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Ser acariciado por monstruos (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"¿Ocupan el baño diferente en tu mundo?"

Una cabeza de cabra, de tres cuernos, con una cara que parecía estar mirando dentro de su alma, estaba fija en sus ojos.

Se encontraban en un baño de piedra blanca iluminado por una lámpara que funcionaba con un combustible desconocido. El aroma de las flores, que estaba junto a la bañera, se desbordaba hasta llegar a su nariz y los dedos de los pies de la bestia estaban completamente empapados del agua caliente que no dejaba de desparramarse.

"¿Qué?"

Tomar un baño era tomar un baño en todos los mundos existentes así que ¿Por qué tenía una cara tan seria? Hideo entonces se acercó al borde de la bañera.

"No. Pues... Usualmente lavo mi cuerpo, me sumerjo en agua caliente y me relajo hasta calentar mis músculos ¿Por qué?"

"Mira la hora."

Entonces, por fin entendió lo que quería decirle.

"Oh... Es que recientemente no he estado haciendo suficiente ejercicio así que, pues no sé, pensé que podía ponerme a nadar ¡De verdad lo siento!"

Había estado lloviendo continuamente alrededor del castillo durante los últimos 7 días. Tanto que ni siquiera podía caminar, correr en el jardín o ir con él al bosque. Pero el baño del castillo de Satanakia parecía una pequeña y muy bonita piscina. Cuando comenzó a nadar de improviso, solo por curiosidad, de pronto hizo acrobacias y terminó siendo bastante divertido como para salirse. Pero por eso mismo se convirtió en un largo, largo baño.

"Pensé que te habías desmayado por el agua caliente".

"¿Es por eso que viniste a verme? ¡Perdón por preocuparte!"

"No me importa si estás a salvo".

Su tono parecía un poco enojado, pero sus palabras siempre fueron muy amables. En ese sentido, este monstruo, que cambió de ser su dueño a su amante, pareció seguir igual que de costumbre.

Satanakia se quitó la bata y dejó expuesto un cuerpo fuerte con una deliciosa piel entre azul y negra. De la nada, sus sirvientas tomaron su ropa y le dijeron que podían enjabonarlo si tenía ganas. Negándose a que le dieran un baño que él mismo podía realizar, Satanakia se acercó a Hideo y le sonrió diciendo que "quería pasar un momento a su lado después de todas las dificultades que le había hecho pasar". Y cuando se sumergió hasta los hombros, un hermoso cabello largo, blanco y negro, se extendió en el agua hasta flotar por todos lados.
Era la primera vez que se bañaban juntos así que le pareció asombroso que Satanakia, con un rostro fuerte, lo acompañara viéndose tan inocente y brillante como un niño. Su cabeza de cabra le pareció hasta sacado de una pintura surrealista. Algo cómico.

"La habitación tiene un baño pequeño, pero también me encanta estar en este lugar taaaan enorme ¿A los monstruos les gusta darse duchas?"

Ante la pregunta de Hideo, Satanakia negó levemente con la cabeza.

"No tenemos la costumbre de bañarnos seguido. Algunos de nosotros solo nos revolcamos en la arena."

"¿Entonces?"

"Fue algo que vi en el mundo humano hace un tiempo, cuando una mujer me invocó."

"¿Um? Ah, ya..."

Preocupado por su reacción, Satanakia le sonrió.

"Mi amor... Oye"

Llamándolo con una voz dulce, trató de quitar la distancia entre los dos caminando a grandes zancadas. Como resultado de sus estudios, Satanakia ahora podía escribir el nombre de Hideo en el alfabeto, hiragana y kanji y al mismo tiempo, la pronunciación de su nombre también había cambiado lo suficiente como para que ahora tuviera la confianza de decirle palabras bonitas muy fluidamente en cualquier idioma.

Mientras acariciaba la mejilla de Hideo, Satanakia, entrecerró los ojos y habló con él de una forma calmada y lenta:

"Tenerte aquí me hizo pensar en lo mucho que lo disfrutarías. Entiendo que a los japoneses les gusta tomar baños largos e imaginé que esto podría hacerte feliz."

"¿En...? ¿En serio pensaste en mi?"

"En ti, y en que a veces el olor de las bestias es muy intenso. Lo siento por eso."

