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Ser acariciado por monstruos (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Era mediodía del segundo día.

"Quiero que hagas algo con el baño".

Cuando Hideo apeló, el hombre con cabeza de cabra giró la cabeza.

"¿Qué quieres decir?"

"El inodoro..."

En realidad, le había dado una caja de arena a un humano y ahora estaba pensando: "Mi mascota está de mal humor y no sé por qué."

"A mí... A los humanos no les gusta ese tipo de baño. No quiero hacer nada mientras me observan".

Los ojos de Satanakia se abrieron ligeramente cuando Hideo habló en un tono que gritaba que quería matarlo.

"Como animales, la defecación no es nada de lo que avergonzarse."

"¡No me importa lo que pienses! No soy un animal, soy humano."

"Los humanos son animales."

"¡No se trata de eso, maldita sea!"

Después de que le gritara, la pregunta "¿Todos aquí son así de insensibles?" de repente cruzó su mente en un segundo. Por supuesto, no sintió la necesidad de agregar el comentario.

"... Ya veo".

Satanakia miró fijamente a Hideo y murmuró algo en lenguaje demoníaco. Luego, con una mirada desconcertada, señaló el techo de la jaula con la punta de la uña, dibujó líneas para conectar los puntos y entonces, donde señaló, apareció una cortina de terciopelo.

"¿¡...!?"

Lo miró con asombro.

"¿¡Ahora qué hiciste!?"

"¿Qué?"

"¿Puedes usar magia?"

"¿Magia? Esto es una habilidad común en el mundo de los demonios".

"¡Es increíble!"

Se acercó a la cortina y trató de abrirla: La había puesto para ocultar el inodoro. La verdad era que se resistía completamente a no estar en una habitación completamente privada, pero estar en un espacio cerrado dentro de una jaula era su único remedio.

"Oh, bien."

Realmente estaba en su límite, así que hizo pipí allí.

Tan pronto como se resolvió el problema de la excreción, su hambre volvió a crecer y buscó el desayuno que no tomó la última vez: Tortitas frías y huevos duros. Cautelosamente se llevó a la boca una ensalada de hojas de un color desconocido elaborado por el mayordomo y buscó algo muy parecido a un jitomate para darle una mordida.

"... ¿Era realmente solo una cuestión del baño?"

Con la barbilla apoyada en el reposabrazos del sofá y mirando todavía a Hideo, Satanakia habló como si siguiera impresionado con la actitud del pequeño humano que tenía adelante.

"Es importante..." Respondió. "La privacidad es un gran problema para mí."

"¿Por qué? Para nosotros, los humanos son solo otra especie que vive en nuestro mundo. La verdad es que pensamos que no necesitan nada de eso."

"... Entiendo."

A menudo se preguntaba ¿Por qué siento que estoy siendo despreciado todo el tiempo? No obstante, supuso que era una cosa normal y que se trataba de algo que él mismo hacía en casa con sus mascotas y otros animales.
Pero estar del otro lado del espejo era aterrador.

"Nosotros tenemos derechos. Quiero decir... El derecho a vivir como humanos".

"¿Qué significa vivir como humanos?"

Por un momento, Hideo no pudo responder a la pregunta. Mientras decía "Um...", giró desesperadamente la cabeza y dijo:

"Es como, no utilizar collar y vivir libremente..."

"¿Y eso qué tiene que ver con el baño?"

"¡Tiene mucho que ver! Es solo que no puedo explicarlo bien..."

Hideo gritó otra vez. Pero ahora que lo pensaba, tenía toda la razón ¿Qué significa "vivir como un ser humano". Por ejemplo, ¿La vida ahora realmente era inhumana? Tenía cero privacidad, era cierto. Sin embargo, el interior de la jaula era espacioso, lujoso y lleno de comodidades. La cabra era dulce con su mascota y le daba casi cualquier cosa que quisiera. La ropa que le ofrecía era fina, las comidas eran deliciosas, aunque no eran de su propia elección, y aunque la cama era completamente visible desde el exterior de la jaula, era la más cómoda del mundo. Se le daba la oportunidad de bañarse una vez al día y, después, Satanakia le cepillaba el cabello hasta dejarlo completamente suave. Lo escuchaba tocar un instrumento de cuerda, como el violín, todas los noches porque decía que era su pasatiempo. Y aunque básicamente era música clásica, parecía algo extraño como en una mezclada de escalas y melodías de otra región. Y aunque aveces pensaba "¿Qué clase de persona normal tomaría el té y tocaría al mismo tiempo?" vivir en un castillo como este y estar bajo la supervisión de muchos sirvientes lo convertía en algo así como un noble, por lo que era un comportamiento natural. Y gracias a eso mismo era que cuando le pedía salir, le dejaba dar un paseo por el jardín dos veces al día.

