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The Power Of Love por Witch Chameleon

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Notas del capitulo:

Buenas mañanas/tardes / noches! Muchas gracias a todos lo que están apoyando este fic, me brindan esas ganas para seguirlo, incluso cuando estoy pasando por algunos bloqueos mentales por problemas personales, pero ver el recibimiento de este fic, me motiva cada semana para poder continuarlo. Desde ya les pido perdón sí existen algunos errores, pero no quería dejarlos sin capitulo. Disfrútenlo!

El ruido vibrante del celular, despertó a un doctor que se encontraba en su estado más aturdido, ni siquiera el sol de la mañana logró despertarlo del todo. Aquel aparato sonaba y sonaba sin cesar, hasta que el mismo pareció haberse cansado de la espera. Los ojos de Sakamoto ni siquiera lograban abrirse, le pesaban los parpados y su cabeza dolía como si le hubiesen pegado con un martillo directamente en su frente. Sentía gran parte de su cuerpo entumecido y su estomago completamente revuelto. En un principio no recordaba absolutamente nada de lo ocurrido en la noche, ni la razón de encontrarse en semejante estado, pero ese desconcierto duro apenas unos segundos, hasta recordar la salida junto a…¿Quién era el que lo había acompañado? Se preguntó durante unos minutos, hasta abrir sus ojos y encontrarse con la mesita de luz, sobre la misma descansaba un pequeño cuadro en donde estaba enmarcada una foto que remontaba a sus años felices. Junto a la persona que él más amaba y a quien hasta el día de hoy no podía olvidar, ni siquiera en su estado más etílico.

 

 

 

 

Con el revoltijo de su estomago, sumado al dolor de cabeza,  se movió lo suficiente para levantar su cuerpo de la cama y comenzar  a caminar por la casa, una casa que sólo le traía recuerdos. Tristes recuerdos. Ese lugar al que alguna vez había considerado su hogar, en donde se sentía protegido y en donde ahora sólo encontraba una estancia fría, vacía y tan lejana de lo que alguna vez había sido. A lo lejos, podía escuchar la risa de esa persona que ya no estaba allí y que no sólo su presencia se extinguió, sino que también se había llevado consigo parte de su alma.

 

 

 

Una de las razones por la que intentaba trabajar mucho, o mantener su cabeza ocupada era precisamente, para no encontrarse sólo en esas paredes tan heladas  como la porcelana. Opto por tomarse un baño, buscando despejar su mente y dejar de pensar en su caótico mundo, en el dolor constante de su pecho, en esas estúpidas lágrimas que intentaban brotar de sus ojos, pero que le era imposible. Tal como el nudo en la garganta que le atoraba constantemente cuando pensaba lo feliz que creía haber sido.

 

 

 

Luego de darse la ducha, tomó un café cargado para nivelar su estado revuelto, mientras observaba las noticias en su teléfono móvil, las llamadas que recibió no eran más que avisos de turnos para los próximos días, por lo que los respondió con mensajes de texto, su voz no estaba apta para pronunciar palabra alguna, al menos no por el momento. Sin poder evitarlo, entre sus redes sociales, las que ocupaba con tan poca frecuencia se cruzo con imágenes de su ex. Se mordió los labios durante unos segundos, tocando ligeramente la pantalla como si con la yema de su dedo aun pudiera acariciar su rostro, antes de cerrar la aplicación y no volver a abrirla.

 

 

 

De pronto recordó quién fue la persona que lo dejo en su casa, era su paciente Amano-san. Se golpeo con la palma de sus manos la cara, al darse cuenta de semejante momento que vivió junto a una persona con la que no debería haber cruzado esa línea. Ni siquiera recordaba cuanto hablo ni qué dijo exactamente. Odiaba ser un borracho perdido, que olvidaba todo lo sucedido en una noche por algunas copas de más. Se sentía un verdadero tonto, seguramente Amano-san se estaría riendo de él en este momento, recordándolo. ¿Cómo haría para verlo a la cara nuevamente? Esa situación le hacía sentir frustrado, con una angustia que se incrementaba un poco más a medida que los minutos pasaban y pasaban.

