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Never let me down again por Silvia_Riffie

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Notas del fanfic:

Otro SasuNaru y volver al pasado...

    Sasuke Uchiha como cada noche llegó a su costoso ático, ubicado en la zona más cara y residencial que el país del fuego pudiese tener, él era un hombre poderoso, tenía todo a los ojos de los demás, una buena salud, la apariencia de un adonis, dinero a por doquier, poder y lujo a destajo, pero no era feliz, estaba casado con alguien a quien no amaba, alguien que no podía comprender, apenas estaba llegando a su casa y el teléfono no dejaba de sonar con las incesantes llamadas de una persona en especifico por el tono de la llamada, aún así no contesto. No quería dramas acaba de llegar a su hogar y solo quería un poco de paz.


- Naruto – Llamó a su esposo, se le hizo raro ver las luces apagadas del pent-house pero en esos últimos día su esposito no andaba con el mejor de los ánimos, resoplo dando una plegaria al cielo que hoy no hubiese alguna pelea con el rubio. Mas solo le respondió el silencio a su llamado. Enarcó una ceja  con extrañeza, Naruto era un búho, tenía problemas de insomnio así que dudaba que estuviera durmiendo quizás estaba haciendo la ley del hielo.


Caminó hacia la habitación en la cual en rubio se había acuartelado los últimos días, tocó dos veces pero nadie contestó, molestó y sin paciencia abrió la puerta – Maldita sea Naruto, qué pasa ahora – Levantó la voz exasperado, pero para su mala sorpresa la habitación estaba vacía.


Ya enojado caminó hacía el baño pero tampoco estaba ahí, buscó por todo el lugar y rubio no estaba, tomó su teléfono lanzando un taco, le marcó pensando en mil maneras de retorcer ese delicado cuello que se gastaba su esposo, el sonido de una llamada resonó en el lugar, caminó hasta encontrar el teléfono blanco de Naruto sobre la mesa del comedor debajo del móvil había una carta, no supo porqué pero sus manos sudaron, su cuerpo tembló frío y dudó tomar ese sobre blanco.


Sin darle muchas vueltas a sus sensaciones tomó el sobre con decisión sacó la hoja que estaba en el interior.


“ Sí algo me enseñó estos seis años casado contigo es que el amor no es para nada como sale en las historias, solo he pasado dolor y sufrimiento a tu lado.


Sé que jamás me quisiste, en tu corazón solo había espacio para tu hermosa y delicada rosa, pero al menos pudiste ser amable conmigo, no te hubiera costado nada…


Estoy cansado, muy cansado, tanto que ya no puedo soportarlo más, tus cambios de humor, que me humilles hasta hacerme llorar y luego me busques para saciar tu apetito sexual, para luego ser maltratado con tus ponzoñosas palabras, aunque no lo creas esta bolsa de boxeo, también tiene sentimientos, igual que Sakura, y me canse, simplemente no puedo más.


Quiero ser libre, pero en esta vida jamás lo seré, nadie me dejara ser libre…


Quería ser amado, tener respeto, poder ser un gran trabajador, tener una vida social, pero nada de esas cosas pude tener, me lo arrebataron todo, patearon a alguien que ya estaba en suelo, simplemente como era yo no tenía derecho a nada ¿verdad? Ni siquiera un pedacito de alegría, no para el gozo de todos tenía que ser miserable. Sabes llegué a un punto que ya no quiero nada, ni siquiera a mí mismo, algunas veces me duermo pidiendo que sea mi último día en la tierra pero no lo es, cada día me levanto para ser despreciado, aborrecido por ti y sequito de amigotes.


Ni siquiera sé que estoy escribiendo, es que estoy tan harto de esta vida, de nuestra vida, pensé que era valiente que podía con todo y todos, pero el acoso de Sakura y sus amigos, el acoso de mi hermanastro, tu desprecio  y frialdad, que me culparan de un error en la empresa que yo no cometí, me destruyeron pero con la muerte de mi padre, terminé sepultado, sin él no tengo a nadie en la vida, no tengo un refugio que tú me arrebataste… y ya no quiero vivir así.


Espero que mi muerte te dé la paz y  la felicidad que tanto buscas y puedas casarte con tu amada Sakura, espero jamás volver a verte pero seguramente tendremos que vernos en el infierno.


Mi única venganza contra ti por haber sido uno de los que causaron la muerte de mi padre, es arrebatarte lo que tanto tu familia y tú querían, incluso la estéril de Sakura…


Naruto”


Sasuke dejó caer la carta, pensando frenéticamente qué demonios hacer qué quería decir Naruto con que había matado a su padre, jamás habría tocado a Minato Namikaze, porque Naruto pensaba en eso. Tomó su teléfono


- Dime – La voz en la otra línea era fría y dura.


- Naruto desapareció –


- … -


- Maldita sea, ayúdame a encontrarlo, creo que intentará suicidarse –


- ¿En serio me vas a decir que estás preocupado por eso? – La otra voz sonaba escéptica, como si no creyese en la voz desesperada que tenía Sasuke.


- Itachi, hablo en serio, me dejó una carta dice que maté a su padre y que ya no quiere vivir – Gritó a su hermano mayor.


- Sí, Naruto y yo buscamos junto un investigador privado la muerte del Señor Minato, y para nuestra sorpresa descubrimos tu maldito nombre en varias cosas turbias, acompañado con el nombre de Sakura, Karin y Suigetsu –


- Qué quieres decir, tú también crees que yo tuve algo que ver eso – Sasuke estaba horrorizado.