Entonces, mientras cuidara el estado de ánimo del hombre cabra, podía vivir perfectamente sin estudiar, buscar trabajo o ganarse la vida de cualquier otra manera. Al contrario, incluso sentía que su calidad había mejorado muchísimo respecto a lo que era antes. Y dependiendo de cómo lo mirara, ¿Esto era el cielo o el infierno? Es decir, de todos modos no podía volver a su mundo original así que ¿No sería mejor vivir como si fuera el amante de un proxeneta pervertido?
Afortunadamente, fue amado como el hijo menor durante casi 20 años así que, de alguna manera, entendía por experiencia propia cómo era y cómo se sentía ser atesorado por alguien mayor.

Sin embargo, sin importar lo optimista que tratara de ser con esta nueva forma de vida, el corazón de Hideo siempre le gritaba cosas como "Esta vida no es humana" o "Esta vida no es para ti" y a menudo le hacía tener ganas de decir: "¡Quiero irme!" Después de todo, en su mundo original, una comida no sería tan contada, no tendría jaula ni un collar y... Sería libre. Y eso era todo lo que quería experimentar justo ahora.

Pero ¿Qué significaba ser humano en primer lugar y cómo podía hacer para explicar su punto? Después de mucho pensar, volvió a su lugar de partida y concluyó que no tenía nada inteligente que compartirle. Abrió la boca para hablar con el cabeza de cabra e imaginó que tal vez, si le preguntaba, él si sabría la respuesta o al menos le diría honestamente lo que pensaba de la situación.

"Yo..."

"Abre..."

Y una colorida ensalada fue directo a su boca con ayuda de un tenedor. Tal vez fue patético, pero Hideo separó los labios, dejó que lo pusiera dentro, y luego masticó un montón de veces porque ya se había acostumbrado a este trato lo suficiente como para hacerlo automáticamente. Era verdura, nueces, queso y carne... Aunque trataba de no pensar en qué tipo de carne era.

Después de tragarlo, dijo:

"¿Para ti qué es ser un humano?"

Así que Satanakia, que estaba alimentando a Hideo, dejó de moverse y le miró a través de las rendijas de la jaula. Por supuesto, su boca se torció de una manera divertida. Como si pensara que se estaba burlando de él.

"¿Por qué me preguntas eso?"

Hideo hizo un puchero con los labios.

"A veces, pareces saber más sobre los humanos que yo.".

"Ya veo. Puede ser..."

"¿Entonces?"

"Bueno…"

Pareció pensar por un momento, apuñalando el tenedor contra su ensalada un montón de veces. Sostuvo algo que parecía ser un pepino, pero de color naranja.

"Ah..."

Satanakia respondió después de poner los vegetales en la boca de Hideo:

"Desde mi punto de vista, ser humano es... Ser feo y vulnerable, no tener pelo, quejarse, costar mucho dinero y ser realmente problemático".

"..."

Satanakia se rió a carcajadas. Hideo no podía entender en absoluto lo que estaba pensando este hombre y en general, hasta podía decir que era un poco "rarito". Después de todo, era una cabra de dos metros que trataba a los humanos comestibles como mascotas e intercambiaba palabras con ellos. Bromeaba con ellos y los llamaba lindos. No era malo, en absoluto. Pero por mucho que el mismo Hideo pensara que tenía mucha suerte, que era bendecido y que no podía haber caído en mejores manos, su corazón todavía no podía aceptarlo porque era parte de su naturaleza ser así.

Y entonces sucedió, una mañana en que Hideo estaba dando un paseo por el jardín junto con Satanakia.

El castillo era enorme. El jardín de enfrente lo mantenía un jardinero profesional así que había una variedad considerable de flores hermosas. Desde las rosas que incluso Hideo reconocía, hasta plantas que nunca había visto en el mundo humano. Había un bosque profundo a la derecha y un páramo que era lo suficientemente ancho como para recorrerlo en carruaje. Ese día, el cielo estaba despejado por primera vez desde que vino a este mundo y sin embargo, no había un cielo azul sino un cielo gris pálido, un cuerpo celeste rojo sangre y algo similar a un agujero negro, flotando como si estuvieran entrelazados.

