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¿Cómo creer en ti? por DanyNeko

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Notas del capitulo:

"La confianza se crea cuando alguien está vulnerable, y no se saca provecho de ello"

El reino de los duelistas estaba resultando ser la locura más grande que jamás había vivido en su vida, cada hora traía una sorpresa nueva y algo inesperado.

 

-

La batalla con el espíritu oscuro del Sennen Ring de Ryou había sido un punto resaltante en su travesía. No solo sintió que establecía una amistad más personal y fuerte con el albino, había tenido que contarles a sus amigos sobre su otro yo, aunque al final se había retractado y todo había quedado como un sueño extraño para ellos. 

 

Luego, el duelo contra el player killer era punto y aparte. Cuando el cobarde perdió los papeles y rompió los controles de los lanzallamas (a día de hoy aún se pregunta cómo Pegasus permitió que una arena de duelo fuera equipada de esa manera) y él estaba temblando internamente de preocupación, fue una de las primeras veces que dimensionó lo increíblemente fuerte que era el espíritu de su Sennen Puzzle. Literalmente había desviado las llamas sin sudar una gota, sin importarle estar inmovilizado por los tobillos y mirando con superioridad (bien merecida) a un oponente que probablemente los triplicaba en tamaño y ni qué decir en fuerza bruta.

 

Envuelto en un remolino de fuego, imperturbable como una deidad, Yami había demostrado que ese nombre le iba como anillo al dedo y quebró completamente a un patético hombre que había tratado de usar la oscuridad con intenciones puramente malévolas.

Puede que Yami fuera oscuridad, pero no era inherentemente malo… así lo veía Yugi.

 

Como una deidad… sí, esa era una buena descripción para su otro yo.

 

Pero…

 

"Mostraste debilidad. Si tuvieras el corazón frío para lanzarme del barranco, habrías ganado" 

 

Esas fueron las palabras de Kaiba-kun.

 

Sin embargo, lo que se repetía en la cabeza de Yugi no fueron sus desdeñosas expresiones, ni las palabras de Anzu para defender su elección de detenerse.

 

"Tengo miedo… ¡Tengo mucho miedo!
... De este juego… y de mi otro yo" 

 

Yugi nunca pensó que llegaría a un momento así. Desde que fue consciente de esa otra alma conviviendo con la suya, incluso después de saber que era la causa de sus pérdidas de memoria, o cuán fuerte era, ni siquiera con la magia que vino con los yami no games. Aún con todo eso, con todos los repentinos cambios en su vida, Yugi nunca sintió que debía ser cauteloso con su otro yo.

 

Quizás estaba equivocado.

 

Y ahora, Yugi no sabía si temer de lo que era capaz de hacer, o de lo que él mismo no sería capaz de lograr sin su otro yo.

 

¿En realidad había razones para tenerle? Todas y cada una de sus acciones habían tenido sus raíces en proteger a Yugi, o a sus amigos, y en llevarlo hacia las metas que quería lograr.

 

¿Kaiba-kun realmente habría saltado de la torre si perdía? ¿O había sido víctima de las manipulaciones de un jugador sin valor por el que su otro yo no sé hubiera visto afectado?

 

Yugi ya no sabía qué pensar. En qué creer.

 

Y después de ese duelo, apenas podía sentir la presencia de su otro yo. Era tan débil, casi como si se estuviera escondiendo a propósito. Ni siquiera el toque de Ryou, quien aún portaba el Sennen Ring, sobre sus hombros por las próximas horas logró que el espíritu reaccionara.

Tampoco el duelo que Anzu, por la razón que sea, estaba librando con Mai-san; honestamente, ni siquiera había escuchado la mitad de lo que pasó allí, estaba debatiendose entre el shock y tratar de averiguar qué estaba pasando por la mente de su otro yo… pero el vínculo estaba bloqueado, ni siquiera podía captar sus emociones.

 

Es decir. Yugi no es tonto. Apenas se sintonizó con ese absurdo duelo más allá de la mitad, pero pondría las manos al fuego afirmando que la carta bocabajo de Mai-san habría salvado a su Harpie Lady y derrotado a Anzu más pronto que tarde.

Yugi simplemente no está seguro de las motivaciones de Mai-san para dejar a Anzu ganar, pero le alivia de que la duelista experimentada no hubiera jugado con su amiga castaña como una presa indefensa.

 

Y ni siquiera tenía tiempo de pensar en todo ni sobre como arreglar las cosas con su otro yo.

Su abuelo… está haciendo todo esto por su abuelo y él contaba con que derrotará a Pegasus… y eso es lo que Yugi haría.

 

'Está bien tener miedo. Tener miedo significa que estás a punto de hacer algo realmente valiente'

 

~∆~

 

Después de entender los motivos de Kaiba-kun para actuar como lo hizo en su duelo, Yugi simplemente estaba más confundido. ¿Su otro yo habría hecho lo correcto en continuar el duelo? Porque, Kaiba-kun no se habría dejado caer realmente si tenía la meta de salvar a Mokuba-kun. El castaño simplemente habría buscado otra manera ¿Verdad?

 

 

Yugi no podía entender realmente qué era lo que Pegasus esperaba ganar con todos estos juegos horribles. Llevándose el alma de su abuelo, de Mokuba-kun, incluso de Kaiba-kun ¿Por qué involucrarlos a todos? ¿Por qué arrebatar lo más preciado de otras personas? ¿Realmente lo hacía feliz el sufrimiento de los demás, y jugar con sus mentes y emociones? ¿Era verdaderamente un monstruo?

 

"Pegasus, tú… ¡No tienes derecho de arrebatarnos lo que es preciado para nosotros!" 