- No sé dímelo tú – Itachi sonó dolido – Si no fuiste participe de ese asesinato, entonces te involucraron para que cuando Naruto buscara respuestas, tú estuvieras de los primeros en la lista de sospechosos, igual que detrás del desfalco de dinero que supuestamente Naruto hizo, y entre otras tantas cosas, estás hasta la mierda metido en todo Sasuke, así que yo creo que si hiciste todo esto para vengarte de Naruto – El mayor fue tajante – Nunca te lo comenté pero Naruto quería casarse conmigo, aunque le gustabas tú – Sasuke escuchó una risita sin gracia de Itachi – Cuándo le pregunté por qué, contestó que al menos conmigo podría tener paz y quizás felicidad, pero si se casaba contigo viviría en un infierno, me explicó que tú solo tenías ojo para la vulnerable y delicada Sakura, que a él tú lo odiabas. Lamentablemente aunque hablé con el abuelo y padre, ellos pensaron que Naruto sería más adecuado para ti que para mí, Minato en su inocencia decidió por ti porque sabía del amor que su hijo te profesaba, días antes de su muerte me dijo que su peor error fue haberte confiado a su adorado hijo –


-…- Sasuke apretó los dientes y los puños con fuerza, tratando de contener su furia, qué demonios estaba diciendo su hermano - ¿Sabes o no dónde está mi esposo? –


La risa sarcástica de Itachi hizo eco en el lugar - ¿Tu esposo? – Preguntó incrédulo – Desde cuándo, más parecía tu pelota anti estrés, que un compañero, ni un amigo, menos un esposo – suspiró – Solo te lo diré porque Naruto me dijo que te lo dijera, está en el hotel Seven habitación catorce cero siete – Sin más cortó la llamada, Itachi muy parecido a su hermano solo que tenía el cabello más largo y las ojeras más pronunciadas, se giró para mirar al rubio con aspecto desolado sentado mirando a la nada - ¿Naruto estás seguro de esto? –


- Sí – Respondió el rubio viendo su deplorable aspecto en el ventanal de la habitación de hotel. Escuchó el sollozo de Itachi, se giró para verlo – Oye, no llores – Le sonrió suavemente.


- No lo hagas, Naruto, por favor – Se arrodilló a los pies de su mejor amigo – Vámonos lejos, a otro país, otro continente, ¿sí? – Pidió.


- Itachi, estoy cansado, además ya escuchaste al médico ¿no? – Acarició los cabellos ébanos con suavidad.


- Naruto, los mataré a todos – Juró.


- No, tienes que hacerlo, el karma es una perra, se encargará de ellos – Dijo con suavidad – Esperó encontrar a mi padre y a mi madre al final del túnel – Sus ojos se cristalizaron y su nariz pico – Extraño mucho a mi mamita y papá. Tú debes ser fuerte, ¿okey? Necesito que tomes la mano de Deidara y no la sueltes, quiero que me prometas que serás feliz con él hasta decir basta de lo felices que serán y si tienen un niño doncel como yo, ponle mi nombre, aunque no sé si eso le traiga suerte – Rió con dulzura, el llanto de una tercera persona en el lugar se hizo presente, era la de su tío Deidara, solo era mayor que él por tres años, así que más que su tío era su hermano mayor – Tampoco llores, esto es lo mejor para todos –


- No lo es – Chilló el otro rubio de ojos azules en la habitación – No es lo mejor poner fin a tu vida –


- Moriré de todos modos, mis bebés están muertos – Llevó sus manos instintivamente a su vientre donde su hijo no nacido muerto aún estaba en su interior.


- Naruto vamos al hospital, todavía hay tiempo, si te intervienes ahora, no tendrás que sufrir una septicemia – Rogó su hermano.


- Mi padre está muerto, mis hijos  se han ido… lo natural es que yo vaya con ellos, no es justo que el veneno haya acabado con sus vidas y con la mía no – El sonido del teléfono llamó la atención de todos, Deidara contestó.


- Sí, por favor déjenlo pasar – El mayor miró a Itachi y Naruto asustado – Viene…viene para acá, Naru por favor – Imploró una vez más.


Naruto caminó apenas sintiendo dolores inimaginables en todo su cuerpo – Gracias por todo, sí, sé feliz con Itachi, ninguno de los dos gasten el tiempo en venganza esto termina aquí hoy…déjenlos vivir su vida – Besó la mejilla Deidara – Te amo y siempre lo haré tío mañoso – Se giró hacia Itachi – A ti también te quiero – se abrazaron los tres llorando una última vez.


El toc toc de la puerta los hizo saltar a los tres, Itachi tomó las fuerzas que no tenía y se separó de los otros dos, para abrir la puerta, solo ver el rostro de su hermano le hizo contraer el estomago de furia, siempre amo su hermano, pero ese día quería matarlo.


Sasuke entró derecho hacia Naruto, pero fue detenido por su hermano mayor – Suéltame – Trato de zafar el agarre.


- Qué quieres – La voz minutos antes era emotiva del rubio ahora estaba vacía.


- Yo no tuve nada que ver con la muerte de tu padre, lo juro – Dijo desesperado.


- La investigación que llevé acabo no dice eso – Suspiró cansando girándose hacia el gran ventanal, con decisión corrió la Lucerna para pasar al balcón.


- Naruto está lloviendo entra sí – Rogó Sasuke aún peleando por soltarse del fuerte agarre de su hermano – Maldita sea Itachi, no le voy hacer daño – La risa seca de Naruto lo congeló.


