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Hiperventilación. Volumen 1, 2 y 3 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Myung se despertó.

Su cabeza estaba nebulosa y sus párpados se sentían increíblemente pesados. Los fragmentos de recuerdos, derramados como pequeñas gotas, eran desconocidos y vertiginosos.

"Hmm."

Sus sentidos regresaban lentamente a la normalidad así que podía notar que el toque de la manta con sus yemas le era desconocido. Sentía incluso, que el calor cubría completamente cada parte de su cuerpo. No pasó mucho tiempo hasta que los recuerdos del día anterior estallaran.

Tan pronto como abrió los ojos, la luz que entró por las persianas atravesó sus corneas ¿Qué podía ser más vergonzoso que lo que acababa de hacer? Y aunque estaba recibiendo toda la luz del sol, pudo notar como esos fuertes brazos lo sostenían tiernamente, como si fuera su amante. Lee Myung miró de cerca el rostro del hombre que tenía los ojos cerrados. Sus pestañas cortas y gruesas estaban tranquilas, su nariz caía suavemente y sus labios, ligeramente abiertos, eran gruesos y más impresionantes que los de cualquier otro joven. Sin embargo, parecía que quedaba la impresión de ser inocente. Como si fuera un niño todavía. Sin planearlo, llevó su dedo a los labios de Han Seon-ho y comenzó a acariciarlo. Sus ojos se apretaron y él negó entonces con la cabeza.

"Me gustas. Desde el momento en que te vi por primera vez, te amé. Te amé durante todo el tiempo que estuve en la preparatoria. En el reencuentro, también vine porque quería verte. Tenías razón en decir que no tengo amigos... ¿Sabes? Pensé que esto tal vez ya había quedado en el pasado pero supongo que quedaron algunos arrepentimientos. Tú nunca me quisiste ¿No es cierto? Solamente, me utilizaste para burlarte de mí."

Lee Myung abrió los ojos y observó como el pecho del hombre subía y bajaba de manera uniforme. El veneno de sus pupilas parecía estarse extendiendo así que miró ahora hacía el techo... No debería estar mirando a Han Seon-ho una y otra vez y tampoco debería estarle hablando. Pensó que podría desahogarse después de escupir un poco de un discurso resentido que ya había estado ensayando en sus sueños, pero esto también parecía ser imposible. Dios ¿Qué quería conseguir pasando una noche junto a él? ¿Por qué hacerlo teniendo un anillo? Y fingiendo no despertar, se sintió codicioso de estar en sus brazos así que besó su piel y entrelazó sus dedos como para jugar con una pequeña fantasía...

El brazo de Han Seon-ho fue levantado con cuidado.

Al salir de su lado, Seon-ho se sacudió un segundo, pero no se despertó. Myung ni siquiera podía soñar con tomar una ducha porque podría hacer un ruido fuerte, así que simplemente se lavó en el fregadero. Para su sorpresa, su cuerpo estaba tan limpio que no quedaban rastros de su encuentro. Tanto así, que comenzó a pensar que se había quedado desmayado el día anterior antes de que pudiera darse cuenta de ello. Su cabello olía a un champú que no conocía y la ropa que se quitó casualmente, estaba doblada sobre la mesa. Myung se puso todo de inmediato, tirando bruscamente del suéter de cuello alto hasta meterlo por su cabeza. Sin embargo, en todo momento su mirada seguía volviéndose hacia la cama.

"Creo que este tipo de cosas son bastante familiares para tí".

Debería haberlo sabido desde que lo llevó al motel sin dudarlo porque, tan pronto como ingresó a la habitación, fue todo bastante natural para él. El acto de perseguir a su oponente como si no importara quien fuera, tan salvaje y desesperado que incluso provocó que perdiera la consciencia.

"Jaja, seguramente tratas así a todas las mujeres."

Aunque trató de fingir estar relajado, Lee Myung sintió dolor por todas las cosas que estaba imaginando. Tampoco podía soportarlo porque tenía miedo de lo que vendría después. De las palabras crueles que le diría y la manera en la que le rompería el corazón.

Sin dar una mirada a la cama, empujó la puerta y salió rápidamente de allí. Todavía recordaba haber entrado sin dudarlo, tambaleándose por el oscuro pasillo sin pensar en nada... Ahora había entrado en un pequeño ascensor, casi llorando.