 

Ni siquiera podía sentir las lágrimas que se desbordaron de sus ojos, el sentimiento de la sangre hirviendo de ira, indignación, y deseo de justicia era todo lo que sentía.

 

Y, al parecer, era todo lo que se necesitó para que Yami se olvidara de su retirada y apareciera para dar cara a Pegasus.

 

Y Yami no estaba nada feliz de que ese lunático hombre sin corazón hiciera que su aibou se sintiera de esa manera.

 

"Pegasus, tú eres al que tengo que derrotar con mis propias manos" "Mi irá no desaparecerá hasta que te haya derrotado" 

 

~∆~

"Tu desconfianza me duele"

"Y tu silencio me inquieta"

~∆~

 

El principio del duelo con Mai-san fue realmente algo que nunca antes habían enfrentado. Estaban menospreciando, intencionadamente, a una duelista experimentada por el ansia de hacer caer a Pegasus.

 

Fue una sorpresa que la propia rubia fuese quien los sacará de su peor momento. Un escenario en el que estaban descoordinados, en el que sus mentes y corazones estaban puestos en otra parte, pero aún así, no estaban en la misma sintonía.

 

"Aquella vez, cuando Jaiba puso su vida en riesgo… Tuve miedo de perder… Tuve tanto miedo de perder y herir mi orgullo… Pero, a diferencia de mi, alguien más no temió perder el duelo. Alguien más sufrió al perder contra Kaiba… Mou hitori no ore" 

 

Yami aprendió una lección muy dura en ese momento. Y fue el mejor momento.

 

"No estaba consciente de eso… no abría mis ojos a la verdad…  La fuerza de otros hace que supere mis debilidades" 

 

Había dejado que su profundo deseo de proteger a Yugi, y llevarlo hasta las metas que quería alcanzar, se entremezclara con su orgullo de duelista… con su arrogancia. Y eso era algo que no debió permitirse nunca. 

 

Después de todo, el vínculo con su otro yo era donde radicaba su fuerza. Ni en la experiencia ni en la capacidad de crear estrategias compartidas de ambos, sino en su determinación y su fuerza de voluntad para superar todos y cada uno de los retos que se les interpusieran en el camino.

 

Y lo demostraron en el duelo con Mai, sacando Las espadas de luz reveladoras y El ritual del Caos, en los momentos precisos para convocar al Soldado del Caos. Su mazo respondió a ellos y a su confianza. 

 

~∆~

 

El duelo contra Pegasus resultaba ser el reto más difícil que habían enfrentado hasta ahora. La habilidad del Sennen Eye desmostró ser un terrible dolor de cabeza.

 

Sin embargo, Yami aprendió otra lección en este duelo.

 

Desde que era consciente de sí mismo, una de las cosas que sabía con certeza era que debía proteger a su otro yo. No obstante, nunca se dio cuenta de que su deseo era reflejado en el corazón de ese dulce chico.

 

"En este duelo, no puedo permanecer oculto y observar cómo mou hitori no boku sufre" 

 

Si antes sabían que había algún tipo de vínculo que los unía, este duelo casi imposible propició que el lazo entre sus almas, corazones y mentes finalmente se solidificara.

 

Ahora había una conexión directa. Un puente construido con un material indestructible. Un solo y delgado pasillo entre sus almas.

 

Finalmente estaban sincronizados.

 

"El juicio viene de la experiencia y la confianza. El instinto requiere valor divino, pero has confiado en el poder del Sennen Eye demasiado tiempo, y has perdido el instinto de un duelista… Cuando se trata de verdadero valor, mi aibou es muy superior a ti"

 

...Pero, incluso sabiendo todo eso, Yami sentía una terrible punzada interior de solo ver cómo su aibou se desgastaba turno tras turno de intercambiar sus mentes para mantener a Pegasus fuera de sus jugadas en ese yami no game.

 

Verlo desvanecerse en sus narices, sin ser capaz de sostenerlo adecuadamente había roto algo en él. Solo quería mandar al diablos a Pegasus y llevar a su pequeño y valiente otro yo a su habitación del alma para acunarlo entre sus brazos, hasta que reaccionara y le permitiera mirar esos hermosos ojos amatistas. No quería nada más que ver esos grandes y lindos ojos brillar de inocencia y felicidad que Yugi siempre había tenido, su aibou no debería jamás estar asustado o agotado de la manera en que todas las tretas de Pegasus lo habían hecho sentir.

 

"Pegasus, yo… ¡Jamás te lo perdonaré!" 

 

Por Yugi, su aibou, la luz que guiaba su camino, iba a vencer a Pegasus y a su Sennen Eye sin importar nada.

Porque lo prometió, y por su hikari, podía hacer cualquier cosa.

 

~∆~

"Pegasus, hemos ganado" 

"Pegasus, hemos ganado"

~∆~

 

No puede recordar, y no cree que exista, un momento en el que se haya sentido más orgulloso de sí mismo, que cuando su aibou lo miró, después del duelo, con sus grandes y brillantes ojos, cansados pero felices y orgullosos.

Orgullosos de su otro yo, orgulloso de su victoria conjunta, orgulloso de haber luchado todo lo que su voluntad le permitió, y trazar el camino que los llevaría a vencer sobre su oponente.

 

Yugi tenía razones de sobra para estar orgulloso, y calentaba el corazón de su otro yo saber que él era una de esas razones.

 

~∆~

 

Y a partir de ese día, del momento en que el puente entre sus mentes y almas se consolidó, las cosas ya no volverían a ser las mismas.

 

Ninguno de ellos volvería a ser el mismo.

 

Nunca más la sensación de soledad o de incomprensión.

 

Se tenían el uno al otro para enfrentar cualquier cosa que la vida les pusiera enfrente, sabiendo que tenían a alguien en quien confiar hasta sus propias almas.


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