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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Aquí les dejó el primer capítulo. Trataré de actualizar lo más seguido. 

 

Nota: una disculpa si encuentran una falta de ortografía. 

- ¡Erwin!, me prometiste que lo pensarías – Exclamó Hange, exaltada. Sus manos azotaron sobre la mesa del centro de la tienda mientras miraba con furor al comandante de pie del otro lado del mueble. Mas aún, podía sentir la mirada penetrante de Levi en sus espaldas. El capitán se mantuvo en silencio, pero la siguió hasta la tienda del comandante después de darle la terrible noticia.

Erwin, por otro lado, ni siquiera la miró. Observó los papeles que un soldado alto le puso en frente. Estaba leyendo.

-Reservaremos los costales de trigo – Dijo después de pocos segundos, en total calma, lo que alteró a Hange aún más. Apretó sus delgados puños y su ceño se frunció con más detalle. El soldado, que ni siquiera conocía, se dio media vuelta y salió de la tienda.

- ¡Erwin! – Exclamó nuevamente Hange.

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no tenemos suficientes soldados? Lo que pides no es prioridad, Hange. – El rostro de Hange se tornó confuso.

- ¿Qué?, es muy importante….

-Ahora no – Sentenció Erwin, dando por finalizada la discusión. Inmediatamente después, abandonó la tienda, dejando a Hange un manojo de nervios. El sol de medio día se filtraba por las telas verdes de la entrada de la tienda.

- No tiene porque usar esa voz conmigo – Susurró, acongojada.

-A veces no le dejas opción – Dijo Levi, en quietud, pero Hange pudo percibir una nota de consuelo en su voz.

Ciertamente, no estaba prohibido que un alfa usara su voz autoritaria con un subordinado omega, aunque si lo era que fueran menospreciados por dicha designación.


Hange suspiró con sumisión, pero casi de inmediato, su expresión volvió a ser determinada.

-No voy a rendirme – Dijo, girando el cuello hacia atrás. Levi pudo ver la sonrisa en su rostro y las lagunas húmedas que se habían formado en esos ojos castaños y expresivos.

-Si, eso lo sé.

Ambos salieron de la tienda y se reunieron nuevamente con Erwin en el exterior.

 


 

T/N entrecerró los ojos, atenta. Hace más de hora y media que el bosque permanecía tranquilo, sin señal de titanes.

La luz del día era suficiente para permitirle ver en la distancia, sobre la gruesa rama de un árbol, a varios metros de la base del cuerpo de exploración. Lo único que escuchó por mucho tiempo fue el soplo del viento y el crujir de las hojas sobre las copas de los árboles que la rodeaban. De vez en cuando, un pájaro aterrizaba sobre las ramas de improvisto, pero ya estaba acostumbrada a ello.

Su trabajo consistía simplemente en vigilar y alertar en caso de avistamiento de algún titan, junto con otros cuatro compañeros apostados a varios metros, cubriendo terreno.

A solo unos minutos del anochecer, oyó el familiar silbido del equipo de maniobras dirigirse hacia ella. No se tomó la molestia de volver la mirada cuando un soldado se posó a un lado.

-Nos vamos, reúne a los demás soldados – T/N miró a Nanaba de reojo, quien le dirigió una mirada autoritaria. T/N asintió y saltó hacia adelante.

Corrió la voz entre sus compañeros y volvieron a la base, sobre el suelo. Algunos de los reclutas descendieron sobre los techos de las cabañas. T/N se posicionó perfectamente sobre el plano suelo. Se encontraba caminando hacia los establos por su propio caballo y no pudo evitar pensar en cómo había cambiado su relación con Nanaba en poco tiempo.

Antes de aquel accidente unos días atrás, donde T/N se encontró con Nanaba en aquel bar en el distrito de Trost sin haber usado sus supresores, Nanaba jamás había hablado con ella antes, ni siquiera cuando eran simples reclutas. En cambio, ahora siempre que tenía la oportunidad, le daba órdenes en persona y le sorprendía cuando, de vez en cuando, miraba sobre su hombro y la encontraba ahí, siempre a no más de unos pocos pasos.

Ciertamente, Nanaba era su superior, pero no por pertenecer a diferentes escuadrones o por ser una novata. De hecho, T/N se había graduado en el mismo escuadrón que Nanaba. Era más bien el hecho de que T/N no tenía ningún interés en ascender dentro de la Legión, así que su misión se había vuelto, sencillamente, en pasar desapercibida.

Y había estado teniendo éxito estos últimos años.

Una vez en el establo, acarició la cabeza de su caballo, Cirano, un gran semental macho de pelaje chocolate. El cabello relinchó cuando T/N abrió la puerta y tiró de las riendas para dejarlo salir.

