Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me amabas ayer [Jujutsu Kaisen, NanaGo) por nyxkoori

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta historia ha estado en mi cabeza desde hace dos años, cuando leí el primer capítulo de Thorny Road at Dawn, la segunda novela ligera de JJK. No se dejó escribir hasta que Nobara tomo el control de la historia, así que aquí estamos. Este One-shot se sitúa después de los sucesos del canon con ligeros cambios: Pudieron salvar a Gojo en Shibuya, sin muertes, pero Kenjaku todavía inicio el Culling Game, lo detuvieron obligando a Tengen a destruir sus barreras, la energía maldita se filtró al mundo y ha forzado de la evolución, estos nuevos hechiceros solo quieren poder (a Gojo) pero tienen métodos poco ortodoxos para acercarse (si entienden a lo que me refiero).

Perdón por la nota larga, disfruten su lectura.

Me amabas ayer


 


🥀

Nobara ha estado en el penthouse de Kento Nanami por quince segundos, pero  ya sabe tres cosas: Uno, quiere comprar un lugar igual a ese para sí misma, dos, Nanami-san tiene un terrible gusto musical, y tres, el hombre no vive solo. 




Para alguien no tan perspicaz, las señales de un segundo habitante pueden pasar desapercibidos, para ella eran tan claras como el agua de un río de montaña: Desde los varios pares de zapatos (un número más grande que los otros) en la entrada, pasando el palito de una lolipop de cereza que descansaba entre los restos de un cigarrillo en el centro de mesa; hasta la colección de figuras de Digimon en la estantería más alta, que lograba ver a través de la puerta entreabierta del cuarto de entretenimiento. Todo gritaba “aquí vive una pareja” ; no una joven que apenas da sus primeros pasos, sino del tipo que ha aprendido a compartir y ceder espacios a luego de convivir durante años. Nobara está segura de que si entra al baño, encontrará dos cepillos de dientes en el vaso sobre el lavabo.


Sin embargo, por mucho que quiera comprobar sus sospechas, Nobara decide quedarse de pie junto a la puerta corrediza que da al balcón, desde donde puede ver y escuchar todo con facilidad. La conversación actual de los invitados en el living , es la pregunta de por qué se reunieron ahí; Nobara también quiere saber por qué Nanami-san los invitó (en realidad fue a Yuji y Megumi, pero se les permitió llevar acompañantes, así que allí estaba ella), el hombre, por otro lado, ni siquiera parece estar en su propio departamento, lo que es sospechoso. 


—Esto está tardando demasiado —se queja Megumi a su lado, ha estado irritable e inquieto desde que salieron de la escuela, antes le pregunto por qué y él dijo que tenía un mal presentimiento, aunque no supo explicar nada más.


—Ya, no es para tanto —le responde, golpeando su espalda en un vago intento de reconfortarlo.


—Nanami-san nunca organiza fiestas —replica Megumi, haciendo grandes movimientos con las manos, muy similar a los que hace el profesor Gojo—. Mucho menos haría una fiesta sin invitar a Gojo.


—¿De verdad? No me parecen muy cercanos, es raro que lo digas.


Nobara finge mirar hacia otro lado, pero de soslayo, alcanza a ver a la perfección como Megumi intenta esconder el rostro en el cuello de su uniforme que no lleva puesto, además, tiene los labios apretados, una señal que ha hablado de más. Decide que no hay razones para seguir agobiando a su amigo, en cambio, le ofrece una salida al pedirle que le consiga una bebida. Megumi toma la oportunidad y se dirige a la cocina, que está invadida por un servicio de catering que, a su juicio, parece muy costoso. 


Cree que la velada debe ser importante para Nanami-san, ya que no está escatimando en gastos (excepto, tal vez, en la música, pues la canción que se oye es tan repetitiva que parece no tener fin, incluso le está causando dolor de cabeza), pero antes de que pueda seguir reflexionando al respecto, escucha pasos afuera, los otros se dan cuenta también, así que se obligan a callar entre ellos mismo. 


