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Ser acariciado por monstruos (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Habían pasado unas dos semanas desde que fue secuestrado por este mundo. Y, lamentablemente, podía decir que ya se había acostumbrado a esta nueva forma de vida. Al principio solo sentía repulsión y resistencia, pero ahora no pensaba que fuera ni la mitad de incómodo de como era antes. Incluso a pesar de que vivía en una jaula con un collar y una cadena. No es que hubiera perdido los estribos, sino que había llegado a pensar que estaba bien utilizarlos si eso garantizaba su seguridad y, más importante, que Satanakia pudiera sentirse a gusto.

Hideo no tenía interés en este tipo de cosas. Incluso ahora, no pensaba que pudiera soportar que alguien que no fuera Satanakia lo tratara como una mascota. Sin embargo, le gustaba estar con él, y pensaba que en su sentido de valores y busqueda de que se respetaran sus derechos humanos, probablemente él era una excepción. Suponía que definitivamente tenía menos resistencia que antes. Se había dado cuenta de esto muchas veces desde que lo conoció e incluso se decía: "No me importaría si me abrazara."
Pero, como en todo había muchas cosas que le hacían sentir incómodo con esto: Incluso si dejaba de lado su apariencia, era demasiado mayor para él. Probablemente mucho, mucho mayor que Hideo. Y por supuesto, era un demonio así que estaba acostumbrado a otro ritmo de vida que él no podía darle. Incluso si lo único que quería, por ahora, era un poco más de cercanía inofensiva.

"Está bien, tu cabello ya está seco".

Le dio las gracias al demonio, que parecía satisfecho con su trabajo, y justo después de eso, ya limpio y metido en su pijama, terminó de cenar incluso aunque todavía era un poco pronto para irse a la cama.

"Satanakia ¿Jugamos a las cartas?"

"Está bien".

Respondió, pero en realidad el juego de cartas no existía en este mundo. Hideo lo invitó solamente porque no tenía sueño y además, porque no podía salir a caminar cuando estaba tan tormentoso en el jardín. Pensó que sería bueno para matar algo de tiempo mientras tanto.

Cortó el papel que le dieron en pedazos del tamaño de una tarjeta, escribió números en ellos e hizo naipes a mano. Cuando le enseñó las picas, el rey de corazones, de diamantes, el trébol y el joker, el que más le gustó fue, sorprendentemente, el joker. De seguro se estaba divirtiendo más de la cuenta. Algo normal al ser un monstruo con un cerebro tan absolutamente divino. Por ejemplo, primero quiso jugar algo sencillo así que le enseñó la "memoria". Puso las cartas boca abajo, las revolvió un montón de veces y de todos modos el hombre recordó cada una de las ubicaciones como si fuera una cuestión de rutina. Por lo tanto, jugar con él era un completo martirio.

Le enseñó "siete filas", "solitario", "BlackJack", "Punto y Banca." "Stud Póker" "Go Póker" y "Tres cartas" así que, como dos buenos adultos, jugaron en serio, a cosas bastante sencillas, esa noche y la siguiente y la siguiente también. Fue divertido en realidad.

"¡Sí!"

Después de alinear su mano y mejorar la velocidad, Hideo levantó repentinamente su cuerpo de tal forma que incluso Satanakia dejó de moverse. Todavía le quedaban tres cartas.

"¡Oh, Dios mío, gané! ¡Gané de verdad! ¡¡Gané!!"

¿Estaba actuando demasiado emocionado por nada? Sin embargo, los ojos de Satanakia, que le miraban desde el otro extremo, eran tan suaves como su boca que también le estaba sonriendo. A pesar de que perdió, no parecía decepcionado en absoluto. Es más, estaba feliz.

Estaban 50/50 en juegos que dependían completamente de la buena mano, pero cuando se trataba de elementos como "Memoria", donde se requería utilizar más la cabeza, Satanakia de repente obtenía toda la ventaja. Y por eso mismo, Hideo no quería volver a jugar ese nunca más. Incluso ahora, lo miraba y decía: "Vamos a deshacernos de ese la próxima vez". Recogía las cartas esparcidas por el campo, las barajeaba cuidadosamente y comenzaba a repartirlas otra vez hasta que conseguía una mano que le permitía ganar.

