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Cosecha de cerezas, tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"¡Oh, Woohee vino a la escuela!"

"¿Puedes regresar ya? Creí que estabas muy enfermo."

"No. Todo está bien ahora."

Hee-seo, quien se fue temprano el miércoles por la mañana y regresó a la escuela una semana más tarde, estaba lleno de gente con preocupaciones y preguntas bastante curiosas. Ya había agotado todas las excusas que tenía en su cabeza el día que tuvo que irse, pero no pareció haber logrado transmitir sus emociones correctamente a los otros niños. Hee-seo bajó la cabeza debido a la carga de tener que mentir.

Su cariñoso hermano mayor retrasó el comienzo de la escuela hasta el lunes gracias a una llamada telefónica que realizó muy rápidamente. Se preguntaba qué debían de hacer en caso de que su período no hubiera terminado para ese entonces, pero afortunadamente acabó por quitarse la toalla sanitaria el sábado por la madrugada. Su hermano había dicho que era bueno que su ciclo menstrual fuera tan corto. Hee-seo no entendió porque estaría bien para él sentir que iba a colapsar por un sangrado excesivo y por cólicos menstruales terribles durante tres días. Debería ser solo uno.

"¿Dónde te dolía? Tal vez estabas defecando cosas del tamaño de una ballena."

"Jajaja, que asco."

"¿De verdad vas a decir eso? ¿Cuantos años crees que tenemos?"

"Solo digo que es sospechoso que siempre vaya al baño solo. ¡Ya sé! ¿Y si no puede mostrarnos su pene porque todavía no tiene la cincuncisión?"

"Ya detente."

Si-woo Lee, quien era el presidente, comenzó a regañar a los chicos que estaban haciendo bromas que "cruzaban la línea de lo divertido." Los chicos se quedaron callados como si las risas no hubieran existido en primer lugar y luego bajaron la cabeza. Si-Woo Lee observó atentamente como Hee-Seo pintaba su cara de colo rojo brillante:

"No es nada así, fue solo gastritis".

Heeseo pudo escaparse gracias al "repentino" momento de silencio y luego, simplemente se sentó en su pupitre sin decir ni una sola palabra más. Tenía las mejillas calientes así que se puso el dorso de la mano para tratar de enfriarse. Se sentó, más avergonzado que de costumbre.

Por alguna razón, desde que era pequeño, solía ser el objetivo directo de los chicos malos. Le robaban juguetes, le tiraban del pelo, lo tocaban abiertamente y después de crecer un poco, comenzó a darse cuenta de que esta agresividad era más bien un marcado acoso sexual. A veces, incluso cuando su hermano venía por él a la escuela, sentía que ni siquiera podía acercarse porque era evidente que todos los miraban para tratar de sacar "material" con el que seguir molestando. Hee-seo estaba orgulloso de su alto y apuesto hermano mayor, pero por otro lado, en comparación con él, sabía que palidecía completamente. Su rostro estaba blanco, sus muñecas eran tan delgadas que ni siquiera podía usar su fuerza, y sus ojos eran caídos. Y los chicos que lo acosaban siempre parecieron sentir una extraña satisfacción por llevarlo hasta el límite. Como si estuvieran acosando a la chica más bonita de su clase.

Y no tenía sentido.

No tenía sentido que supieran que no era completamente un hombre.

Hee-seo, que pretendía organizar sus libros de texto, bajó la mirada y observó detenidamente su entrepierna. De hecho, siempre estuvo curioso por su pene y por todo ese tema sobre la "circuncisión." Esto se debía, principalmente, a que lo que tenía era una cosa lisa y sin rastro de prepucio. Heeseo recordó a un niño, compañero suyo, que apareció en la escuela justo después de haberse hecho una circuncisión. Al parecer, mientras actuaba imprudentemente, otro niño apareció en el extremo contrario, le pegó accidentalmente en la entrepierna y por supuesto, lo hizo llorar y gritar frente a toda la escuela. Debido a que la figura de ese momento todavía estaba clara en su cabeza, Heeseo no molestó a su hermano preguntándole cosas sobre por qué no lo circuncidaban como a los otros niños. Más bien, temía que su hermano lo llevara a cirugía para hacerle algo así de terrible.

