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Un Omega parecido a una flor. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Cuando abrió los párpados, justo después de tener un sueño nostálgico, descubrió que la luz blanca de la habitación era horriblemente deslumbrante. No recordaba el momento en el que se quedó dormido, pero tenía que decir que no se sentía mal en absoluto. Cuando respiró, olía como una especia dulce. Todo su cuerpo estaba caliente y limpio y pareció como si alguien lo estuviera abrazando. Era igual a estar cuidadosamente envuelto por una manta.


"Buenos días, Natsume".


Le peinó el cabello y le besó, pero no pudo contestarle porque se había quedado increíblemente fascinado por la voz baja y brillante de ese hombre. Luego, Natsume se sorprendió. No era la voz de Kotoku. Cuando abrió los ojos, observó una cara morena y unos ojos verdes que se entrecerraron suavemente.


"¿Cómo te sientes?"


"... Extraño."


El recuerdo revivió de inmediato en su cabeza así que Natsume se mordió los labios. Era verdad, había tenido sexo con él anoche.


(¿Qué hice?)


La necesidad de ser abrazado por él había disminuido considerablemente, tal vez porque ya era de día. Sin embargo, la situación era demasiado incómoda porque se estaba reviviendo una vez y otra vez y luego, otra más. Recordaba a la perfección las manos de Harried girando alrededor de su cuerpo así que era absolutamente obvio que le había puesto su ropa interior y su pijama antes de ponerlo a dormir. Y para ser sincero, eso le provocó aún más arrepentimiento del que ya tenía encima.


La actividad sexual que tuvieron ellos dos fue una acción horriblemente imperdonable.


Cuando se levantó y escapó de la mano que intentaba tocar su mejilla, descubrió que había dos hombres con trajes negros cerca de la entrada y que además, desde la puerta, que estaba abierta, estaban entrando tres mujeres vestidas de sirvienta que empujaban unos enormes carros plateados de servicio. 


"¿Tienes sed? Mandé a preparar el desayuno solamente para ti."


Harried abrazó a Natsume por detrás, pero él pareció seguir enfocando su atención a la idea de que era una habitación diferente a la que había entrado durante la noche.


Natsume rápidamente tiró de la parte superior de la sábana porque, incluso si utilizaba pijama, no quería que otros lo vieran en esa situación tan bochornosa tan temprano por la mañana:


"¿Dónde estoy?"


"Es mi mansión. La tengo mientras estudio aquí en el extranjero. Ayer llegamos en auto hasta este lugar justo después de que Natsume se quedara dormido porque... Podríamos habernos quedado allá, por supuesto, pero tenía miedo de los inconvenientes que podíamos causar".


Las criadas prepararon el desayuno mientras tanto. Había varios tipos de bebidas en el vagón que habían pegado al costado de la cama así que ​​Natsume pareció honestamente impresionado. La pijama que le había puesto era de seda y la cama pareció ser más grande y lujosa que el promedio. El mobiliario de la habitación, la presencia de escoltas y el cuidado de los sirvientes eran como si estuviera en un mundo diferentes porque, aunque también había personal en su familia, Kotoku contrataba muy pocos porque odiaba sentirse lleno de gente. Y estar así ahora lo hacía sentir terriblemente fuera de lugar.


Pero Harried pareció estar mucho más relajado que anoche. Sin cansarse, le ordenó a la sirvienta comenzar a extender las tazas mientras mantenía sus brazos alrededor de él. 


"¿Qué te gustaría beber, Natsume?"


"... Agua."


Era absolutamente obvio que él era parte de la familia real así que comenzó a sentirse muchísimo más nervioso. Además, era un Alfa de alto rango. Y que se desmayara, fuera en auto, le pusiera la pijama y aún así no se despertara era una prueba de lo mal que lo había dejado al terminar. Es decir, sabía que lo había llenado de semen... Pero no recordaba ni una sola cosa después de que cerrara los ojos. 


"Lo siento. Lamento tanto las molestias que te hice pasar."


"¿De qué hablas? No estoy enojado."


La criada le sirvió un vaso, así que Harried se lo pasó. Además, el frío era agradable porque su cuerpo estaba increíblemente caliente.


(... Después de todo, lo de ayer se debió al período de celo.)


No se podía evitar, así que esperaba que al menos todo este asunto fuera lo menos complicado posible para los dos. Harried le acarició el brazo.