"No tener juegos de memoria me gusta más"

"¿Por qué te gustan los juegos en los que puedes perder?"

Cuando Hideo preguntó esto, mientras sacaba una carta de su mano, Satanakia levantó las cejas y contestó:

"Es solo un juego de cartas. No me importa ganar o perder".

"Bueno, de eso se tratan los juegos pero..."

Pero se preguntaba cómo se sentía el amo al perder ante su mascota.

Satanakia suspiró, sacó al Joker de la mano de Hideo y frunció el ceño un momento. Luego volvió a poner la carta adentro y fingió pensar un poco mientras barajeaba también.

"... En realidad, siento que puedo estar enloqueciendo."

Eran un montón de palabras inesperadas que salieron de su boca hasta lograr que Hideo se pusiera a parpadear. Satanakia entonces extendió su mano y continuó, en un tono que le hacía parecer como si estuviera discutiendo sobre la verdad del mundo:

"Cuando pierdo contra ti, me siento muy feliz en lugar de frustrado".

"¿Sí?"

No entendía lo que significaba eso, así que solo se quedó en silencio. Quitó la tarjeta y lo miró otra vez. Solo eran ellos dos después de todo, así que, incluso si sacaban el comodín, la cantidad de cartas que tenían igual disminuiría constantemente.

Al mirar el rostro pensativo de Satanakia, Hideo pensó vagamente (y como lo hacía últimamente) que era bastante genial. No fue hasta que lo conoció que aprendió que las cabras tenían su propia belleza incluso en algo que debía ser feo. Tenía dos cuernos majestuosos a los lados, y uno largo y bonito que parecía más bien un accesorio antiguo que algo que salía de su cabeza. Además, su largo cabello blanco y negro estaba bellamente cepillado y aunque al principio no le gustaban, se acostumbró a ver las pupilas oblongas y desenfocadas del demonio todo el tiempo. En estos días, sentía que incluso podía reconocer las expresiones en su rostro.

Y mientras estaba pensando en esto, Satanakia, que parecía haber dejado de darle vueltas a la situación, extendió la mano en su dirección y dijo:

"Creo que... Es porque últimamente estoy pensando que ustedes los humanos son muchísimo más inteligentes de lo que imaginé alguna vez. No lo sé, como si fuéramos semejantes".

Hideo se sonrojó en un instante.

"Vaya, ¿Qué demonios es esto?"

Su cara estaba caliente como el maldito infierno y no podía evitar que su corazón latiera justo igual a si quisiera salir a la superficie de golpe. Después de todo, sus palabras de ahora ciertamente le mostraban que ya pensaba en Hideo como un ser que era mucho, mucho más que una mascota. Reconoció a Hideo como una persona inteligente y, a través de lo que habían vivido juntos, pensó en los humanos como "semejantes" a los demonios. Y eso de verdad lo estaba haciendo sentir increíblemente feliz.
Sin embargo, Satanakia no se rió de la reacción de Hideo, que se puso de color rojo brillante, y en su lugar solo suspiró hasta que sus ojos se posaron en los suyos. Él también pareció estar perplejo por su propio cambio.

Jugar a "la tía vieja" le ofreció una victoria a Satanakia. Después de todo, el demonio sacó los corazones y derrotó las dos cartas que tenía Hideo en su baraja. No estaba tan feliz por eso como él decía estarlo de sus victorias pero, en el momento en que sonrió, con los ojos entrecerrados, el corazón del joven dio un vuelco que le hizo reírse también.

"Sería... Um. Sería mejor ir a dormir ¿No crees? Ya es algo tarde."

Se puso de pie y acompañó a Hideo hasta la entrada de la jaula. Le acomodó el cabello detrás de la oreja y le dio un beso en la mejilla diciendo "buenas noches". Algo que se había convertido en un hábito muy natural entre los dos pero que, justo en este momento, provocó que su corazón se pusiera como loco.

"Yo..."

Hideo lo miró fijamente. La verdad era que, quería estar a su lado solo un poquito más y deseaba seguir escuchando su voz. Pero pensar en tal cosa, incluso por un momento, lo estaba molestando terriblemente.

"¿Hideo?"

"¡¡Buenas noches!!"

