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Querido B. tomo 1 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Pasaba un día bastante aburrido.

Como de costumbre, la florería estaba abierta y el clima era muy cálido y agradable... Pero el ambiente a su alrededor había estado demasiado tranquilo para su propio bien.

Tal vez sea porque Félix ha dejado de venir, quién sabe. Es decir, ya le había mencionado que estaría fuera por motivos de trabajo, pero, ya ha pasado más de una semana...

No ha venido.

No lo ha contactado.

La fecha del contrato, lunes, ya pasó también.

De alguna manera, cuando piensa en Félix, que estaba gruñendo para conseguir su atención, diciéndole que definitivamente lo harían dos días seguidos la próxima vez que estuvieran juntos, se sentía emocionado...

Isaac suspiró y se sostuvo la cabeza.

"Ya sabías que la daga que tenía el guardaespaldas era una balística, ¿Verdad?"

De repente, la pregunta de Félix vino a su mente.

El sábado pasado, después de la fiesta de cumpleaños de Benjamin, Félix se ofreció a llevarlo a su casa... Esta fue una pregunta que Félix arrojó cuando estaban en el auto.

Isaac silenciosamente volvió su atención a él:

"Es que hay... Muchos programas interesantes en la televisión cuando no puedo dormir".

"Ya, televisión".

"Era un programa que hablaba de las armas, una por una. Comparaban y analizaban su rendimiento y después, te sacaban una breve explicación histórica también. No sé, deberías verlo alguna vez".

" Ujum ..."

Félix estaba observando la tableta que tenía en las rodillas mientras que, Isaac, de un modo más que nervioso, miraba el paisaje que se pintaba afuera de su ventana.

Se dio cuenta de su reflejo.

Rascó su cuello.

"Dios, me dejaste las marcas de tus dientes por todos lados."

Cuando le lanzó esta oración, todavía mirando por la ventana oscura, Félix finalmente levantó la cabeza y se dirigió a Isaac.

"¿Y eso es algo malo?"

Isaac giró un poco también. El hombre ya había puesto su tableta acomodada en el asiento y luego dejó la barbilla recargada en su mano. Su corazón se tensa gracias a sus inmensos ojos color azul prusiano que no dejan de mirarle fijamente.

Isaac respiró hondo.

"¿Qué es esto?"

"Te he marcado como mío."

Entonces Félix extendió la mano y tocó un poco el cuello de Isaac. Le acarició, corrió los dedos hasta tocar también su nuca y luego buscó a ciegas las marcas de sus dientes... Fue solo un momento pequeño, pero los hombros de Isaac se endurecieron debido al movimiento tan pausado.
Le jaló la cabeza hacia adelante, hasta dejarle la parte superior del cuerpo inclinada y la orejas expuestas.

Félix se inclina también, para besarle el cabello.

"Isaac, ¿Por qué todavía no lo sabes?"

Cuando lo miró, su aliento cayó irremediablemente sobre su nariz y en sus labios... Isaac quiere cerrar los ojos para dejarse derretir sobre su palma pero, como en otras ocasiones, trató de soportar y lo enfrentó:

"¿A qué te refieres?"

"Eres mío"

La sonrisa en su rostro no era mala. Esta era la expresión real, de hecho. Ya no fingía ser un buen samaritano o un hombre de algodón de azúcar como había mostrado ser delante de su madre...

El hombre de fantasía no está allí, solo es Félix.

"¿Soy tuyo? ¿Cuándo llegaste a esa conclusión?"

"Pasó... Después de que firmaste el contrato. Antes, posiblemente. Cuando llegué a la florería y leí el nombre en tu tarjeta."

Se siente como si su corazón fuera a estallar de un momento para otro... Sin embargo, no había lugar para decir algo importante o conflictivo por lo que solo se mordió los labios.

Ya están delante de su apartamento y no queda tiempo.

"Llegamos..."

Sin quitar la mano que todavía sostiene su nuca, Félix dijo también que había sido un día divertido. Que le hizo muy feliz, que se despidiera con el niño de su parte... Isaac pasó saliva por su garganta aterradoramente seca.

"Para poder bajar... Tienes que quitar la mano."

Cuando logró hablar, con una voz entrecortada, la mirada de Félix cayó todavía un poco más... Exactamente en sus labios.

"Oh si... Tengo que soltarte."

"Sí..."

"Pero antes de eso..." La voz de Félix se volvió extrañamente baja. "Dame un beso de buenas noches."

Era algo que no estaba estipulado en el contrato... Pero siempre que comenzaba a quejarse hasta pelear con él, decía: "¿No recuerdas qué dijiste que hiciera contigo lo que quisiera?"

