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El amor imposible de Jason Reyner por HermesA

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Notas del capitulo:

Muy bien, aquí está el capítulo 2.

Lo cierto es que subir el primer capítulo fue una odisea. No pensé que fuese tan dificil subirlo desde el celular pero tal parece que asi es.

Espero Que el primero hay sido de su agrado, y pues este segundo también espero les guste.

Sin más que agregar, disfruten su lectura.

HermesA

Las vacaciones de verano habían terminado y al mismo tiempo, un nuevo ciclo empezaba. Habían demasiadas caras largas que se resignaban al momento de ingresar por la entrada principal, al recinto que se hacía llamar colegio. Otras caras contentas por reencontrarse con sus amigos dentro y fuera de las aulas de clase. Muchos platicaban de lo que habían hecho durante este descanso y otros más actuaban aún como si no hubiesen regresado a clases, como si la fiesta de victoria/despedida de la escuela aún continuase, aunque ésta se haya dado el primer día de vacaciones. 

 

Todo parecía volver a la normalidad, y esto incluía al pequeño Alex quien, se limitó a guardar libros en su casillero y se dirigía tranquilamente al salón de clases.  Era un día común, un día normal y rutinario, la monotonía de su vida había regresado y Alex lo supo en el momento en que Adrián, el matón del colegio, pasó junto a él ignorandolo olímpicamente para decidir que sería más divertido hacerle bullying a otro chico que no fuera Alex.

 

— ¡Yupi, la escuela! - con un suspiro cansado Alexiano agarró sus libros y se dirigió a su salón; estaba tan absorto leyendo el final del libro de la semana y caminando hacia su destino que no se fijó en que el camino estaba obstruido por una espalda fuerte y ancha con la cual, chocó. — ¡Lo siento, yo...! - se quedó sin palabras al ver al chico alto y fuerte, de cabello negro y mirada penetrante que se alzaba delante de él. El joven frente a Alex solo se limitó a mirarlo detenidamente, negar con la cabeza y susurrar un "ten más cuidado" antes de continuar con su camino. — ¡Lo haré, Dante...! - susurró sorprendido. 

 

Él se sentía en el cielo, su pensamiento era que podría morir feliz en ese momento y claro está que aquella escena había pasado sin importancia después de que Dante decidiera retirarse de ahí. Nadie prestaba atención a Alex y a su evidente sonrojo. Nadie excepto cierto joven que observaba la escena con evidentes celos, desde su casillero a unos cuantos metros de distancia.

 

.

.

.

 

Jason se encontraba tan sumido en sus pensamientos junto a su casillero, que una vez más, no se fijó en el momento en que su mejor amigo se hizo presente a su costado. 

 

— ¡Jason, amigo! ¿Cómo te fue en las vacaciones? - Erick Vargas sacó a Jason de sus pensamientos al momento de saludarlo. 

 

— ¡Ah, Hola Erick! Bien, no me quejo ¿Y a ti que tal?

 

— Hermano ¿Te sientes bien? Te noto más distraído de lo normal.

 

— ¡Estoy bien! ¿Qué tal si hablamos en el salón? 

 

— ¡De acuerdo, socio! Sabes que si tienes algún problema, puedes confiar en mí ¿verdad?

 

— ¡Vamos Erick! No te pongas sentimental - Jason sonrió y pasó un brazo por sobre los hombros de su bajo amigo mientras ingresaban al aula de clases correspondiente. 

 

En el aula habían jóvenes que resaltaban más que otros, un claro ejemplo era Alice Mason, la chica más guapa de la escuela; Jason, al reparar en presencia de ésta, le empezó mandar miradas de soslayo las cuales, no pasaron desapercibidas para la joven quien, solo giró sus ojos en un gesto cansado para después mostrarle con ambas manos, su dedo corazón al joven mientras le dedicaba una sonrisa sincera.