Le gritó sin darse cuenta y se tiró en la cama. Su cara estaba roja y su respiración estaba bastante descompensada. Él no debería sentirse así. Esta era... Solo una relación entre amo y mascota. Únicamente eso. Era como estar enamorado de alguien posesivo y él definitivamente, DEFINITIVAMENTE, no era una persona así. Sin embargo, mientras más pensaba en tal cosa, de pronto su corazón comenzaba a latir tan deprisa que sintió que iba a volar a alguna dirección sin que tuviera oportunidad de atraparlo.

Y un día, un amigo de Satanakia visitó el castillo.

Estaba lloviendo por la tarde también y en lugar de dar un paseo, Hideo y Satanakia decidieron ponerse a jugar en su habitación. Era algo simple de ganar-perder, sin apuestas. Entonces, hubo un fuerte golpe, y el mayordomo se asomó por la puerta de la recámara para dar la noticia. Incluso si había intentado aprender el lenguaje demoníaco, todavía tenía muchísimos problemas para comunicarse con las hadas de limpieza, con sus sirvientas e incluso también con Satanakia. Hideo realmente no sabía qué hacer en situaciones como estas así que se quedaba muy quietecito y esperaba sus palabras. Pero Satanakia, como de costumbre, escuchó la oración silenciosa del mayordomo y dijo: "Está bien, déjale pasar". Ocasionando que el hombre hiciera una profunda reverencia y saliera otra vez.

"¿Qué pasa?"

"Un amigo mío vino a verme."

"Un monstruo..."

Cuando Hideo preguntó, él asintió, "Así es".

"..."

"Ven aquí, no tengas miedo. Es una persona más amable que yo. O ¿De todos modos quieres entrar en la jaula?"

Hideo lo pensó por un momento y preguntó:

"¿Seré comido si me quedo aquí?"

"No. No pasará eso."

"¿Me protegerás?"

"Por supuesto."

Por alguna razón, Satanakia parecía querer que se quedara allí con él, así que respondió sin pensarlo demasiado. Mientras retiraba las cartas de la mesa, hubo otro golpe y el mayordomo abrió para dejar pasar a alguien más.

"Satanakia. Ha pasado un tiempo".

Una voz grave se escuchó en la habitación. Sin embargo, lo que entró fue una bestia roja que era una cabeza más grande que Satanakia. Un cuerpo humano musculoso, pero encima una cara de león. Su piel y pelaje eran del mismo color y sus ojos brillaban en dorado hasta dar la ilusión de que se trataba de un fuego ardiente.
Hideo estaba fascinado por el abrumador color rojo y el volumen de sus músculos, pero Satanakia solo respondió en mazoku:

"Bienvenido de nuevo".

La parte superior del cuerpo del león estaba casi desnuda, como para mostrar sus músculos a propósito. Era igual a las estatuas que colocaban en las puertas de los santuarios y además, cuando lo observó con un poco más de detalle, estuvo completamente seguro de que la cabeza del león bien podría aplastar la suya con un solo mordisco. Si no hubiera oído que tenía una personalidad gentil, podría haber huido con miedo. O más bien, honestamente y después de todo, el resultado hubiera sido temblar justo como lo estaba haciendo ahora. Las cosas aterradoras dan miedo sin importar lo que se diga.

Y si estos tipos iban a caminar por la mansión tan familiarmente, entonces no tendría más remedio que aislarse en una jaula para que no se lo fueran a comer a la hora del té. Solo esa jaula podía ser un refugio seguro para Hideo y solo allí podría respirar. De todos modos, pensó que sería de mala educación huir ahora por lo que, suprimiendo un temblor instintivo, se quedó quieto en su silla cuando Satanakia lo atrajo frente a él.

"Vine para verlo."

"Bueno, pues es él. Su nombre es Hideo."

Hideo se levantó de su silla. Afortunadamente, él ya sabía los saludos simples en idioma mazoku.

"Encantado de conocerte. Mi nombre es Hideo".

"¡¡Vaya!!"

El león rojo, llamado Aroker, abrió los ojos dos veces su tamaño original y miró a Hideo a la cara. Asustado, involuntariamente tiro de su cuerpo para atrás mientras lo escuchaba gritar:

"¿Habla? Oye, pudo hablar. ¿Entiendes lo que estamos diciendo?"

Hideo estaba asustado, pero Satanakia pareció esperar pacientemente por él.