"¿Hay dos lunas?"

Preguntó Hideo, mirando hacia el cielo como lo haría un niñito.

"Sí."

"Es mediodía, ¿no? ¿Qué pasa con el sol?"

"No tenemos".

"Entonces, si siempre está oscuro. ¿Por qué las plantas crecen bien?"

Mientras decía eso, acarició los pétalos rojos de una flor que parecía muchísimo más bonita que una rosa. Satanakia asintió una vez.

"Las cosas en este mundo no funcionan de acuerdo con lo que tu crees que es verdad."

Fue una oración difícil.

Después de pasar unos días con él, se dio cuenta de que este cabeza de cabra tenía mucho conocimiento y era un razonador incomparable con cualquiera de las habilidades de Hideo.

Esa vez, caminó hasta el borde de un risco, moviéndose para todos lados de una manera que hubiera resultado terrible para cualquiera. No obstante, Satanakia lo siguió sin quejarse ni un momento. Se sentaron uno al lado del otro en el banco de una glorieta, miraron los árboles, escucharon el susurro del viento y disfrutaron de las mariposas volando frente a los dos mientras compartían pequeñas oraciones. A primera vista, parecía un bosque natural, pero esto también fue arreglado por el jardinero y preparado de manera artificial para verse así. Definitivamente Satanakia era millonario y, un aficionado muy elegante a las pequeñas cositas. Muy conservador de los detalles.

"¿Quieres algo de comer?"

"No. No ahora".

Ante la pregunta de Satanakia, Hideo negó con la cabeza. Su único ejercicio eran dos caminatas al día y, aparte de eso, pasaba el resto de su vida en una jaula de cuatro tatamis y medio mientras le servían tres suntuosas comidas y té por la mañana y por la tarde. Debido a que no tenía nada que hacer, en realidad descubrió que estaba comiendo en exceso.

"¿Hay algo mal?"

"No, simplemente estoy pensando que no hago suficiente ejercicio".

Se puso de pie y se estiró de un lado para otro, tocando las puntas de sus pies con las manos como si estuviera a punto de correr un maratón

"Además ¿Puedes hacer esta cadena más larga? Quiero correr".

"Está bien"

Sus dedos puntiagudos tocaron la cadena y entonces, la longitud se multiplicó diez veces más.

Vaya ¿De verdad era posible hacer esto? No importaba lo mucho que viera el alcance de su magia, estaba igual de asombrado que la primera vez.

"Impresionante."

"Escucha. Solo puedes correr entre este lugar y el castillo. No vayas al bosque por nada del mundo. A veces los monstruos entran desde el exterior y no puedo manejar todo yo solo por lo que va a ser peligroso si te los encuentras. Escúchame ¿Bueno?"

En todo caso, parecía una madre tratando de persuadir a su niño de tres años para que no hiciera travesuras. Algo lindo, incluso aunque tenía una cara que daba terror. Sin embargo, ya que Hideo era solo una mascota para él, tal vez no estaba tan preocupado realmente sino que... No quería trabajar de más limpiando su desorden.

Con una sonrisa irónica, dijo "Entendido", y corrió rápidamente por el camino y entre los macizos de flores.

En su mundo original no tenía ningún interés en correr, pero poder hacerlo ahora, libremente, se sentía maravilloso y completamente emocionante. Tanto que pensó que definitivamente tenía que agradecerle por tenerle la suficiente confianza como para dejarle hacer algo como esto.

"No es un mal tipo."

Sin embargo, todavía le parecía terrible no poder leer las expresiones faciales de la cabra y solo entenderlo por cositas pequeñas o charlas enviadas al aire. Era muy, muy dulce, pero se portaba como lo haría un humano con un perro al que estaba tratando de disciplinar después de ser demasiado malcriado.

"... Y no soy un perro".

Entonces, mientras caminaban por el jardín, Satanakia se encontró con una doncella increíblemente hermosa. Él dijo que en realidad era una especie de hada, que ayudaba con las tareas de su familia y que aparentemente tenía una voz que Hideo no podía escuchar, pero que servía para poder comunicarse con el cabeza de cabra todo el tiempo. Incluso ahora, Satanakia estaba sonriendo. Asintió y lo miró.

