Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La búsqueda: el primer aliado por Cat_GameO

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes son de mi autoría. La historia es de mi autoría total. Los conceptos de la iglesia y de más están basados en la teología de nuestro mundo, por lo que los parecidos y coincidencias son inevitables.

Conforme continúe escribiendo la historia, es posible que existan cambios en las advertencias.

Notas del capitulo:

¡Hola a todos por aquí! Espero que se encuentren muy bien.

Hoy les comparto el capítulo piloto de esta historia que estoy usando como práctica ya que estoy en un proceso de escritura muy importante en estos momentos. Espero que la disfruten.

Capítulo 1 


Emilio Estrada


 


“Tradiciones estúpidas y ridículas”, pensó el adolescente.


Sus ojos estaban clavados en el panorama nocturno. Había unos arbotantes que iluminaban las bancas y caminos de piedra liza, pero el resto de los árboles que conformaban al parque estaban en penumbra. Por supuesto, Emilio no estaba interesado en los detalles del sitio, pues su mente divagaba en otro mundo. En realidad no era una cuestión de otro ‘mundo’ sino de un pensamiento.


Habían transcurrido más de tres años desde que había abandonado la casa de sus padres y había sido acogido por su abuela Doña Alicia. Por fortuna, sus padres no habían informado nada a la policía, aunque Emilio se había cuestionado el porqué. Ahora comprendía que sus padres habían dejado que él viviera con su abuela porque al final ya habían planeado el resto de su vida.


Emilio Estrada pertenecía a una familia módica de clase media alta que vivía en la ciudad de Salamago, cerca de la capital del país Redden. Sus padres eran fervientes creyentes de la religión más grande del planeta que había llegado muchos años atrás con la conquista de los territorios del suroeste del mundo. Debido a esto, seguían enseñanzas que juzgaban a todos los que pensaban y creían algo distinto. Emilio había revelado su sexualidad a los catorce años, con la esperanza de que sus padres lo comprendieran, pero había obtenido una reacción negativa por parte de ellos. Sus padres habían usado la excusa de la religión y la iglesia para humillarlo y amenazarlo. Emilio no había tenido muchas opciones por lo que había optado por vivir con su abuela. Afortunadamente, su abuela lo había apoyado y protegido de sus padres hasta cierto punto.


Gracias a las constantes conversaciones, Doña Alicia había conseguido que los señores Estrada no crearan más drama y que no involucraran a la policía. Incluso ellos habían permitido que continuara con su educación en el colegio privado hasta su último año de preparatoria.


Durante un tiempo prolongado, Emilio había creído que su vida sería mejor si continuaba junto a su abuela y que podría liberarse de sus padres de una vez por todas al terminar el bachillerato. Sin embargo, había recibido una noticia desalentadora un par de horas atrás.


Emilio suspiró molesto y pasó las manos por su cabello chino y un poco largo. Estaba más que preocupado.


La única condición con la que su familia le permitiría continuar sus estudios hasta el final era si él aceptaba entrar a una academia militar y religiosa. Era como una especie de internado que se encargaba de educar desde un régimen duro a los jóvenes y, claro, Emilio lo sabía, ayudaba a ‘corregir’ a los ‘desviados’.


Por desgracia, la abuela de Emilio ya era muy grande y su salud decaía de forma constante y rápida. Él estaba consciente de que ella pronto partiría.


Una de sus mejores alternativas era huir nuevamente. Pero… ¿a dónde? Todavía era un menor de edad en todo el mundo. No alcanzaría la mayoría hasta después de terminar el colegio, y estaba a menos de un semestre de liberar el diploma del bachillerato. No podía trabajar hasta que pudiera corroborar que ya no era un niño y para eso tendría que aguantar cinco meses sin hogar ni dinero. Estaba consciente de que no podía seguir bajo la protección de su abuela por tanto tiempo, pues ella se encontraba en el hospital actualmente.


—Mierda —pronunció en voz baja Emilio.


