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Un Omega parecido a una flor. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Las enredaderas eran plantas que crecían lentamente a partir de semillas enterradas.

La planta, que había crecido en silencio, echó raíces rápidamente por todo su cuerpo hasta un punto en el que Natsume no pudo moverse más y terminó por abrir los ojos.

Había perdido su voz.

Había dejado de respirar.

Estaba sudando y rezaba desesperadamente por liberarse, pero las vides más gruesas parecieron estar creciendo muy dentro de él. 

Fue en ese momento que la planta le rompió el estómago, trepó por su esófago y pareció estar a punto de atravesarle la garganta. Estaba desesperado por el dolor y las náuseas. Y cuando su voz finalmente resonó, las plantas que estaban arrasando con su vientre desaparecieron. Natsume miró hacia atrás, abrazándose el torso como si estuviera a punto de colapsar, y observó que había muchas estrellas brillando en un cielo azul oscuro. La tierra estaba interminablemente bordeada de arena roja que formaba colinas y con el paisaje en su espalda, Harried finalmente apareció allí, sonriendo como si estuviera muy aliviado.

(Natsume, vine por ti.)

Las emociones estallaron de pronto dentro de Natsume.

(Harried. Quería verte. ¡Tuve un sueño muy desagradable!)

Estaba solo y casi destrozado y aunque corrió y lo abrazó con fuerza, el cuerpo de Harried, que debería ser fuerte, se sintió frágil por alguna razón antes de que sus miembros se enfriaran. Como un fantasma, la figura de Harried se deslizó a través de los brazos de Natsume y se alejó hasta parecer polvo...

¡Espera! 

¡No desaparezcas!

¡No me dejes solo!

"¡Harried!"

Gimiendo, Natsume abrió los ojos solo para encontrarse con que estaba mirando hacia el techo. Sin embargo, podía decir que desde antes de despertarse ya se había dado cuenta de que estaba soñando. 
Mirando el reloj al lado de la cama, notó que eran las 4 de la mañana. Todavía era antes del amanecer. No tenía ganas de volver a acostarse así que simplemente se levantó y se vistió. Tal vez había sido por culpa de ese sueño pero la verdad era que ahora estaba sintiendo un poco de náuseas y dolor.

Natsume salió de la habitación para no hacer ruido, pensando que quedarse en la habitación solo le haría sentir más deprimido y que en definitiva sería refrescante dar un paseo. Era bueno que Kotoko todavía estuviera durmiendo.

Cuando salió, el aire estaba fresco. Confiando en la luz de su teléfono inteligente y en la pequeña lamparita de aceite que siempre dejaban en la orilla, Natsume decidió caminar hacia el lago.  La villa estaba cerca de allí y la vista era increíblemente hermosa. Era popular como lugar de veraneo y aunque era concurrido durante la temporada turística, los días de junio no pasaba ni un solo coche.
Siguiendo el recuerdo de haber dado un paseo con Kotoku antes, elegió un camino lateral angosto por el que llegó hasta una arboleda escasa que se cortaba hasta la mitad. Del otro lado había un acantilado con una vista espectacularmente bonito y a la derecha, un montón de pequeñas flores. 

"Me encanta…"

La delgada luna brillaba modestamente. El cielo, cerca del amanecer, había comenzado a despejarse, y las formas de los árboles y las montañas en la orilla opuesta emergieron como títeres de sombras. Había una fina niebla en la superficie del lago y por un momento hasta sintió que el aire húmedo se parecía muchísimo al de Inglaterra. Para Natsume, era un escenario que lo hacía sentir nostálgico y tranquilo y un tanto aliviado por haberle permitido despejar su mente.

Natsume sostuvo su teléfono inteligente y lo desbloqueó.

Aunque no solía tomarse muchas fotos, pareció que era algo adecuado para conmemorar su regreso a Japón. Encendió la cámara, buscó un buen ángulo y tomó varias fotos de él sonriendo. Y fue cuando miró hacia abajo para ver si el paisaje oscuro había salido bien, que sintió como si una fuerte sensación de "impacto" corriera hasta la parte posterior de su cabeza. Fue como si algo grande y duro lo golpeara en un instante. Se preguntó si el dolor había sido por lo poco que logró dormir durante la noche y de pronto, sintió sangre en la espalda.

Sin saber por qué, Natsume se acurrucó a toda prisa. Se inclinó hacia adelante por puro instinto en un intento por proteger su abdomen, y dejó que los golpes siguieran repetidamente en su espalda. Eran objetos duros que aterrizaban en sus caderas y en la parte posterior de sus rodillas. Vio unos zapatos al borde de su línea de visión dolorosa y distorsionada y finalmente, entendió que estaba siendo atacado. Estaba a punto de mirar hacia atrás cuando lo golpearon en la parte baja de la cabeza nuevamente. Luego, la parte de atrás de las orejas le dolió como si quisieran arrancarlas y la punzada chirriante, que se extendió por toda su cara, provocó que su cuerpo se tambaleara para adelante. Antes de darse cuenta estaba arrodillado y a punto de desmayarse.

Alguien levantó bruscamente sus brazos  y, justo antes de que le pusieran una bolsa en la cabeza, Natsume se quedó atónito y vio a sus tres oponentes: Hombres extraños que tenían piel morena. Natsume no podía moverse incluso si la bolsa estaba floja y cuando extendió los dedos, descubrió que le dolía desde ese lugar a las muñecas y hacia todo el largo de su cuerpo. Le pusieron una cuerda en el torso y en las manos y luego, los hombres que robaron su libertad, golpearon a Natsume de forma bastante breve. Las piernas se le levantaron, sus pies golpearon en alguna parte y luego, un intenso dolor lo atravesó terriblemente.

Después de un tiempo extrañamente largo, Natsume fue arrojado al agua

Su cuerpo se hundió en el lago así que Natsume se sintió un poco aterrado al darse cuenta de que moriría.

Las palabras de los hombres, que escuchó justo antes de que lo dejaran caer, estaban en un idioma que Natsume no conocía. Y si ese era el idioma de Jashar, entonces tenía sentido porque su piel se veía marrón y no era un secreto que las personas de ese país querían verlo muerto. Después de todo, lo que tuvo con el príncipe debió haber sido un amor imperdonable. Si moría, Harried tendría que rendirse con su búsqueda y su país crecería próspero y ameno. Además, no tendría que preocuparse por sentir como si le hubiese robado todo su futuro y no tendría que tener sentimientos tan malos todo el tiempo.

Estaba bien admitir que se encontraba asustado y conmocionado, ansioso y triste. Y a minutos de su muerte, esa pasión que había estado negando todo el tiempo finalmente salió:

(Harried... Yo... A ti...)

También te amo.


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