-Ya no puedes hacerme nada Sasuke, me lo arrebataste todo – Su amargura llegó a oídos de su marido – Yo me asesinaste, de veras … - Susurró su muletilla favorita una última vez.


- Estás vivo, que dices – Sasuke estaba desesperado, fue hacia el rubio una vez que logró soltarse de su hermano pero quedo adentró de la habitación – Vamos entra te vas a enfermar – Pidió


- No estoy vivo, soy solo un cascarón vacío, puedo llegar a comprender la muerte de mi padre, aunque estaría mintiendo porque no lo hago, pero dejar que mataran a tus propios bebés, eso es desalmado hasta para los psicópatas –


- Qué –


Sasuke se giró para mirar a su hermano y al tío de Naruto, esperando una explicación, qué alguien le dijera algo.


Pero bastó esos segundos de distracción para que Naruto se subiera al balcón – Adiós Sasuke –


-¡¡Naruto nooooo!! – Gritó el Uchiha pero antes de poder hacer nada el rubio cayó al vació, el menor de los Uchiha corrió hacia donde segundos antes estaba su esposo, lo vio caer estrepitosamente al vació hasta darse de lleno contra el asfalto, no escuchó los gritos desgarradores de Deidara, ni los gritos de la gente en la calle, su cuerpo se movió por inercia hacia la salido del habitación, corrió por el pasillo hasta llegar a un ascensor, en un trance caminó hacia la salida en donde había gente del hotel rodeando el lugar, para evitar las miradas extrañas.


 – Señor – Alguien lo llamaba.


- Es mi esposo – Dijo como pudo, el cuerpo ensangrentado de Naruto era una imagen terrible de ver – Es mi Naruto – Grito, haciendo paso, alguien trató de detenerlo, pero se lo sacó de encima, se arrodillo al lado del cuerpo inerte de Naruto, tomó una de sus manos, sus lagrimas caían por doquier, sin su permiso.


Itachi bajó minutos después, ya había carros de la policía con las balizas y sirenas encendidas, había una ambulancia, pero discutían con Sasuke que no quería soltar el cuerpo de Naruto, lo tenía abrazado mientras no dejaba de llorar y balbucear.


El mayor de ellos ya ni siquiera sabía cómo sentirse, se lo había dicho a Sasuke una y otra vez, en un bucle sinfín que aceptara que amaba a Naruto, pero como debía llevarle la contra todos seguía empeñado en decir que amaba a esa mujer de mierda, en vez de al rubio, ahora el karma en todo su esplendor le estaba haciendo pagar todo lo que hizo, Naruto se había ido para siempre.


***


Fugaku Uchiha observó a su hijo menor sentado al lado de la lapida en donde descansaban las cenizas de Naruto  y sus hijos no natos de no más siete meses, Nori y Kaede, dos niños que habían perecido antes de siquiera ver la luz del día, a causa de malas personas y la idiotez de su hijo.


Suspiró desolado, “Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde” un dicho muy sabio, su hijo era el mayor ejemplo de eso, habían pasado meses desde la muerte de Naruto, y Sasuke cada día se la pasaba en el cementerio, como si de esa forma iba a traer de vuelta al rubio.


Sasuke estaba casi en un estado catatónico, la comida de tomate que tanto le gustaba comer, descubrió lo después de la muerte de su esposo, que era quien preparaba ese platillo, que el café que cada día se servía en su casa y trabajo era preparado con amor por el rubio, incluso como era preparada su ropa, el orden de cada cosa en su frío ático, todas las cosas que amaba las había hecho Naruto en vida así cómo un montón de pequeños detalles que hacían su vida más fácil y feliz  y él jamás se había percatado de aquello.


Sasuke pronto descubrió que muchas cosas que él daba por hecho, en realidad eran obra de su difunto marido, incluso en el trabajo. Todo lo bueno provenía de él, lo malo era de parte de las personas que alguna vez consideró la mujer que amaba, sus mejores amigos, solo se encontró rodeado de caretas sucias y serpientes rastreras.


La primera semana luego de los sepelios de su marido, Sakura una hermosa chica de cabellos rosas y ojos verdes, se fue a instalar con bombos y platillos a su pent-house, como si ella siempre hubiera sido la señora de la casa, como si nada de lo que hubiese pasado semanas antes tuvieran mucho que ver con ella.


Lanzó furioso sus maletas por el balcón, esperando que nadie hubiera sido lastimado por aquella intrépida acción, la sacó rastras del lugar, antes los gritos y llantos de la chica, pero él no cedió, está vez esas lágrimas de sirena, no lo harían caer en la estupidez, la muerte de su rubio le quitó la venda de los ojos, pero a qué costo.


Pasaron meses hasta que todo se esclareció, pudo limpiar su nombre de las acusaciones de asesinato de Minato Namikaze y el envenenamiento de Naruto con el resultado de muerte de los bebés, aún así él era el principal culpable por negligencia, por indiferencia y adultez.


La historia del trágico rubio que se había suicidado en el hotel más elegante del país había sido la comidilla de los noticieros, los periodistas escarbaron hasta hallar con la historia completa, un pobre chiquillo de veintisiete años que su único pecado había sido amar al príncipe azul de su juventud, pero en lugar de encontrarse con un cuento de hadas su vida fue de terror.


Decir que al él lo hicieron polvo sería poco, ante la opinión pública él era un basura que merecía el mismo castigo que los asesinos del padre de Naruto y sus hijos. Ante la sociedad era una paria que no merecía vivir, estaba de acuerdo con esa sentencia.