Aroker dejó escapar un suspiro de admiración, miró a Hideo de pies a cabeza y dijo:

"Me llamo Aroker".

Y extendió su mano derecha en su dirección, como para tocarlo. Sus dedos eran de un color rojo brillante, como demoníacas, y pensó que si quisiera podría aplastarlo en un segundo y justo como si fuera una hormiguita. Agarrando con cuidado la mano extendida de Hideo y soltándola después, Aroker se movió al otro lado y volvió su atención a Satanakia.

"Escuché que comenzaste a volverte loco, pero no pensé que hasta este punto".

"Jajaja, descubrí que los humanos son muy interesantes."

"¡De verdad me sorprendió que hablara!"

"¡Es muy divertido! Si pasas tiempo con él, lo entenderás".

Mientras decía eso, Satanakia llamó a Hideo para que se quedara junto a él y luego le pasó una silla a Aroker para que pudiera sentarse. Los ojos del león miraban a Hideo todo el tiempo, cuando movía las manos, se acomodaba, se rascaba o cuando observaba a Satanakia.

"Baphomet y Leonard dijeron que lo que haces es una perdida de tiempo."

Satanakia se encogió de hombros ante las palabras de Aroker.

"Ellos comen humanos todo el tiempo, que asco."

"Incluso tú hacías lo mismo hace algunos años. Maldito hipócrita".

Los dos parecían tener una relación muy amistosa así que el tono de Satanakia fue bastante ligero. Hubo algunas palabras que no pudo captar en varias partes de su conversación porque utilizaron lenguaje demoníaco pero, de alguna manera, entendió el significado. Involuntariamente miró para abajo así que Satanakia tranquilizó los hombros de Hideo acariciándolo con lentitud hasta detenerse en su espalda.

"Conocerlo cambió mi percepción de los humanos. Digo, son criaturas realmente interesantes y muy, muy analíticas. Ahora los considero... Iguales a nosotros"

"¿Ah?"

Aroker volvió a abrir sus ojos dorados otro tanto.

El mayordomo trajo té. Frente a Aroker, Satanakia y Hideo, puso unas tazas bellamente decoradas con patrones de flores y puntos plateados. Durante los primeros días, la bandeja de Satanakia y Hideo estaban claramente separadas, pero ahora comenzaron a usar los mismos. Esperando a que los dos pusieran sus bocas en el té, Hideo también los imitó un poco más tarde.

Aroker, que observó la situación, dijo:

"Pareces perdido por este chico. Quiero decir, es interesante."

"Todo te parece interesante."

"Tal vez..."

Cogió una baraja de cartas que había sido colocada en la esquina de la mesa.

"¿Qué es esto?"

"Se llama póker. Es un juego de cartas humano".

Satanakia explicó las reglas mientras repartía las cartas.

"Es tan surrealista..."

Allí, había una cabeza de cabra de tres cuernos, un león rojo aún más severo y un humano que se destacaba entre la multitud por lo que sí, era una vista ciertamente increíble.

Si jugaban dos personas, entonces la partida se acabaría en poco tiempo, pero ya que eran tres, pareció un poco difícil juntar todas las cartas rápidamente. Satanakia se dio cuenta de eso de inmediato, pero no le importó.
En el juego, Hideo salió primero y se convirtió en una batalla uno contra uno entre Satanakia y Aroker y, por lo tanto, en una lucha de egos. Pero después, el hombre león pasó de parecer increíblemente ansioso a mirarlo con una cara emocionada.

"... Has estado invicto incluso jugando ajedrez de 90.000 casillas pero ¿Vas a perder en algo tan tonto como esto? Que decepcionante"

"Estás haciendo trampa".

"¿Cuál maldita trampa?"

Mientras decía eso, Aroker se rió:

"Pero me alegro. Es la primera vez que te veo tan comprometido en algo. Emocionado. ¿Estás enamorado de tu mascota, maldito enfermo?"

Ante sus palabras, Satanakia frunció el ceño. Se veía malhumorado así que abrió la boca como para responder. Sin embargo, pareció buscar sus palabras cuidadosamente.

"Yo no llamaría a esto estar emocionado..."

"¿De qué estás hablando? No te veías así ni con tu pareja anterior."

"..."

Entonces, Hideo se dio cuenta de que lo estaban comparando con su ex pareja. Estaba emocionado.