En alguna otra situación, habría aceptado la petición de sus padres por perseguir una carrera militar ya que sí tenía intenciones e interés por aprender sobre la milicia. Desde que era muy joven, Emilio había practicado artes marciales y otros estilos de combate. No podía negar el gusto que tenía por conocer tipos de armas y la cacería como un pasatiempo. Sin embargo, no estaba dispuesto a pasar años de tormento en una academia que haría de su vida un infierno sólo por ser él mismo.


Emilio se recargó de lleno en la banca y apaciguó a su cabeza. Por unos minutos hubo un silencio agradable. Deseó que de algún modo pudiera quedarse en esta quietud y paz por siempre y no tener que lidiar con su propia familia.


Sin previo aviso, algo peculiar causó pánico en el muchacho. El viento suave se detuvo y las luces de los faros parpadearon hasta apagarse por completo. Inclusive la temperatura descendía y había una sensación agobiante como si el oxígeno no pudiera transitar con libertad.


Emilio se puso de pie e hizo un esfuerzo por contemplar los alrededores. De pronto se encendieron los arbotantes y ahora había una figura en la lejanía.


Con sumo cuidado, el joven dio unos pasos hacia el interior del parque y titubeó. No había más iluminación rumbo a esa zona por lo que era imposible deducir qué o quién se hallaba entre los árboles. Lo único que Emilio comprendió fue que aquella silueta era muy alta, quizás dos metros y medio, y su cuerpo parecía demasiado delgado.


Emilio dio otro paso y se alentó a continuar. Seguramente era una persona perdida o un vagabundo.


Cuando el viento inició un movimiento brusco, Emilio decidió que era buena idea adentrarse al parque.


—Yo no haría eso, si fuera tú —sonó la voz jovial y segura de alguien más.


Como en un trance, Emilio parpadeó y detuvo los pasos. Sin importar que la situación fuera peligrosa, algo en su cabeza lo había convencido de que debía seguir. Entonces, giró y encontró a un muchacho vestido con una gabardina y lentes oscuros en plena madrugada de verano.


—¿Einar? —Emilio inquirió sorprendido.


Einar era el chico recién transferido de otra escuela. Tenía en el colegio apenas un par de días. Era la sensación en el instituto, ya que todos hablaban de él y su forma peculiar de vestir y de hablar.


—¿No te enseñaron a huir de situaciones peligrosas? —cuestionó Einar con una sonrisa en el rostro.


Emilio miró de reojo el interior del parque y detectó que la extraña figura estaba más cerca de lo que había creído. Dio unos pasos atrás y se quedó junto a Einar.


Entre los dos muchachos había una diferencia de siete centímetros y una musculatura más marcada por parte de Emilio. Claro, las diferencias físicas variaban aún más. Emilio tenía la tez oscura y Einar era excesivamente pálido. Además, Einar mostraba un corte de cabello a la moda y de un tono castaño claro. Emilio había aceptado su genética y no tenía problemas con su cabello esponjoso y muy rizado.


—¿Qué haces aquí? —Emilio preguntó todavía desorientado.


—Cazando.


La respuesta de Einar sonó totalmente como una locura.


No sólo era su aspecto peculiar, ¿pues quién usaba lentes de sol durante la noche? Sino que su comportamiento era muy desinteresado y un poco como esos cantantes de rock.


—Será mejor que vayas a casa —Einar insistió.


—Venía del hospital. Visité a mi abuela, pero hablé con mis padres y… —Emilio acalló. Por unos instantes había expresado sus palabras como si hablara con un amigo de años. Sintió un poco de pena y agregó—: tú tampoco deberías estar aquí. Es muy tarde. Faltan unos minutos para la medianoche.


—Yo estoy cazando —insistió Einar con un acento peculiar que denotaba su origen extranjero.


—¿Qué rayos significa eso?


Antes de que la conversación pudiera continuar, hubo un grito animal entre agudo y gutural. Provenía de los alrededores.


Emilio miró el parque y descubrió que la figura ya no se encontraba entre los árboles. ¿Había desaparecido?


