Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hiperventilación. Volumen 1, 2 y 3 (Traducción finalizada) por yuniwalker

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Lee Myung había estado enredado con Han Seon-ho todo el día viernes y el día sábado también... Y libraron su primera gran pelea el sábado por la noche.

Comenzó con una camiseta que estaba metida en el fondo del armario. Han Seon-ho, que tenía una toalla envuelta en la parte inferior del cuerpo, se paró al lado de Myung y preguntó:

"Myung, ¿Está bien si busco algo que ponerme?"

"No me importa que lo hagas, pero nada de lo que tengo te va a quedar".

A Myung no le molestó cuando abrió el armario tan ruidosamente, solo estaba pensando en dormir porque estaba luchando con las secuelas que le había dejado el sexo. Cuando Han Seon-ho finalmente sacó una prenda, Lee Myung ya estaba medio envuelto entre todas las sábanas.

"Parece bastante grande..."

Myung, acostado de lado y apenas parpadeando, reconoció de un vistazo la camiseta de Han Seon-ho, que había recogido de su almohada el día del paseo escolar.

"¡No!"

Se levantó de un salto de la cama e imprudentemente estiró su brazo y tomó la camiseta de la mano de Han Seon-ho con un fuerte tirón. Arrugó la tela en una bola para que no pudiera verla, miró a su alrededor y finalmente la escondió detrás de su espalda porque no sabía que más hacer con ella.

"Ah, lo siento. Es algo importante para mí."

La camiseta era un hilo que conectaba a Myung con ciertas emociones del pasado. Al mismo tiempo, era un símbolo de la melancolía y los miserables días escolares que había pasado. Un recordatorio de su inmenso aunque ridículo amor por Han Seon-ho. Sin embargo, incluso ahora que estaba en una relación con él, parecía incapaz de revelar un acto así de desesperado por lo que no dijo ninguna cosa más.

"¿Por qué es importante?"

Han Seon-ho escupió una pequeña pregunta y después, se quedó quieto durante mucho tiempo como para permitirle contestar.

"Porque sí."

"¿De quién es eso?"

La voz que preguntaba era fría, sin rincones que fueran amistosos o tiernos, como de costumbre. Myung, que adivinó lo que había entendido mal, estaba aterrorizado con la situación... Aunque igual no parecía tener el valor de decir lo que pasaba.

"No quiero decirlo."

"¿Por qué no quieres?"

"Porque no me siento cómodo para hablar sobre eso ahora".

La forma de su boca, la voz, los ojos e incluso una sola ceja de Han Seon-ho, elevada en un ángulo peligroso, revelaron que estaba de muy mal humor. Le temblaban las manos, apretaba los puños y sus labios se movían tanto que le obligaron a mostrar los dientes. La cabeza de Myung estaba llena de remordimientos. "¿Por qué no te deshiciste de eso antes? Entonces, no habría existido nada que ofendiera a Han Seon-ho."

Lee Myung estaba asustado por su rostro, que no tenía ninguna expresión en absoluto. De hecho, solo de pensar en romper con Han Seon-ho, sus ojos estallaron en un inmenso mar de pequeñas lagrimitas que amenazaron con caer. Esto era de lo peor. "¡Estúpido idiota!" "¿Por qué no solamente dices la verdad?" Pero Myung solo alcanzó a limpiar sus ojos antes de que Seon-ho lo viera.

Seon-ho se sentó en la cama un rato, con Myung viéndole fijamente la espalda. Se puso los jeans y la camisa que había estado usando cuando llegó y, después de exhalar un largo suspiro que hizo que su corazón latiera dolorosamente, se levantó para irse a la puerta. Lee Myung miró inexpresivamente su larga espalda. Quería abrazarlo mientras caminaba pero, al mismo tiempo, sabía que no se merecía siquiera intentar atraparlo. Tenía sentimientos de desesperanza mezclados con sentimientos de culpa, pena, frustración y todo tipo de emociones negativas que se mezclaban y giraban hasta terminar por matarlo.

En la entrada, Han Seon-ho se puso la palma de la mano en la frente y suspiró pesadamente antes de decir:

"Olvídalo, no importa. Nos veremos otro día."

"No es lo que piensas..."

"Es mejor no decir nada ahora mismo. Buenas noches."