En realidad... Isaac no parecía estar en tantos problemas como decían sus palabras. Lo aceptaba, y como prueba de eso es que ya estaba moviendo los labios lentamente sobre los labios del Alfa. Con los ojos entrecerrados pero las manos juntas en su pecho. Los dedos de Félix, que sostenían su cuello, fueron retirados y puestos ahora suavemente sobre su barbilla para alzarle un poco más la cara...

Sus labios están ásperos.

No podía respirar.

Isaac subió las manos y las dejó recargadas sobre los hombros de Félix. Tuvo que agarrarlo, independientemente de si le gustara o no...

Sus manos temblaron y terminaron por arruinarle la camisa.

"Ah, Isaac."

Pronto, las feromonas Alfa de Félix comenzaron a esparcirse por el auto... Era una fragancia seductora, un olor que le hacía perder la cabeza.

Su cuerpo deja de responderle.

El calor se extiende y se convierte en lava.

Está más que perdido.

Isaac exhaló bruscamente y abrió la boca para buscar la lengua de Félix... Cuantos más besos da, cuánto más lo sostiene y lo mira y cuánto más siente sus dedos en la piel, más mareado comienza a sentirse. Está temblando, gimiendo con los brazos alrededor de su cuello.

Soltó un gemido brusco.

El beso de Félix corre como si fuera una serpiente. Sube, avanza en zigzag y lo devora. Es igual a si quisiera tragárselo de un solo golpe... ¡Ni siquiera sabía que se estaba acostumbrando tanto a eso! Tal vez, solo era que se volvía adicto a sus feromonas o a la forma en la que lo trataba.

Quería decir que no, pero su cuerpo tenía reacciones bastante honestas.

Sus besos no decían mentiras.

"¡Ah, Félix!"

El movimiento obsceno de morder sus labios parecía un reflejo inconsciente de su boca... Así que Félix dejó de moverse y separó un poco la cara.

"Si me llamas con una expresión tan sucia, no te dejaré salir de aquí..."

"... ¿Por qué no entras y terminamos con esto de una vez?"

"¿Estaría bien, verdad?"

Félix bajó las manos y se encargó de frotar una vez más los labios húmedos de Isaac con la punta de sus dedos.

Los ojos de Isaac lo miran fijamente por unos momentos porque, en realidad estaba bastante confundido. 
Esperaba una reacción diferente. Palabras un poco más emocionadas...

"Pero hoy no, cariño. Gracias."

Isaac sacudió sus emociones y se separó como si lo hubiera dejado en completa vergüenza. Félix dio entonces otra orden y el Sedan se apagó para que pudiera abrir la puerta y marcharse de allí. 

"Tomará más de una semana antes de que pueda volver a verte".

"Lo sé."

"Espérame."

Isaac se apresura a salir, igual a que si estuviera tratando de escapar de la mirada y de las manos de Félix, que ahora estaban recorriendo lentamente su mandíbula...

Se bajó del auto y tan pronto como lo hizo, el viento frío despertó su mente y mandó lejos las feromonas Alfa. Respiró hondo, cerró la puerta y el sedán de Félix comenzó entonces a alejarse de él. Avanza lento, pero la luz de sus faros gradualmente se hace más y más pequeña.

Isaac se quedó allí un largo rato... Pero la ansiedad de saber que falla siempre sin importar cuánto se esfuerce en olvidarlo, parece algo que no va a dejarlo en paz jamás.

No es como si solo pudiera lavarlo de sus manos y su cuerpo y terminar con eso.

¿Cómo va a fluir esta relación en el futuro si ahora ya es así?

Ya era de noche.

Isaac apretó el puño con fuerza y golpeó el mostrador con los nudillos un par de veces, pensando en la conversación, en sus besos, en su olor, en él y en el pasado que Félix ni siquiera sabía que existía. Había demasiados pensamientos inútiles rondando en su cabeza todo el tiempo... No es como si no tuviera nada que hacer porque de hecho hay mucho trabajo pero ¿Por qué está sentado entonces? ¿Por qué se siente tan en blanco?

Isaac, que se culpaba a si mismo de todo lo malo en su vida, se puso de pie y se acomodó el delantal.

Es una tienda con más árboles y plantas en maceta que otras florerías de San Diego. Caminando hacia la salida, se metió entre cada uno de los espacios existentes entre planta y planta y comenzó a cuidar de los árboles pacientemente. Limpia las hojas de los árboles, los riega, los poda... El tiempo sigue corriendo lo suficientemente lento como para ser aburrido una vez más.

La mano de Isaac cuidando de los árboles, es monótona y se mueve mecánicamente al sonido del reloj.

 


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