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Fábrica De Bebés por Liss83

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Notas del fanfic:

ABDL

Eran las tres de la mañana del domingo y debía descansar bien para regresar a Londres al día siguiente muy temprano, pero los llantos se escuchaban en todo el lugar. Sirius Black, el casanova e hijo rebelde de una de las familias más importantes de Europa había llegado hacia unas horas y no dejaba de gritar dificultando el inicio del procedimiento. Lo había solicitado uno de los bioquímicos más respetable, pero el hombre era simplemente indomable. Le habían hecho el habitual seguimiento y había costado mucho la extracción. Normalmente los paciente se asustaban y se cerraban como autodefensa, facilitando la manipulación de sus mentes. Sin embargo Sirius parecía dispuesto a defenderse con dientes y uñas. Pero él era experto en doblegar voluntades

 

 

 

Entró a la habitación y vio a los enfermeros luchando por controlar al hombre, pero era una tarea titánica para esos incompetentes, mientras Sirius lanzaba todos los insultos que conocía y otros que inventaba en el camino. Definitivamente debía ser por la vía cruel o no lo lograrían

 

 

 

-          Sujétenlo bien a la cama – ordeno desvistiéndose y acercándose al ropero para sacar un objeto

-          ¡Shuentenme desgashados! – gritaba Black forceando – ¡dos vo a mata! ¡Shuentenme!

-          Tranquilo cariño – dijo el médico – ya verás lo mucho que te va gustar

-          ¡Ño me toque! – gritaba – ¡Ño quedo!

-          Amor no creo que sea… – dijo un rubio entrando

-          Trae la dosis que le corresponde – ordeno el medico subiendo a la cama y acomodándose entre las pierna flexionadas del heredero Black – inyéctalo – ordeno mientras le introducía un dildo grande y el hombre gritaba desgarradoramente mientras sus lágrimas caían y el intentaba zafarse – ya paso cielo – dijo el médico repartiendo besos por su rostro – tranquilo. En unos días llegara papá y ya no dolerá. Tranquilo - lentamente  el somnífero hizo efecto en Black y lo fueron soltando – eso bebe. Tranquilo. Yo te voy a cuidar -  y lentamente le colocó un chupón entre los labios – vístanlo. Seguirá siendo niño. Cuando despierte lo depilan, no le saquen el dildo para nada. Bueno, saben de sobra su trabajo

-          Promete ser más suave con nuestro hijo – dijo el rubio viendo levantarse a su pareja de la cama

-          ¿quieres hacerlo tú? – le pregunto el  moreno abrazándolo por la cintura

-          Me hace mucha ilusión pero no lo había querido decir

-          Esta decido – dijo el médico – tú en persona te encargaras de nuestro pequeño

-          Quiero una niña – protesto el rubio

-          Lo que te haga feliz

 

 

 

________________________

 

 

 

Corría por el bosque todo lo que sus piernas pero la cabeza le daba vuelta por lo que intentaba agarrarse de los arboles ¿Qué había pasado? ¿Quiénes eran esos tipos? ¿Por qué la querían a ella?

 

 

 

-          ¡Te dije que le echaras más droga en él te! – reprochaba el hombre

-          Ya deja de fastidiar y agárrala – ordeno la mujer – quiero irme

-          No es mi culpa que haya despertado antes – replico el hombre

-          ¿Quién debía drogarla? – siseo la mujer

-          Fleur – dijo el hombre acercándose – tranquila mi niña. Soy yo el tío Goyle. Vamos a casa. Tu nueva mamá se muere por hacerte tu  primer cambio de pañal

-          Aléjese de mi – grito la chica con un fuerte acento francés

-          Ya basta niña estúpida – dijo Bella dándole una bofetada tan fuerte que al caer hacia atrás perdió el sentido

-          Tú no tienes instinto maternal ¿Cierto? – pregunto Goyle

-          Y tú tienes demasiado para mi gusto – dijo Bella de manera despectiva – ya vámonos

-          ¿Te dije que Crabbe y yo estamos pensando adoptar? – pregunto el hombre alzando a la chica como si fuese un bebe – aun no decidimos que queremos exactamente

