios sentimientos porque Hee-seo, que solía preocuparse por mojarse cuando su hermano mayor lo abrazaba o la acariciaba, ahora pensaba que era natural dejarse atrapar tan fácilmente. Aunque Hee-gyeom fingía ser estricto con él, Hee-seo era tan lindo y honesto que pareció no tener más remedio que seguirle la corriente. Era interesante, incluso.

"Tu hyung ya te había dicho que esto podía ser peligroso para ti."

"Pero, mi hermano sigue tocándome..."

"¿Estás culpando a hyung por lo que haces, Hee-seo?"

"Me gustas mucho así que, ¿Qué se supone que debo hacer?"

Hee-seo, que había conseguido juntar todo el valor posible para expresarse, le tomó la cara y la frotó tiernamente con los dedos. Acarició el contorno de sus mejillas y luego comenzó a besarlo en la boca mientras le decía que lo amaba de verdad. Hee-gyeom apenas y podía aguantar la respiración así que, la mano que sostenía la muñeca de su hermano, casi sin saberlo, se cayó hasta un punto en que Hee-seo tuvo que entrelazar los dedos con los suyos otra vez.

"... Solo con la boca ¿De acuerdo?"

Los ojos, que miraban hacia arriba, estaban húmedos y brillantes. ¡Hee-seo ni siquiera sabía que estaba apelando al sexo oral! Era ingenuo, estaba necesitado y también... Lo deseaba. Lo quería tanto que el plan de lavarlo rápidamente, ponerlo a dormir, comer comida deliciosa al día siguiente, establecer un itinerario de viaje y hablar sobre mudarse se derrumbó en un instante. Gyeom tenía razón, llevaba muy poca paciencia dentro de él y era muy terco. Aunque dijera ser ya un adulto.

"De acuerdo... Con la boca."

"Genial..."

Hee-seo sonrió ampliamente. Luego, tiñó sus mejillas de rojo una vez más y, como si fuera un poco tímido, confesó en voz pequeña que estaba de verdad fascinado con él. Era chistoso que se pusiera tan nervioso cuando estaba tratando de tener sexo cada vez que sus miradas se encontraban. Era la razón por la que el hermano mayor, que trataba de cuidarlo, pareció ser la marioneta de sus deseos más que el titiritero.


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