Últimamente no tenían tiempo para salir en citas románticas, es decir, tomando en cuenta que Natsuya viajaba mucho y que en realidad se veían poco, pero hacía meses que Natsuya se había establecido en Tokio (ambos sabían que era para estar al tanto de todos los «polluelos» empezando por Ikuya) y siempre había algo qué hacer que se interponía en su agenda como pareja. Así que en cuanto Nao vio un hueco disponible reservó una habitación de hotel con una cena romántica a la habitación. Natsuya preparó una playlist romántica y se aseguró de llevar un buen vino.
Llegaron juntos al hotel y subieron a la habitación, el lugar era acogedor y ya tenía un pequeño servicio de aperitivos esperándoles, con todo y pétalos de rosa en la mesa. Natsuya puso la música, principalmente sus piezas favoritas pero había buscado algo que fuera más bien suave y lento para no distraerse.
Natsuya se sentó en un amplio sillón individual y jaló a Nao a sentarse en sus piernas, Nao era ligero y flexible, se amoldaba bien ahí. Intercambiaron aperitivos, charlando y riendo como preparatorianos, sólo se levantaron para recibir la cena y regresaron a cómo estaban, ahora dándose de comer uno a otro, bebiendo también, Natsuya más que Nao.
—Esa es de mis favoritas —dijo Nao poniéndose de pie para jalar a Natsuya con él.
—Mía también —Natsuya ya estaba algo tambaleante pero siguió a su novio, medio abrazándolo medio caminando— la use para declararme.
Nao rió y para Natsuya fue el mejor sonido de todos, tomó a Nao de la cintura y sintió como él le rodeaba el cuello con las manos.
Dieron pasitos torpes, girando lentamente mientras duró la canción, y la que siguió y la que siguió, riendo cada vez que tropezaban.
—Necesito ir al baño —Natsuya no lo soltó cuando caminó al sanitario y Nao sólo reía.
—¿Acaso necesitas ayuda?
—Mmmmh ¿quizás?
Entraron al baño todavía medio enredados y Natsuya se paró frente al retrete con cara de no saber qué hacer. Nao volvió a reír y le rodeó la cintura con los brazos.
—Creo que sí voy a ayudarte.
Deslizó las manos por el abdomen de Natsuya, las juntó sobre la hebilla y abrió el cinturón lentamente, desabotonó el pantalón y bajó el cierre, metió una mano y extrajo el miembro que conocía bien. Natsuya siseaba con cada maniobra, disfrutando. Nao apuntó hacia la taza.
—Déjalo salir querido… —susurró en su oído y Natsuya hizo precisamente eso, lo dejó ir, por unos momentos sólo se escuchó el sonido del chorro de orina cayendo en el agua.
—Acabé… —pero Nao no se movió, en cambio empezó a mover su mano por aquel pene, Natsuya nuevamente sólo respondió con siseos, hasta que estuvo duro y aún así Nao no se detuvo- ¡Na-Nao!
La mano se movió más, Natsuya se agarró de la pared como pudo y de pronto estaba dejándose ir otra vez, esta vez sólo semen, que Nao se las arregló para que disparara dentro de la taza.
—Mmmh, ahora sí —susurró Nao y le dio una mordidita en la oreja, lo soltó yendo a lavarse las manos y dejándolo para que se adecentara solo. Tardó un poco por que Natsuya seguía tratando de comprender qué había pasado.