 

  

Jason solo sonrió y negó con la cabeza mientras que, con alegría, utilizaba su pupitre como tambor debido al gesto de la rubia le dedicó, él sabía a que se refería Alice y eso lo significaba todo para él. 

Así inició el día para el deportista estrella de la escuela. 

 

.

.

.

 

En la azotea de la escuela, un joven de chamarra de cuero negra y un cigarrillo entre manos, se encontraba observando todo lo que su visión le permitía; sabía que debía estar en clase pero poco le importaba, a final de cuentas siempre pasaba las materias sin necesidad siquiera de ir con el maestro a preguntar por asesorías. Dante Frey era el estudiante que todos se preguntaban como hacía para pasar pero nadie se atrevía a cuestionarlo. Se decían muchas cosas de él, entre ellas que había estado en el reformatorio por haber asesinado a alguien, por estar involucrado en la mafia y cosas así, otros decían que había sido criado por un asesino serial e incluso decían que era descendiente del conocido Jack el destripador. 

 

Lo cierto era que Dante es intimidante, todos lo sabían y reconocían, lo que nadie sabía era porque exactamente. Dante prefería mantenerlo en secreto, no por vergüenza ni mucho menos, simplemente no le gustaba que la gente se metiera en su vida privada. 

 

— ¡Vaya Dante! Eres bastante predecible, a decir verdad. - una nueva presencia interrumpió su tranquilidad. 

 

— Si, bueno... No es como si alguien además de ti me estuviese buscando ¿No es así? - preguntó Dante sin dedicarle una mirada al recién llegado.

 

— ¡Tienes razón en eso! Por cierto ¿Cómo te fue en vacaciones? - el joven de chamarra café se posicionó al costado de Dante.

 

— ¡Igual que siempre, Renán! ¿Y a ti con tu noviecita? 

 

— ¡Basta Dante! Alice es...-

 

— ¡Lo sé hombre, lo sé! " Es especial, es increíble, es la mujer perfecta para mi" lo has dicho miles de veces. 

 

— ¿Cuándo te darás una oportunidad? 

 

— ¿Con quién? ¡Has dejado bastante en claro que Alice es la mejor de todas, y es tu novia! ¿Acaso quieres que me meta con la profesora de química?

 

— No sería la primera vez que te metes con un maestro ¿O si? - Dante le dedicó una mirada matadora a su acompañante.

 

— Además, por lo que me ha dicho Alice, tienes muchos admiradores secretos ¿Sabías? 

 

— ¡Gran cosa! Ninguno de esos tontos me conoce bien, solamente quieren estar conmigo por mi reputación. 

 

— ¡De acuerdo, basta de lloriqueos! ¿Por qué no aceptas venir a ver películas este viernes conmigo, Alice y su hermanito? 

 

— ¿Tiene hermano? 

 

— ¡Si, es un año más chico que nosotros!

 

— ¡Como sea, paso, no quiero hacer mal tercio!

 

— De hecho, tenía la esperanza de que vayas para que distraigas a su hermano ¿Sabes? Me cae bien, es amable pero...- Dante interrumpió

 

— ¿Hace mal tercio?

 

— ¡No! Es solo que, me da algo de pena verlo sólo, sumergido en sus libros.

 

— ¿Qué tiene que le guste leer?

 

— ¡Nada! Digo, yo también leo... No como tú ni mucho menos como él pero, me da pena ¿Qué dices, aceptas?

 

— Lo pensaré...

 

— ¡Gracias, amigo! Te juro que te compensare saliendo este fin contigo.

 

— Te dije que lo pensaré, no que era un hecho...

 

— ¡Paso por ti a las 6! - Renán, recogió sus cosas con velocidad y se fue dejando a Dante en soledad, otra vez.

 

— ¡Idiota! - susurró Dante, dando otra calada a su cigarro.

 

.

.

.