Hideo se rió, nadando para todas direcciones como si en realidad no supiera exactamente qué hacer con tantas emociones intensas. Satanakia suspiró:

"Pero aunque este baño es lo suficientemente espacioso, creo que hace demasiado calor como para que te pongas a nadar. No deberías hacerlo."

"Es un buen ejercicio."

"Ya veo".

Satanakia miró la cara de Hideo. Incluso después de convertirse en novios, su interés biológico y ecológico por los humanos seguía siendo el mismo. Sin embargo, desde el punto de vista de Hideo, el simple hecho de que se viera tan interesado en lo que hacía, en si tardaba, en lo que estaba bien o mal en su cuerpo y en lo que le molestaba y le hacía feliz, le provocaba sentirse todavía más enamorado que la primera vez.
En general, era muy feliz con él porque nunca había nada de lo qué preocuparse estando a su lado. Si lo comunicaba bien, si hablaban y se miraban, como ahora, su vida mejoraba y el peso que ambos tenían en el pecho se alejaba rápidamente.

Se sumergió, nadó, y cuando sacó la cabeza del agua, justo frente a él, escupió un poco en su dirección para hacerle entender que estaba jugando.

"Te quiero..."

Satanakia se rió:

"También te quiero."

"Oye, ¿Podemos construir una piscina? ¡Algo para hacer ejercicio incluso en días lluviosos!"

Ante la súplica de Hideo, sus ojos amarillos, como canicas de vidrio, se entrecerraron un poquito. Igual a si estuviera analizando lentamente su propuesta.

"Quiero una piscina privada en casa", podía tomarse como un lujo ridículo para algunos. Un berrinche de niño. Si no hubiera sido secuestrado por el mundo de los demonios y hubiese permanecido en el de los humanos toda su vida, probablemente no habría dicho nada como eso porque conocería lo improbable que sería hacerlo realidad.
Pero este que tenía de frente era un demonio de primera clase, alguien con riqueza y mucho poder mágico. Además, no era exagerado decir que no había nada en este mundo que él no supiera hacer. Aunque obviamente había cosas más difíciles que otras, cumplir los deseos materiales de Hideo seguramente le parecería pan comido. Como novio, y quizás en parte por su curiosidad sobre la biología humana, sabía que se complacería en cumplir con lo que quería. Incluso ahora, Satanakia acarició la mejilla de Hideo y preguntó:

"Específicamente, ¿Qué tipo de cosa te gustaría?"

"Algo como esto ¡Pero más grande!"

"Bueno."

Hideo continuó, rebotando en el agua:

"El tamaño debe ser un palmo más grande, o mejor dicho, ¡El lado largo de aquí tiene que ser más largo! La temperatura del agua es importante. Bájalo un poco. Me gustaría un poquito más fría que la de mi cuerpo, pero ¿Puede ser lo suficientemente cálido para que no me ponga a temblar?"

"Ah... Pues sí. Sí."

"Si es posible, me gustaría que también tuviera un techo bonito de cristal".

Satanakia sonrió.

"Y quiero, que nademos juntos ¿Satanakia puede nadar?"

"Por supuesto".

Hideo envolvió sus brazos alrededor del cuello de Satanakia y lo besó en la mejilla. Haciéndole tantas cosquillas que fue imposible no comenzar a reír. En realidad, fue tan suave y tan bonito que su corazón dolió dulcemente. Que le gustara y pensar que era correspondido... Se sintió como esas citas casuales de la escuela secundaria. Era completamente diferente de tener un amor que se podía romper inmediatamente. Es decir, sabía que se sentía intenso, pero no podía decir exactamente cuál era el sentimiento. Solo que era profundo. Muy íntimo.

"Hideo."

Esta vez fue besado por Satanakia, haciendo que su pelo mojado tocara su cara desde todas las direcciones posibles. Luego, una lengua larga y áspera entró por sus labios entreabiertos y le chupó el paladar hasta darle una sensación completamente increíble. Al principio estaba preocupado por hacerlo con él, que tenía una cara que no era humana. Sin embargo, después de repetirlo, se acostumbró tanto como para parecerle más que normal.

"Mmm…"

La saliva de Satanakia era dulce e hizo desaparecer el razonamiento de Hideo. Su beso siempre era como una declaración para un juego previo así que, mientras más tragaba la saliva que se había derramado sobre su boca, más comenzaba a sentirse excitado y más se volvía descarado. Y pensar que alguien que nunca había conocido a una mujer humana normal terminaría deseando tener sexo con un monstruo macho con cabeza de cabra era un poco...

