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Un Omega parecido a una flor. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Harried canceló su vuelo.

Natsume estaba tan feliz que lo invitó a pasar un momento en el jardín con él una vez que llegaron a casa pero, como suponía, era difícil disfrutarlo si seguía estando en celo.
Pensó que ya se le había pasado y que podía moverse justo como de costumbre, pero al parecer pudo llegar al aeropuerto probablemente debido a su horrible adrenalina. Y ahora, ya que se sentía aliviado de haber contado sus sentimientos, su cuerpo estaba muchísimo más perezoso que al amanecer.

Kotoku, que había estado siguiendo todo muy de cerca, se puso de pie y susurró algo que aparentemente estaba dirigido a Harried. Luego, cuando llamó a Shiri, lo ayudó a bajarse silenciosamente del columpio y lo tomó de la manita para sacarlo de la casa. Harried se acercó a Natsume:

"Kotoku dijo que llevaría a Shiri a un restaurante cercano. Es un mensaje de que Natsume no debería preocuparse por él mientras tanto".

Natsume se puso rojo mientras respondía a su hijo, saludando alegremente con sus pequeños deditos. Era demasiado tarde para arrepentirse pero estaba avergonzado de estar a solas con Harried ya que todos sabían que estaba en celo.

"¿Puedes caminar, Natsume?"

Harried quien le puso la mano alrededor de la cintura, ya había transmitido sus sentimientos de toda manera imaginable. No era una situación abusiva o de ser empujado por su calor para estar juntos un rato sino de, tratar de unirse finalmente con una persona que amaba con todo su corazón. Y era un tanto extraño a decir verdad.

"Estoy bien."

Pero cuando comenzó a caminar, como para escapar del brazo de Harried, notó que era tan lento que el hombre lo alcanzó en un par de pasos. Las manos se le pegaron silenciosamente en su espalda, y la temperatura corporal que sintió subir lentamente hizo que sus oídos parecieran a punto de estallar. Y cuando intentó acelerar de nuevo y llegó a su habitación en el piso de arriba, pensó que no sabía qué hacer esta vez. ¿Debía quitarse la ropa primero? ¿Debería subirse el mismo a la cama o ayudar a Harried a desvestirse? La última vez, lo abrazó y lo preparó dulcemente para ayudarlo a recibir su pene, pero ¿Debería ofrecer el mismo servicio? Harried se rió justo detrás de él, todavía de pie en medio de una habitación silenciosa.

"Parece que estás nervioso."

"Un poco..."

Natsume sacudió la cabeza de un lado a otro, tratando de fingir que todo estaba bien.

"No. Lo siento. Es extraño. No es la primera vez... Pero..."

"Yo también estoy nervioso. Me muero de los nervios".

"¿En serio...?"

"Mira. Se nota incluso encima de mi ropa como mi corazón va rapidísimo."

El latido de su corazón era ciertamente poderoso y rápido.

"Es imposible poder estar tranquilo. Cuando invité a Natsume por primera vez a mi cama, estaba más nervioso que nunca antes. A la mañana siguiente y al día siguiente, todos los días desde que he estado junto a ti".

"... Mentira. En ese momento parecías muy decidido. Ni siquiera querías dejar que saliera de la cama".

Harried se rió.

"Lo recordaste..."

"... Lo siento. Es cierto que mi memoria desapareció temporalmente después del accidente, pero, pensé que era mejor decir que no te recordaba. Incluso después de reunirme contigo aquí, creí que sería un favor para los dos lograr que te dieras por vencido".

"Ya veo."

"Pero eres muy pesado."

Harried se rió y extendió las manos para tomar las suyas.

"Intentaba ser astuto para no perderte. Después de todo, lo del accidente fue completamente culpa mía".

Con ese tono, Natsume bajó la cabeza suavemente al sentir esa culpa por haberlo tratado tan mal. Negó con la cabeza:

"Tengo que admitir que estaba feliz en ese momento. Si no me hubieran atacado y hubiese ido a tu país, Harried podría volverse menos popular en Jashar y algunas personas comenzarían a odiarme. Ya me sentía terriblemente vigilado por tus guardias así que..."