 

El timbre para el descanso había sonado, y todos los estudiantes salían de sus salones para dirigirse a diferentes puntos, unos iban hacia la cafetería de la escuela, otros salían de esta para comprar comida y los que traían alimentos de casa, buscaban un lugar donde sentarse junto con sus amigos, este no era el caso de Alex. 

 

El castaño se encontraba en búsqueda de su hermana pues ella tenía su almuerzo. Se encaminó a los salones de último año y al momento de ubicarla, la observó hablando con el famoso Jason Reyner; Alex puso cara de fastidio, no era que le desagradase el deportista, simplemente que éste era popular y, a ojos de Alex, era un chico creído por ser popular. Está bien, si le desagrada el capitán del equipo de baloncesto. ¡Pero no era su culpa! El destino se había encargado de que fuesen como el agua y el aceite, según la escala de popularidad social, o mejor dicho: según Alex.

 

Con pesar y hambre, el castaño se acercó a su hermana mayor aunque ésta siguiese hablando con el deportista y al estar lo suficientemente cerca, llamó su atención.

 

— Alice...

 

— ¡Oh, hola Álex! - saludó su hermana.

 

— Perdona la interrupción pero tengo hambre. 

 

— ¡Oh, no te preocupes! Mira, él es Jason Reyner...

 

— ¡Hola! ¿Eres el hermano de Alice no? - Jason saludó con una sonrisa que el mismo sol envidiaría.

 

— Si... Lo conozco - susurró Alex para si mismo y solo asintió ante la pregunta de Jason mientras recibía el recipiente con su almuerzo, proporcionado por su hermana — Alice yo no me meto en tu vida pero ¿Segura que a Renán no le molestará verte con él? - preguntó Alex a su hermana.

 

— ¡No Alex, no es...! - intentó responder Alice divertida de la ingenuidad de su hermano.

 

— ¡No, no es lo que piensas! Yo...- Jason se encontraba rojo y negaba desesperadamente. 

 

— ¿Qué pasa aquí? - preguntó Renán con una sonrisa pícara al ver a su novia y su cuñado junto al deportista estrella.

 

— ¡Nada! Ya me voy hermanita, nos vemos luego Renán, adiós Jasón. - Alex salió corriendo antes de que, según él, le estalle una bomba a su hermana.

 

.

.

.

 

La rubia Mason, se encontraba muriendo a carcajadas por lo recién acontecido mientras un rojo Jason intentaba calmarse a si mismo.

Renán solo los veía confundido pues no entendía lo que acababa de pasar.

 

— ¿Acaso me perdí de algo? - preguntó Renán confundido.

 

— ¡Nada que no sepamos, cariño! Mi hermanito distraído malinterpretando la situación, como siempre. 

 

— ¿Acaso él pensó que ustedes dos...? - calló Renán para después estallar a carcajadas junto a su novia y esto, no hizo más aumentar el sonrojo de Jason

 

— ¿Ya basta, no? - dijo un  avergonzado Jason.

 

— Sí, lo siento, tienes razón... Te dije que no sería fácil Jason, pero te gusta la mala vida, vamos amor, tengo hambre. - la rubia tomó del brazo a su risueño novio mientras se encaminaban a la salida del colegio, dejando a un Jason ligeramente menos tomate.

 

El deportista se encaminó hacia el comedor donde, seguramente lo estarían esperando sus amigos. Empezando por Erick y terminando por la simpática Ginna; realmente no tenía muchas ganas de compartir el desayuno con ellos por lo que, después de meditarlo y comprar su bebida para el desayuno, se encaminó a la biblioteca. Muy pocos, por no decir que casi nadie, sabía que Jason disfrutaba la tranquilidad de la biblioteca. 

 

Desde su año introductorio, había decidido que la biblioteca era uno de sus lugares favoritos en toda la escuela, por el simple hecho de estar en silencio y, por supuesto, lo poco transcurrida que estaba. 