"Satanakia. ¿Qué quiere decir?"

Cuando le preguntó, en japonés, de repente se volvió hacia él y pareció incómodo.

"... Es difícil de explicar."

"Mentira. Dime."

Volvió a suspirar y explicó como si se hubiera resignado:

"Él dice que estoy loco por ti"

"Obsesionado..."

Dijo su amigo.

"Lejos de ser mi mascota, la verdad es que te aprecio bastante. Y sí, me importas más que mi anterior pareja".

Dijo Satanakia, con su rostro cada vez más avergonzado. Por supuesto que era difícil saberlo por el cabello, pero las esquinas de sus ojos estaban ligeramente rojas. Y en el momento en que se dio cuenta de eso, Hideo se emocionó más y más y más.

Como resultado, involuntariamente dejó escapar una voz de "wow".

"¿Qué es wow?"

"Es... Me parece curioso que Satanakia esté tan avergonzado."

"Supongo que ahí es donde se demuestra mi punto."

Desde el otro lado de la mesa, Aroker observó el intercambio entre los dos con una sonrisa increíblemente burlona. Recordando su existencia, Satanakia se volvió hacia él y Hideo ocultó su boca con una mano. Estaba caliente, tan interesado en aparentar "que no le importaba" que se terminó burlando de eso. Sin embargo, en realidad estaba emocionado, tanto que incluso estaba sorprendido de si mismo. Para él, pensar que se estaba convirtiendo en una existencia especial le provocaba sentir mariposas en el estómago. Estaba feliz de que lo hubiera señalado, de que dijera que era especial y de que no lo negara con su amigo así que el descubrimiento de sus pensamientos lo desconcertó.

"¿Quiero ser especial para Satanakia...?

Fue un poco infantil y vergonzoso de pensar. ¿Qué era exactamente lo que deseaba? ¿Ser una mascota más querida? ¿Un amigo? ¿Su novio?

"¡¡No, no, Satanakia es un macho! ¡Además es una cabra!"

Rápidamente tiró sus pensamientos, pero los reemplazó con unos más complicados:

"Bueno, ¿Y si fuera una mujer y él un humano?" Entonces definitivamente no iba a poder decir que NO.

Por otro lado, Satanakia, igual de nervioso que él, le preguntó al sonriente Aroker con una voz un poco hosca:

"¿Qué pasa con esa cara?"

"Nada." Dijo el león rojo, extendiendo una sonrisa más grande en su rostro. "Siempre pensé que eras cínico y muy serio, pero ahora cambié de idea. Te ves sorprendentemente sincero".

"¿Qué estas diciendo?"

"Aunque... Sigue siendo extraño tener una pareja humana ¿Cómo van a reproducirse?"

"No veo a Hideo como un objeto sexual. Yo nunca me acostaría con él".

Satanakia dijo esto con un tono ligeramente irritado. En medio de la conversación, donde apenas podía captar sus palabras, solo esa oración llegó a su cerebro a través de los oídos de Hideo.

El joven dejó de moverse por un momento porque había sentido como si las palabras perforaran su pecho desde todas direcciones.

"Eso está bien..." Pensó. "Es una bestia así que... Ya no tengo que preocuparme por ser violado o atacado."

Sí, tenía que ser un alivio.

Se lo dijo a si mismo muchas veces en realidad, pero las espinas de las palabras de Satanakia se clavaron en su corazón otro tanto.

"Como dueño, ¿Lo amas?"

Además de eso, las palabras de Aroker no hacían más que echar sal a la herida. Fue como si lo que estaban diciendo ahora solo se tratara de una situación de rutina para ellos.

"Sí, lo amo."

Entonces, Aroker pareció tener una buena idea. Claro, sin darse cuenta del silencio terrible de Hideo.

"¿Por qué no le dejas conocer a otros humanos?"

"¿A otros?"

"Sí. Conozco a más bestias que tienen mascotas humanas también. A veces tienen sus reuniones. Ya sabes, gente rica "

"Ya."

Susurró Satanakia. Su tono parecía desinteresado porque, después de todo, él no era mucho de palabras, le gustaban las cosas hermosas, la música hermosa y las conversaciones suaves. No el ruido. No obstante, su mejor amigo dijo con una mirada de complicidad:

"Un buen dueño hace lo mejor por su mascota, Satanakia".


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