De inmediato, otra vez el aullido se hizo presente. Emilio intentó correr, pero sintió que Einar sujetó su brazo.


—Es tarde para huir —Einar advirtió seguro.


Emilio contempló al otro chico con desaprobación y estuvo a punto de forcejear. Sin embargo, ante el sonido de algo pesado al caer, decidió que era mejor obedecer.


Frente a los muchachos había una figura extraña. Era una especie de humanoide muy delgado; casi esquelético. Tenía la tez roja y llena de escamas en los codos, piernas y una cola alargada como una lagartija. Sus manos eran demasiado grandes y mostraban garras peligrosas. Su rostro carecía de una nariz natural y sus ojos estaban totalmente negros.


—Quédate cerca de mí, ¿quieres?


De un momento a otro, la criatura intentó atacar, pero Einar elevó la mano derecha y frente a él apareció una especie de holograma brillante con forma de una estrella de cinco picos. Emilio reaccionó y movió su cabeza y cuerpo por reflejo. Había esperado algún impacto, pero nada ocurrió. El extraño ente había chocado con una barrera invisible y su cuerpo se había movido para atrás. Acto seguido, Einar se movió con rapidez y soltó a Emilio. Sacó de la gabardina una especie de ballesta y disparó a las patas del humanoide. Luego, con agilidad lo enredó con una soga blanquecina que brillaba con fuerza y se colocó frente a la presa.


—Un demonio de categoría nueve, de los más débiles —Einar habló como si explicara—; nada que debería causar problemas. Pero, por alguna razón, ha causado más estragos de los que esperaba. ¿Quién te liberó, demonio de mierda?


El demonio chilló con enojo e intentó desatarse. Einar soltó una risita burlesca y prosiguió con el ritual. Ahora dibujó en el aire unas runas peculiares y creó una especie de circunferencia que se posicionó frente al monstruo como un resplandor.


Emilio, todavía desde su posición, no podía dejar de observar con interés lo que veía. Era increíble e imposible de asimilar.


Una vez el cuerpo del demonio brilló, Einar sacó un frasco de su gabardina y retiró el corcho. A continuación, el demonio se desvaneció como una especie de arena azul y quedó dentro del frasco.


Los alrededores permanecieron en quietud y el viento ya soplaba con pasividad.


—¿Q-Qué rayos fue eso? —Emilio se atrevió a interrogar. Se acercó un poco a Einar y arrojó una mirada de reproche.


—Un demonio.


La manera tan casual de actuar de Einar provocó desconfianza en Emilio.


—¿Un demonio? ¿Me… estás diciendo que los demonios existen?


—Respondí a tu pregunta. No voy a discutir sobre su existencia.


Cuando Emilio notó que Einar se acercaba a él, dio unos pasos como a la defensiva.


—Será mejor que me vaya —Emilio compuso lo más tranquilo posible.


—No lo creo.


—No le diré a nadie, te lo prometo. A cambio quiero que no te acerques a mí aquí ni en la escuela.


—Einar —una voz se escuchó como si saliera de una especie de radio guardado en alguna parte de la gabardina—, si ya has terminado, ¿qué esperas? Leave him alone! —la última frase fue pronunciada con un acento golpeado.


Einar se detuvo y sonrió.


—Está bien —aceptó Einar—, mañana decidiré que hacer contigo, Emilio Estrada.


Emilio no esperó más y se echó a correr en dirección a la casa de su abuela. Estaba asustado, confundido y en total shock.


 


 


***


El sonido del reloj de péndulo era capaz de llegar hasta la habitación. Emilio daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, ya que su cabeza estaba llena de consternaciones sobre su futuro y sobre lo que había presenciado horas atrás en el parque cercano.