Pero Myung no pudo dormir durante mucho tiempo después de eso. Cuanto más pensaba sobre lo que había sucedido, más sorprendente y estúpido le parecía. ¡Esa camiseta iba a romper su relación! Y la causa aparente del conflicto había sido que guardó silencio. Era porque existía un abismo que no se podía llenar. Un pozo profundo hecho de la inferioridad de Myung y la superioridad de Han Seon-ho. Él había entendido mal a Myung, pero ese no era el problema principal sino el hecho de que su relación tenía limitaciones inherentes. No importaba cuán fuerte fuera su luz, la oscuridad no se podía quitar tan fácilmente. El aire frío a su alrededor parecía no poderse derretir ni siquiera con todo su calor...

Esa era, en escencia, la brecha entre Han Seon-ho y Lee Myung.

"Sé que fue mi culpa. Por favor, perdóname una sola vez más."

Lee Myung pensó en si mismo y en lo que haría cuando volviera a ver a Han Seon-ho. ¿Pero realmente sería una vez más? Podían ser dos, tres veces más, mil veces en las que haría cosas estúpidas. Era una persona que no merecía ser amada por él así que ¿Cuándo sería el día en que realmente se cansaría? Lee Myung de repente quiso renunciar a todo, pero aún era demasiado pronto para tirar la toalla. Es decir, se sentía como si el juego todavía estuviera en la etapa inicial.

La noche siguiente, Han Seon-ho llegó al frente de su casa vestido todo de negro, de la cabeza a los pies. Myung estaba preocupado porque parecía que no había dormido nada.

"Tengo un viaje de negocios programado para mañana".

"..."

"Nuestro gerente tuvo un accidente, así que tengo que ir para suplirlo".

"¿Hasta qué día?"

"Toda la semana. Regresaré a casa el sábado".

Han Seon-ho, que había estado inclinando la cabeza todo este tiempo, finalmente mostró su rostro por primera vez solo para decirle que estarían en contacto. Inevitablemente, el pecho de Myung comenzó a latir fuerte como si se hubiera presionado el botón de vibración. Han Seon-ho, que había estado enfrentando los ojos de Myung durante unos segundos, sonrió e intentó darse la vuelta.

"Entonces... Nos vemos."

"Po... Por favor, perdóname una vez más. Sé que fue mi culpa, así que..."

"No hiciste nada que requiera que seas perdonado". Una sonrisa afligida se extendió por el rostro de Han Seon-ho, aunque igual su expresión se liberó mágicamente. "Lo entiendo. No es que no me ames, simplemente no eres de los que conversa."

"..."

"Pero, no me interesa a quién hayas conocido en el pasado. Ahora eres mío. Es lo único que importa."

Lee Myung lo miró a los ojos y asintió. Aunque el problema no se había resuelto en absoluto.

Han Seon-ho, quien partió hacia Alemania el lunes por la mañana, ocasionalmente enviaba mensajes y fotografías de su día a día. Sin embargo, parecía que su horario estaba terriblemente ocupado y había una diferencia horaria de verdad impresionante que no les permitía conversar. De vez en cuando, Myung se agachaba frente a su computadora portátil y esperaba por un mensaje de él simplemente para desearle "Buenas noches." Y como nunca había estado en Europa, puso la diferencia horaria entre Seúl y Frankfurt en la ventana de internet e intentó memorizarla contando con los dedos.

Mientras observaba el segundero de los relojes de ambos países, que se movían en diferentes momentos, recordó el tiempo que había pasado con Han Seon-ho. La mirada más impresionante que le dedicó, fue la herida y preocupada de la última vez así que evidentemente le había provocado un montón de sentimientos de culpa y de ansiedad. Se molestó, de repente lo extrañó a morir e inmediatamente pensó que era mejor estar separados. El tiempo sin Seonho podía ser una buena oportunidad para organizar sus pensamientos y mejorarlos.

Lee Myung estuvo pensando en Han Seon-ho todo el día y también pensó en si mismo, quien era un idiota para tratar con él. Además, recordó la final de la copa mundial de Go y lo mucho que había intentado quitarla de su cabeza.

"¿Analizaste la causa de la derrota?"

"No."

"Fue un shock verte cometer un error que nunca hiciste ni siquiera la primera vez que estuvimos juntos. Pero hay algo que aprender, incluso de las equivocaciones más estúpidas."

En el avión que se dirigía a Xiangyang, el maestro Lim habló con él ocupando una peculiar expresión severa. Arrastró a Myung, que había estado increíblemente emocionado por su nuevo romance, contra el suelo y comenzó a patearlo con todas sus fuerzas.

"Pero eso sí, si vuelves a cometer el mismo error en el futuro, será bastante decepcionante para todos nosotros, Myung-ah".

