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The Power Of Love por Witch Chameleon

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Notas del fanfic:

Hola!! Después de meses de pensar en ese fic, me he animado al fin a publicarlo. Del mismo tengo varios capítulos realizados, por lo que no tardaré tanto en actualizarlo. Pero ante todo espero que sea de su agrado, desde ya muchas gracias a todos lo que leen.

El sol había salido aquel día con su luz estridente, pero aún así no parecía ser suficiente sus rayos para calentar la tierra, el otoño comenzaba a manifestarse, por lo que el frío era algo latente. Sin embargo ello no afectaba en la rutina de un hombre de trabajo como lo era Masashi, quién básicamente se sentaba frente a su computadora, a completar fichas o quizás asistir a una reunión virtual, sin ni siquiera salir de su casa. . Era un trabajo tranquilo que no le llevaba ningún esfuerzo y que le permitía dedicarse a su gran amor, los videojuegos.

 

A veces olvidaba tomar sus medicinas, solo recordaba hacerlo cuando alguna molestia se presentaba, pero no quería hacer mucho caso a las indicaciones que los doctores le habían impuesto luego de sufrir un infarto que casi lo lleva a la muerte. Para él ello fue un susto y nada más, incluso llegó a cuidarse por pocos meses, y pronto retomó su vida habitual, dejando atrás hasta los ejercicios recomendados como correr o caminar. Más que nada por pereza y porque también sentía que eran inútiles, sí se tenía que morir pues así sería. No consideraba que "alargar" su vida era un motivo para cuidarse, simplemente porque ya a sus casi 40 años, no sentía que su vida podría ser distinta, era rutinaria y tranquila. No ansiaba ni necesitaba nada más, por lo que si la muerte llegaba, pues bienvenida sea. De algo hay que morir ¿Verdad?

 

Por otro lado Masashi o mejor llamado Tora para su pequeño y selecto grupo de amigos (casi todos ellos como parte de sus partidas de videojuego) tenía un gran amigo al que apodaban con el nombre de Rey Demonio o Shou, que siempre estaba al pendiente de él. De vez en cuando lo incentivaba a caminar o salir un poco de su departamento. Quizás comer afuera o mirar alguna película, algo que quitará por completo la rutina sedentaria del más alto. Incluso cuando el mismo se resistía a ese tipo de actividad, terminaba aceptando sólo por las constantes insistencias.

 

La salud de Tora era fluctuante pasaba desde día dónde parecía no tener ningún problema de salud a tenerlos todo en un solo día, ello se debía a su falta de iniciativa para seguir rutinas de ejercicios, ni siquiera una dieta estable y mucho menos seguir las indicaciones de medicación del doctor de turno. Incluso con el último punto era una constante discusión, Shou vivía repitiendo que sí los doctores se lo decían era para su bien, pero Tora sólo pensaba que ellos decían esas rutinas o dietas estrictas sólo para joderle la vida. Opinaba que los medicamentos no ayudaban y que la mayor parte del día se sentía más cansado o simplemente quería dormir.

 

Shou estaba harto de luchar contra la terquedad del más alto, por lo que solía evitar ese tipo de conversaciones. Aunque a escondidas de su mejor había comenzado a buscar un doctor que pudiese entender a Tora y quizás enderezar sus ideas, sentía que era muy joven para dejarse morir. Sabía que sería muy difícil convencerlo, pero de algún modo lo conseguiría.

 

Así fue como aquella mañana fría de otoño, en medio de su trabajo Tora recibe un llamado inesperado. Shou solía sólo llamarlo cuando organizaban algo pero no recordaba haber conversado sobre algo de eso en aquellos días. Razón principal para atender el teléfono y poder saber de qué se trataba, porque seguramente era algo importante:

 

- Shou ¿Estás bien?- Preguntó con un tono ligeramente preocupado, sin dejar de teclear en su computadora.

 

- Lo siento Tora por interrumpir tu trabajo, pero estoy hospitalizado. No es nada grave, solo que necesito algunas cosas. ¿Podrías hacerme el favor de buscarlas a mi departamento y traérmelas?— Preguntó con un tono de voz modulado.

 

- Pero dime… ¿Qué pasó?— Preguntó, mientras emitía un sonido de afirmación. – No te preocupes iré a ayudarte. Solo envíame el listado de lo que necesites por mensaje.

 

- No es nada grave, solo me dejaran para hacer una observación. —Aclaro, mientras terminaba agradeciendo al más alto y cortando la llamada.