Si no lo hubiera visto por él mismo, jamás habría creído posible que los demonios existieran. De acuerdo a la religión del dios omnipresente y representante de la divinidad, los demonios eran bestias horrendas que existían para hacer el mal. Era un cuento mitológico que expresaba que todos aquellos actos como la ira irracional, la gula, la avaricia, la corrupción, la destrucción y de más comportamientos malignos eran perpetuados por estas entidades. Inclusive existían imágenes en los templos de los creyentes para que las personas pudieran poner un rostro a esas monstruosidades, por lo que la mayoría eran representadas con cuernos y cuerpos grotescos entre animales y humanos.


De pronto, Emilio soltó una risa de burla y negó con la cabeza. Estaba boca arriba y contemplaba el techo. Los ecos de la casa de Doña Alicia ya eran comunes para él, así como las figurillas religiosas que ella tenía.


Por años había creído que la religión no era más que una institución que se interesaba en el control de las masas. Una institución sumamente antigua que no tenía ningún valor más que el de esparcir la fe. ¿Debía creer lo que Einar había dicho? ¿Demonios reales?


—Incluso dijo algo así de una clasificación —susurró Emilio.


Otra vez hubo una pausa larga. Se movió al costado derecho y contempló la ventana con cortinas blancas.


—En lugar de preocuparme por algo así de ridículo, debo pensar en una forma de huir… Mis padres son unos cabrones y jamás me van a aceptar. La abuela está muy mal y el doctor dijo que pronto moriría —Emilio prosiguió con el monólogo—. No tengo más opción que buscar alguna institución que pueda ayudarme… —De forma sorpresiva, comenzó a llorar con rapidez.


Dolía. En verdad dolía demasiado aceptar que su propia familia nunca lo amaría y respetaría por ser solamente él mismo. El dolor era tan profundo que lo había enterrado por muchos años para no lidiar con éste. Se había escudado en su abuela y había aceptado que su vida sería mejor si estaba lejos de sus padres. Sin embargo, también había encontrado hostilidad en la sociedad externa. Había tenido que ocultarse al descubrir comentarios hirientes dirigidos a otros como él.


—¿Por qué? —susurró con dolor el adolescente.


“¿A caso siempre será mi su vida?”, pensé derrotado. Quizás no, pero no podía asegurarlo.


 


 


***


La alarma del celular comenzó a sonar con fuerza. Era como el gorgoteo de los pájaros acompañado por una extraña melodía en el fondo y el sonido de las hojas de algún árbol al ser movido por el viento. Emilio abrió los ojos y levantó la mano para buscar el teléfono en el buró junto a la cama.


Con pereza se incorporó y detuvo la alarma. Eran cuarto para las siete y si no se daba prisa no alcanzaría a realizar la rutina diaria antes de la escuela.


Por unos minutos analizó la situación, pues se había quedado sentado y mirando al frente. ¿En qué momento había conseguido dormir? Además, ¿por qué había soñado que se encontraba con el nuevo estudiante en el parque cercano? Emilio recapitulaba a toda prisa. Había sido un encuentro peculiar. Había soñado que estaba en el parque y que había visto a una especie de monstruo esquelético, hasta recordaba que había visitado a su abuela en el hospital y el doctor lo había mandado a casa ya que no había mucho por hacer…


Emilio levantó el teléfono y lo desbloqueó con el sensor dactilar. El sueño había sido tan extraño y tan lleno de dolor que era todavía más peculiar que se había encontrado con Einar.


De manera inconsciente, Emilio abrió la aplicación de una red social popular y encontró publicaciones recientes de sus compañeros. El hashtag más popular era el de ‘#elnuevo’ y aparecía en casi todas las publicaciones. Había algunas que eran fotografías de chicas de la clase que se habían tomado selfies y en el fondo aparecía Einar. Otras mostraban fotos directas de Einar en alguna de las actividades escolares. Casi todas estaban acompañadas por frases como: ‘el nuevo se viste raro’, o ‘el nuevo es un poco (muy) misterioso’.


—Ni que lo digan —Emilio opinó con una sonrisa en el rostro.


Había recordado una escena donde Einar había enfrentado a ese monstruo esquelético y lo había ‘cazado’.