Dejó de pensar en eso para recordar, la risa de Naruto, sus hermosos ojos azules brillando de amor cada vez que hacían en el amor, aún podía escuchar aquellos susurros en donde le decía que lo amaba, por qué había destruido a un ser tan puro. Comenzó a llorar una vez más, era su turno de sufrir, de lamentarse, de humillarse frente a una lapida.


- Sasuke – La voz de su padre lo sacó de sus tortuosos pensamientos.


- Vete padre – Pidió sin querer mirarlo a los ojos.


- Estar aquí no traerá a Naruto de vuelta, no hay nada para remediar lo que hiciste, o mejor dicho lo que no hiciste – Dijo con pesar – Vamos a casa, desde todo el problema mediático, había tenido que volver a casa de sus padres.


Como un zombi fue llevado a su casa, se encerró en la biblioteca de la gran casona, mirando las fotos de su matrimonio, Naruto vestía de blanco y él a su lado fingiendo una sonrisa amorosa. Por qué no lo valoró antes, le rogaba al mundo, a los dioses de todas las creencias, hasta al diablo, con solo tener a Naruto un día más en su vida,  para amarlo una vez más para quererlo, cuidarlo, pedirle perdón.


Si tan solo hubiese habido comunicación en su matrimonio, si él no hubiera caído en las manipulaciones de Sakura, si solo hubiera valorado más a su pequeño sol, si solo no hubiera besado a Sakura, por ese maldito beso había perdido todo, Naruto no creía que él no fuese el amante de la chica.


El sonido del reloj marcó la medianoche, suspiró saliendo de sus tortuosos pensamientos, el día había llegado, del bolsillo de su chaqueta sacó un revólver  – Hoy es tu cumpleaños, y nadie merece vivir un día más si tú ya no estás aquí, yo no merezco vivir Naruto, espero poder volver a conocerte, te juro que te amaré como jamás nadie ha amado a otro ser humano, ojalá pudiera volver las manecillas del reloj, antes de que todo se fuese a la mierda, antes del beso, de la muerte de tu padre, antes del desfalco,  de perder a nuestros hijos, antes de perderte a ti, te amo Naruto, perdón por no ser nada de lo que tú soñaste que fuese – Le dijo sin dejar de mirar la foto del rubio sonriendo, esa que él con su estupidez había borrado de la cara del dulce zorrito Namikaze.


Sasuke colocó el arma en su sien y jaló del gatillo. El sonido de un disparo llegó oídos de todos los habitantes en la habitación.


***


- Cuanto tiempo piensas tener los ojos cerrados-dattenabe – Sintió un golpe en su vientre que lo hizo abrir los ojos, sin entender, se había quitado la vida, y ahora estaba en una playa – Naruto ama la playa, el aire marino, el mar, cuando era bebito amaba mojar sus patitas y hacer castillo de arenas – Parloteó una mujer pelirroja que Sasuke reconoció como la madre del rubio.


- Dónde estamos – Se incorporó sentándose en la arena, excepto por ellos dos, el lugar estaba desierto.


- En una playa – La mujer miró al chico – No entiendo como mi bello bebé se enamoró de un idiota desalmado como tú – Se quejó – Si hubiese estado viva le hubiera dado con el palo de la escoba a Minato hasta hacerlo desistir de casar a mi niño con un idiota como tú – Sin que el joven se lo esperase, la mujer le dio una patada en el entrepierna que lo hizo aullar de dolor y casi perder lo sentidos – Eso es por ser un hijo de perra con mi hijo – Chilló, para luego sentarse al lado del Uchiha - ¿de verdad lo amas? –


- Sí – Dijo con un hilo de voz – Apenas logré vivir hasta su cumpleaños –


- Si pudieras regresar en el tiempo, lo cuidarías –


- Como lo más preciado en mi vida – vio directamente a los ojos de la mujer, su rostro se parecía al de Naruto, siempre pensó que se parecía a Minato, pero la sonrisa y las facciones redondas y aniñadas eran idénticas a las de la mujer – Si pudiese verlo una vez más, lo cuidaría como no lo hice antes –


- Bien, te creeré – Aún si decía eso tenía los ojos entrecerrados como sospechando – Te daré mi bendición para que vuelvas a su lado, pero oye tienes que salvar mi Mina-chan, y enmendar todos los errores, pero prométeme una cosa, si Naruto no quiere estar contigo, lo dejarás ir, si no lo haces tendrás que pagar las consecuencias –


- No dejaré que se vaya de mi lado por mi error, haré todo para no dejarlo ir jamás – Juró. Sorprendido sintió un besó en la frente.


- Más te vale amarlo-Ttebane como se merece o nuevamente apareceré frente a ti y te arrancaré los huevos…


***


Despertó gritando levantándose hasta quedar sentado en la suave cama, escuchó unos tímidos golpecitos en la parte.


- Sasuke ¿estás bien? – Se escuchó la voz de Naruto detrás de la puerta. El aludido sintió que sus ojos ardían, aún no entendía mucho, pero rápidamente tomó su teléfono de la mesita de noche para ver el día, veinte de diciembre, Naruto debía tener al menos unas cuatro a cinco semanas de gravidez, aún su suegro estaba vivo, rogó a los cielos que esto no fuese un sueño - ¿Sasuke? – Llamó nuevamente el rubio dudando de entrar o no.