"Acabas de empezar con tu celo, ¿No es doloroso? Puedes pasar tu tiempo en la mansión hasta que se acabe, no te preocupes".


"Volveré a Japón en tres días así que estaré bien".


Además, ser abrazado y no poder moverse era una reacción normal del período de celo, en el que su cuerpo perdía fuerza al sentir el olor de un Alfa. En pocas palabras, lo de los dos no había significado absolutamente nada y no era especial.


O al menos, eso estaba intentando pensar.


"¿Qué estás diciendo? No puedes volar en este estado. Deberías posponerlo por un tiempo".


"... Voy a volver al dormitorio de todos modos. ¿Puedes preparar alguna medicina para mí y pedir un auto?"


"No quiero ponerte en peligro. ¿Cómo puedo hacerte caminar cuando tienes un aroma tan agradable saliendo por tu piel?" 


Sintió que su temperatura corporal estaba aumentando con solo escucharlo, así que inconscientemente comenzó a girarse en otra dirección. La parte que le estaba doliendo era la que lo había aceptado durante toda la noche así que fue hasta natural sentir vergüenza.


"Bueno... Entonces al menos desayuna."


"No puedo".


"¿Por qué no, cariño?"


Una mano grande pareció comenzar a colarse bajo su pijama. Su pezón se estaba poniendo picudo con solo ser acariciado un momento, y una voz bastante ahogada se filtró de unos labios que no paraban de temblar.


"No... Yo no puedo..."


"¿Odias que toque tu pecho?"


Quería decir que no podía cometer el mismo error dos veces, pero cuando sus pezones fueron estimulados con tantas ganas, perdió la fuerza y ​​terminó por apoyarse un poquito más en Harried. Harried agarró la barbilla de Natsume y la elevó, superponiendo lentamente sus labios para comenzar con un beso lento y cautivador.


Una lengua cálida pegó en la suya.


"Mmm..."


En el borde de su campo de visión, vio al pequeño montoncito de doncellas alejarse del vagón para salir de la habitación sin decir ni una palabra. Los hombres, que estaban junto a la pared, salieron silenciosamente y la puerta se cerró para dejarlos completamente solos. Su agujero trasero dolía tanto... Y contrario a su razón, su cuerpo pareció estar honestamente maravillado con él. Incluso si era empujado hacia abajo, tomado, besado, mordido o penetrado, estaba seguro de que no había manera alguna de que pudiera decirle que se detuviera. Natsume se mordió los labios, pensando en lo extraño que era ser tan vulnerable al placer y aceptar tan bien el peso de Harried contra su abdomen.


(Tengo que tomar un anticonceptivo...)


Los medicamentos para el celo podían eliminar sus síntomas y reducir la posibilidad de quedar embarazado, pero no eran completamente funcionales. Lo mismo ocurría con las inyecciones. Se necesitaban anticonceptivos para evitar el embarazo antes de que fuera muy tarde... Y cuando pensó que su cuerpo era lo suficientemente débil como para no resistir su instinto y obligarle a tomar estos "remedios" tan fuertes, comenzó a dolerle el pecho. Después de todo, a diferencia de la noche anterior, podía decir que estaba pensando muy claramente ahora. Y era extraño que no pudiera dejar de amarlo, de desearlo o de pensar en sujetar su mano para llevarlo a la parte que más le gustaba. Era aterrador porque todo en su vida hasta este momento había sido controlado por su cabeza.


Y las sospechas de la primera vez pasaron por su mente nuevamente. 


(No es posible que seamos destinados.)


Dándose cuenta de que Natsume estaba tenso, Harried detuvo su mano, la quitó de sobre su pijama y la ocupó para acariciarle la cara.


"No te preocupes, Natsume. Me pondré un condón y utilizaremos anticonceptivo correctamente".


Natsume frunció el seño, incluso aunque él lo había pensado primero.


"Por supuesto... Estarías en problemas si me quedo embarazado."


"No, Natsume. Creo que no lo dije bien." Harried lo miró como si estuviera impaciente. "Si fuera por mi, me casaría contigo de inmediato."


"¿Eh?" 


No era bueno que hiciera bromas sobre esto.


"¿De qué estás hablando? ¡Nos conocimos ayer! Y eres parte de la familia real además."


"No me importa. Es decir, es claro que si nos casamos podría ocasionar que pasaras un mal rato debido a mi familia, pero..." Harried tenía una mirada seria. "Demonios. Hay muchos asuntos que necesitan ser aclarados así que tengo que pensar en esto adecuadamente. Pero, de seguro también lo sientes Natsume ¿No? Ambos probablemente somos destinados."