"Espera ¿Por qué dices que iba a disminuir mi popularidad?" Harried ladeó la cabeza y se volvió hacia Natsume. "Como dije antes, la forma en que pensamos sobre los Omegas ha cambiado mucho a últimas fechas así que, seguramente cuando vayamos a ver a mi familia y anunciemos nuestra unión con la tuya, todos estarán felices por nosotros."

Pero estaba seguro de que existían bastantes personas que no iban a cambiar. Como los que sirvieron a Harried en el Reino Unido

"Pero estoy acostumbrado".

Cuando dijo eso, Harried contestó:

"En Jashar, había una estricta diferencia de estatus en el pasado. Era costumbre que los sirvientes se arrodillaran y se inclinaran frente a sus amos y menospreciaran a los de un ramo más bajo. No había un motivo, solo era lo que decía la ley. Y en el palacio real, a veces se siente como si los sirvientes siguieran atrapados en esto. Ya sabes, es una cultura diferente, por lo que puede parecer terriblemente brusca e insoportable también. Pero, escucha, esa costumbre es anacrónica y a logrado detenerse gradualmente gracias a un poco de esfuerzo".

Harried acarició la cabeza de Natsume.

"E incluso si a mi gente no le gusta que Natsume y yo estemos destinados, prometo que no dejaré que nadie te haga daño otra vez. He reparado todos los errores por tu bien y el del niño."

"... Sí, lo sé".

Lo bueno de Harried, era que lo hacía sentir seguro.

Natsume estaba fascinado por su rostro serio y por esa deslumbrante fuerza que salía de él a cada instante. Al final, cuando se miraron fijamente por segunda vez, el príncipe terminó por pasar los dedos entre sus cabellos y después, incluso envolvió tiernamente la cara de Natsume con ambas manos.

"¿Te relajaste un poco?"

No fue hasta que le preguntó esto que notó que estaba mucho más relajado que antes. Al parecer, había hablado de cualquier cosa para intentar aliviar su tensión.

"Sí."

Pero el calor pareció estar creciendo alrededor de la base de su estómago. Era un deseo apasionado de dejarle todo en sus manos y renunciar a lo que sea que estuviera pensando en el pasado. Y cuando le sonrió, entonces Harried finalmente pareció haber conseguido el permiso para tocar los botones de su camisa.

Era obvio que si sentían lo mismo, entonces no podían evitar hacer nada.

Harried susurró: "Que bueno." con una sonrisa enorme que creció más a medida que deslizaba torpemente la chaqueta sobre el pico de sus hombros. "Es como un sueño que Natsume sea mío ahora".

"No estoy familiarizado con este tipo de situaciones. Si no funciona, por favor dímelo. Si hay algo que debería hacer para hacerte feliz, entonces dime".

"Pero ya soy muy feliz." Harried besó la punta de su nariz. "No tienes que hacer nada con tu ropa o con la mía. En su lugar, abre la boquita para mí."

"... Hmm".

Tan pronto como levantó la vista, Harried logró acercarse suavemente hasta deslizar su lengua dentro de su boca. Era húmeda y caliente y le hizo sentir como si su paladar se estuviera derritiendo. Luego sintió que sus ojos estaban nublados y que sus manos no dejaban de temblar.

"... Hmm. Sí, es así. Quiero que seas honesto. Quiero que te sientas lo más cómodo posible mientras estés conmigo."

"Entiendo. Yo... ¡Um!"

Harried le quitó la camisa a Natsume mientras lo besaba y lo besaba y luego lo volvía a besar. Y después de quitarle el cinturón, bajarle el pantalón y arrebatarle el boxer, lo recostó en la cama para verlo justo desde arriba. La piel le zumbaba, el pecho no dejaba de subir y de bajarle y el peso de Harried, que estaba a punto de apoyarse en él, le hacía doler en la parte inferior del abdomen...