Naruto había escuchado un grito desgarrador de la habitación de su marido, pero no se atrevió abrir la puerta por miedo a ser regañado, cuándo había comenzando a sentir miedo de ser menoscabado por la persona que se ama. Se mordió la uña de un pulgar nervioso, preocupado por el bienestar de su esposo, habían discutido antes porque Sasuke quería hacer planes de navidad con Sakura, e irse algún hotel en las montañas de nieve, pero él, Naruto quería pasar la navidad con su padre en casa de éste último. Sabiendo que podría ser gritoneado, entró a la habitación, con miedo se acercó a la cama en donde Sasuke miraba su teléfono con vicio.


Ante el sonido de la puerta abriéndose Sasuke miró su teléfono sin poder levantar la mirada pensando que estaba solo soñando con el espectro ensangrentado de Naruto, ya no lo quería ver lleno de sangre con todos sus huesos rotos, partes de sus interiores expuesto, maldiciéndolo por su muerte. Tenía los cables cruzado no sabía si eso era un sueño o una realidad.


Hasta que sintió que la cama se hundía a su lado y una mano se posaba con suavidad sobre su frente, levantó su propia mano para tomar la del menor, pero esta dejó de estar en su frente, el rubio la retiró pensando que el moreno iba a quitarla con brusquedad, mas entonces su mano fue tomada en el aire por el mayor.


- ¿Sasuke? –Llamó quedito – Te encuentras bien – Preguntó una vez más, ahora ambos se miraron a los ojos.


- No, no me siento bien – Susurró, posó su mano desocupada en la cintura de Naruto, éste se tensó pero se dejó hacer, fue atraído por el mayor hasta ser abrazado con fuerza, tanto que lo consternó – Tuve la peor pesadilla del universo – Aspiró el aroma a cítricos tan particular del rubio, ¡Dios! ¡Cuánto extraño ese aroma! Besó el cuello del rubio haciendo que el cuerpo del menor se estremeciera.


Naruto cerró los ojos abrazó por inercia a Sasuke, no sabía qué hacer, el Uchiha era dulce algunas veces otras veces una bestia y otras el señor de hielo, pero quien lo estaba abrazando en esos momento no era ninguna de esas facetas, no sabía que esperar.


- Qué soñaste – Suspiró al sentir que el beso en su cuello se intensificaba, las manos de Sasuke viajaban debajo de su camiseta de dormir, hasta que tuvo que levantar los brazos para que esa playera cayese en algún lugar de la habitación, de un momento a otro quedó sobre la cama con Sasuke sobre él.


- Algo que jamás quiero que pase – Susurró viendo el hermoso cuerpo de su esposo, no había nada que no quisiese más que a Namikaze Naruto, sus manos picaban por tocar todo ese delicioso cuerpo, pero tenía semanas de gravidez, al recordarlo sus ojos pararon a su vientre plano, de impulso bajó su cabeza hasta la panza del menor y beso con dulzura aquel paño de piel con amor infinito, en ese lugar sus bebés estaban creciendo.


Naruto suspiró al sentir los besos del Uchiha en su vientre, se preocupó ese día había descubierto que tenía seis semanas de embarazo, no sabía cómo decirle a Sasuke o como iba a reaccionar.


- Teme – Susurró llamándolo por su apodo de la infancia, una risita se escuchó desde su vientre – Debo decirte algo – Sus nervios se pusieron a flor de piel, esperando que Sasuke no se enojara.


- Dime – Siguió besando otras partes del torso de su esposo.


- Me puedes mirar un momento, es importante, por favor – El mayor obedeció para acostarse a su lado y quedar a la altura de sus ojos, fue abrazado por un mano, mientras con la otra acariciaba su cabello – No sé cómo lo tomaras pero estoy en gravidez – Lo dijo cerrando los ojos no se atrevía a enfrentar la gélida mirada de hierro del mayor.


-…- Sasuke quedó en blanco, eso era un cambio, la vez pasada se enteró cuando el rubio tenía más de cinco meses de gravidez y solo lo hizo porque la muerte de Minato Namikaze casi lo lleva a un aborto espontaneo, luego Sakura le exigía que el rubio no tuviese a los bebés, porque eso la iba a matar, por supuesto que no estuvo de acuerdo con el aborto, aún si ser padre y más junto a Naruto era la peor idea del universo, por supuesto sus pensamientos de no querer ser padre, se cumplieron de la peor forma.


Como no escuchó respuesta de su marido quiso separarse sin ánimos de seguir siendo tocado por el Uchiha, la noticia no le cayó bien, pensó, por supuesto cuándo el gran Uchiha Sasuke iba a querer los bebés del rubio tonto. Se removió para escapar de ahí, sus intentos fueron apagado por los labios del mayor sobre los de él, y la mano que antes acariciaba su cabello ahora lo hacía en su vientre. El beso fue suave y delicado, casi como si fuese la primera vez que se besaban.


- Gracias por contarme – Le dijo al separarse, lo abrazo - ¿Ya fuiste a tu revisión con el tocólogo? –


- No, tengo hora mañana – Consternado preguntó – Estás bien con la noticia, sé que no querías hijos, no sé cómo pasó –


- Pero los quieres tener ¿verdad? –


- Sí, por supuesto que sí, son nuestros bebitos, como voy a querer ser un papito para ellos –


- Mañana iremos juntos – Besó nuevamente los rojos e hinchados labios del menor, cómo había pasado por alto lo hermoso que era, lo sexy que era su esposo – Naruto estoy feliz de ser padre, sé que serás un buen papi y yo aprenderé a ser el mejor padre para ellos –


Las lágrimas de emoción del menor no se hicieron esperar, de todo lo que vivió ese día, el estrés de la noticia, la pelea por navidad, y todo lo de la empresa, lo tenían mal, no pensó que su marido se lo iba a tomar tan bien.


