Shou se volvió un asiduo “cliente” en el local de Hiroto, aunque en realidad no iba a comprar, más bien era compañía del más bajo para charlar o incluso arreglar una salida. Cada conversación con Hiroto le hacía sumar conocimiento sobre música, algo en lo que él sin duda flaqueaba, la pasión desmedida por las guitarras terminaba calando hondo en Shou, aunque aún no se animaba a asistir a ninguno de los talleres brindados por el más bajo, puesto que aunque sentía la electricidad de esa pasión, no se atrevía a tocar guitarra. Aparte, sabía que asistir a uno de esos talleres, significaba quedarse una hora o dos, observando los labios de Hiroto moverse de forma sincronizada, cuanto más lo observaba más se percataba lo que le encantaba aquel chico rubio.
Un día de aquellos en los que Shou ingresaba al local, se encontró a Hiroto afinando una de las guitarras, su concentración sobre aquella labor era fascinante, sus ojos estaban fijos en aquel instrumento. Sus dedos se movían persistentes, sin dejar de acariciar dichas cuerdas, mientras sus labios se fruncían ligeramente, volviéndolos más pulposos. Provocando a Shou, que no podía dejar de observarlo.
Hiroto tardó unos cuantos segundos en percatarse de dicha presencia, cuando alzó la vista y observó al más alto mirándolo. Sus labios inmediatamente se volvieron en una sonrisa y sus ojos chispeantes de alegría.
- ¡Shou-san! Disculpa no llegue a oírte.
- Oh no… no te preocupes. Tampoco quería interrumpir. — Mencionó con una pequeña sonrisa. — Sólo pasaba a saludarte, y de paso invitarte a tomar un café.
- Me encanta la idea. Aunque tendrá que ser por la tarde, ahora mismo estoy esperando por un cliente. – Expresó con calma, mientras sus dedos tocaban las cuerdas ligeramente.
- Claro que sí, cuando sea más cómodo para ti. – Respondió Shou con una enorme sonrisa. Estaba a punto de retirarse, cuando contemplo como Hiroto comenzó a tocar una melodía de una canción conocida.
Shou quedo hipnotizado ante la dulzura con la que Hiroto interpretaba aquella canción, era lenta pero con un ritmo acompasado. De repente la voz del rubio se hizo presente mientras interpretaba la misma. Bastaron tan sólo unos segundos para que Shou la tarareara en voz baja, pero la mirada de Hiroto hacia él le indicó que cantará. Al principio dudo un poco pero se atrevió a cantar, sintiendo sus mejillas colorear de forma rojiza. Durante unos breves minutos, sus voces se unieron y entre medio de las palabras cantadas, se sonrieron. Ambos parecían estar dentro de una burbuja. De su propia burbuja.
Pero ello duro hasta que alguien entro al local y los aplaudió con una ancha sonrisa. Ambos se detuvieron avergonzados, y dicho cliente sólo se disculpó por interrumpirlos. Fue en ese momento en que Shou aprovechó para retirarse e indicarle a Hiroto que le enviará mensaje para arreglar el encuentro.
Shou salió del local con el corazón en su boca.
Habían acordado una hora para poder encontrarse en dicho bar mencionado por Sakamoto. Aquel día Masashi había optado por elegir sus prendas más casuales, puesto que entendía que aquello era solo una salida de "amigos" aunque esto último era más figurativo, aun no eran realmente amigos pero quizás podrían serlo en un futuro. Para que mentir, por su parte deseaba algo más que una amistad, pero incluso para ello todo era demasiado apresurado, Tora se castigaba por su mente tan intrépida en momentos inoportunos.
Dicho bar se ubicaba en una esquina, desde la acera se podía escuchar la música que emanaba de su interior. El mismo contaba con algunas ventanas en su parte delantera, pero en realidad el local era mucho más amplio en su interior. Masashi cruzó la puerta, mientras se acomodaba las gafas y comenzaba a buscar entre las personas sentadas a Sakamoto. No tardó tanto en encontrarlo, pues el mismo había levantado su mano para señalarle dónde se encontraba.
Masashi se apresuró a caminar hasta dicha mesa y tomar asiento al mismo tiempo que saludaba de forma cortés a su compañero. El mismo no tardó en sonreír, algo que casi paraliza al más alto pero solo atinó a responder con una media sonrisa. Para Tora era extraño ver al doctor sin su característico ambo. A cambio el mismo estaba vestido de forma muy parecida a él, y si "Masashi tenemos la misma edad" pensó, golpeándose mentalmente.
El más alto recupero la conciencia a los pocos minutos, para poder hacer el pedido correspondiente y acompañar al doctor. Fue el momento en que Sakamoto aprovechó para mencionarle que allí ellos no serían más que amigos, olvidándose de la relación Doctor-paciente, Masashi asistió de inmediato, mientras observaba a la banda tocar en vivo, disfrutando de la música. La misma tocaba Covers de bandas muy famosas, realmente no sonaban nada mal, eran un gran acompañante, sin ser demasiado estruendosa.