Nadie se mueve, como si el mundo hubiese dejado de girar, mientras el sonido de la llave girando en la cerradura llena el penthouse, cuando la puerta se abre, Gojo-sensei entra, se lo ve cansado (lo normal luego de regresar de una misión larga en el extranjero), su bolso de viaje aún cuelga de uno de sus hombros y no parece darse cuenta de que no está solo, otra prueba de que los rumores acerca de que los seis ojos están débiles, rotos, o perdidos es cierta. Todos lo miran quitarse los zapatos y ponerlos en su lugar designado, así Nobara confirma sus sospechas de que el otro inquilino de ese departamento, es el hombre que acaba de llegar (Megumi y la figuras de Digimon muy fueron obvias, a decir verdad).


Ahora, Nobara tiene muchas preguntas, entre ellas, si es la última persona en enterarse de que Gojo-sensei y Nanami-san son algo; es seguro que Megumi lo sabe, pero a juzgar por los rostros de los otros invitados, ellos también se están enterando.


—Kento, estoy en… —Gojo-sensei levantó la vista y se calló de inmediato, sus cejas se unen en el centro y luego se levantan, una señal obvia de que está pensando—. ¿Qué hacen todos ustedes aquí? 


—¿Qué haces tú vestido así? —le responde Shoko-san, como si estuviera regañando a un mocoso de seis años, en lugar de a un hombre de veintinueve.


—Yo pregunté primero.


—Nanami-kun nos invitó a una fiesta —Mei-san le informa, agitando con delicadeza la copa de vino en su mano—. Dijo que era una noche especial y el dress code es de etiqueta, no “llevo tres días sin ducharme.”


Está bromeando, o al menos eso quiere creer Nobara. Gojo-sensei, por otro lado,  tiene esa sonrisa estúpida en el rostro, que no augura nada bueno. Le resulta curioso como ahora que el hombre se ha dado cuenta de que la fiesta es en su honor (porque si a ella se le ocurrió que esa es la razón de la reunión, a él también) parece más fresco, como si acabara de despertar de una buena siesta de belleza.


Megumi vuelve con lo que dice ser un cóctel sin alcohol, parece más tranquilo ahora, pero de un modo inquietante que no encaja con el chico que conoce. «A lo mejor se tomó algo », piensa para sí misma, a estas alturas todos saben que él es un peso ligero (igual que Gojo-sensei, lo que es gracioso porque no es su padre biológico), una opción más divertida es que Tsumiki-chan le diera uno de los medicamentos que usa para la ansiedad, sin embargo,  es solo eso: una idea loca que nunca sería ejecutada por alguien como la hermana de Megumi. 


Nobara mira el cóctel en su mano, que es de un chirriante color azul, teme probarlo y encontrarse con algo demasiado dulce (otra prueba de la relación de su maestro con Nanami-san) para su gusto, así que finge que lo bebe mientras sigue, con la mirada, a su profesor a través de la sala, él pregunta por su-lo-que-sea, pero nadie sabe dónde está Nanami-san, eso no lo desanima en absoluto, Nobara piensa que es linda la absoluta confianza que Gojo-sensei tiene en su hombre. 


A los pocos minutos, Yuji baja del segundo nivel del penthouse (en dónde se encuentran las habitaciones) y se acerca a ellos, Nobara quiere preguntarle qué estaba haciendo, no obstante Nanami-san también aparece, lo que atrae su atención. El hombre viste un traje que parece hecho a la medida, sus rubios cabellos están peinados diferente, pero igual de remilgados que todas las veces que lo ha visto, además, no lleva sus características gafas (gracias a dios, porque son horrorosas); algunas secuelas de su paso por Shibuya siguen en su piel, tiene una cicatriz bastante grande que nace debajo del ojo que perdió y desciende por su mejilla hasta que se pierde bajo el cuello de su camisa. Es una nimiedad en comparación con el catastrófico estado en el que lo sacaron de la estación. 