- Hey, no llores, no les hace bien – Limpió las dulces lágrimas del menor – Mañana no iré a trabajar, me gustaría ver al mejor tocólogo de todos, y hacerte chequeos completo, solo por seguridad – Dijo, sin dejar de abrazar al rubio.


Tapó al rubio con la sábana y una frazada para evitar que se enfriara, si bien la habitación y el lugar en sí tenía calefacción centralizada, no quería que su amado esposo se resfriara menos en su condición. De por sí el embarazo de su doncel había sido uno complicado con todo lo que había vivido era natural, tuvo varios intentos de aborto hasta que fue envenado. No podía permitir que eso pasase.


Sintió como el menor lo abrazaba tímidamente, cuánto daño le había hecho al rubio en esos años de matrimonio.


- Gracias por no pedir que los aborte – Eso era lo que más temía.


- Jamás, son míos también, los quiero desde el momento que me dijiste, y haré todo en mi alcance de proteger  su papito para siempre y luego a ellos cuando los tengamos en los brazos –


- Por qué dices ellos, como si hubiera más de uno – Se rió alegre.


- Porque siempre he querido dos niños, uno debe llamarse Nori como tu abuelo y el otro Kaede como el árbol en donde de niños juramos amarnos –


- ¿Te acuerdas de eso? – Naruto se puso rojo como tomate de recordar que habían tallado el árbol de arce del patio de la casona en donde los padres del Uchiha vivía, había un corazón con las iniciales N y S lo habían tallado juntos como promesa de amor eterno.


- Siempre recuerdo aquello, siempre… - guardó silencio – He sido un estúpido, todo este tiempo, espero que puedas perdonarme en algún momento por todo el daño que te hecho pasar, por desempararte y por faltar a nuestro votos de boda, perdón por hacerte sufrir y vivir lo peor de la vida, trataré de hacer las cosas bien esta vez y que puedas permitirme amarte como debes, deseo ser un buen padre y un buen esposo de ahora en adelante – Escuchó el llanto quedito de Naruto visiblemente tocado por sus palabras – No llores, no por mí, Naruto, tú eres lo más importante en mi vida, no mereces ser miserable menos por mi causa ¿sí? –


- ¿Esto no es un sueño? – Parecía no poder creer lo que oía y era entendible, horas antes el Uchiha lo había mandado al diablo.


- Espero que no, porque tenerte en mis brazos es una bendición – Besó la cabecita rubia – Mañana llama a tu padre, me gustaría que fuese con nosotros a la consulta, sé que te hará feliz y él lo será de saber que será abuelo –


- Pero dices que papá es un entrometido – Sus grandes ojos azules parecían no creer lo que veían.


- Solo se preocupa en exceso por ti, por supuesto que lo hace con lo negligente que he sido todos estos años. Dile que nos acompañe además quiero hablar con él –


Dejaron de hablar después de eso para abrazarse y hacerse mimos, hasta alguna que otra cosa picante pero muy suave, el Uchiha no quería perturbar esa felicidad que estaba teniendo, su rubio se quedó dormido en algún momento, él en cambió temía dormir y despertar sin Naruto en sus brazos. Pero el cansancio hizo su trabajo, luego de cabecear varias veces terminó vencido por la melatonina.


El aroma a café lo despertó ese delicioso café que solo su zorrito sabía hacer, sonrió incluso antes de abrir los ojos.


- Buenos días – La voz alegre de Naruto, lo hizo abrir los ojos, estaba ya vestido con unos jeans gastados y una camiseta blanca de mangas cortas, se vía tan bonito. Dejó la taza de café sobre la mesita de noche de Sasuke.


- Buenos días – Aprovecho que el rubio estaba agachado y ya había soltado la taza para atraerlo a él, ambos cayeron en la cama – Cómo está mi hermoso esposo hoy, los pequeños se han portado bien esta mañana – Besó la sien del menor con amor.


- Bien gracias, aún no comienzan las nauseas matutinas espero que jamás lleguen –


- Bueno si llegan a pasar o cualquier cosa te saca de tus cabales por la gravidez, tienes todo mi permiso para descargarte conmigo, los dolores de la dulce espera deberían ser compartidos – La risa de Naruto lo llenó de vida, cada segundo de escucharlo, de sentirlo era una bendición.


Naruto por su lado estaba feliz de ser atendido con tanto cariño de parte de su frío esposo, aún no entendía el cambio, solo esperaba que durara para siempre, pero aunque eso pasase, no creía que Sakura y los amigos de ésta lo dejaran tranquilo, menos si sabía que estaba en dulce espera.


- Papá viene en camino – Dijo tratando de no pensar en nada más – aún no le he dicho que estoy en gravidez, quería darle la sorpresa en la clínica –


- Me parece bien – Aspiró el aroma dulce de su amor – Naru me daré una ducha rápida y tomaremos desayuno juntos – Se levantó no sin antes besar los labios de su pareja para después ir al baño.


Minato Namikaze llegó al hogar de su hijo en cosa de minutos, le extrañaba haber sido invitado al pent-house, Sasuke había dejado en claro que su presencia no era bienvenido, se había equivocado tanto con ese chico, aún así, Kushina en su lecho de muerte le dijo que Sasuke era el indicado, y ella nunca se equivocaba, pero al parecer lo hizo solo una vez.