De pronto, la voz del comandante Erwin se alzó sobre todo el ruido de la preparación para la partida.

- ¡Titanes a la vista! - T/N se petrificó por un segundo, sorprendida - ¡Monten sus caballos, retirada!

Justo a su alrededor, varios soldados alborotados corrieron hacia los caballos que aún estaban encerrados. T/N montó su propio semental con facilidad, se inclinó hacia el frente y tiró de las riendas. Cirano trotó hacia el frente, respondiendo a sus órdenes, pero T/N lo detuvo poco después, en el exterior, bajo las estrellas de una noche estrellada. Las únicas luces, además de la enorme luna en el cielo, eran las antorchas de los soldados que corrían de un lado a otro.

- ¡Demonios! – Apretó los dientes. Esto no estaba bien. Se les había hecho de noche y ahora las probabilidades de supervivencia se reducían drásticamente. Esto no hubiera pasado si ella misma hubiera aconsejado a Erwin.

-¡T/N! – Escuchó que la llamaban, una aguda voz a su izquierda. Se volvió y vio a Nifa sobre su caballo y su agraciado cabello castaño rojizo danzar ante la fuerza de la brisa de la noche. Pero sus grandes ojos expresivos revelaban una advertencia - ¡¿Qué estás haciendo?! El comandante ordenó la retirada.

T/N se mantuvo en calma y la miró con seriedad, algo molesta por su tono de voz. Podría considerarse que ella y Nifa tenían el mismo rango en el ejército, pero no fue eso por lo que se molestó.

A su lado alfa no le agradaba que se le denigrara de esa manera. La biología le decía que T/N era superior a Nifa, una pequeña hembra con un alto grado de carisma.

Pero T/N se había perdido en aquella reflexión. Apartó sus ojos de Nifa y simplemente dijo:

-Esperaré a todos los reclutas. Iré en la retaguardia – No lo pretendió, pero su voz salió mucho más firme y severa de lo que pretendía.

Malditos instintos alfa.

Claro, ella podría dejarlo pasar, pero su alfa era incapaz de hacerlo; él tenía la necesidad de ponerla en su lugar. No esperó por la reacción de Nifa, sino que decidió dar una vuelta por toda la base militar, yendo hacia la retaguardia. Su caballo corrió a través del escaso pasto que rodeaban las cabañas y T/N miró cuidadosamente alrededor, asegurándose de que nadie se quedara atrás. Llegó al límite de la base y tiró con fuerza de las riendas para cambiar de dirección.

El último de los reclutas salió disparado hacia la dirección en que se movía el grupo, en campo abierto. T/N lo siguió dos metros por detrás. Ni siquiera volteó sobre su hombro cuando la tierra tembló bajo su caballo, indicando que un titan estuvo muy próximo.

Dejaron atrás antorchas encendidas sobre el suelo pisoteado de la base y unas oscuras cabañas, que posiblemente serían destruidas, reducidas a escombros.

Por un tiempo, el único sonido fue el trote de los caballos. Erwin era el único que tenía una antorcha y la izaba en lo alto, para evitar que nadie se saliera de la formación.

Los estúpidos reclutas habían tirado sus antorchas a causa del pánico y solo se preocuparon por montar a los caballos.

Además del trote, T/N también podía escuchar su propio corazón bombeando con fuerza dentro de su pecho. Tragó saliva, tratando de ignorar el hecho de que sus vellos se habían erizado. Pero fue imposible.

T/N mantuvo la mirada al frente, esperando por la amenaza, que sabía perfectamente, se aproximaba con rapidez.

De pronto, alguien gritó.

T/N apenas tuvo tiempo de pensar cuando saltó de su caballo, usando su equipo de maniobras tridimensional. Insertó el acero sobre la cabeza del titan de once metros que recién salió del costado derecho de la formación. Movió sus cuchillas, las cuales no recordaba haber sacado, y rebanó la carne del titan con facilidad. Pero eso no fue todo, porque su cuerpo se movió para evitar la caída del soldado que había sido atrapado por las enormes manos del titan.

No se sorprendió cuando se dio cuenta de que el soldado era pequeño, posiblemente un omega. Un omega que se aferró a su pecho, enterrando su rostro en el cuello de T/N y rodeándola con sus brazos, de modos que sus manos se unieron sobre su espalda con fuerza.

T/N solo vio el color de su cabello y se dio cuenta de que se trataba de Nifa.

La vista de un alfa normalmente es mejor que la de un omega, así que fue fácil para ella encontrar su caballo, que no se había detenido en absoluto, continuando con la formación. Aterrizó sobre la silla de su caballo y tomó de nueva cuenta las riendas, separando su brazo de la cintura de la omega, con el que la había izado a ella.

