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Lene por PoisonSkarlett

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Notas del fanfic:

Debería estar escribiendo mis otras historias, pero vi este desafío y no me pude resistir. Reitero una cosa: Estas historias involucran mpreg/embarazo masculino. Si no les gusta absténganse de leer~

Sin más que decir, ¡muchas gracias a @ilitiaforever por esta hermosa semana y por inspirarme a escribir!

Felicidades, Kai. Estás esperando un bebé.

Unas cuantas palabras sencillas desordenaron su vida en un parpadeo. Ni siquiera los minutos que pasó en el despacho del médico privado a donde acudió sirvieron para hacerle asimilar la idea. Cuando salió de aquel sitio, optó por volver a su hogar. El trabajo en la empresa podía esperar.

Aunque puso todo su empeño en centrarse mientras regresaba al apartamento, no pudo evitar la sensación de que caminaba sobre nubes. Comprendió en esos instantes el motivo de que el médico quisiera retenerlo un poco más y de que le insistiera en llamar a alguien para que no estuviera solo en las calles. Seguro se le notaba en el rostro la desorientación producida por la noticia. Tras llegar a su destino entre algunos mareos, se regañó severamente.

Ya no era sólo él.

Tenía que comenzar a velar por el bienestar de la criatura en su interior. Tal pensamiento le provocó un estremecimiento de pies a cabeza. Con la piel erizada fue a recostarse en uno de los mullidos sofás. Acomodó su cabeza en una pequeña almohada justo a tiempo. Su entorno giró sin control durante unos segundos. Mantuvo la calma. Ahora sabía la normalidad de ese síntoma que, en conjunto con el cansancio, fue responsable de llevarlo al médico.

Todo estaría bien. Se dijo aquellas trilladas palabras en un intento de no perder la serenidad.

Embarazarse no estaba en sus planes ni por asomo, pero era un hecho que no podía cambiar. De acuerdo… Sí podía, mas se negaba rotundamente a eso. La sola idea de "solucionar" su situación le provocó gran rechazo y que pusiera una mano en su vientre, presionándolo con suavidad como si quisiera proteger al ser que estaba ahí. Y así era, en realidad.

Esa fue la primera vez, desde que tenía uso de razón, en la cual no se sobre esforzó ni se obligó a estar bien. Esperó. Simplemente dejó el tiempo seguir su curso sin preocuparse de si transcurrían algunos minutos o algunas horas. Sólo hasta que el malestar pasó se permitió sentarse, y sólo hasta ese punto se dio cuenta de que en la mano que no tenía en el vientre mantenía una bolsa plástica sujetada con fuerza. En ella se encontraban la receta con instrucciones, tanto aquellas que debía seguir en su vida diaria de ahora en adelante, como de los horarios para tomar las vitaminas también presentes en la bolsa.

Dio un pequeño suspiro. Asimilando poco a poco la idea, no tardó en esbozar una suave sonrisa de sincera felicidad.

[...]

Mientras el atardecer caía, colores amarillos y anaranjados bañaban todo a su paso, incluidos a dos jóvenes muchachos que comían un poco de pastel con té en la terraza de su habitación.

—¿Qué sucede, Kai? Estás excesivamente callado.

Puso la mirada en su novio, quien a esas alturas lucía un tanto preocupado por su silencio. Con calma dejó en la mesa frente a ellos su plato ahora vacío, para después dedicarle una sonrisa en favor de tranquilizarlo.

—Estoy bien, Ray —aseguró, tomando un discreto respiro antes de proseguir—. Fui al médico hoy.

La calma que había conseguido brindar a su amado tambaleó, pudo notarlo en sus doradas pupilas.

—¿Y…? —dejó también su plato sobre la mesa, pero sin despegar su mirada de su novio— ¿Qué te dijeron? ¿Qué tienes?

Toda inquietud desapareció en cuanto Ray se le acercó todo lo que podía. Sentir su calor, su aroma y su amor lo relajaron lo suficiente para no pensar más en cómo le daría la noticia.

—Estoy esperando un bebé.

Sólo unos segundos le tomó a su pareja procesar la noticia, y al cabo de ese tiempo su rostro se llenó de entusiasmo y alegría. Amó tanto ver esa reacción. Se aseguraría de no olvidar el brillo en su mirada.

—¡Kai! ¡Seremos padres!

No alcanzó a decir nada. Su amado felino le dejó sin la posibilidad de hablar al tomar sus labios una y otra, y otra vez, llenándolo de besos y mimos al acariciarle las mejillas y envolverlo entre sus brazos en los segundos siguientes. Finalmente… No dijo nada más. No lo necesitó. En lugar de hablar se dedicó a recibir las muestras de afecto de Ray. Eso era todo lo que necesitaba conforme se imaginaba el hermoso futuro que les esperaba con el pequeño que crecía dentro de él.


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