La voz del maestro Lim flotó constantemente en sus oídos. Era un hombre que solía utilizar bastantes palabrotas para comunicarse pero, cuando comenzaba a abrir la boca para hablar con él, nunca decía nada malo o terriblemente grosero. 

'Tiene razón. No puedo evitarlo para siempre."

Myung se sentó en el suelo, frente a su tablero de Go. Se colocó los lentes, sacó su estuche y puso entonces todas las fichas ordenadamente para luego quedarse mirando el centro durante un buen rato. El lugar para colocar la piedra negra ya estaba decidido, pero parecía que no podía ponerla fácilmente porque su mano comenzaba a resistirse como si no le quisiera obedecer. Lee Myung dudó varias veces, luego cerró los ojos y colocó una sola piedra negra en la esquina superior izquierda. Pensó que había hecho un buen trabajo intentado olvidar todo pero, tan pronto como la textura de la piedrita pasó por sus dedos, el momento en que hizo el primer movimiento en el torneo pareció finalmente cobrar vida ante él. Habían pasado ya tres semanas, pero todo comenzó a sentirse horriblemente vívido en ese momento. Lee Myung pudo recordar el aire y el color de la iluminación del lugar, los ojos apagados del noveno Dan, sentado al otro lado, y esa sonrisa deslumbrante que tenía en la esquina de la boca.

Sacó una piedra blanca y la puso en el espacio vacío.

Sus dedos, que habían memorizado la derrota pero que no querían recordarla, se retorcieron ante un montón de sensaciones desagradables. Lee Myung tomó una decisión y rápidamente se volvió hacia el lado izquierdo como lo había hecho ese día. Después, continuó la composición de negro golpeando y convirtiéndose en blanco hasta que atacó persistentemente las esquinas inferiores de la izquierda. Lee Myung derramó un sudor frío al colocar una última piedra blanca en el tablero. Incluso ese día, la idea de que era peligroso pasó intuitivamente por su mente... Pero no había imaginado que una sola casilla haría que todo colapsara en cadena. 

"No sé. ¿Los resultados hubieran sido otros si lo hubiera puesto de manera diferente?"

La mano que sostenía la piedra negra temblaba sobre el tablero. No había hecho nada bien, pero tampoco había hecho algo malo. Simplemente lo mantuvo a su propio ritmo, y no se dio cuenta de que era muy lento...

Al recordar ese hecho, Lee Myung de repente sintió que le costaba respirar. Cuando las piedras número 103 y 104 se colocaron en una fila, las alucinaciones de todo lo que había acumulado hasta el momento se derramaron como un castillo de arena frente a sus ojos. No, ya había sucedido así que no podía decir que fuera una alucinación. El punto final del camino que ya había construido, ahora estaba en ruinas.

Myung se cerró la boca con la palma de la mano, pero su respiración de repente cayó como lo hizo ese día.

"Cof, cof..."

Sus ojos estaban cerrados por el increíble esfuerzo de sus pulmones así que se acurrucó como una pelotita y se cerró la boca con tanta fuerza como le fuera posible. Sus gemidos y el babeo a través de sus dedos eran algo repugnante...

"No puedo..."

Lee Myung dejó la piedra en el suelo, con una expresión angustiada y un dolor que atravesaba sus costillas y que se detuvo tan pronto como comenzó a intentar respirar. Myung estuvo recostado sobre el suelo hasta que la sala comenzó a ponerse muy oscura. Incluso, lo estuvo cuando su teléfono celular comenzó a sonar...

Cuando la habitación volvió a quedarse en silencio, hubo un recuerdo que de repente le cruzó la mente:

"Ni siquiera pude contactarte ¿Crees que no me preocupé? ¡Estaba muy asustado!"

"Lo siento..."

Lee Myung se levantó de un salto y miró a su alrededor buscando su teléfono. La máquina inútil salió de entre su ropa después de diez largos minutos de registrar toda la casa. Tenía tres llamadas perdidas: Una era de su madre, el otro era un número de ocho dígitos que parecía spam, y el último era una llamada telefónica del Maestro Lim Joo-hyuk. Entró a sus mensajes...

[Líder de clase: Quiero verte. Mucho, mucho, mucho.] ayer

"Yo también te extraño."

Lee Myung revisó el mensaje un montón de veces hasta que, de repente, un nuevo y extraño pensamiento pasó por su cabeza a la misma velocidad que un rayo... ¿Qué era lo que deseaba hacer realmente?