 

Shou sabía que ya había colocado el señuelo. Escribió el mensaje y adjunto la dirección del sanatorio. Para cuando Tora lo recibió, calculo cuanto tardaría en llegar, puesto que primero debía pasar por la casa de su mejor amigo y luego ir hacia el lugar indicado. Su cabeza era fría la mayor parte del día, pero en ese momento se sentía bastante abrumado por lo que pudo haber pasado al castaño.

 

El más alto volvió a medir sus tiempos, debía admitir que era de lo más inquieto cuando no llegaba a cumplir tal cual lo había planificado, por lo que rogaba que todos los trasporte funcionaran sin demora alguna. Dado que primero debía pasar por el departamento de Shou, buscar dichas cosas (agradeciendo que siempre tenia una llave, por cualquier razón por la que Tora necesitara usar el departamento del castaño) para luego dirigirse en tren hacia la dirección contraria, puesto que el hospital quedaba bastante lejos. Pero su preocupación era incluso mayor por lo que su mente sólo pensaba en llegar a tiempo. Grande fue su sorpresa al notar que todo estaba saliendo a su favor, llegando incluso antes de la hora que había establecido en su reloj biológico.

 

En cuanto enfrentó la puerta doble del la clínica, estaba por dirigirse de inmediato a hablar con las enfermeras de la mesa de entrada, cuando se percató de que su amigo estaba sentado en una de las sillas de espera. Tora se acercó sorprendido pero a la vez aliviado había llegado a pensar de todo, pero verlo entero y bien e incluso no estaba internado como lo había imaginado, era de lo más gratificante en ese momento.

 

- Shou, me has asustado ¿Estás bien?— Preguntó, mientras le entregaba el dichoso bolso.

 

- Gracias Tora, sobre todo gracias por venir. — Exclamó, mientras tomaba la mano del mismo y pasaban a caminar por los largos pasillos claros de aquel lugar. Tora frunció el entrecejo, mientras intentaba zafarse del agarre contrario.

 

- Pero qué diablos. ¡Suéltame! - Pidió el más alto a los gritos. — Que rayos tienes en la cabeza. ¿Te va a internar por loco o qué?— Vocifero, pero el castaño no le dio importancia alguna, lo siguió llevando por los pasillos hasta llegar al sector de cardiología.

 

- ¿Sólo así vendrías conmigo no? –Pregunto retorico, mientras baja la voz— No grites porque nos van a echar.

 

- Yo no tengo ganas de estar aquí. Ya de por sí odio el olor a remedio de estos lugares. Lo odio. — Pronunció molesto, mientras se soltaba del agarre del castaño y acomodaba sus ropas. —Ya sé, sacaste turno con algún loco de estos que se creen genios cuando sólo buscan amargar lo que me queda de vida.

 

 

- Masashi cálmate. Pareces niño de tres años con un berrinche innecesario. Sé lo que te molesta pero yo no quiero verte morir. Me preocupa tu vida, quiero verte feliz, que formes una familia y puedas estar…

 

- Kazumasa ya no tengo oportunidad de rehacer mi vida. Me case, me salió mal. Me divorcie y no quiero volver a pasar por eso, ya lo viví, no tengo ganas de volverme a quemar con eso. — Tora hablaba de ello con bastante dolor, no había superado su divorcio, el cual fue el desencadenante de su vida actual.

 

- Lo dices por fuera pero no es lo que sientes. Si vives así, pensando que es mejor estar muerto, es porque realmente anhelas algo diferente…

 

- ¡Oh bien! Aparte de un cardiólogo también quieres hacerme de psicólogo. Qué bueno, gracias. — El sarcasmo del más alto era tan intenso que Shou terminó por quedarse callado. Más que nada porque podía sentir como los presentes de la sala de espera no dejaban de mirarlos. Claramente estaban incomodando a todos.

 

Tora se quedo contra su voluntad, porque sentía que era aún más estúpido regresar todo el camino luego de haber viajado tanto. De todos modos sabría que este sería el clásico encuentro con un doctor al que le importaba un comino lo que sentía, y solo bastaba decirle "No, gracias" y ya, no lo volvería a visitar. Tora lo tenía completamente decidido, no haría nada de lo que ese doctor dijera.

 

Bastaron tan solo unos minutos, antes de que un hombre de bata blanca llamara por el nombre de Amano Masashi, para que Tora al fin pasara. Dado que se encontraba molesto, no prestó atención a quien lo llamó, simplemente se dirigió hasta aquel cubículo donde sería atendido.

Notas finales:

Pronto será subido su continuación! Por lo que estaré también esperando que sea interesante para aquellos que han llegado hasta el final de este episodio.

Gracias y nos vemos en la próxima!


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