Nobara cree que es bueno verlo bien, pero también hay algo que le parece fuera de lugar, que nada tiene que ver con su apariencia física, y le causa escalofríos. Ella mira a su alrededor en busca de algún rostro que refleje el mismo tipo de incomodidad que la aqueja; todos se ven contentos, es más, Nobara los ve embelesados , incluso Gojo-sensei (aunque está segura de que eso se debe al amor que siente por Nanami-san, tan imposible de contener que se le escapa a través de cada capa de piel).


Nanami-san pide que todos pongan la atención, pues les dirá por qué los hizo ir hasta Azabu, los demás intercambian miradas y esbozan sonrisas, Nobara se fija en la manera en que su profesor se endereza y sonríe, listo para pavonearse entre la multitud cuando su compañero lo llame. La situación indica que son ese tipo de pareja con la que todo se convierte en un  nosotros, que organizan fiestas sorpresas solo para poder reunir a la gente que conocen para presumir lo grandioso que es su romance. Es irritante, pero por mucho que crea que es desagradable ver a dos hombres adultos enamorados; decide concederles una tregua, se merecen ser tan ridículos juntos como quieran después de lo que hicieron para asegurarles, a ella y el resto de los alumnos de las escuelas de hechicería, un futuro.


Mientras el hechicero de primer grado empieza su discurso, Nobara decide que es buen momento para conseguir uno de esos bocadillos en la mesa de aperitivos que le han estado llamando desde que llegó. Nadie la ve moverse, o más bien, todos están de pie, casi como estatuas escuchando lo que Nanami-san dice. Sabe que es una situación extraña, pero lo ignora, en pos de la comida: antes de tomar un plato, enreda su estola alrededor de sus brazos para evitar que las puntas se metan en la comida. Ahora que está cerca, nota que muchas cosas se ven deliciosas, así que tiene que decidir qué comerá primero. 


Ya hay una tartaleta de queso en el plato y está dejando las pinzas en su sitio cuando su cerebro capta la voz de Nanami-san, que acaba de presentar a alguien. Nobara gira sobre sus talones, justo a tiempo para ver a una mujer con unos rizos rubio platino que parecían falsos enfundada en un vestido azul medianoche lleno de brillos que se ciñe a todas sus curvas. Sus tacones de aguja, mientras desciende las escaleras, son el único sonido en el salón, ve a la mujer tomar la mano que Nanami-san le ofrece, para bajar los últimos escalones, tiene una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, que a Nobara le sabe falsa. 


—Ella es SyÅ«ri, mi prometida.


En automático, la mirada de Nobara se dirige a su profesor, se ha encogido sobre sí mismo, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, puede notar que está furioso, pero también sorprendido, es obvio que no vio venir este golpe tan bajo. Se siente mal por él y le molesta que nadie más esté enojado por la situación tan jodida, Megumi incluso ha ido a lado de Nanami-san, lo abraza y felicita por su compromiso, lo que es inadmisible, cuando el padre al que se niega a llamar papá lo mira dolido. 


El plato se le escapa de las manos, el ruido que hace al quebrarse en el suelo, atrae la atención de todos sobre ella. No quería hacer eso, pero ya que ha sucedido, debe encontrar la manera de salir.


—¡Ay, lo siento, soy tan torpe! —se ríe, intentando enmascarar su enojo. Mientras se agacha con la intención de limpiar, no se pierde la mirada asesina que la mujer le lanza, incluso da un paso al frente, pero antes de que ella haga algo más, Nanami-san se le adelanta.


—Kugisaki-kun, déjalo —le ordena. Nobara niega con la cabeza y al hombre no le queda otra opción que agacharse junto a ella.