Harried acarició lentamente el pecho de Natsume.

"Me alegro de volver a tocarte... Había olvidado que la piel de Natsume se sentía así de bien."

"Espera... Si haces eso, ¡Ah! Mi pecho está..."

De repente, al darse cuenta de que tenía una vista completa de él porque estaban en plena mañana, Natsume agarró las sábanas con fuerza y trató de cubrirse.

"No toques mis pechos..."

"¿Lo odias? ¿No te sientes bien?"

"La forma en que lo haces es... Vergonzosa".

De hecho estaba tan avergonzado que no podía ni respirar. Harried acercó su rostro.

"¿Por qué? Eres hermoso, mi amor. Eres como un pequeño capullo de rosa. Te sientes suave al tacto y, tengo que admitir que es lindo que seas regordete y suave en esta parte".

Natsume dobló la espalda. El estímulo estaba atravesando su pezón, viajaba por su pecho y terminaba por llegar hasta la parte más baja de su vientre. El agujero entre sus nalgas se retorció de nuevo y el espeso fluido corporal comenzó a gotear.

"... ¡Aaah!"

Se sentía como estar entumecido. Era delicioso, pero al mismo tiempo también pareció ser frustrante.

Deseaba que lo tocara en ese lugar de abajo.

Deseaba que hiciera que la temperatura incrementara mucho más dentro de él.

Y cuando comenzó a molestarlo en el pezón, el placer se acumuló justo allí y el dolor se volvió considerablemente más fuerte.

Harried puso la mano en la ingle para aprovechar un movimiento de cintura:

"Cuando lamí tu pecho, te hiciste más grande. Ahora incluso estás húmedo".

"No... Espera..."

Pero repitió el beso.

Y que estuviera chupando sus pezones y lo apretara al mismo tiempo solo estaba haciendo que tuviera unas irresistibles ganas de estallar. ¡Era de verdad insoportable! Natsume sostuvo en silencio la cabeza de Harried.

"No, espera... No quiero ser el único".

"Sería feliz si Natsume llegara primero... Luego estaremos conectados y lograremos sentirnos bien juntos. ¿De acuerdo?"

Harried sonrió suavemente y dejó caer un beso pequeño en su barbilla.

"Me alegro de que Natsume me diga como se siente. Quiero que sigas así ¿De acuerdo? Quiero que me enseñes donde duele y donde te gusta".

"Está bien..."

"Abre un poco más las rodillas. Así... Un poco más. Perfecto, mi amor."

Harried le enseñó como si lo estuviera haciendo por primera vez. Le dobló las rodillas, las abrió a la izquierda y derecha y lo atrajo un poco más hacia su pecho.

Sus genitales temblaron.

"Tengo... Miedo."

"Mírame a mí, mírame. No pienses en eso..."

Harried enterró lentamente su dedo en él. Estaba temblando ante la sensación de un cuerpo extraño, tenía las piernas dobladas y sus dedos de los pies muy, muy tensos.

"Ah, ah..."

"Es como lo recordaba. Pero hoy es más suave que antes".

Lo frotó, y entonces la parte de atrás de sus ojos brilló y el semen se precipitó hacia su vientre sin tener espacio para contenerse.

"Hmm... ¡Ah..."!

Después, llegó una agradable sensación de una corriente eléctrica.

Con las caderas levantadas, Harried comenzó a empujarlo de arriba para abajo hasta ocasionar que su cuerpo rebotara en pequeños lapsos.

"Hah... Ah, lo siento, mi cuerpo no..."

"Estás en celo, así que tengo que dar lo mejor de mí. Voy a mimarte demasiado por estos años lejos". Harried besó sus párpados después y agregó ahora: "Si pudiera, me gustaría volver a la época en que nació Natsume para estar cerca de ti todo el tiempo".

"Ah, cuando nací... Todavía no habías nacido, tonto".

"Pero se siente como si todo ese tiempo hubiese sido un desperdicio. Quiero estar con Natsume, hacerte el hombre más feliz del mundo y permanecer a tu lado hasta que muera."