Su hijo le abrió la puerta sonriendo brillante, lo saludo y lo invitó a unirse al desayuno, Sasuke lo saludo con respeto, cosa que le extraño más no dijo nada, parecía que había diferente en el ambiente, las miradas de ambos jóvenes se cruzaban cómplices. Platicaron de su día a día, y una que otra cosa sin importancia, para luego marcharse en el automóvil de Sasuke, a un destino que solo ellos sabían.


Levantó una ceja preocupado al llegar a la clínica, pero los otros dos más bien parecían entusiasmados de entrar al lugar. Algo que le llamo la atención fue que el Uchiha tomó la mano de su hijo, caminando al mismo paso. Así llegaron hasta el área de obstetricia y ginecológica.


- Qué hacemos aquí –  Vio como Sasuke se colocaba detrás de Naruto para abrazarlo y colocó sus brazos alrededor de la pancita del menor  y las manos de este sobre las de Sasuke, solo ahí entendió todo – Estás en gravidez Naruto – No lo podía creer, iba a ser abuelo, su hijo sonrió alegre y asintió con la cabeza.


- Sí seré papito …


- Y yo papá – Secundo Sasuke.


- Tú serás abuelo – dijeron los dos al mismo tiempo.


Minato los abrazo como los chicos se encontraban, besó el rostro de su niño, feliz de saber que sería abuelo. Luego de las felicitaciones entraron a la consulta, el médico comenzó hacer una serie de preguntas, auscultó al menor dando indicaciones, y contestando pregunta de los tres, llevo a Naruto a un escáner su primer escáner maternal.


El médico iba diciendo que todo estaba bien, hasta que se dio cuenta que no era uno, si no dos embriones – Felicitaciones papás, serán dos bebés – Les sonrió, tanto Naruto como Minato no lo podían creer, en cambio el Uchiha sonrió feliz besando al menor, ahí estaba todo lo que él necesitaba para ser feliz, su rubio y sus bebitos, mientras ellos estuvieran todo estaría bien en su vida.


No sabía si lo que vivió antes era real o un sueño, aunque había sido tan vivido que lo dudaba, entonces recordó a Kushina Uzumaki, la madre de Naruto, un milagro ocurrió, ella le había dado una segundo oportunidad para enmendar sus errores, lo único que le pidió fue salvar la vida de su suegro y cuidar de su hijo.


Por supuesto que iba a cumplir con esa parte del trato, y aún recordaba lo último que la mujer había dicho.


- Hazles pagar todo el daño que le hicieron a mi bebé…


- Sasuke – Llamó Minato, al ver que había quedado como en un trance.


- Oh, lo siento, es solo que estoy sorprendido, tendremos mellizos o gemelos…vez te lo dije Naruto, Nori y Kaede vienen juntitos –


Naruto rió con amor mientras tocaba su pancita ya limpia del gel y la cubría con su camiseta.


Después de las indicaciones dadas por el médico en donde quedo más que claro que era un embarazo delicado y debía tratarse de esa manera, salieron de la consulta con una sonrisa en sus labios.


- Ya es medio día, vamos a comer algo – Opinó Minato.


- Estoy de acuerdo – Opinó el Uchiha, su teléfono no dejaba de vibrar en el bolsillo de su pantalón, sabía quién era pero no tenía las absolutas ganas de contestar – Naruto, deberíamos llamar a mis padres e Itachi para contarles que nuestra familia crecerá – Tomó la mano del menor para besarla y no soltarla.


- Sí, me parece bien –


- Seguro sería mejor una sorpresa para navidad, pero creo que mamá nos mataría por no decirles en el acto – Miró a su suegro – Hablando de Navidad, nos gustaría pasar las fiesta decembrinas con usted – La manos de Naruto apretó la suya y le miró con su carita emocionada por ser él quien dijese eso, a pesar de la pelea del día anterior – Además, como sabe serán dos en vez de uno y creo que nunca se es demasiado precavido, como sabe alrededor nuestro no hay muy buenas personas y temo que hagan algo en contra de mi Naruto o nuestros bebes, incluso de usted… por eso – Se quedó callado, pero justo cuando iba a volver hablar alguien lo interrumpió.


- Sasuke –


- Hola tío – Sonrió a quién lo saludaba, se trataba de Madara Uchiha uno de los hermanos de su padre el tercero para ser exacto.


Madara Uchiha había sido llamado inesperadamente por su ingrato sobrino para pedirle un favor, que él consideraba enorme, pero por alguna razón la voz de su sobrino parecía realmente desesperada y sí le pedía ayuda a él, era porque realmente lo necesitaba.


- Senador – Saludo Minato con cierta reticencia, Madara lo miró con una sonrisa cínica en los labios. Sasuke al ver esto sonrió, increíblemente su suegro, el padre de Naruto, tenía una aventura con su tío, claro que solo se enteró cuando casi lo mató al enterarse que Minato no había sufrido un accidente vehicular sino que había sido un asesinato, fue cuando reveló los sentimientos que profesaba al mayor de los Namikaze.


- Hola Minato, Naruto, felicidades Sasuke me contó la gran noticia –


- Muchas gracias, señor Madara –


- Te he dicho que me digas tío, mal que mal lo soy – le cerró un ojo picaron – Les dijiste ya –


- Estaba en eso hasta que me interrumpiste, pensé que nos veríamos en el almuerzo – Recriminó al mayor.