El día que regresó de China, Han Seon-ho lo llevó a la cama tan pronto como se lo encontró. Había esperado en la puerta durante cinco horas, nervioso y deseando que le gustara lo que había comprado para él. Han Seon-ho ni siquiera abrió los bocadillos o vio el licor que Lee Myung escogió cuidadosamente mientras escuchaba las extrañas conversaciones del maestro Lim. Siempre había sido así en realidad ¿Y alguna vez habían probado algo más que no fuera sexo? El día que comieron juntos se sintió increíblemente extraño así que pensó que incluso un tonto podría adivinar que disfrutaba más del sexo que de una comida junto a él.

Lee Myung volvió a mirar la pantalla del teléfono celular. Entonces la palabra "Quiero verte" pareció un poco diferente.

Supuso que lo que realmente quería decir era, "Quiero dormir contigo."

Nunca pensó que el sexo fuera malo o que la relación con Han Seon-ho estuviera en un punto desagradable ¿A quién no le gustaba hacer el amor con alguien querido? Pero después de tener esta clase de relación con Han, Lee Myung sintió que algo no estaba andando del todo bien. Que Seonho no disfrutaba ni siquiera la única cosa en la que parecía ser bueno. Lamentaba no poder mantener el ritmo de su fuerza o resistencia y lamentaba terriblemente desmayarse hasta ser una carga que tuviera que bañar. Quería hacerlo bien. Quería satisfacer a Han Seon-ho, fascinarlo y capturarlo entre sus brazos para que no pudiera irse nunca. Pero incluso si trataba de moverse activamente y seguirle el paso, su cuerpo se ponía rígido hasta con el toque de uno solo de sus dedos. Pensaba que seguramente sus amantes anteriores habían sido hermosos y atractivos y obviamente, que el sexo con ellos habría sido increíblemente bueno. Debieron haber consolado a Han Seon-ho cada vez, porque disfrutaba mucho del sexo largo y serio.

"Ese no es el problema ahora".

Lee Myung bloqueó la pantalla de su teléfono celular, sin responder. Pero entonces el teléfono volvió a sonar insistentemente. Lee Myung abrió los ojos que apenas había cerrado y miró su celular con una expresión bastante fría. Esta vez pudo contestar el teléfono a tiempo:

"¿Si señor?"

Su voz, triste y apagada, le resultaba desconocida incluso ante sus propios oídos. Tal vez había sido por eso que el maestro Lim no había dicho nada por un tiempo considerable. Cuando le preguntó si algo andaba mal, de repente dijo también:

"¿Estás en tu casa?"

"Sí."

De nuevo hubo silencio. Myung se sentía como un idiota sosteniendo un teléfono celular que no emitía ningún sonido. El maestro Lim dijo de nuevo:

"¿Puedo ayudarte con algo?"

El maestro Lim Joo-hyuk era más como un hombre que miraba desde un costado hasta que lograbas pescar un pez en lugar de enseñarte directamente a pescar por lo que, Lee Myung, no esperaba que resolviera nada. Igual asintió:

"Sí."

"¿Está bien si voy a verte?"

"Sí..."

"Entonces llegaré en aproximadamente una hora."

Cuando colgó el teléfono, apareció un tablero de Go, que naturalmente se había detenido en la ficha 104. Todo había comenzado desde ese agujero infinitamente distante...

Y el agujero de repente se pareció a Han Seon-ho. 

Era una trampa peligrosa en la que no deberías caer solo por sentirte fascinado. El juego no habría terminado tan rápido si no hubiera pisado estúpidamente esa casilla ese día. No habría ido a una reunión y Lee Myung habría podido seguir siendo el mismo de siempre sin tener que sufrir tanto. Triste, pero en una vida pacífica. Una vida sin Seonho...

Era dulce tener a Han Seon-ho en su imaginación. Sin embargo, en la vida real era condenadamente difícil. Su corazón era tan pequeño y oscuro que no podía abrazar el de otras personas. Se comparaba con extraños, notaba cada paso de los demás, sacaba a relucir las cosas vergonzosas del pasado y convivía con todas y cada una de sus debilidades más decepcionantes.
Lee Myung de repente se enojó tanto que arrojó la piedra negra, que sostenía fuertemente en la mano, sobre el tablero de Go. La ordenada línea se dispersó cuando chocó contra todas ellas y entonces, Myung solo tuvo que conformarse con ver a las piedras caer y caer por el borde. Lo que estaba mirando parecía su propia vida, no un estúpido juego. Era su esencia, oscura e insignificante.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).