 

 

 

 

Tardo al menos una hora antes de atreverse a llamar a Amano-san, recordando que seguramente el mismo estaría esperando su llamada para los ejercicios. Aclaró su garganta, intentando que su voz sonara lo menos monocorde posible, esperando aquel constante sonido de la línea llamar, hasta oír la voz de su paciente del otro lado.

 

 

-        Buenos días Amano-san.  — Pronuncio, intentando sonar lo más relajado posible, aunque podía sentir un ligero temblor en su garganta.

 

 

 

-        ¿Cómo se encuentra doctor?— Preguntó del otro lado de la línea, en un tono de real preocupación.

 

 

 

-        Estoy bien, no se preocupe. Lo llamaba por lo de la rutina de sus ejercicios. Pero además para disculparme por lo sucedido anoche. No sé qué paso, ni que dije pero por favor le pido que lo olvide. No era mi…— su voz fue interrumpida por el más alto.

 

 

 

-        No tiene nada que explicarme. Recuerde que yo insistí en acompañarle, por lo que esas cosas son comunes en una salida donde se toman algunos tragos. Por mi parte esta todo más que claro.

 

 

 

-        Sé que le mencione lo de la relación  paciente-doctor, pero créame que no fue mi intensión agobiarlo con mis cosas privadas. Me siento realmente apenado y siento que cruce un límite que no debería haber cruzado. Le pido que por favor me perdone.

 

 

 

-        Sakamoto-san, yo no tengo nada que perdonarle. Sigamos con la rutina. — Añadió inmediatamente Tora, cambiando rápidamente la conversación.

 

 

 

El doctor agradeció aquello, porque ya no sabía ni siquiera que palabras usar, además que su mente estaba aun en modo apagado, al igual que su lengua que aun patinaba debido a la resaca. Los siguientes minutos, variaron la conversación entre las rutinas de ejercicios y una extraña conversación sobre el clima, que parecía no tener ningún fin.

 

 

 

 

 

 

Tora luego de aquella conversación tan atípica con el doctor, cortó la llamada  sintiendo un extraño sabor agridulce en su boca. Su primer pensamiento fue que no solo aquella cita fue fallida, sino que toda la intensión de conquistar a Sakamoto se acababa de ir al mismísimo basurero, porque claramente no volverían a tener una nueva cita, ni siquiera una nueva oportunidad. El mismo mencionó como habían cruzado los limites, incluso cuando eso ya estaba planteado así, pero al parecer Sakamoto no estaba dispuesto a continuar con aquel acercamiento hacia su persona y dolía. Dolía incluso cuando sabía que no tenia porqué ilusionarse, y sin embargo termino allí prendido del hombre que lo estaba ayudando salir adelante.

 

 

 

 

Quizás sea eso y nada más, que tal vez este confundiendo gratitud con amor. Pensó  que era mejor no seguir insistiendo con aquella idea absurda y dejar de pensar en el médico, por lo que aquella tarde se dedico plenamente a un videojuego que había postergado, logrando de algún modo despejar su mente de  todos los pensamientos que parecían ahogarlo.

 

 

 

 

Los días posteriores transcurrieron de forma normal, incluso con las llamadas de Sakamoto en los horarios indicados para continuar con el tratamiento, hasta llegar al día con la nueva cita en el consultorio. Para Tora aquello era algo que estaba anhelando pero a su vez temía ante la reacción del especialista luego de lo ocurrido aquella noche.

 

Para su sorpresa, aquella tarde en el consultorio Sakamoto se mostró con la misma formalidad de siempre, sin dejar de ser el atento doctor que había conocido desde un principio, quizás el mismo logró despejar su mente luego de la borrachera y olvidar lo sucedido, algo que el propio Tora le había costado un poco más, pero pretendía seguir adelante con la relación establecida, de paciente y doctor. Los nuevos exámenes rutinarios comenzaban a dar mejores resultados en los parámetros, por lo que el especialista le recomendó seguir con la rutina de ejercicios y la toma del medicamento en los horarios establecidos, su corazón estaba funcionando sin problemas. De más estaba decir que debía seguir cuidándose en las comidas y en los excesos, pero todo ello Tora lo sabía.

