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Tipos de relación por dark kirito

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Tensei shitara slime datta ken pertenece a Fuse-sensei. Escrito en el móvil, errores son  sin querer. Muchísimas gracias por leer.

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Tipos de relación

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Para la que no estás preparado en el momento, para la que jamás lo estarás y la que es mejor evitar.

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Diablo x Rimuru

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Tempest, capital.

Diablo es el hombre por excelencia del rey demonio de dicho país, es el más fuerte, sabio y con más experiencia de todos los que conforman a los altos funcionarios, un error por pequeño que sea es impensable en todo su curriculum, al menos ha sido así la mayor parte del tiempo pues no debe olvidarse esa mancha con el asunto de las siete luminarias, aunque de eso hoy día no quede siquiera la sombra. Si, Diablo, un sujeto que puede tratar de igual al poderoso Guy Crimson y al que Rimuru envía a trabajos de vida o muerte, al que temen o respetan los demás primordiales. Un ser al que le buscas aberturas o debilidades y aparenta no tener, claro, eso solo si no le conoces lo suficiente.

Noir tritura algunas hojas de té con suavidad, prestando atención a estas y al mismo tiempo, con el rabillo del ojo observando a su adoración que escucha atentamente el informe del líder de “Kurenai”.

—Que buena noticia Benimaru — esa sonrisa derrite el corazón del demonio que se siente en el paraíso — continúa así.

Es entonces que el de cabello oscuro entra en escena sirviendo la bebida en una delicada tasa de porcelana que en segundos deleita el paladar de su amo.

—¡Te superaste Diablo!

Este sonríe lleno de autoconfianza.

—Solo hago mi trabajo Rimuru-sama, vivo para servirle, aprender de usted y…

Como muchas veces se deja llevar y es silenciado por su ídolo pues sabe que puede irse de la lengua por horas. Resignado no dice más y sale de la oficina más tarde, con el corazón herido. Hace mucho que disfrutan de un gran periodo de paz, quizá demasiado prolongado lo que le ha confinado a labores que no le permiten brillar como debiera. De alguna manera se ha vuelto más poderoso pero en Tempest, ¿quién no? Eso ya no es motivo de sorpresa, mucho menos felicitación, al menos él así lo considera. ¿Hace cuánto que no escucha un halago como el que le han hecho a Benimaru? Lo más cercano es aquella declaración sobre el té y ciertamente Shuna tiene mejor suerte con sus platillos. Suspira y sin notarlo ha llegado al bosque, está a punto de girar cuando vislumbra una silueta redonda bastante familiar.

—¿Rimuru-sama?

Le llama más no le responden. Le sigue, notando algo distinto, es similar a su amo pero tendría que ser un completo imbécil como para tomarle por tal. Eso no impide que corra tras él y le coja entre sus brazos, una sonrisa perturbadora se pinta en sus labios, una que haría temblar a cualquiera. No es esa persona sin embargo es la misma textura e incluso aroma, es lo más cercano que tendrá a Rimuru o un similar. De pronto le invaden las ganas de llorar, qué patético, un ente como el no debería y aún así…

—¿Qué sucede Diablo? — para su entera sorpresa el slime le habla, provocando que le suelte y al llegar al piso cobre forma humana — Estás, ¿llorando? — extiende la mano para limpiar sus lágrimas — La sonrisa se ve mucho mejor en ti.

Si, definitivamente no es Rimuru, jamás le diría algo así pero… ¿es un crimen el engañarse? ¿El mostrar fragilidad? Qué importa que no sepa que es la cosa que imita a su maestro, lo que en otro momento sería una total afrenta que costaría la vida al insolente, justo ahora es lo único que necesita, a pesar de estar consiente de que no es real.

—Rimuru-sama…

El mencionado toca sus labios con el índice, instándole al silencio.

—He sido un tonto, una y otra vez digo cosas que te hacen sentir mal, es culpa mía es solo que no sabía cómo decirlo… yo… a ti… — el joven se sonroja desviando la mirada, luego volviendo para cogerle del rostro con ambas manos — te amo — y sellando la declaración con un beso correspondido.

Fácil, demasiado fácil, de esa forma tan ridículamente sencilla uno de los seres más poderosos en la faz de la tierra cayó en la trampa de una sanguijuela que planeaba alimentarse de su energía por el resto de la eternidad. Lo drenó y dejó las magiculas apenas necesarias para sobrevivir y reponerse para otra merienda posterior. El primordial cayó en brazos del agresor inconsciente, indefenso; luego, abandonaron el lugar.

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En un sitio gobernado por la penumbra.