Ahora parecería una tontería.

"Todavía tengo miedo".

Hee-seo se estremeció ante la idea de que lo cortaran con un cuchillo.

"¿Tu cuerpo está bien?"

"Si, estoy bien."

"Gracias a Dios. Te veías realmente enfermo esa vez. Pero dices que fue gastritis."

"Sí, fue gastritis por estrés ".

Después de una breve conversación con su compañero, finalmente entró el profesor del aula. La primera clase que tenían era coreano por lo que el maestro aprovechó esto para señalar a Hee-seo y dejar una advertencia a todos para que tuvieran cuidado con su salud. Luego, abrió el libro. Mientras estaba tomándose un tiempo libre, evidentemente los temas que tenía que repasar ya habían cambiado. Heeseo rebuscó en los libros una y otra vez pero no encontró el pasaje que el hombre estaba recitando. La mano de un compañero cruzó el escritorio para pasar la página por él.

"Gracias."

Ahora estaban en la parte media de un nuevo poema.

El coreano era una asignatura que se impartía cuatro veces a la semana por lo que pareció que el progreso que tuvieron fue evidente. Tanto así, que comenzó a pensar que definitivamente tendría que pedir prestadas sus notas a alguien más y hacer una copia a mano.
Hee-seo se dio cuenta del enorme espacio vacío que se había ocasionado en sus libretas debido a la enfermedad así que, de inmediato y sin que nadie lo notara, comenzó a tomar un montón de notas utilizando sus bolígrafos de colores hojitas de blog. En realidad, podría decirse que todas sus anotaciones estaban hechas de una manera casi perfecta.

La primera sesión transcurrió rápidamente. El maestro, que había terminado con la clase de manera anticipada, salió por la puerta tan pronto como sonó la campanita del receso por lo que no fue extraño que la clase rápidamente se volviera ruidosa. Tres de sus amigos cercanos se reunieron para comenzar a contar un montón de anecdotas sin sentido y mientras tanto, Hee-seo revisó su horario, anotó lo que tenía que corregir y terminó por sacar un libro de música, un cuaderno y una grabadora. En cuanto a la materia de música, solo la tenían una vez cada lunes por lo que no tenía que ponerse al corriente con eso. Los chicos se acercaron a él, le mostraron que habían conseguido algunas golosinas de la máquina expendedora que tenían en el pasillo y comenzaron a repartirlas de forma que pareciera "equitativo." Eran amigos mansos y tranquilos, de esos que estudiaban seguido y daban los "Buenos días" al entrar por la puerta.

"Vamos a la sala de música, Heeseo".

"Oh, ya voy."

"¿De verdad estás bien? Tienes mala pinta."

"¿Es por lo que te dijeron?"

"No, no es así..."

Hee-seo le respondió suavemente a sus amigos, que de por si estaban hablando con una voz extremadamente bajita. Como en cualquier otro lugar, el grupo que lo acosaba estaba conformado por niños más grandes y mucho más gruesos también. Era evidente que sus ganas de protestar casi siempre terminaban cayendo en la basura. Sus amigos ni siquiera se atrevían a dar un paso para defenderlo a pesar de que estaban enojados por lo que le habían dicho a Hee-seo y Hee-seo, por supuesto, tampoco era del tipo que pudiera darse a respetar.
Al final, trató de burlarse de la situación ofreciendo una sonrisa y dando una vuelta al tema para hablar de algo más. No quería que el asunto de su circuncisión se volviera realmente un punto a tratar.

Mientras pensaba en ello y cuando estaba a punto de preguntar si podía tomar prestado el cuaderno de alguien, un chico más alto que él se le acercó por detrás y le puso la mano en el hombro. Sus amigo cerraron la boca de inmediato y pusieron caras realmente incómodas. Era Siwoo.