 

Jason se sentó en una de las mesas más alejadas del centro y prosiguió a comer en silencio, agradeciendo la completa falta de estudiantes en el lugar. El tenía una reputación, y aunque no le importaba el que alguien lo vea ahí, si le daba bastante molestia el tener que explicar que hacía él sólo en la biblioteca el primer día de clases. A final de cuentas, tareas, proyectos, exámenes o cualquier otra excusa socialmente válida que pudiera usar, no podría ser posible. 

 

— ¡Ah mierda! - un quejido delató la presencia de alguien más en la sala y, por consiguiente, puso en alerta a Reyner. — ¡Ah... No! - un fuerte ruido resonó en todo el lugar.

 

Jason sabía que si se acercaba al origen del ruido, se vería expuesto ante otro estudiante, pero su curiosidad fue mayor. 

 

— ¡Bueno, la curiosidad mató al gato... Pero murió sabiendo! - Jason con un suspiro, se levantó de su silla y se acercó a los estantes de dónde provenía el ruido.

 

Un joven de cabello castaño se encontraba sentado en el piso con un montón de libros a su alrededor, se notaba aturdido pues se tallaba a si mismo su cabeza.

 

— ¡Ah, diablos! - se quejó en voz baja el chico en el suelo.

 

— ¿Te ayudo? - preguntó Jason haciendo que el castaño diese un  brinco en su lugar debido al susto que le provocó la llegada del deportista.

 

— ¡Mierda, no asustes así! - se quejó el chico en el suelo, volteando a ver al recién llegado.

 

— ¡Alex...! - susurró Jason

 

— ¿Mmh? - murmuró el más joven de los Mason.

 

— ¡Déjame te ayudo! 

 

Antes de que, siquiera el castaño pudiese notarlo, ya se encontraba de pie y con las manos del deportista en su cintura; la cercanía era bastante, tanto que el Mason presente podía sentir la respiración del más alto pegar de lleno en su rostro. 

 

— ¡Ahm... Gracias...! - expresó Alex con evidente incomodidad. 

 

El silencio se instaló, las miradas chocaban y aunque a uno le gustaría decir que fue un momento mágico donde el amor entre ellos nació, no fue así. 

 

Jason veía embobado los ojos del castaño, mientras un ligero sonrojo iba abriéndose camino en su rostro. Por otro lado, Alex tenía una expresión de confusión y desconcierto con respecto a la actitud extraña del deportista. 

 

— ¡Ahm... Reyner, ya puedes soltarme!- habló incómodo Alex.

 

— ¡Ah sí, lo siento! - Jason reaccionó y en automático retiró sus manos de la cintura del más bajo, como si está estuviera cubierta de llamas ardientes, aunque lo único ardiente en el lugar, era el rostro del deportista debido al intenso sonrojo que había adquirido por la situación.

 

Una vez más, se instaló un incómodo silencio que, Alex intentó ignorar mientras recogía los libros del piso. Ante esto, Jason reaccionó y rápidamente se agachó para terminar de recoger los libros que faltaban y entregárselos al castaño quien murmuró un quedo "gracias".

 

— ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Jason intentando evadir el silencio.

 

— Quise alcanzar un libro en la parte de arriba pero las escaleritas están en la bodega todavía, así que intenté alcanzarlo por mis propios medios... No fue la mejor idea. - contestó Alex sacudiendo el polvo de la ropa.

 

—Parece que no - murmuró Jason, a lo que Alex le dedicó una mirada matadora, haciendo que Jason adquiriera una vez más un color rojo en el rostro — ¿Y-y lograste bajarlo? - tartamudeó 

 

— No - suspiró Álex.

 

— ¿Cuál es el libro? - preguntó Jason.

 

— Es am... - Alex dijo el nombre pero en un susurro tan bajo e inentendible para Jason.

 

— Perdona, no te escuché

 

—... - ocurrió lo mismo

 

— No entiendo - dijo Jason

 

— ¡Antes de ti, de Jojo Moyes! - Alex gritó asustando y sonrojando a Jason y a sí mismo en el proceso.