Mientras salía, sintiéndose tan culpable como un pecador, la hermosa luz del sol lo golpeó sin piedad sobre la cara. No podía levantar la cabeza porque anoche lo habían tratado con mucha rudeza y ahora, incluso sentir una pequeña ráfaga de viento le hacía sentir pequeño y desprotegido mientras luchaba paso por paso... No debió acompañarlo, no debió esperar nunca algo de un hombre como él. Hasta entonces, tenía expectativas, las esperanzas normales de una persona enamorada pero, desde el momento en que vio su anillo en su mano mientras bebía, supo que la esperanza se había desvanecido.

"El anillo, sácalo de tu dedo".

Una risa de desesperación salió de su boca. ¿Qué pensaba que sería diferente con el anillo? ¿Por qué fue tan ingenuo y estúpido cómo para pensar que podría ser especial solo con borrarle momentáneamente la imagen de su prometida? Este pensamiento hizo que Myung fuera aún más miserable. Piedra blanca, piedra negra, piedra blanca, piedra negra, parece que todas ellas están ahora en la palma de Seon-ho. Y hablando en términos generales, el número de piedras que le robaron no era comparable con el número de piedras que había obtenido.

Han Seon-ho, de veintisiete años, mató el primer amor de Lee Myung. Mató su fantasía llevándolo a la realidad. Borrando el recuerdo más valioso que tenía de él, la de la mirada del niño perfecto sonriendo brillantemente al viento. El hombre, con la expresión superpuesta como la de una pintura... Ahora no tenía a donde regresar ni un lugar en el que llorar.

"Fuí demasiado codicioso."

No hay excusas. Pero se alegró cuando comenzó a mostrar interés en él. ¿No le encantó su toque a pesar de que sabías que se trataba de un juguete? ¿No quería que no se detuviera aún y cuando le dolía? El placer que grabó en el cuerpo de Myung fue tan vívido como una fotografía y claro como una escultura... Y eso no lo volvía más fácil.

"Esto es lo peor."

Le dolía la cabeza como si se estuviera rompiendo. No había poder en sus extremidades, moviéndose al azar mientras caminaba sin un rumbo específico. Myung levantó la cabeza porque algo le golpeó el hombro con fuerza.

"¡Mira hacia adelante!"

Volteó hacia atrás, pero la espalda de la mujer que gritaba ya estaba muy lejos. Resultó estar en medio de las escaleras. Lee Myung tuvo que mirar a su alrededor para darse cuenta que estaba en la estación del metro. Ni siquiera sabía que había entrado allí. Y mientras buscaba a tientas en su bolsillo, tocó su teléfono celular apagado, su tarjeta de crédito y también, el pase de plástico grueso que fue emitido por el hotel y que no pudo ser devuelto. Sólo entonces, le vino a la mente lo que había pasado el día anterior: En la final del campeonato del mundo, fue derrotado por haber cometido un raro error con una de sus fichas así que, toda su vida tendría ahora un giro inesperado. Era gracioso que no estuviera preocupado.

"Solo pensé que tenía que tomar un taxi".

Pasó por la puerta de entrada a paso lento. Lee Myung quería desesperadamente estar solo y el tren subterráneo solamente había logrado convocar a un extenso número de gente a su alrededor. Un hombre le empujó por la espalda y otro más le dio un fuerte codazo en una costilla, pero cuando notó esto fue en el momento mismo en que el tren salió del andén.

"Nada está funcionando hoy."

Cuando se vio obligado a pararse frente a la línea de espera, innumerables rostros y sonidos pasaron justo al lado de Lee Myung. De joven, le parecía asombroso que los rostros de las personas se vieran exactamente iguales, como las rocas en un tablero de Go. Mucho más tarde, fue cuando descubrió que en realidad eran muy distintos. Diferentes personas que tienen diferentes historias y diferentes personas que han ido a diferentes lugares. Myung también era parte de lo diferente. Sin embargo, casi nadie lo entendía. Por diferentes circunstancias, por los diferentes mundos en los que vivían, por egoísmo o por miedo. Siempre estaba allí, dando un paso atrás detrás de la corriente y como resultado, no le quedaba nadie excepto su propia familia. Todos se estaban moviendo a alguna parte y el único que estaba estancado, era él.

"Tan patético."