Entonces, todo el cuerpo se le estremeció. No podía confesar que sentía lo mismo así que Natsume volvió a negar con la cabeza. 


"Es imposible. Solo soy una persona mediocre. No puedo tener un vínculo especial con alguien como tú".


"No eres mediocre. Natsume es lo suficientemente especial para mí. Seguramente tienes excelentes notas y eres amado por todos tus amigos".


"Eso no es cierto... Yo, ni siquiera tenía planeado ir a la fiesta de graduación de ayer. Además, tengo una persona especial a quien quiero retribuirle."


"Puedes hacerlo incluso si te quedas conmigo. Hasta yo podría ayudarte a lograrlo."


"No es tan simple. Él... Es una persona increíblemente importante para mí así que, se siente como si no pudiera expresarle mis sentimientos a menos que esté a su lado y viva para su causa. No quiero casarme con otra persona por ahora."


Harried pareció incómodo, así que cerró la boca. Colocó suavemente su mano sobre su pecho, incluso pese a la pijama, y dijo:


"Debe gustarte mucho esa persona si te niegas tan obstinadamente a cada uno de mis planes."


Era difícil escuchar su voz tan triste. Negó con la cabeza. 


"... No es por ti." No sabía nada sobre él y sin embargo, incluso ante el celo de Natsume, Harried siempre fue un caballero total. Pensaba que era una buena persona. Pero no lo que necesitaba ahora. "Lo decidí desde que era un niño. Yo siempre quise hacer cualquier cosa por él porque, fue el hombre que me salvó cuando estaba más débil".


La alegría del día en que lo rescató todavía seguía viva. No podía explicar con palabras lo feliz que estaba ante el calor de las manos que acariciaban su cabeza y ante su mirada infinitamente gentil. Era inaceptable enamorarse e irse sin hacer nada por el hombre que lo sacó del fondo del abismo.


"Entonces, iré a ver a tu benefactor contigo." Harried agarró la cara de Natsume entre sus manos y ajustó su mirada con la suya casi a la fuerza. "Tu benefactor no debería decir que no si ve que Natsume está feliz. ¿Está en Japón?"


"Precisamente está en Japón. Por eso yo debo..."


"¿Cuántos años? No me importa esperar."


"¿Qué estás diciendo?"


Preguntó Natsume. Los brillantes ojos verdes del príncipe estaban completamente llenos de amor.


"Yo haría lo que fuera por ti. Dame la oportunidad de ser tu novio, aunque sea a la distancia".


"..."


"Si eres mi destino, ya no puedo pensar en dejarte ir. Quiero decir, nunca me había conmovido tanto alguien como lo haces tú. Me gustas, Natsume. Puedo hasta decir que te amo." 


Era una palabra cliché esa de amar. La había escuchado muchas veces en la escuela y en la ciudad, y aunque era algo que hasta pareció estúpido, cuando fue susurrada por la voz de Harried... Fue como si le tocara el corazón. 


"Yo, yo..."


Cuando se mordió los labios, con el dolor de una primera vez en todos los sentidos existentes en su vida, Harried lo besó por segunda vez. Lo lamió suavemente, lo abrazó y tembló. Los genitales presionados contra su cuerpo estaban calientes y lo suficientemente duros como para ser vistos a través de la tela. Le dolía la parte inferior del abdomen y sus piernas parecieron abrirse naturalmente para dejarlo pasar.


Fue como rendirse.


(No puedo oponerme porque estoy en celo. Eso es todo).


No se trataba de quererlo o estar enamorado era... Puro instinto.


"Natsume... Me gustas mucho, Natsume."


Cuando lo tocó, se dio cuenta de que su agujero trasero era vergonzosamente suave. Tan acostumbrado a él que incluso estaba tragando sus dedos como si lo necesitara de inmediato.


"Ah... ¡Ah!"


Mientras gritaba, Natsume apretó las sábanas. Pensó que las cosas no llegarían más lejos de una simple conversación pero, era un placer tan enorme que hasta pareció como si poner de su resistencia no tuviera sentido. Su cuerpo era más indecente de lo que esperaba, más caliente...


Y escuchando el largo suspiro de Harried, Natsume pensó que en el futuro debía elegir palabras que no lo fueran a lastimar.


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