"Hay algo que tengo que hacer. Iré a mi estudio por un tiempo así que..."

"Todavía quiero correr".

"... Está bien"

Tocó el pilar de la glorieta con la punta del pie y creó un gancho cerca del techo donde pudo colocar el extremo de la cadena.

"Por favor, no vayas al bosque. Sé un buen chico y quédate en el jardín. Vuelvo enseguida".

"Sí".

Respondió, y lo siguiente que hizo fue verlo alejarse en dirección a la casa. Corrió hacia el jardín de nuevo y sin embargo, incluso después de dar una y otra vuelta y regresar, descubrió que era verdad y que Satanakia no estaba a la vista.

Fue entonces cuando la realidad de lo que pasaba lo golpeó en la cabeza como lo haría un rayo.

"Estoy solo."

Pum, pum, pum, el corazón no dejaba de palpitarle como loco. Estaba solo en el jardín. Realmente solo. El gancho de la cadena estaba fuera de su alcance, pero igual sentía que podía quitarlo fácilmente si se ponía de puntitas y se estiraba tanto como le dieran alcance sus brazos. Y entonces, podría escapar.

Escapar de verdad.

Pero ¿Qué iba a hacer? ¿Huir? ¿Cómo? ¿Para dónde? Como Satanakia le dijo una y otra vez, era completamente peligroso dejar el castillo y no podría regresar al mundo humano por su cuenta ni aunque tuviera suerte. Si salía, podría morir y posiblemente iban a comerlo. Pero, cuando pensó que podía ser libre simplemente quitando ese gancho, no logró quedarse quieto y puso manos a la obra.

Se dio prisa y subió los pilares del pabellón.

Incluso después de pensarlo a detalle, se preguntó de dónde venía este nuevo poder. Tal vez, porque estaba absorto en querer hacer algo por su cuenta o porque quería aferrarse a cualquier posibilidad de ir a casa, pero finalmente colocó sus dedos en el gancho y trató de desencadenarlo y arrancarlo de su cuello a como diera lugar. Pero no fue sencillo. Estaba tan duro que hasta se preguntó si lo había hecho a propósito para cansarlo. Es decir, la posición del anzuelo era alta y él era bastante chiquito como para hacerlo de un jalón.
Al final, después de un buen rato, solo atinó a soltar el collar. Lo aventó contra el suelo, con los dedos sangrando por el esfuerzo y murmuró "Soy libre". Incluso aunque no lo parecía del todo.

Sosteniendo una larga cadena que no dejaba de tintinear, dirigió sus pies en dirección al bosque. No había olvidado las palabras de Satanakia de: "No entres allí por nada del mundo", pero en realidad no tenía otra opción porque había que atravesarlo para salir de los terrenos del castillo.

Quería ir allá... O al menos podía decirse que no tenía de otra.

Llevaba un collar y una cadena, pero su corazón estaba ligero solo de pensar que iba a ser libre. Después de todo, era algo natural en él porque había nacido humano. Buscar una salida era casi, un instinto.

¿Pero qué tan lejos caminó realmente?

De repente, sintió que algo le estaba siguiendo el paso por detrás. Se dio la vuelta, miró alrededor y buscó en el cielo pero, no había nada por ningún lugar. Sin embargo, su intuición le decía que había metido la pata y que ahora estaba en medio de algo muy peligroso. Una muerte inminente, posiblemente.

Salió corriendo.

Las cadenas se cruzaban en su camino todo el tiempo porque, aunque no eran muy pesadas de llevar, si parecieron demasiado largas para que pudiera funcionar y se le enredaban en las rodillas a cada pequeño pasito.

"¡Ah!"

No notó cuando había pasado, pero una gran sombra saltó de los arbustos que tenía a un lado, haciendo un ruido que sonaba como un crujido increíblemente profundo.

"¿¡Qué es eso!?"

La verdad, tenía toda la forma de una araña. Una araña mil veces más grande que Hideo, toda cubierta de cerdas negras y baba. Era una criatura del mismo mundo de los demonios pero, a diferencia de Satanakia, parecía un monstruo de inteligencia inferior. Con ojos rojos brillantes y una boca roja claramente visible desde todos lados.
Intentó huir tan desesperadamente como sus piernas se lo permitieron y sin embargo, un hilo pegajoso salió del hocico de la criatura gigante y se enredó en la pierna izquierda de Hideo hasta hacerle perder el paso.