 

— ¡De acuerdo! - murmuró Jason estirándose para alcanzar el libro que Alex había pedido. Después de alcanzarlo, se lo entregó a Álex quien murmuró un pequeño gracias. 

 

Por última vez en el día, el silencio incómodo se había instalado entre ellos; Alex abrazaba protectoramente la novela que quería leer mientras Jason se dedicaba a mirar las losetas del piso como si fueran la cosas más interesante del mundo.

 

— Yo creo... Que debo irme - dijo Jason.

 

— Si, yo igual... Pediré el libro prestado - contestó Alex 

 

Se quedaron un minuto admirando al otro cada uno con sus propios pensamientos y visiones del otro chico. 

 

— Adiós.

 

Jason se alejó con él corazón latiendo a mil por hora; salió rápidamente de la biblioteca pensando en la tierna lectura del castaño pero con una actitud tan poco acorde a lo que aparentaba.

 

— ¡Mierda! - gritó Jason. Había olvidado su lonche en la biblioteca, y apresuradamente regresó por él. Lo que no se esperaba era encontrarse con el castaño murmurando cosas inentendibles pero, por los gestos que ponía en su rostro, no eran nada amables. — Hola de nuevo - saludó Jason mientras se acercaba con paso nervioso al castaño 

 

— Hola ¿Por qué regresaste? - preguntó el castaño después de dar un pequeño salto del susto.

 

— Mi lonche, mamá me matará si lo pierdo ¿Y tú, que pasó?

 

— ¡No hay nadie aún aquí! - se quejó Alex

 

— ¿A qué te refieres? - preguntó Jason ladeando ligeramente su cabeza.

 

— ¡El bibliotecario aún no viene! Parece que sus vacaciones son largas.

 

— Si bueno, los alumnos no frecuentan la biblioteca en la primera semana de clases - comentó Jason antes de recibir otra mirada amenazadora del más bajo, a lo cual se volvió a sonrojar — ¿Qui-quieres que lo saqué por ti? - preguntó Jason desviando la mirada.

 

— ¿Cómo, genio?

 

— ¡Ahm...! - Jason corrió rápidamente por su mochila que se había quedado en la mesa con su lonche y de uno de los bolsillos sacó su cartera, de ella sacó una pequeña tarjeta roja con azul de plástico y cuando se acercó al castaño, se la mostró - Con esto

 

— ¿Y eso que es? - preguntó confundido el castaño

 

— Es mi tarjeta de estudiante reconocido. 

 

— ¿Y eso que es?

 

— Pues con ella me da, ciertos privilegios en la escuela, como el poder prestar libros sin necesidad de hacer el papeleo o registrarme - Jason tomó el libro y en la parte del código de barras de éste, lo pasó en un lector conectado a  una computadora de escritorio que había a un costado del pupitre del bibliotecario ausente, y después, pasó el código de barras que aparecía en su credencial de estudiante reconocido, en automático salió una pestaña en la computadora que decía "Jason A. Reyner. 3°C. Libro: Yo antes de ti. Autor: Jojo Moyes." Y aparecían dos botones: "Confirmar" y "Rechazar". Jason con el mouse, le dio a confirmar y después apareció un texto que decía "préstamo realizado con éxito" 

— Y así de fácil. - dijo Jason

 

— Gracias, ehm... - Alex parecía tener la intención de decir algo pero solo negó con la cabeza y suspiró — nada, gracias. - tomó el libro y se fue.

 

— De nada... Alex. — Jason, con una sonrisa, tomó sus cosas incluído el lonche, y se fué

Notas finales:

¿Que les ha parecido? 
Alex no parece estar fascinado con la existencia de Jason, y bueno Jason esta... supongo que ya lo saben.

Cuentenme ¿Les esta gustando? ¡Me encantaría leerlos! 

HermesA


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