El sol se elevó sobre la plataforma y una luz brillante se derramó entonces sobre su cabeza. Escuchó la señal de que el tren llegaría pronto y sus ojos se fueron hacia abajo para huir de tantas emociones. Miró la pista. Un lado estaba brillantemente expuesto mientras que la otra mitad estaba envuelta en una sombra oscura. Un beso suave y un anillo en su dedo. Un aliento caliente y una mirada fría. Tacto amable y gestos rudos. Han Seon-ho a los 18 años y Han Seon-ho a los 27.

Se decía siempre que el primer amor no era eterno, pero lo ha sido durante 8 años para él... Tal vez era momento de darle fin y dejar que Han Seon-ho se fuera de su vida. Pensó que si había estado buscando un momento para darle un cierre al capítulo que había sido abierto, entonces definitivamente era este.

"Me duele la cabeza."

Levantó la mano izquierda y se tocó la frente... Pero en la esquina de su campo de visión, encontró algo extraño. Había una cosa, atrapada justamente en la base de su dedo. La luz se reflejó en el borde del metal y atravesó sus ojos creando destellos impresionantes en un color parecido al dorado. El tren llegaba, con el sol pegándole de frente. El sonido de traqueteo sonaba en sus oídos y las vibraciones se transmitieron ligeramente hacía su cuerpo a través del suelo de piedra. Al principio, pensó que estaba equivocado, pero incluso si parpadeaba un par de veces, el anillo de oro no desaparecía nunca de allí. Lee Myung nunca había usado anillos. Además, ese anillo en su dedo era más grande que su circunferencia y parecía haberse utilizado durante mucho tiempo.

Su mano izquierda descendió lentamente hasta el nivel de sus ojos.

La luz del sol detrás de la plataforma fue bloqueada por el tren y entonces, la luz en la superficie del anillo le hizo ver el oro. Lee Myung miró el dorso de su mano con una expresión increíblemente en blanco.

"..."

No podía comprender lo que sucedía cuando había algo que era borroso y ambiguo entrando tan directamente en su campo de la razón. Era un problema que no podía resolverse ni siquiera aunque creara una hipótesis para todos los recuerdos que tenía en la mente... Su corazón latía cada vez más rápido y una vez más, el tren lleno de gente comenzó a abrir sus puertas para transportar a nuevos pasajeros.

Miró, pasmado, como la puerta se cerraba lentamente sin subirlo a bordo.

Giró en la dirección opuesta.

Los viejos zapatos para correr empujaron su cuerpo hacia adelante mientras pisaba vigorosamente el piso de piedra. Caras que no conocía lo atravesaron mientras avanzaba más rápido que nadie. Pasando por las escaleras y pasillos, por los callejones oscuros y las pequeñas desviaciones. No redujo la velocidad ni siquiera cuando se encontró con la carretera asfaltada y simplemente, tomó todo el aire que pudo y corrió y corrió como si estuviera muy desesperado... Era un día tan frío que se le congelaron las yemas de los dedos y Myung pudo ver incluso el color del aliento que salía de su boca.

"Myung, ¿Qué tipo de música te gusta?"
"Myung, ¿Estás bien?"
"¿Dónde está tu casa?"
"Myung, ¿Qué quieres comer?"

El revuelto bucle de recuerdos se precipitó como un tren en su cabeza. Han Seon-ho era un líder de clase, pensó que sus acciones eran pura amabilidad y que se trataba del mismo trato considerado que le mostraba a otros niños.

Pero si su suposición era correcta...

Pasó corriendo junto a la gente que caminaba lentamente. El viento soplaba a través de su cabello y se colaba dentro de su abrigo. Entró hasta sus pulmones, pero parecía que su cuerpo tenía fiebre en lugar de frío. Llegó hasta un centro comercial gris que aún no había abierto sus persianas, pasó junto a unos edificios. No había corrido desde que era un estudiante así que nunca pudo escuchar el sonido de su respiración zumbando en sus oídos.

"Pero no has cambiado, a excepción de que ahora fumas".

Recordando todo lo que había cambiado y lo que no había cambiado hasta ahora, continuó escuchando su voz:

"Mirándome mientras estaba bebiendo."
"Yo sé que te gusto."

Le dolían los pulmones como si estuvieran desgarrados. Sin embargo, incluso si su corazón estallara en ese momento, incluso si su cuerpo se rompía en mil pedazos, no importaba. Quería correr por él. Sólo una vez en su vida. Correr para ver a la persona que amaba.