"¡Aaaah!"

Gritó cuando lo tiraron hacia atrás.

Iba a morir.

Iba a ser comido. Asesinado.

Y de inmediato se dio cuenta de que no podía hacer nada contra esta realidad. Cerró los ojos con fuerza y escuchó un sonido misterioso de la boca de la gran araña. Tan fuerte, que podía jurar que casi se desmayaba de la impresión. Entonces tomó aire, juntó toda la fuerza que tenía, levantó la voz y gritó:

"¡¡Satanakia! ¡¡Ayúdame, Satanakia!!"

Y fue entonces cuando de repente, un fuerte trueno estalló desde atrás. La cuerda que sujetaba su pierna izquierda perdió fuerza y ​​Hideo cayó como si fuese un muñequito de plástico. Cuando miró en dirección al escándalo, entonces notó que un gran pájaro negro venía volando solamente para pararse a centímetros de su cuerpo. Tenía alas grandes, de color negro azabache, que se levantaron al mismo tiempo y que desaparecieron en el aire como si se tratara de una ilusión. Luego, en su lugar, apareció la ya muy conocida cabeza de cabra de tres cuernos que había estado viviendo con él desde que llegó a este mundo.

"¡Satanakia!"

Lo miró por un segundo. Sin embargo, cuando descubrió que Hideo estaba a salvo, miró hacia adelante sin decir una palabra y se fijó en esa gran araña que se había erizado por todo el cuerpo y que abría las patas como para hacerlo correr.

Dijo entonces una sola palabra en lenguaje demoníaco. El aire comenzó a temblar como señal de su ira y el ambiente a su alrededor se sintió tan pesado que incluso Hideo, que no había sido acusado de nada, sintió una sensación de intimidación que lo hizo llorar.

La araña gigante retrocedió. Un paso. Otro paso. Se retiró lentamente sobre sus ocho patas y desapareció en las profundidades del bosque. Con miedo, Hideo se hundió en su lugar, respirando tan fuerte que hasta sentía dolor. Fue salvado, por segunda vez. ¡Y eso significaba que no iba a morir!
Un gran suspiro cayó desde la parte superior de su cabeza así que, cuando levantó la cara, muy tímidamente, descubrió que Satanakia seguía mirando a Hideo con una expresión que no podía leer. Como era de esperar, incluso ahora le ponía nervioso no saber que pensaba la cabra.

"¿Estás lastimado?"

"¿Eh?... Ah, no."

Sin embargo, pronto descubrió que todo su cuerpo estaba cubierto de barro. Sintió como si le hubieran golpeado aquí y allá, pero no había sangre. Solo un par de rasguños en ambas rodillas y un codo izquierdo tan adolorido que imaginó que amanecería con un moretón.

"Parece que estoy bien, pero... Mi ropa está sucia".

"No tienes que preocuparte por eso".

Dijo, extendiendo la mano para ayudar a Hideo a ponerse de pie. El joven puso entonces sus dedos sobre los suyos y se apoyó en él para intentar estabilizarse. Sin embargo, de inmediato notó que no podía hacerlo.

"Ah..."

"¿Qué pasa?"

"No puedo..."

Sus caderas y rodillas estaban débiles y no podía ponerse de pie. Más que nada, porque estaba temblando igual a como lo haría de ser una gelatina.

"Lo siento... Lo siento."

Satanakia respiró hondo y colocó suavemente su mano sobre el hombro de Hideo. Luego, al ver su reacción, decidió abrazarlo contra su pecho y arrullarlo para que dejara de llorar.

"Fue aterrador ¿Verdad? Tuve mucho miedo."

"¿Por qué...?"

¿Por qué era él quien decía eso?

Debido al razonamiento de los demonios, al humano Hideo le pusieron un collar, lo encerraron en una jaula y lo convirtieron en una mascota. Sin embargo, las palabras de Satanakia justo ahora claramente lo colocaron a Hideo y a él en el mismo nivel. Algo que indicaba que los dos habían tenido mucho miedo de morir incluso aunque obviamente era imposible. No obstante, se sintió aliviado. Tan, tan aliviado que casi lloró de nuevo. Es decir, los humanos podían ser tratados como carne en este mundo, pero él era el único que sentía lo contrario. Dijo que no iba a comerlo y que tampoco iba a matarlo. Era el único que parecía honestamente preocupado y él único que estaba allí para hacerlo sentir mejor.