—Por favor Nanami-san, fue mi culpa, déjame arreglarlo —dice con terquedad, apilando los pedazos más grandes uno sobre otro. Entonces el hombre la tomó por la muñeca, no es un gesto suave, pero tampoco la está lastimando, es suficiente para que ella levante la vista y lo mire a los ojos.


—Kugisaki, tienes que irte —está susurrando, pero hay firmeza en su voz. Es igual a esa vez en Shibuya, cuando le ordenó retirarse y eso le salvó la vida. Ella parpadea, tratando de ver si hay algo más en sus palabras que deba saber—. Vete, por favor. 


Ella entiende, se levanta con toda la elegancia que puede, intenta ir hacia sus amigos, pero uno de los invitados, a los que no reconoce, avanza en su dirección. Nanami-san le bloquea el camino y la lleva hasta la puerta. Intenta decirle que no tiene cómo volver a la escuela por su cuenta, pero él no la escucha.


Así es como termina sentada en las escaleras junto al elevador, nadie la siguió, ni siquiera sus amigos, lo que le molesta, pero ya está pensando en su venganza, se los cobrará, de una u otra forma. Como no tiene efectivo para pagar un taxi y no confía en las aplicaciones del mercado, decide esperar a que alguien que pueda llevarla a casa salga de la fiesta, la buena noticia es que ya no le duele la cabeza. 


Mientras los minutos pasan, Nobara intenta darle sentido a lo que ocurrió allí dentro, piensa que no pudo equivocarse con la relación entre ellos, el corazón roto de Gojo-sensei era obvio, cree que al menos el exdirector Yaga y Ieiri-san deben saber la verdad, así que no entiende por qué parecían felices con el anuncio. Está comenzando a formular una teoría sobre alguna misión secreta que requiera que Nanami-san salga con otra persona, cuando escucha la puerta del penthouse abrirse. Se levanta tan rápido como puede y baja un par de escalones más, para evitar ser vista, pero de modo que todavía pueda escuchar.


—Kento —escucha decir a Gojo-sensei, a juzgar por el sonido de sus pies y su respiración están forcejeando—. ¡¿Por qué haces esto?! ¡¿Por qué trajiste a esa mujerzuela a nuestra casa, en nuestro aniversario?! 


—Esa mujerzuela, como la llamas tú, es mi prometida, Gojo-san, no dejaré que te expreses mal de ella.


—¡Y yo soy tu esposo! —Hay un golpe tan fuerte contra la pared que provoca que Nobara retroceda, su experiencia en batalla le hace adivinar que Nanami-san acaba de ser azotado en las puertas del ascensor por Gojo-sensei—. Hemos estado casados por casi cinco años- 


—Gojo-san-


—No, no me llames así, cariño —Se están interrumpiendo al hablar, además el mote cariñoso que denota intimidad, hace que Nobara no quiera seguir escuchando, aunque al mismo tiempo es como estar viendo un drama, así que quiere conocer el final—. No he sido Gojo-san para ti en años.


No hay respuesta, Nobara no necesita esforzarse para imaginarse que puede estar pasando entre ellos, no es que quiera imaginarlo tampoco, pero la idea se le cruza por la cabeza y no hay nada que pueda hacer en contra de su mente hiperactiva.


—Gojo-san —dice Nanami-san, suena un poco sin aliento y Nobara desearía no ser consciente de eso—. Basta esto es inapropiado —añade y a juzgar por el ruido de los zapatos ha empujado al otro hombre lejos. 


Gojo-sensei se quejó de la rudeza del trato, Nobara teme lo que dirá a continuación.


—No lo entiendo, Kento —suena desesperado, Nobara agradece al cielo que no dijera nada no apto para menores, porque eso sería más información de la que le gustaría escuchar—. Estábamos bien. Hablamos de mudarnos a otro lugar, de tener la familia que siempre has querido. Yo sé que me amas, me lo dices todo el tiempo, ¡me lo dijiste ayer en la mañana antes de que me fuera! ¡Me miraste a los ojos y me dijiste: “Te amo tanto, Satoru.”!