-          ¿Acaso eso importa en ese maldito lugar? – pregunto Bella regresando a donde estaba la camioneta

 

 

 

Ya quería su paga para irse de vacaciones. Necesitaba alejarse de esa maldita locura un tiempo, aunque sabía que volvería pronto. La paga era demasiada jugosa para abandonar el trabajo por mucho tiempo

 

 

 

________________

 

 

 

Era pasado del medio día cuando el repiquetear del celular lo despertó. Le dolía la cabeza y ni que decir el cuerpo. Sí que había sido una noche salvaje. Lo había hecho tres veces en el baño con Katie Bell, la top model mejor pagada del momento, dos con Hermione Granger en el parqueadero del edificio, reportera del Profeta, un periódico amarillista pero que mantenía su nombre fresco en la mente del público, y otras tres en su departamento con una fans un tanto obsesiva Romilda Vane antes de pedirle que se fuera. Él jamás dormía con nadie. Después de todo era el gran Ronald Weasley, el jugador de futbol del momento en todo el Reino Unido. Con apenas 25 años, una estatura de 1,65  y un contrato de 50 millones de dólares anuales en el Liverpool, vivía su mejor momento  profesional y personal teniendo literalmente el mundo a sus pies

El celular volvió a sonar, y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para tomarlo

 

 

 

-          ¿Hola? – dijo con voz rasposa pero el aparato sonó nuevamente – hola. Si no habla voy a colgar

-          Ron – dijo la voz de un hombre golpeando la puerta

-          Ah – dijo el pelirrojo mirando hacia  la puerta – están allí. Ya voy – como pudo se levantó del ¿sofá? La noche anterior se veía como cama

-          Ronald abre en este momento – repitió el hombre que parecía molesto

-          ¿Qué pasa? – dijo este abriendo – ¿Qué haces aquí tan temprano?

-          Son las dos de la tarde – dijo Arthur furioso – ¿y qué esperas que no estas cambiado? Es mejor si nos presentamos voluntariamente antes que la policía te arreste

-          ¿Arrestarme? – dijo Ron sorprendido – ¿de qué hablas? – y su padre le entrego un ejemplar del Profeta, el diario más importante del país – jugador protagoniza escándalo en bar – leyó viendo su foto desnudo acostado en la barra del bar usando un mantel a modo de pañal y con el pulgar en la boca – yo no…

-          ¡Es tu fotografía! – grito su padre fuera de si – el mes pasado lo hiciste en la fiesta del equipo, y hace seis en la fiesta de Potter. Si no fuese por Malfoy que te saco a tiempo, sabe Dios que hubiese sido de todo lo que hemos logrado hasta ahora

-          No entiendo nada – dijo Ron pasándose las manos por el rostro.

-          Riddle quiere tu cabeza – dijo Arthur – quieren que te internes unos días San Mungo

-          ¡no estoy loco! – grito Ronald

-          ¡Te sentaste en las piernas de Malfoy y lo llamabas mamá! – grito su padre – dime la verdad, ¿Qué estas consumiendo ahora?

-          Llevo un año limpio – grito el futbolista, y era cierto. Su  etapa de experimentar con drogas había pasado después de despertar una mañana desnudo en la cama de uno de los travesti más famosos de la ciudad. Afortunadamente, y con un buen cheque de por medio, logro evitar el escandalo

-          Te presentaras en la comisaria y confesaras tu abuso de drogas – sentencio Arthur – pedirás que te internen y me dejaras el resto a mi

-          No iré a un maldito manicomio – grito Ron

-          Malfoy lo recomendó – dijo Arthur – tiene contactos ahí adentro y suavizara el impacto del escandalo

-          Debe haber otra manera – dijo Ron

-          Es la única manera de arreglar este caos – dijo Arthur – ahora ve a cambiarte. Mientras más rápido te entregues más rápido podemos volver a nuestras vidas

 

 

 