Diablo sonríe amargamente, que idiota se recrimina una y otra vez. Jamás, nunca habría caído en tan ruin artimaña. Estaba débil si, pero escapar no era un problema o no lo sería si las esposas que le mantienen atado y de pie no fueran precisamente…

—Ingenioso, ¿no? — dice el arrogante que tanto se parece al Rimuru humano — puedo leer los corazones de cualquiera y estoy al tanto de la idolatría por tu maestro. No destrozarías a alguien de la misma raza sin sentir que lo has herido, para ti los slime son una forma superior, ¿no son las mejores cadenas?

—Kuh, kuh, kuh. Te crees muy listo pero no serías rival para…

—¿Rimuru? — los pequeños monstruos se estiran, permitiendo que el prisionero caiga de sentón sin poder evitarlo aunque, con la elegancia que le caracteriza. El secuestrador se sienta en su regazo y acerca el rostro al ajeno — Pasa lo mismo conmigo, ¿no? Aún cuando sabes lo que hago, no puedes, no quieres escapar. No puedes resistir estos labios.

—No te atrevas — una furia indescriptible, asesina irradia de sus pupilas, tanto así como para congelar por un segundo a la sanguijuela.

—Ah — el joven reacciona — Igual no puedes detenerme, ¿qué harás? ¿Matarme? ¿Serías capaz de superar el tener “su sangre” en tus manos? ¿Vas a dar un cabezazo? ¿Me morderás? Honestamente me da curiosidad pero ambos sabemos muy bien lo que pasará.

La distancia se hizo cada vez más pequeña. Diablo cerró los ojos con más fuerza que nunca, estaba atrapado, no había forma de escapar sin herir a alguien que ama… porque incluso si no puede verle la voz es idéntica. El tan siquiera hacerle un rasguño no era opción pero para alguien con su experiencia no todos los caminos estaban cerrados. El valioso cuerpo que le otorgó su ídolo se perdería, es seguro que no le perdonaría pero así esa cosa no robaría más su energía, no continuaría creciendo para ser un peligro para Tempest o en realidad para su dios que, era lo único que le importaba. Con la poca magia que aún tenía podía destruir su núcleo. Y no lo dudó pero antes de completar el conjuro el agresor salió volando en la dirección contraria. Gracias a la escasa iluminación de un par de velas Diablo pudo contemplar al recién llegado que para su entera sorpresa es quien inunda sus pensamientos.

—¡Maldito! ¡¿Cómo te atreves?! — le recrimina la sanguijuela que se pone de pie.

—¿Cómo te atreves tú? — el tono de Rimuru es inusual; lleno de autoridad y furia… distante y helado.

—¿Sabes a quién te diriges? — dice altanero — ¡Wah! — más grita cuando un rayo le corta las piernas de tajo, tumbándole al suelo.

—No te permito hablar. Lo único que me interesa es que lastimaste a mi familia. ¡Belzebuth! — sin más el rey demonio se lo tragó.

«—Ciel-sensei. Si hay algo que desees experimentar con un alma como esa, tienes mi permiso. No necesito informes y poco me interesa si desaparece, que al menos sea útil.»

«—¡No lo decepcionaré maestro!»

«—Lo sé, confío en ti.»

Al líder de Tempest le atacó la culpabilidad, no es un idiota que no pueda comprender la situación o porqué alguien tan poderoso como su subordinado estaba al borde el colapso. Quería dar la vuelta y curarlo pero carecía de valor para darle la cara.

—No tengo excusas Rimuru-sama. He fallado, no soy digno de…

—¡Grandísimo idiota! — el rey demonio se le abalanzó, sentándose en  su regazo, golpeándole repetida y suavemente en el pecho — ¿Sabes lo que sentí cuando Ciel-sensei dijo que había detectado un daño en tu núcleo? ¿Qué habría pasado si llego un segundo tarde? — las lágrimas brotaron una tras otra de esos orbes dorados. Rimuru también se comió a los slime que ataban a su subordinado que acarició con suavidad su espalda, para consolarle.

—Idiota. ¡Idiota! ¡IDIOTA! — lo que al parecer solo acrecentó su ira — Estás lastimado y aún así… espera — el líder posó la diestra sobre el corazón ajeno, arreglando su núcleo, devolviéndole las magiculas perdidas.

—No esperaba menos de Rimuru-sama — sonrió.

—No lo digas — el otro quedó en blanco, ¿es que había dicho algo malo? — No soy un ser omnipotente o lo que sea que te imagines. Soy un slime, ¿de acuerdo?

—Para mi es mucho más que…

—¡Ya para hombre! ¡¿Cómo se supone que te lo diga si me intimidas así?!