"Oye. ¿Podemos hablar un segundo?"

Si-woo Lee, quien miró al grupo con ojos parecidos a los de una bestia carnívora, le dijo esto a Heeseo.

"¿Yo?"

"¿Esperabas a uno de esos bastardos?"

"No puedes usar esas palabras".

Heeseo lo regañó como si pensara que podían meterse en problemas por hablar así. Si-woo Lee no dijo nada al respecto, pero imaginó que esto sería similar a ser imprudente con una mujer.

"Bueno, ya no lo diré ¿Vienes conmigo?"

"Ahora tengo que ir a la clase de música. ¿No podemos hablar más tarde?"

"Para nada."

Heeseo parpadeó un montón de veces. No tenían nada de qué hablar así que en realidad no podía entender su urgencia. Si-woo y él habían estado yendo al mismo lugar desde el jardín de infantes, pero no eran "unidos". Heeseo frunció el ceño, sin saber que esperar de parte de Siwoo ni tampoco sobre lo que estaba tratando de decir. Sin embargo, incluso si no respondió, el chico lo agarró del brazo y comenzó a guiarlo hacia otra dirección. El niño, que estaba siendo completamente arrastrado, se apresuró a decirle a sus amigos: "Lo siento, vayan primero". Y luego fue testigo de lo verdaderamente grande que era su mano.
La diferencia de altura entre los dos era bastante considerable así que, además de sus dedos, los pasos que daba eran tan rápidos que Hee-seo tuvo que seguirlo casi como si estuviera corriendo.

"Espera un minuto."

Si-woo, quien no respondió incluso al escucharlo jadear para poder respirar, miró hacia atrás solo después de que Hee-seo lo llamó "Si-woo". El niño llenó su pecho poco a poco para recuperar el aliento y después lo miró cuando notó que realmente le había hecho caso.

"Caminas demasiado rápido."

Si-woo, que estaba mirando el rostro de Heeseo de un modo demasiado atento, rápidamente giró la cabeza y comenzó a caminar muchísimo más lento que la primera vez. Hee-seo quería decir que ahora le dolía el brazo, pero era un poco incómodo volver a hablarle.

El lugar donde Si-woo condujo a Hee-seo era la sala de arte. Se trataba de un salón que estaba completamente vacío porque era utilizado únicamente por el turno de la tarde. Dentro, había filas de pinturas y estatuas de yeso que aún no se habían tallado bien. Y además se comenzó a sentir una atmósfera increíblemente extraña alrededor de ellos.

Hee-seo, que estaba analizando las pinturas dibujadas por los estudiantes del departamento de arte, miró hacia atrás cuando la puerta golpeó el marco para cerrarse. La luz del sol, que había comenzado a entrar por la ventana, atravesó la sala sin iluminación y luego apuntó a Si-woo como si quisiera hacer que saliera de las sombras. Los ojos, que todavía se estaban moviendo de arriba para abajo, eran bastante feroces.

"¿Qué pasa...?"

Hee-seo estaba aterrorizado. Tenía miedo de dar un paso atrás y que Siwoo Lee lo siguiera. Siwoo, que era esgrimista, creció rápido gracias a que perteneció toda su vida al equipo atlético y por consiguiente, su físico y su estatura eran diferentes a los de los otros niños de su salón. El hecho de que solo estuviera él, acompañado de un chico fuerte y en un lugar tan sombrío como ese, lo puso tan nervioso como para que comenzara a temblar. Cuando recordó los chistes de los chicos que se burlaban de él, hablando acerca de si lo habían circuncidado, incluso comenzó a tener un ataque de pánico. ¿Y qué si le bajaba los pantalones para comprobar su pene? Sin embargo, surgió una pregunta completamente inesperada:

"¿Por qué estás ignorando mis mensajes de texto?"

"¿Eh?"

Siwoo suspiró como si estuviera reprimiendo su lenguaje ante tan estúpida respuesta.