Harried presionó sus labios contra su nuca esta vez.

La palabras hicieron que se le pusiera la piel de gallina y que su pecho doliera agudamente. Hace tres años, Harried le dijo que esperaría hasta que Natsume se decidiera antes de intentar hacer cualquier cosa en él. Y aunque estaba avivado por sus feromonas y por la desesperación de perderlo, nunca se portó violento o trató de imponer algo en su contra. Dijo que definitivamente lo encontraría, y realmente vino a buscarlo.

"... Harried."

Las lágrimas se derramaron en el momento en que Natsume tocó su mejilla.

"Muérdeme. No quiero estar más tiempo sin ser tuyo".

Pensaba firmemente que no deseaba irse de nuevo. No sin él. No quería que lo soltara.

El color de los ojos entrecerrados de Harried se volvió mucho más oscuro e incluso pareció que sus manos estaban desesperadas por tocar sus rodillas. Se inclinó más profundamente sobre él y luego lo forzó a levantar las caderas para que su pene apuntara hacia arriba y pudiera colocarse mejor.

"Hmm..."

Era la primera vez que veía correctamente el pene de Harried. Recordaba sentir que era grande y grueso, pero lo que estaba a punto de insertar no era solo eso, sino también largo y muy, muy pesado. Contrariamente a su conciencia asustada, que no dejaba de decir que "no iba a entrar", cuando se empujó dentro de él, el ano se le abrió y lo tragó perfectamente hasta hacer que se derritiera. Un suspiro superficial se filtró de sus labios:

"Ah, ah, ah..."

De verdad siempre lo había querido.

Había querido que lo llenara y lo tranquilizara justo de esta forma durante tres largos años así que, entusiasmado, Natsume sacudió inconscientemente sus caderas, se tragó todo el calor que se extendía desde la parte inferior de su abdomen y gritó "¡Hmmm!"

"Natsume... Te estás mojando mucho."

Sus pliegues parecieron ser frotados por los genitales de Harried y luego sintió esa horrible sensación que le avisaba que estaba a punto de terminar antes que él.

"No, ah... Otra vez."

La punta del pene de Harried golpeó justo el lugar que estaba en la parte más profunda de su ano y después...

"¡...!"

El semen comenzó a derramarse por la cama.

"No pasa nada, me gusta que te sientas bien".

"Pero yo..."

"Puedes alcanzar más, Natsume. Cuando estás excitado aprietas como loco. Eso me encanta "

Lo penetró más y más y luego llegó hasta un punto en que su conciencia de repente se le escapó. Incluso su cuerpo fue atraído involuntariamente por el profundo éxtasis que pareció caerle desde el bendito cielo. Escuchó un aliento jadeante que no era el suyo, y luego Natsume sintió la mano de Harried apretando con más fuerza.

"Relájate".

"... ¿Que...?"

"Esto no es suficiente para nada".

El pene de Harried, completamente asentado bajo su vientre, todavía estaba duro como una piedra. Y justo en el momento en que pensó que la sensación de dolor finalmente se había calmado, entonces sintió que era empujado hacia arriba otra vez.

"Espera ¡Espera!"

Por un momento, una conmoción desgarradora corrió sobre él e inmediatamente después, lo golpeó con un placer bastante intenso.

"Ah, ah, ah, ah, ah, ah".

Fue como si la mitad de su vientre estuviera perforado. El núcleo del cuerpo se le calentó igual a si estuviera en medio de un desierto y luego incluso surgió un pequeño temblor que le hizo castañear los dientes.

"... Bueno, ahora estoy en la parte más profunda". Harried suspiró "Puede doler un poco al principio pero, una vez que te acostumbres, te prometo que será delicioso."

"Harried..."

"¿Duele?"

"Ah... Es caliente. ¡Se siente muy caliente! Ah, ah, ah."

El clímax se extendió durante mucho tiempo, y un líquido claro salió de unos genitales que parecieron estar a punto de marchitarse. Comenzó a llorar por segunda vez.