Lee Myung atravesó la barrera frente a él. Recuerdos de frustración, burlas de personas desconocidas, palabras indiferentes, el asiento junto a él en el que nadie quería sentarse, las preocupaciones de su madre, la línea de salida de los 100 metros y la línea de llegada, todas las voces que lo señalaban como un idiota. "Myung débil, Myung confiado y Myung tímido." "Myung, el que nadie ama."

Cuando una calle familiar apareció en sus ojos, Lee Myung disminuyó finalmente la velocidad. Era la meta así que comenzaron a aparecer en su cabeza un montón de palabras de triunfo. Sus pulmones estaban ocupados capturando oxígeno y sus oídos estaban ruidosos con su inhalación y su exhalación. Lee Myung puso su mano sobre su rodilla y respiró hondo intentando volver a tener la fuerza para volver a levantar la cabeza. Su respiración agitada se estabilizó gradualmente y luego, su visión recuperó el enfoque un paso a la vez. La calle, que estaba cubierta de luces, parecía llana y tranquila. Había edificios brillando en la nieve y un hombre, al frente, estaba parado como un cuadro imponente y alto. Parecía que había metido una mano en el bolsillo de su abrigo negro... Lee Myung había corrido con valentía pero tan pronto como lo vio, su cuerpo se puso rígido. Han Seon-ho, quien descubrió a Lee Myung en la esquina, levantó la cabeza con una expresión obstinada. Myung dejó caer el anillo y sujetó su mano izquierda con fuerza contra su mano derecha...

"Yo..."

Cuando lo vio, su confianza desapareció y de repente le vinieron a la mente otros pensamientos. Quizá su plan estuvo mal. No, ¿Fue correcto en primer lugar? Corrió y corrió, pero ¿Cuántos agujeros había en sus creencias? Sus labios temblaron cuando comenzó a pensarlo y es que sí, todo empezó con una hipótesis imperfecta. Por el anillo, el anillo dorado. ¿Por qué poner un anillo en el dedo de otra persona? Incluso si se hubiera mordido los labios con fuerza, no podría controlarse ni despejar sus pensamientos. Podía... Haberse tratado de un juego de una noche para la otra persona, pero entonces ¿Por qué le dio el anillo?

"Myung."

Esa voz suave confundía aún más a Myung. Estaba inquieto y miraba todo el tiempo sus zapatos. ¿Estaba enojado? ¿Era un problema volver a verlo? ¿Era un problema que se fuera tan silenciosamente? ¿Le molestaba despertarse en una habitación sin él? ¿Qué estaba pensando Han Seon-ho? No tenía idea. En poco tiempo, sin embargo, se escuchó un tranquilo sonido de zapatos. Golpe, golpe. Lee Myung estaba aterrorizado y se obligó a levantar la cabeza cuando la silueta, enterrada en la sombra del edificio y en la oscuridad, llegó ante la brillante luz del sol.

"¡Pensé que te habías ido!"

Han Seon-ho, quien había recibido la mayor cantidad de luz, sonreía con los ojos cerrados. Hace 10 años, había visto esta misma expresión por primera vez. Tan hermosa que incluso Myung no podía moverse, como un hombre atado a una red que estaba sobre aquellas perfectas manos... Tenía calor en el cuello y en las orejas también. Un calor tan intenso que no sabía cómo lidiar con eso así que levantó un poco la cabeza. Tenía que explicar el motivo por el que había vuelto, pero no podía decir nada porque estaba rígido.

"Por el anillo, fue por el anillo..."

Mientras tartamudeaba, Han Seon-ho se acercó y caminó hasta el frente para luego tomarlo de los hombros y abrazarlo. Como si no le interesara nada sobre un anillo. Como si la mirada de la gente no fuera una preocupación. Sus mejillas tocaron su duro pecho y en ese momento, los innumerables pensamientos que vinieron a su mente se volvieron incoloros. Lee Myung sintió que la cerca que había construido, se derrumbaba de inmediato ante su toque. Abrazó la cintura de Han Seon-ho, con una sensación de llanto impresionante y Han Seon-ho sostuvo a Myung más profundamente y le frotó la nariz con la suya. Lo besó en la frente e hizo un sonido bastante tierno. Entonces, una de las muchas preguntas que vagaban por su cabeza quedó claramente resuelta. La respuesta estaba allí. La temperatura corporal caliente del hombre que cubría su cuerpo, se lo decía todo.

"El anillo era solo para aparentar."


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