Nifa había perdido su caballo. No le quedaba de otra más que llevarla consigo, pero se dio cuenta de que algo estaba pasando cuando Nifa tiró de su uniforme, a la altura de su clavícula.

T/N bajó un poco la mirada y se sorprendió al ver las pequeñas manos de Nifa tirando de la chaqueta del uniforme con el propósito de alcanzar la playera que vestía debajo de su uniforme y poder enterrarla en su nariz.

Maldición.

Había tenido prisa esa mañana y decidió salir con la misma playera que había pasado la noche…y T/N no tomaba sus supresores hasta por la mañana, así que la playera debía tener impregnado su olor alfa.

Nifa pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo. Alzó su vista hacia T/N y su rostro de tornó en vergüenza.

-Lo siento… – Titubeó, pero sus mejillas no estaban coloreadas, así que T/N supo que en realidad no lo sentía, sino que estaba siendo descarada – Alfa.

T/N no pudo evitar sentirse decepcionada de sí misma, sobre todo al advertir la modulación en la voz de Nifa. Alzó la mirada, apartándola de Nifa, y la fijo en el camino.

-Es mi culpa – Le dijo en un susurro. Permitió que Nifa se aferrara a su cuerpo el resto del camino, sus brazos la rodeaban debajo de la capa de T/N. Tal vez no debió hacerlo, pero comenzó a llover y sus instintos alfas la condicionaron a brindarle calor a la omega mientras aquel tiempo pasaba.

Finalmente, habían avanzado tanto que dejaron muy atrás a los titanes que los seguían. La lluvia había extinguido la llama de la antorcha del comandante, así que la formación se guiaba más por instinto que por nada. Sin embargo, todos llegaron al punto de reunión.

T/N detuvo su caballo, el cual relinchó ante el repentino alto. Trotó un poco, mirando a su alrededor. Por un momento, olvidó la presencia de Nifa ya que sus brazos se sentían placenteros sobre su cuerpo.

Direccionó a su caballo hacia la concentración del grupo. Su cabello húmedo derramó gotas de agua a su alrededor mientras se movía.

El punto de reunión se trata de un claro con un techo de ramas y hojas de árboles. Era tan grande que permitía que sesenta soldados se refugiaran en su interior. Detuvo su cabello a unos metros del comandante acompañado de Mike, un secreto a voces que era un alfa.

-Nifa, ya puedes soltarme – Dijo con seriedad. Evitó mirarla, pero Nifa no se movió ni un poco. No podía bajar del caballo si Nifa continuaba aferrada de ese modo a su torso.

Antes de que pudiera decir nada más, alguien más habló, sorprendiéndola.

-Nifa

No fue necesario alzar la voz, Nanaba había usado su voz alfa para obligarla a obedecer. T/N giró el cuello hacia la izquierda y vio a Nanaba a su costado, unos pasos por detrás. No la miraba a ella, sino a la pequeña omega que se empeñaba en no soltarse. Su expresión facial solo indicaba decepción ante el comportamiento del soldado.

Nifa, por otro lado, apretó sus puños en la espalda de T/N, pero finalmente la soltó. Bajó de la silla de montar sin decir nada y sin hacer contacto visual con nadie. Luego caminó, alejándose tanto de Nanaba como de T/N.

-Déjale las cosas claras desde ahora, T/N, y no le des malos entendidos – Le dijo Nanaba con sensatez. T/N sabía que Nanaba le tenía cierto aprecio a Nifa.

-Entiendo – Fue lo que dijo antes de bajar también de su caballo. Pudo oír el caballo de Nanaba alejarse.

Una de las razones por la que era obligatorio para los soldados esconder su segundo género era justamente por esto. La irresistible atracción entre alfas y omegas siempre había sido un obstáculo para este tipo de trabajos.

Aunque todos sabían que el comandante Erwin Smith era todo un alfa de alto renombre o que Mike, líder del primer escuadrón también lo era o incluso que Hange, jefa del departamento de investigación y líder del cuarto escuadrón se trataba de un omega, la realidad seguía siendo mantener en secreto tu segundo género ocultando tu aroma con supresores de olor que eran asignados a los soldados de forma gratuita. El único que conocía los géneros de todos ellos, era el comandante.

T/N hace unos días podía decir que era de las pocas personas cuyos compañeros desconocían por completo su género. Ahora, dos personas sabían que T/N era un alfa y eso era un inconveniente. Podía confiar en que Nanaba no diría nada a nadie porque hasta ahora no lo había hecho, pero no podía predecir lo que Nifa haría.