"Yo... Lo siento, lo siento tanto. No debí..."

"¿Por qué te disculpas? Me alegro de ver que estoy haciendo un buen trabajo".

Y cuando pensó que iba a sacar un poco su pene para dejarlo respirar, entonces descubrió que en realidad lo estaba empujando de nuevo. Su enorme miembro entraba y salía de un espacio estrecho bastante sensible, y como consecuencia, el placer pareció revolotear para todas direcciones.

"Ah, ah, va a salir de nuevo."

Fue irresistiblemente vergonzoso decirlo. Sin embargo, aunque era cierto que hubiera preferido que la tierra se lo tragara, había un placer tan peligroso en su interior, que el clímax llegó en forma de una nueva lluvia de semen.

"¡Ah!"

La alegría, que se estaba presentando en forma de entumecimiento y picazón estaba arrasando dentro de la piel de Natsume. Luego, sintió que Harried había comenzado a abrazarlo y momentos después, sacó la lengua para llegar hasta la base de su cuello. Esta persona, tan parecida al sol por la mañana, iba a convertirse en un Alfa que sería eternamente de Natsume.

Harried gimió, mostró los dientes y comenzó a decir su nombre. Natsume aceptó que lo atravesara de la forma que mejor le viniera en gana:

"Ah... Harried ¡Harried!"

Le encantaba el dolor que se extendía hasta sus hombros. Le punzaba, por supuesto, pero estaba más feliz que nunca antes.

Harried lo mordió por un tiempo bastante largo y cuando se separó, lentamente comenzó a lamerle la sangre. Lo chupó y lo besó y al final se atrevió a ver los ojos de Natsume.

"Te amo, te amo tanto."

El calor estalló en un susurro silencioso así que Natsume abrazó su nuca.

"Harried... Yo... Yo también te amo".

La palabra "Te quiero" no iba a ser suficiente nunca. Estaba feliz, y estaba tan emocionado que hasta pareció a punto de llorar.

"Estoy loco por ti."

Harried, quien lo besó con tanta hambre como la primera vez, comenzó a usar sus caderas para volver a penetrarle. La parte más interna estaba empapada y un desagradable sonido de agua pareció comenzar a hacer eco en la habitación. Aunque ahora no pensó que fuera vergonzoso. Se amaban. Y estaban usando las partes que normalmente no se tocaban para demostrarlo. Se entregaban, se rozaban y se besaban hasta desbordar sus fluidos corporales por todo su cuerpo.

"Harried... Ah... Ah, ah".

"Un poco más, Natsume, un poco más ¿Está bien?"

Natsume asintió mientras se le aferraba.

"Ah, por favor. Por favor más adentro, Harried..."

"Sí, eso haré."

Harried sonrió un poco antes de cerrar los ojos. Luego, ambos se sacudieron tan violentamente que no se pudo escuchar ninguna otra voz más que el sonido de sus propias respiraciones y jadeos. Dijo "Natsume", e inmediatamente después de ser llamado, pareció como si el pene de Harried se hubiera hinchado dos veces su tamaño original.

Y luego, por fin comenzó a salir una exagerada cantidad de semen.

"¡Ah, ah, ah!"

Era como si lo estuviera quemando.

Natsume abrazó a Harried con sus débiles brazos y le dijo nuevamente lo mucho que lo amaba y lo emocionado que se sentía de formar un nuevo futuro junto a él.

El viento que soplaba desde la gran ventana abierta, era seco y fresco. Desde algún lugar llegó el dulce olor a fruta exótica así que Natsume volteó un poco la cabeza. El árbol de jacaranda había comenzado a brotar y además, había un gran arco verde, donde estaban floreciendo rosas de color rojo intenso y rosas blancas puras. Era suyo, pero todavía había muchas plantas allí de las que Natsume no sabía el nombre. Cuando volvió a mirar hacia la habitación y reparó en Harried, pensó que eran muy parecidas a él.

Habían llegado en el momento perfecto.


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