Vaso a vaso, Masashi y Sakamoto hablaron de distintas cosas, así como lo hacían cada día, mientras Tora realizaba sus correspondientes ejercicios, pero la diferencia era que ahora ambos estaban relajados. Entre risas y comentarios, no dejaban de disfrutar de aquel momento. Incluso el tiempo parecía haber perdido su rumbo, puesto que las horas pasaban y ellos no se daban cuenta. Masashi por su cuenta había optado por controlar su consumo, acompañado de un buen plato de comida. Distinto al doctor que había tomado sin distinción, su risa comenzaba a ser un tanto más estridente, mientras recordaba parte de su juventud.
De pronto la banda cambio el estilo, comenzó a tocar una balada, logrando que inmediatamente el semblante de Sakamoto cambiara. Su sonrisa se borro, mientras tomaba su whisky con una extraña calma. Aquello no paso desapercibido por el más alto, que no supo ni siquiera qué decir, razón por la que se mantuvo callado. Aun no tenía la suficiente confianza para preguntar absolutamente nada, pero sin duda aquella canción había calado hondo en el doctor. De pronto los labios de Sakamoto rompieron el abrupto silencio.
- Voy a confesarte algo...esta canción me trae muy malos recuerdos. — Pronunció con una media sonrisa nerviosa. — De una relación fallida. —Aclaró, mientras bajaba su mirada. Ocultando la tristeza que le invadía al escuchar dichos acordes, tristeza que Tora pudo percibir.
- No es necesario que me cuente. — Intento frenar Tora, pero pronto el gesto de Sakamoto le indico que necesitaba ser escuchado, por lo que paró en seco.
- Esto es un secreto. — Hizo el gesto de silencio, llevándose los dedos a sus labios. — Yo estaba casado, con una persona que era todo para mí. La relación había avanzado de la mejor forma, teníamos muchos proyectos juntos. Pero de un día para el otro me di cuenta de que vivía en una mentira, porque me dejó. Según él… porque la relación no había avanzado lo suficiente. O no sé. ¿Amano-san alguna vez vivió algo así? ¿Dígame que sintió? — Preguntó compungido.
- La verdad también estuve casado. Pero más por conveniencia que por otra cosa. Digamos que no estaba enamorado de esa persona. Por lo que no sentí la decepción, la relación era ya un fracaso. — Admitió el más alto con una débil sonrisa.
- Exacto… — Exclamó de repente el doctor. —Yo me sentí decepcionado. Digo si un día era todo amor, como todo pudo cambiar de repente. Es que acaso todo fue una farsa. –Sé cuestionó, arqueado sus cejas y tomando de un saque el contenido de su vaso.- Sabes que es lo peor...que aún estoy enamorado. Y eso me lastima. — la voz del médico se había rasgado, mientras vaciaba el contenido de la botella sobre su vaso.
- Es irónico no cree, usted arregla corazones pero usted tiene el mismo roto.— Exclamó el pelinegro, a modo de cortar el ambiente y quizás calmar la pena opuesta. El doctor rió de forma estridente, mientras cerraba sus ojos, negando una y otra vez.
- Ojala esto pudiera arreglarse con un bypass o un Stend. Pero en este caso no tengo una solución. — El doctor mencionó aquello, mientras bajaba su cabeza y miraba el contenido de su vaso. — Disculpa Amano-san por traer este tema de conversación.
- Oh no te preocupes. Pero déjame de tratarme de San. – Pidió entre pequeñas risas. Logrando que el ambiente entre ambos se volviera más relajado.
Al cabo de tomar un poco y conversar sobre otras cosas, fue Amano el encargado de llevar al doctor hasta su casa, pues el mismo no podía manejar. Tora sabía conducir pero no contaba con licencia, por lo que debía hacer aquello, intentando evitar controles. Al menos la llegada hasta la casa de su médico, fue tranquila. Lo ayudó a ingresar y le entregó la llave de su auto, despidiéndose del mismo. Al menos parecía que el mismo podía ubicarse en su casa. Incluso cuando sentía curiosidad por conocer la casa de su doctor, sintió que aún era muy pronto y aprovecharse del estado etílico del mismo, no era una buena opción.
Una vez que Amano estuvo fuera, respiro profundo y toco su bolsillo, buscando su cigarro electrónico. Aquella salida no fue mala pero no fue como lo esperaba, puesto que comprendió que Sakamoto seguía enamorado de su ex. Sus esperanzas se habían caducado, no sólo tenía un gran rival, como era un ex con todos los recuerdos, sino también el hecho de que ellos tenían una relación de doctor- paciente. Un suspiro se escapó de sus labios, mientras le daba una calada a su cigarro sin sabor a nada.