Como un movimiento pronto, Emilio soltó el móvil y suspiró con pesadez. Por fin aceptaba que no había sido un sueño y que ahora también tendría que lidiar con Einar.


—Joder —susurró molesto.


 


 


***


Cuando Emilio llegó a la escuela, se encontró con el grupo de amigos que estaban en el club de artes marciales. Saludó como de costumbre y buscó con la mirada por todo el salón a Einar, pero el nuevo estudiante todavía no llegaba. Se sentó y aguardó.


—Emi, ¿vas a ir a la fiesta de Danny? —preguntó el chico rubio de la derecha. Era Alan.


—Lucía me dijo que irá —agregó el de la izquierda que portaba un atuendo deportivo de color oscuro. Era Manuel—, así que tendrás oportunidad para hablar con ella.


Emilio no replicó. Su cabeza estaba perdida en el comentario que Einar había dicho durante la madrugada. Ahora creía que Einar podría ser una persona peligrosa.


La conversación entre los muchachos siguió un rumbo cotidiano, pero Emilio prestó interés en la puerta del salón al reconocer a Einar. El chico nuevo lucía la gabardina clásica de estilo gótico, unas botas negras de tipo militar y los lentes oscuros. Su cabello estaba estilizado hacia atrás y sus orejas estaban llenas de piercings.


—Oye —Manuel opinó de prisa—, ¿crees que debamos invitar al nuevo? Toda la escuela está hablando de él. ¿Además quién carajos se viste así en verano?


—¿Es un Emo? —Alan dijo con burla.


—No, parece más un rockstar.


Emilio observó a Einar y descubrió que su interés parecía estar en él y su grupo.


—¿Emi? —Alan expresó—, ¿qué pasa?


—Eh —Emilio intentó hablar, pero notó que Einar caminaba rumbo a él y sus amigos. Se movió un poco en la silla e intentó ponerse de pie.


—Emilio —Einar dijo con cotidianidad y sonrió—, ¿cómo estás?


Manuel y Alan contemplaron la escena con un poco de incredulidad.


—Eh —de nuevo Emilio trató de articular algo, pero fue fútil.


—¿Podemos hablar en privado, corazón?


La última palabra de Einar causó estragos en los tres jóvenes. Manuel y Alan pusieron una mueca de disgusto y confusión. Mientras que Emilio se quedó pasmado como en un trance; había sentido un escalofrío recorrer su cuerpo por completo.


—S-Sí, está bien —por fin Emilio expresó.


Emilio se puso de pie y dio unos pasos al frente. Se detuvo de forma pronta al sentir la mano de Manuel en su brazo.


—Ten cuidado —Manuel advirtió—, puede ser un marica como Ferrero o José.


—Exacto. ¿Quién te llama así de la nada? —agregó Alan ofuscado.


Emilio asintió y se alejó junto a Einar hasta la salida. Durante el trayecto no hubo conversación alguna. Emilio creía que era mejor salir corriendo cuanto antes, pero una parte de él tenía mucha curiosidad.


Primero pasaron por los corredores de los casilleros y luego llegaron a uno de los jardines donde estaba la cancha de baloncesto. Einar se sentó en una banca y sacó un cigarrillo. Su postura arrojaba una tranquilidad extraña.


—¿No vas a sentarte? —Einar preguntó al prender el cigarro y fumar.


Emilio obedeció y aguardó de nuevo.


Tal vez pasaron dos minutos, o más, pero no hubo conversación. De una manera peculiar, Emilio sintió una paz al estar junto a este joven. Observó con interés a Einar y aceptó que era muy atractivo y absorbente a la par. ¿Era la imagen de chico rebelde o algo más lo que parecía tan cautivador en él?


—¿Estás asustado? —Einar continuó—. Yo lo estaría en tu lugar. Debe ser muy común para ti ver cosas extrañas o sentir que no estás solo cuando estás en una habitación vacía.


—¿Disculpa?