Caminó por el claro, guiando a su caballo con las riendas. No vio a Nifa por ningún lado y antes de que pudiera dar con ella, el comandante alzó la voz y les habló a todos.
T/N se detuvo y miró hacia el centro del claro. No le sorprendió ver el capitán Levi a las espaldas de Erwin, con la mirada fija, pero sin clavarla en nada en particular, y con un rostro inexpresivo. Como todos, su cabello negro carbón estaba húmedo.

- ¡Pasaremos la noche aquí y al amanecer volveremos a las murallas!

T/N suspiró. Muy en el fondo esperaba llegar esa noche al cuartel y tomar una rápida ducha y, por supuesto, dormir en su propia cama.

Caminó unos minutos más alrededor del claro antes de entender que Nifa se estaba ocultando de ella. Amarró a su caballo en el tronco de un árbol y tomó asiento en un tronco cercano perfectamente cortado. No había pasado ni media hora cuando alguien se sentó junto a ella, tomando su distancia.

-Tienes el potencial de convertirte en sargento, T/N. -Dijo Nanaba con algo de inquietud. T/N la miró y vio el brillo de sus ojos - Eres una sobresaliente combatiente y…- Su voz se volvió más baja, al punto de un susurro – Te olí y…escúchame – Nanaba tomó la mano que T/N dejó descansar sobre su propia rodilla y la obligó a escucharla – Tu olor es demasiado dominante, marcaste territorio con tanto ímpetu que me sometiste esa noche y estoy segura de que ni siquiera tenías la intención de hacerlo.

T/N parpadeó, mostrando su desagrado ante el tema, pero también la sorprendieron esas palabras.

-No tengo intención de tomar responsabilidades, más allá de mi propia vida – Dijo determinantemente, separando su mano de la de Nanaba.

-Debes venir de una buena familia – Continuó ella, mirándola de arriba abajo - ¿Por qué te uniste al ejército, en todo caso?

T/N le tomó unos segundos responder, indecisa de si debía decirle la verdad o esquivar el tema. Al final, se dio cuenta de que Nanaba le inspiraba cierta confianza.

- ¿Por qué interviniste hace un momento, cuando Nifa no me respondió?

- ¿Mmm? – Su pregunta pareció descolocarla. Parpadeó, confundida - Conozco a la familia de Nifa. Tal vez no debía hacerlo, me disculparé con ella después – Pero T/N se volvió más imponente, sin llegar a usar a su alfa. Tanto su rostro como su voz cambiaron.

- ¿Y si te dijera que te cortaras la garganta ahora misma?

Los ojos de Nanaba se pelaron de par en par y brillaron en pánico. Alzó ambas manos un poco y retiró su espalda hacia atrás, sin ponerse en pie.

-No lo harías – Susurró, petrificada. Sus cuencas comenzaron a anegarse en lágrimas. T/N sonrió un poco, tornando su expresión en una amable, lo que descolocó más Nanaba.

-No lo haré – Dijo, tratando de tranquilizarla – Solo buscaba una respuesta.

Nanaba no pareció calmarse mucho, pero su tensión disminuyó.

- ¿Y cuál es? – Su voz aún era un susurro. Había bajado las manos y la miraba con curiosidad. T/N dejó de mirarla un momento antes de responder.

-No soy más dominante que el mismo comandante, no lo soy incluso más que tú, aunque tenga el potencial de serlo. Y, aun así, reaccionaste con pánico cuando te conté mis intenciones.

Nanaba bajó la mirada y T/N entendió que estaba comprendiendo. Nanaba no era nada estúpida.

-También está el hecho de que no te separas mucho de mí. Siempre que volteó sobre mi hombro, ahí estas. - T/N observó como la expresión de Nanaba se transformaba hacia la timidez. Pero T/N no siguió hablando porque la soldado se puso en pie, casi con brusquedad, y la dejó allí sin darle una última mirada ni una explicación.

La respuesta estaba en que Nanaba, más específicamente su lado alfa, la había reconocido como su amo. T/N no quería admitirlo y mucho menos la misma Nanaba, pero entre ambas se había formado una unión irrompible, que no era nada común entre alfas de bajo rango.

Y todo era su culpa, por haber olvidado tomar sus supresores.

Si no hubiera bebido antes de salir esa noche, se recriminó a sí misma. En su mente volvió a aparecer la imagen de Nanaba; su cuello inclinado hacia un costado, su espalda inclinada hacia el frente en una posición sumisa delante de las piernas de T/N y el ligero temblor de sus hombros. Fue la única alfa del bar que se sesgó de ese modo, el resto salió huyendo del bar o se escondieron debajo de las mesas.

Nanaba tenía razón, ella venía de una importante familia. Y la razón detrás de porqué se unió al ejército, no era otra más que desobediencia.

Notas finales:

¿Les ha llamado la atención?


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