 

 

 

 

 

-        Disculpe…Eso quiere decir que ya no debo venir a visitarlo. — Preguntó intrigado, mientras en su rostro parecía figurar una mueca de desaliento.

 

 

 

 

 

-        Efectivamente. Amano-san me ha comentado la mejoría de su estado de ánimo, sumado a los parámetros que me han brindado sus últimos exámenes. Podremos hacer controles de rutina, quizás cada mes o cada tres meses, pero mientras se cuide y realice todo al pie de la letra, su corazón no sufrirá mas. — Mencionó con una amable sonrisa.

 

 

 

 

 

-        Oh…Ya veo. — Tora no estaba preparado para obtener el alta tan repentinamente, pensó que podría tener otra oportunidad con Sakamoto, pero prácticamente lo estaba echando.

 

 

 

 

-        No parece contento. ¿Acaso me está ocultando algo?— cuestionó el doctor, mirándolo con gesto incentivador. — Sí algo más ocurre o siente alguna molestia, debe decírmelo para poder examinarlo…

 

 

 

 

-        No, sólo que…- Tora dudo varios segundos en mencionar algo más, aprovecho para acomodar su abrigo en sus hombros, antes de atreverse a hablar. — Me era agradable verlo o escucharlo.— Tora pronuncio aquello, sintiéndose arrepentido inmediatamente, bajando su mirada unos segundos.

 

 

 

 

 

-        ¿Eh? Amano-san…Eso más parece una confesión de amor. Déjeme decirle que tengo un horda de fans que me admira y me quieren por ayudarles en su día a día,  soy muy agradecido por ello. Pero jamás han sido capaces de decirme lo que usted acaba de decir. —Exagero el doctor, sonriendo mucho más ancho.

 

 

 

 

 

-        Es una confesión.— Exclamó Tora con total seriedad, borrando la sonrisa del rostro de Sakamoto quien se quedo perplejo. Por unos cuantos segundos que eran casi imposibles de contar, el ambiente se volvió pesado. Un silencio invadió aquel consultorio que era tan sólo interrumpido por algún pequeño sonido proveniente de la sala de espera. Sakamoto no supo qué pronunciar, pero fue el mismo Amano quien se atrevió a hablar. — Es sólo una broma… — Rio torpemente, mientras Sakamoto desencajado volvía a reír.

 

 

 

 

-        Oh entiendo… Lo está notando, incluso se ha vuelto más gracioso. Cuando lo conocí era bastante gruñón. — Añadió con gracia el doctor, mientras firmaba unas recetas para que Tora estuviera cubierto con sus medicamentos.

 

 

 

 

Ambos rieron, aunque Tora sintió el sucumbir de su pecho, puesto que su sinceridad había llegado tan lejos, como para golpearse contra la realidad. Sabía que aquellas palabras pronunciadas de forma tan impredecible, provocaron el ambiente más pesado de lo que imagino, agradeció  salir airoso adjudicando a la misma como una simple broma. Pero no era una broma… ¿Qué haría ahora con su corazón? Se percato que efectivamente su cardiólogo no podría curarle, no al menos de aquella dolencia, que era distinta a la que había ido a consultar en su momento, era un dolor provocado por su doctor. Por los sentimientos que comenzó a albergar por el mismo y de los cuales no pudo controlar. ¿Qué haría?

                                                                                                                                  

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Desde ya muchas gracias sí has llegado hasta aquí, esto va a continuar no le teman al tirulo del capitulo, sólo que todo parece más oscuro, pero tranquilo, tiempo al tiempo. Espero pronto realmente subir el fic que tanto vengo prometiendo, pero no he logrado aun corregirlo. Gracias infinitas y hasta el próximo fin de semana!


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