—Eres afortunado. La mayoría de las personas que se encuentran con demonios no salen ilesas. Los demonios son muy agresivos si son incitados por los pensamientos negativos de los humanos, y tú ayer estabas incitando a ese demonio. Sí, era uno de clase baja y sin mucha energía, pero te acechaba a ti. No sólo por lo que sentías en ese instante, sino por tu condición.


—¿Mi c-condición? —Emilio cuestionó sin comprender en absoluto lo que escuchaba.


—Eres un ‘target’ —Einar pronunció la última palabra con un acento perfecto.


—¿De qué mierda estás hablando? —Emilio sonó desesperado.


Einar sonrió y luego tiró la colilla del cigarro apagada en el bote de basura.


—Lo que sucedió ayer no fue una coincidencia. Yo dejé de creer en las coincidencias; aunque Dave piense que sólo fue eso. Tú eres un ‘blanco fácil’, y ahora eres el único que puede ayudarme a cazar al demonio que se esconde aquí en esta escuela.


—Primero, no soy un ‘target’ —Emilio recriminó con un poco de estrés—. Segundo, no tengo idea de lo que dices y no me interesa saberlo.


—Lo que estás sintiendo es poderoso, ya que fue capaz de atraer a un demonio en un parque público.


—¿Qué?


Einar se acercó más a Emilio y volvió a sonreír. Esta vez fue diferente; su sonrisa era coqueta y parecía seducir a Emilio.


—Has descubierto que soy un cazador de demonios, y eso tiene un precio.


—Te dije que no le diré a nadie —Emilio insistió al ponerse de pie.


—Ese no es el problema. Podría matarte, borrar tu memoria o juzgarte de lunático, pero no existen muchos targets en el mundo. Si me ayudas, no te molestaré y me iré de tu escuela una vez atrape al demonio que reside aquí.


—Estás loco.


A continuación, Einar se puso de pie y acortó la distancia. Emilio dio un paso atrás pero no huyó. Einar retiró los lentes de sol y mostró un par de ojos de un color azul clarísimo que acrecentaban su belleza particular, después sujetó el rostro y cuello de Emilio y lo besó en la boca.


Por unos segundos, Emilio respondió el beso y se dejó llevar por la sensación nueva y electrizante que lo consumía. Cerró los ojos y estuvo a punto de sujetar la cintura de Einar para obtener más de la caricia. Sin embargo, reaccionó de forma abrupta al escuchar unos pasos y su nombre. Empujó a Einar y miró a la derecha. Manuel, Alan y una chica contemplaban sorprendidos.


—¡¿Q-Qué mierda te pasa?! —Emilio preguntó alterado y se odió por lo que estaba a punto de decir—. ¡¿Cuál es tu problema, marica?!


—¿Te está molestando? —Manuel se movió al frente y se puso entre Emilio y Einar. —Deja en paz a mi amigo, maricón de mierda.


Einar no respondió. Se puso los lentes de vuelta y mostró un rostro seguro. Dio una media vuelta y movió la cabeza un poco para ver a Emilio.


—Sigue así y me habrás ayudado a despertarlo, corazón.


—¡Oye, deja de decirle así! ¡Marica! —gritó Alan al intentar empujar a Einar.


Emilio permaneció inmutable y sólo se quedó en compañía de sus amigos. Estaba en una disyuntiva. Si creía las palabras de Einar, ¿entonces qué pasaría? En la otra mano, estaba dolido y lleno de una ira profunda. Tenía miedo de que otros lo rechazaran justo como sus padres lo habían hecho. Tenía pavor por aceptar que el beso con Einar se había sentido bien y que sentía atracción sexual por los hombres. Estaba en una contradicción ya que había actuado por tantos años para encajar en la sociedad y con sus amigos que se repudiaba a sí mismo por toda la falsedad que lo rodeaba. Había pasado tanto tiempo escondido bajo el manto del miedo que estaba a punto de explotar.


Y”, pensó el adolescente, “ahora es culpa de él que yo esté metido en esta mierda”.

Notas finales:

Editado al 04 / 05


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).