Hacía dos días que se había ingresado en San Mungo, una clínica de desintoxicación. Malfoy en persona había hecho los arreglos para la internación del pelirrojo, quien había quedado a cargo de unos de los mejores psiquiatras del país, Blaise Zabini. Un joven médico que había hecho una carrera meteórica dentro de la medicina metal. Sin embargo algo raro le pasaba desde esa mañana, no lograba llegar al baño a tiempo, a pesar de estar a solo un par de pasos. Ya era la tercera vez que su vejiga lo traicionaba y terminaba haciendo sus necesidades en su ropa

 

 

 

Sus lágrimas caían a raudales y no se lograba mover. ¡No recordaba como caminar! Blaise entro en la habitación y le ordeno a los enfermeros que intentaban asearlo salir del lugar, para luego cerrar la puerta tras él

 

 

 

-          ¿Qué paso? – dijo Blaise acercándose lentamente como si Ron fuese un animalito asustado

-          No lo sé – lloraba el pelirrojo – no… solo fue…

-          Tranquilo – dijo el médico sentándose en cuclillas a su lado – estas seguro. No voy a permitir que nada malo te pase. Voy a llevarte al baño y te voy a limpiar

-          Yo puedo… – dijo Ron mirando hacia todos lados

-          Lo sé – dijo Blaise abrazándolo – solo te voy a acompañar por si necesitas ayuda en algún momento

-          Perdón – sollozo el futbolista

-          No te preocupes – dijo Blaise sonriéndole suavemente – ¿ya te  había pasado? Digo ¿antes de hoy? – Ron lloro en voz baja – Ronald necesito saberlo para saber cómo ayudarte ¿Había pasado?

-          Hace un par de semanas – dijo Ron mientras Blaise le ayudaba a quitarse la ropa – desperté…

-          Tranquilo – dijo Blaise ayudándolo a entrar a la pequeña tina y abriendo el grifo – aséate. Si quieres ayuda para salir me hablas. Estaré en la habitación

-          Perdón – susurro Ron y se sintió pequeñito ante la penetrante mirada del medico

-          Hey – le dijo Blaise agarrándole el hombro suavemente – te prometo que todo estará bien. Me hablas – dijo y salió

 

 

 

Ron no pudo más con su vergüenza y lloro abiertamente. ¿Cómo es que le pasaba eso a él? tenía que ver a un médico de confianza cuanto antes. Durante los próximos quince minutos se lavó y trato de tranquilizarse. Debía haber una explicación lógica para lo que le estaba pasando. Se lavó lo mejor que pudo y se puso de pie para salir de la tina, sin embargo su piernas le jugaron una mala pasada y cayó al suelo estrepitosamente.

Debido al ruido casi al instante, Blaise estuvo en el lugar. Había agua por todos lados, y el lavado había caído haciéndose jirones cuando intento sostenerse de él. Le fue imposible refrenar el impulso de llorar abiertamente

 

 

 

-          Tranquilo, no pasó nada. Yo limpiare – dijo Blaise ayudándolo a ponerse de pie – te ayudare a llegar a la cama

-          ¿Qué me pasa? – sollozaba Ron

-          Lo descubriremos – dijo Blaise no te preocupes – será mejor que te cargue – le dijo el médico con pesar antes de tomar en brazos. Había perdido peso, ya que le costaba comer debido al dolor que esto le provocaba en sus dientes sueltos a causa del estrés, por lo que Blaise lo cargo para llevarlo a la cama – sé que esto no te gustara  pero… será mejor que uses un pañal

-          No por favor Blaise, no – suplico desesperadamente el rubio – no quiero. Sería tan…

-          Ron – dijo el hombre – ya van varias veces. Esto no puede seguir así. Te ensucias en cualquier lugar y ni siquiera eres consciente de ello

-          Pañal no por favor – suplicaba el pelirrojo llorando mientras lo acostaba – no me pongan un maldito pañal. Por favor

-          Enfermero – llamo Blaise – enfermero

-          No por favor, Blaise te lo suplico – gemía mientras dos hombres entraban para sujetarlo de los brazos

-          Tranquilízate o deberé ponerte un calmante – dijo el médico mientras preparaba una inyección