—¿Intimidar?

—Siempre esperas demasiado de mi y… tengo miedo de decepcionarte. Soy un chico… slime ordinario al que — se sonroja — le gusta un demonio raro que no deja de alabarme, sabrá dios porqué.

—¿Yo?

—¿Quién más? No dejas de hablar de mí y es fastidioso pero tú expresión es… muy… tierna… me gusta e intento evitarlo porque yo también hago caras… Benimaru y hasta Veldora me han preguntado si tú me… de hecho más personas lo han hecho, por eso siempre te pido que te calles, es incómodo lo que dices y también que todos se den cuenta — se cubre el rostro con ambas manos — ¡Me siento como una colegiala maldita sea!

El demonio le toma de las manos para ver ese hermoso rostro que tanto adora que hoy es aún más hermoso por el rubor.

—Eso significa qué… ¿corresponde mis sentimientos?

—¿No te quedó claro? — interroga con reproche.

—Eso quiere decir que no me detendrá incluso si hago, ¿esto? — le besa suavemente en los labios en apenas un toque.

—No.

—¿O esto?

Recorrió el delicado cuello con la boca, a base de puros roces.

—N-no… — respondió nervioso.

—En ese caso… permítame mostrarle mi amor.

—N-no necesitas mi permiso tonto. Si vas a hacer algo hazlo, si no me parece yo mismo te detendré.

—Lo amo Rimuru-sama.

El slime cerró los ojos, se dejó llevar por las caricias en la espalda de aquellas manos que se colaron por la ropa, de los labios que recorrieron su boca, mejillas y orejas que ardían al rojo vivo por la vergüenza. De la diestra que llegó a su plano pecho en el que no había nada, Rimuru no tiene aquello tan sensible en esa zona pero todavía hay piel y terminales nerviosas por lo tanto.

—Mmm~.

El primordial le coloco en su regazo, de espaldas a él, deslizó la diestra por el abdomen, acariciando el hueso de la pelvis y buscando llegar aún más abajo.

—D-d-diablo… yo no tengo… — tartamudeó cohibido.

—No lo necesita — expresó besando dulcemente su nuca.

Rimuru asintió. Pronto los dedos del mayor se pasearon por la zona entre sus piernas, obligándole a arquearse de placer, a gemir de manera adorable.

—Diablo — respira agitadamente — todo me da vueltas, creo que me voy a desmayar.

—Es normal, no se preocupe, estará bien.

Noir continúo con sus atenciones, deleitándose con la armoniosa voz de Rimuru que no dejaba de retorcerse encantadoramente, era casi como si bailase. Y se dejó llevar, se inspiró como si no hubiese un mañana por minutos, muchos de ellos… ¿quizá horas? Al no tener una forma en que el slime llegara al clímax era difícil saber cuándo parar pero el momento llegó cuando un extasiado líder se desplomó satisfecho pero inconsciente.

—Kuh, kuh, kuh. Aún tengo mucho que aprender.

Diablo le cogió entre sus brazos, volverían a casa convertidos en una pareja, y no había felicidad más grande que esa.

—Advertencia. Ahora que el maestro está dormido…

Las manos de Ciel rodearon el cuello del ejecutivo, con fuerza.

—¡No puedes tomarlo! ¡El maestro es mío!

Pero Diablo lejos de asustarse o tener cualquier emoción negativa sonrió.

—Kuh, kuh, kuh. Así que a Rimuru-sama le gustan esa clase de juegos…

—¿Qué a mi qué? — el aludido que iba despertando.

—No deja de sorprenderme Rimuru-sama. Sabía que usted era el único que podría recibir todo mi amor.

—¿Eh?

«—¿De qué juegos habla sensei? ¿A qué se refiere? ¡¿Qué pasó cuando no estaba?!»

Hay relaciones para las que uno no está listo en el momento indicado y otras para las que nunca lo estará. El amor no es planeación ni estrategia, no es una guerra. Solo hay que atreverse, entregarse y ver el resultado.

—Tal vez podríamos pedirle a Kurobe-san — dijo el mayor — que nos haga algunos juguetes de clase sagrada.

—¿Para qué necesitas tanta resistencia? — preocupado.

—Kuh, kuh, kuh.

—¿Diablo?

Y hay relaciones a las que es mejor no haber entrado aunque eso es algo que nuestro pequeño slime aprendió a la mala. ¿Rimuru cambiaría algo de tener la oportunidad? Definitivamente pero, no el que Diablo le robara el corazón.

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Notas finales.

Chirimbas que con esta pareja no puedo evitar esos finales XD.


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