"Bueno, está bien porque me gusta."

Además, era bueno ser una persona tan dura. Gracias a eso, la verdad era que había logrado adaptarse a esta ridícula vida en el mundo de los demonios lo suficiente como para no perder la cabeza. Sin embargo, la razón por la que Hideo estaba tan despreocupado era por el generoso amor de Satanakia. Cambió la relación de "dueño y mascota" a "novios" de una manera tan marcada que lo hizo sentirse importante.
Lo primero fue quitar la jaula de Hideo. Sin cadenas, sin collar, sin vivir encerrado, dijo que podría ir en cualquier parte del castillo y mejoró la magia protectora para mantenerlo a salvo.

"Ya no eres mi mascota. Y todo lo que tengo es tuyo también. He dado instrucciones a mis sirvientes para que te traten de la misma forma que lo hacen conmigo."

"¿...De verdad?"

Después de venir a este mundo, Hideo recibió el respeto y la libertad que tanto había deseado. Pero también provocó que se sintiera completamente incrédulo por esto. Tanto, que su tono de voz hizo que Satanakia lo mirara sin comprender.

"¿Por qué dijiste "de verdad"?"

"¿Eh? Pues... Me parece gracioso que pienses que no me escaparé cuando podría salirme corriendo justo ahora."

Dijo en broma, tratando de quitarle la atención a la humedad de sus ojos. Satanakia volvió la mirada hacia Hideo igual a si estuviera observando a un niño travieso y luego le palmeó la cabeza:

"No harás eso. Lo sé".

Las palabras del hombre podían tener el significado de "Ya debes haber aprendido la lección después de la última vez", y al mismo tiempo, de un "Creo en tus sentimientos".

Ciertamente, cuando trató de escapar, fue perseguido por un monstruo araña gigante y tuvo una experiencia que no iba a poder olvidar en muchísimo tiempo. Si Satanakia no hubiera venido a salvarlo, Hideo seguramente habría estado en el vientre de esa bestia justo ahora. Era un pensamiento terrible y sí, también se trataba de algo que le hacía pensar que una vez era más que suficiente.
En este mundo demoníaco, los humanos no eran más que animales frágiles. A veces eran mascotas, pero en muchos casos, se volvían el objetivo de la depredación y la explotación de las criaturas de este lugar en un sentido en que podía entender a profundidad lo abrumadoramente vulnerables que eran. La opción de vivir fuera de este castillo era prácticamente imposible. Sin embargo, dejando de lado esas restricciones físicas, Hideo estaba feliz de estar a la altura de la confianza de Satanakia.

Hideo estaba con él por su propia voluntad, así que definitivamente no iba a traicionarlo. Además, pareció feliz de que fuera el mismísimo Satanakia quién pensara en darle igualdad de posición. Incluso él mismo estaba seguro de que nunca, nunca haría algo para lastimarlo. Quería estar a su lado, vivir, crecer, ser una familia.

"Estoy muy contento de que Satanakia me haya comprado". Pensó. Y luego dijo: "Me gustas... Me gustas muchísimo, Satanakia. Te amo".

Dulcemente, Hideo le sonrió de nuevo. Envolvió su lengua alrededor de la suya, lo abrazó con fuerza, presionó su cintura contra su cintura, que ya se había erguido, y lo invitó a tocarlo con un movimiento de su cabeza.

"Ah... Hideo".

Con la ayuda de la flotabilidad del agua caliente, el cuerpo de Hideo fue fácilmente levantado por sus fuertes brazos. Cuando sus dedos bajaron apresuradamente hasta su trasero, su deseo se volvió tan intenso que ni siquiera necesitó sostenerlo con sus manos para guiarlo hasta donde lo necesitaba. Lo acarició y tomó su pene.

"Ah, ah..."

A Hideo le encantaba que Satanakia fuera su novio y sabía que a él también le gustaba demasiado estar a su lado. A pesar del mundo en el que nacieron, la especie con la que vivían, su respectiva duración de vida, sus sentidos de los valores y todo lo demás, pudieron amarse muy honestamente. Hideo estaba agradecido desde el fondo de su corazón por este encuentro milagroso y comprendió que, esto que tenían era tan íntimo que incluso los humanos no podrían comprenderlo jamás.


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