El poder se fue de su cuerpo. Levantó las dos manos y abrazó su espalda muy, muy fuerte. Esta vez, Satanakia puso rígido su cuerpo por un momento y sin embargo, tal vez a los dos segundos, suspiró y también correspondió su abrazo.

"Perdón. Perdóname..."

Una vez más, una disculpa natural asomó de su boca. Solo quería ser libre. No deseaba estar encadenado a un collar y no quería ser una mascota. Aun así, en este mundo, incluso dentro de los terrenos del castillo protegidos por Satanakia, Hideo no podía vivir solo.
La cabra solo estaba tratando de protegerlo a su manera y sin embargo, Hideo no siguió sus instrucciones y salió corriendo sin pensarlo. Fue un problema para el demonio y se portó muy grosero. Pero él... Él le ayudó de todas maneras y lo rescató.

"Perdón..."

Satanakia acarició suavemente la cabeza de Hideo y dijo:

"Te dije que era peligroso".

Instintivamente, miró el rostro de la cabra frente a él.

"...Eres genial. Por... Hacer que la araña se fuera tan rápido y..."

"..."

"Y por... Venir."

Hideo no fue el único sorprendido por las palabras que salieron de su boca. Satanakia también abrió los ojos lo suficiente como para que sus largas pupilas horizontales se redondearan. Luego, riéndose, de repente, agregó: "Regresemos", y levantó a Hideo entre sus brazos.

Alzó la voz: "¡Aaaah! Oye, espera. ¡Bájame!"

"Pero no puedes caminar".

Ser recogido como un niño era demasiado vergonzoso. La diferencia de altura era colosal y la diferencia en el físico era peor. Fue extraño:

"Agárrate fuerte"

Diciendo eso, Satanakia reveló las alas en su espalda nuevamente y se elevó hacia el cielo.

"¡Aaaaaah!"

En poco tiempo, los árboles en el bosque quedaron muy por debajo de los dos, tanto que solo podía aferrarse a su cuello para intentar no caer. Entonces, con la nariz bien pegada a su cuello, descubrió que tenía un olor masculino que había logrado atravesar las profundidades de su nariz y que, aunque era nuevo para él, olía muy penetrante y absolutamente delicioso. Por supuesto, no pasó mucho tiempo antes de que se acostumbrara al olor y a la altura y se sintiera tan relajado como para cerrar los ojos.

Con solo un aleteo de sus alas, aterrizó en el balcón del castillo.

"... Asombroso. Incluso puedes volar en el cielo".

Extendió sus manos hacia las brillantes y hermosas alas de color negro azabache en su cuerpo. Es más, incluso estuvo a punto de tocarlo sin permiso.

"¿Puedo...? ¿Puedo tocarte?"

"Claro."

Con su aprobación, lo tocó suavemente. Acariciando a lo largo del flujo de plumas hasta sentir que era tan suave como para que sus dedos se deslizaran solos.

"¿Siempre las escondes?"

"Porque son un estorbo".

"Son preciosas"

"... ¿Te gustan?"

¿Preguntó si le gustaban?

De repente sintió que estaba haciendo algo vergonzoso así que lo soltó de inmediato.

"No. Digo... Me gusta la forma."

Era como el dibujo del diablo. El demonio, con cabeza de cabra y alas negras. Algo que veía ocasionalmente en su mundo y que le provocaba terror. Sin embargo...

"Creo que... Creo que no... No deberías ocultarlas".

No pudo evitar hablar de una manera torpe y entrecortada. Sin embargo, a Satanakia no le importó la impaciencia de Hideo y habló con él utilizando una voz tan tranquila como de costumbre:

"No me gustan. Es todo."

Y sus alas desaparecieron otra vez.

Cuando lo miró, notó que había dos grandes agujeros en la parte posterior de la túnica de Satanakia y que allí, ahora solo había un pedazo de piel azul y negra junto con una espalda increíblemente musculosa y bonita.
Y sintiéndose como si hubiera visto algo que no debería, involuntariamente desvió los ojos y se disculpó de nuevo por actuar tan confianzudo.

"Perdón..."

Satanakia no contestó. En su lugar, empujó la espalda de Hideo diciendo: "Ve a bañarte". Y le despeinó la cabeza de una manera que sintió muy amorosa para su gusto. Después de todo, ciertamente no estaba enojado con él por arruinarlo tanto.


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