- Estoy demasiado ansioso no puedo esperar más tiempo –


- Qué pasa Sasuke – Naruto se extraño de ver a Madara, no era la persona favorita de Sasuke, si debía haber una persona que detestara más que a él mismo, ese era el sabelotodo de su tío.


- Como decía, creo que hay personas que pueden hacerte daño en tu condición, y quizás hasta a tu padre, no puedo estar tranquilo pensando que algo te puede pesar o a los bebés – Recordó la razón detrás del suicidio de Naruto con un estremecimiento – No me lo perdonaría nunca, pero si estamos con mi tío, la cosa es diferente –


- Por qué lo sería –


- Nadie se atrevería a tocar a mi hijo adoptivo – Contestó Madara, provocando un jadeo de sorpresa de parte del menor y una exclamación de odio de Minato – Lo siento Naruto pero es hora que sepas que tú padre y yo somos pareja desde hace unos años, sé que no quieres que este con otras personas por la memoria de tu madre, pero lo amo y quiero casarme con él, además de que esa a manera ustedes estarían a salvo.


La risa de Naruto aliviano el lugar – Pensé que nunca me lo dirían-dattebayo – Dijo llorando de risa – Lo sé hace mucho, es solo que me sorprendí que lo dijeran en verdad – Siguió riéndose – Deidara les vio y el chismoso te delató hace años – Explicó, sin parar de reír.


- Vamos a comer – Dijo Madara tomando la mano de un estupefacto Minato.


El almuerzo fue un festejo, todos estaban felices de las buenas nuevas, aunque todos estaban desconcertados por el cambio de Sasuke, parecía feliz genuinamente de convertirse en padre, más que eso era lo preocupado y diligente que era con su esposo, como si estuviese enamorado de él.


Mikoto, la madre del Uchiha esperaba de corazón que sus plegarias hubiesen sido escuchadas y su hijo se hubiera dado cuenta el gran tesoro que tenía a su lado.


Pasaron casi todo el día junto a la familia en un ameno ambiente, el Uchiha no tomó su teléfono en ese tiempo, cualquier problema en la empresa podía esperar, para eso había contratado personas pro activas que pudiesen hacer las cosas sin necesidad de acudir a él cada vez que había un incendio.


Llegaron a su hogar tarde, ya la noche había caído en la cuidad, iban de la mano conversando sobre la mudanza que se efectuaría al siguiente día. Sasuke quería estar en casa de su tío lo antes posible, tenía miedo que Naruto fuese el objetivo de aquellas malas personas.


- Sasuke-Kun – La voz suave y delicada llego a oídos de él, sintió como Naruto se tensó y quiso soltar su mano, pero él la tomó con más fuerza, se colocó delante del rubio de manera protectora.


Sakura tenía su bello rostro níveo hecho un desastre, la máscara de pestaña estaba corrida por las lágrimas que corrían por sus mejillas, caminó hacia la pareja, con sus ojos puesto en Sasuke, ni siquiera se había fijado en las manos enlazada de la pareja, se arrojó a los brazos del Uchiha buscando consuelo, pero en vez de eso, solo sintió un frío que jamás antes había sentido, levantó su mirada asustada, los ojos ébanos que siempre la miraron con calidez ahora no había rastro de ello.


- Mi vida qué pasa – Preguntó asustada, trató de abrazarlo, pero Sasuke le hizo el quite, y caminó hacia la entrada de su ático, siempre colocando a Naruto su lado de manera protectora. Cosa que no pasó desapercibida por la chica que dio un alarido de sorpresa al verlos de la mano – Qué artimaña usaste maldita zorra – Fue derecho a atacar al rubio, el mayor lo vio contraerse con temor, eso lo hizo enfurecer.


- No armes un escándalo, mantén la compostura, no eres una niña chiquita, para que te comportes como una – Siseó controlando su ira – Por favor, vete –


- Mi amor… - Le rogó pestañeando sin comprender nada, el día de ayer había sido dulce con ella, porqué en el mundo ahora era tan frío.


- No lo soy Sakura, no soy tu amor, tú no eres mi amor. Estoy casado, pretendo estarlo hasta el fin de mis días de esa manera – Sonrió a Naruto que lo miraba con incredulidad, en todos sus años de matrimonio nunca había puesto a esa mujer en su lugar.


- Pero me amas – Gritó desesperada al ver las miradas cómplices de ambos, ella estaba segura que el Uchiha la amaba, si bien nunca habían cruzado la línea del amor físico, porque Sasuke decía que no podía irrespetar los votos matrimoniales. Ella se había encargado de sembrar la desconfianza, los celos entre la pareja, por qué ahora estaban de la mano, se había asegurado que jamás esos dos estuviesen juntos, porque Sasuke Uchiha era solo de ella, ella debería ser quien portase ese diamante marino que descansaba en el anular de Naruto, en su dedo debería estar ese anillo no en el de ese pulgoso. – Me ames, no puedes destruir lo nuestro – Le rogó tratando una vez más de acercarse al varón pero éste nuevamente le hizo el quito, lastimándola en lo más profundo de su ser.


- No lo hago – Dijo muy seguro de sus palabras, sorprendiendo a tal a la mujer que cayó al suelo – Te quise, sí – Aceptó – Pero jamás te amé, la persona que amo está a mi lado, no la dejaré por nadie menos por ti. Debes comprender que nunca hubo un lo nuestro, nunca será realidad, acepta que nunca fui o seré tu amante…


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