"Mis mensajes. Te escribí un montón de veces en la semana".

"No sé de lo que hablas."

Hee-seo, que no podía haber imaginado nunca que lo hubiera llevado a un lugar tan lúgubre solo para preguntar la razón por la que no respondía sus mensajes de texto, sintió que era realmente una tontería y que se había puesto nervioso por nada. Sus hombros se relajaron al liberar tensión y la cantidad de veces que parpadeó hizo que sus pestañas parecieran abanicos. Si-woo, quien vio a Hee-seo lamiendo sus gruesos labios y haciendo que sus mejillas se hincharan, finalmente escupió una breve palabrota que sonaba como un "carajo". Hee-seo se sorprendió por su repentino enojo y retrocedió tanto que tuvo que aceptar que Si-woo lo sujetara cuando estuvo a punto de caerse en su trasero.

"Ah, gracias..."

Heeseo se estaba aferrando a Si-woo como si sostuviera un salvavidas por lo que lógicamente no pudo notar que el joven pareció no poder apartar los ojos de él ni un centímetro. Observó el proceso de su cabello volviéndose desordenado dependiendo del ángulo. Miró como inclinaba la cabeza y como sus pestañas revoloteaban y sus mejillas se volvían de un color rojo intenso.

Cuando la mirada de Si-woo se encontró con la suya, Heeseo se apartó de él de inmediato.

"Ten cuidado."

"Sí."

Hee-seo se tambaleó e intentó quitar su mano, pero pareció que Si-woo no lo quería así.

"Tu celular ¿Puedes darme tu número otra vez? Tal vez el problema es... Que tengo el equivocado."

"Yo..."

"¿No?"

"Oh, no es eso."

Hee-seo tomó el celular de Si-woo de mala gana y comenzó a anotar su número. Sin embargo, antes de que terminara de hacerlo, apareció su nombre y la leyenda de que ya estaba almacenado. Hee-seo se sintió desconcertado por esto.

"Ya tienes mi número."

"¿Qué?"

"Está aquí."

Después de recibir el teléfono de vuelta, Si-woo verificó el número y el nombre, reveló su frustración y se rió: "Entonces, debes haber ignorado mis mensajes a propósito".

"¡Oh no! Realmente no me llegaron." Hee-seo se sintió avergonzado a pesar de que no había cometido ningún error. Luego repitió: "Confía en mi. Yo no te ignoraría."

"..."

Si-woo, que había estado viendo a Hee-seo en secreto todo este tiempo, sintió una sensación de ardor en la parte posterior de su cuello simplemente por su tono. Incluso comenzó a pensar en la necesidad de... Hacer una locura.
En la sala de arte vacía, todo lo que se podían escuchar eran risas y charlas estúpidas. El viento soplaba desde la ventana abierta, las cortinas blancas estaban moviéndose y la deslumbrante luz del sol pegaba en su rostro pálido, acumulando luz en sus pestañas y coloreando sus ojos de una manera fabulosa. El corazón de Si-woo latía con fuerza debido a él. Y en el momento en que estaba a punto de atrapar a su enamorado para confesarse, sonó la campana y el niño contestó:

"Perdón. Tengo que ir a la sala de música".

La ilusión de que el tiempo se había detenido para los dos, se hizo añicos.

"Tengo... Que ir por el libro de partituras así que ¿Vienes conmigo?"

"Oh... Por supuesto."

De pie, hombro con hombro, Si-woo miró a Hee-seo moverse cuidadosamente. Le envío un mensaje de texto una vez más, pero su celular ni siquiera sonó.

"... ¿Tu cuerpo está bien?"

"Sí. Todo está bien."

"..."

Pero ya no había más palabras que decirle. Hee-seo notó el incómodo silencio entre los dos así que se movió un poco más rápido para intentar escapar de eso... Aún así, pese a sus esfuerzos, igual tuvo que ir al salón de música junto con Siwoo.

 


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