-          No quiero. No quiero – pataleaba Ron intentando zafarse

-          Todo va estar bien – dijo Blaise colocándole la inyección y treinta segundo después un Ronald Weasley sedado pero aun despierto veía como los enfermeros salían de la habitación mientras Blaise se acercaba al ropero de su habitación y sacaba de este un pañal para adultos – no tengas vergüenza Ron. Estas enfermo. Nadie te va juzgar

-          No… quiero – sollozo

-          Ronald mírame – ordeno el médico – lo voy hacer con el todo el respeto que te mereces, esto es temporal. Recuperaras tu vida y será como que si esto jamás hubiese pasado. Te lo prometo. Voy a colocártelo

 

 

 

Ronald todo lo que pudo hacer fue cerrar los ojos mientras Blaise le levantaba las piernas para acomodarle el pañal bajo sus glúteos, luego las abrió y lo acomodo entre ellas. Sintió una suave caricia en sus genitales y al instante se tensó, sin embargo Blaise se disculpó por esto y cerró el pañal para colocarle luego el pantalón

 

 

 

-           Trata de dormir – le recomendó Blaise colocándole una polera – te ayudara. Ya verás que al despertar te sentirás mucho mejor – se puso de pie y se bajó de la cama para acariciarle el cabello al pelirrojo – descansa –  y besándole la frente salió del lugar

 

 

 

El paso de los días trajo cambios consigo, aunque no los deseados.  Acostado de lado en su cama, Ronald dejaba salir sus lágrimas en silencio. Ya llevaba un mes internado y lejos de mejorar, solo empeoraba día con día. Sus dientes le dolían demasiado impidiéndole comer con normalidad, por lo que licuaban sus alimentos. “Al menos no me los dan en un biberón” pensaba mientras se hundía en una peligrosa espiral de depresión, sin embargo unos días después las cosas se le complicaron aún más. La enfermera a su cargo le deba su puré de verduras cuando vio las dos gotas de sangre en la cuchara. No necesitaba explicación para eso. Se le había caído otro diente

 

 

 

-          Estas cosas suelen pasar por estrés, señor Weasley – dijo Pomfrey – está presionándose demasiado. Debe relajarse y…

-          ¿Dedajanme? – grito y su indignación creció, la falta de dientes le empezaba a afectar en la pronunciación de las palabras – ya nisiquieda puedo habal bien. No puedo camina, no puedo báñanme, no puedo come, no puedo…

-          Y mientras sigas pensando en lo que no puedes hacer no podrás hacerlo – dijo una voz detrás de ellos por lo que volcaron – prepárelo… como le dije

-          Enseguida doctor Zabini – dijo la enfermera antes de ponerse de pie para alejarse lo más aprisa posible

-          ¿Te ayudo? – dijo Blaise sentándose en la cama a su lado

-          Ño quielo – dijo Ron bajando el rostro

-          Tienes que comer – dijo Blaise buscando su mirada

-          Me duede – dijo mientras sus lágrimas caían

-          ¿Qué tal en un biberón? – dijo con voz suave

-          No, eso no – dijo Ron llorando

-          Tienes que comer. Ven – dijo Blaise tomándolo en brazos y sentándolo en sus muslos

-          Po favo – suplicaba Ron llorando bajo – no quiedo

-          Si te dejo en tu cama – dijo Blaise limpiándole las lágrimas – no podrás tomarla solo, y no quieres que te lo de la señorita Pomfrey. Tienes que comer Ron – le dijo cuándo el pelirrojo sollozo –. ¿Te acuerdas que soy el que te ayuda a bañarte ahora? Lo hago con respeto ¿no? ¿acaso te toco de manera inapropiada? – Ron sintió los pasos suaves de la enfermera y cerró los ojos, escucho a la mujer alejarse y que cerraron la puerta – estamos solos tú y yo. Nadie te va juzgar. Vamos, come – dijo Blaise y el pelirrojo sintió algo suave rozar sus labios – abre la boca por favor. Sé que tienes hambre, y no hay otra manera de alimentarte. Ronald – el estómago del chico rugió y sus lágrimas volvieron a caer – no me iré ni te bajare de mis piernas mientras no te acabes tu comida. Abre la boca.

 

 

 

 


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