—Eso fue ayer, Gojo-san, tú lo has dicho.


Nobara no le cree, no ha creído ni una sola de las palabras que ha dicho hasta ahora, no suena como el Nanami-san que conoce, es apático, carente de toda emoción, frío, igual que la hoja de una espada al cortar el viento. Gojo-sensei se ríe, pero también se oye como si se estuviera ahogando con sus lágrimas; ella, que nunca lo ha visto llorar, siente pena por él, nadie debería romper un corazón de la manera en que Nanami-san lo está haciendo.


—No te creo —declara—. Estás mintiendo, ¿por qué me mientes así, mi amor ? Si me explicas que está pasando, yo lo entenderé, Kento, solo háblame.


—Kento-kun, ¿todo está en orden? —la voz de esa mujer resuena por el pasillo, al igual que el sonido de sus tacones. Nobara decide arriesgarse y asoma la cabeza para ver lo que sucederá.


—Sí, SyÅ«ri. Solo estaba despidiendo a Gojo-san.


Ve a Nanami-san caminando hacia su prometida, pero Gojo-sensei no tiene la intención de dejar que se le escape, así que estira su brazo justo a tiempo para detener al otro hechicero.


—Kento, acabemos con esto, si es una misión o lo que sea, asumiré la culpa, por favor, no sigas lastimándome.


—No es ninguna misión, Gojo-san —le respondió soltándose de su agarre—. La amo.


Es decepcionante que Gojo-sensei se quede callado, pero lo entiende, debe estar en shock, incluso si en verdad cree que Nanami-san está mintiendo, escucharlo declarar su amor por alguien más, no es agradable. 


—¡Estás soñando si piensas que te dejaré ir, Kento Nanami! —gritó Gojo-sensei con todas sus fuerzas—. ¡Te casaste conmigo y eso es para siempre! ¡Si quieres el divorcio tendrás que matarme primero!


—¿No lo sabías? —fue la mujer la que respondió, la maldad se delataba tanto en su sonrisa, como en el veneno en su voz—. El Clan Gojo y la Cueva Mágica hicieron válido su divorcio ayer por la mañana. Tu firma estaba ahí. 



🥀💔🥀

Gojo-sensei intenta hacer de su ruptura un asunto de todo el mundo, sin embargo, todos le han dado la espalda.




Dos días atrás, durante una clase que él eligió usar para quejarse de la nueva mujer de su exesposo, Megumi se hartó y le dijo que “si nadie estaba de su lado en esa situación y si incluso Nanami-san lo había dejado, significaba algo.” El pobre hombre salió llorando, pero Nobara no es el tipo de chica que persigue a un sujeto para consolarlo, tuvo suficiente de eso en el viaje de vuelta Jujutsu High la noche en que su relación se fue al traste y no quería repetirlo, así que tomó sus cosas y se fue de compras, llevando a Yuji para que cargara las bolsas.


Nobara está intentando no entrometerse en los asuntos de dos hombres adultos, pero todavía siente que algo va mal, así que no podía dejar de pensar al respecto. Si bien, sabe que Nanami-san es muy querido y respetado por la comunidad, aún le cuesta trabajo creer que lo apoyen tanto, es decir, el hombre se lo merece. No obstante, el hecho  que Mei-san se hubiera ofrecido a pagar los gastos de la boda, era sospechoso. Intentó hablarlo con su senpais, además de Yuji y Megumi, todos dijeron que Mei-san solo estaba siendo generosa. Por supuesto, también se acercó a Gojo-sensei, más no fue de ayuda, él se sentía demasiado hundido en su depresión, como para dilucidar en las preocupaciones de Nobara.


—¿Cuándo regresa Inumaki-senpai de su misión —pregunta Nobara.


Es una mañana como cualquier otra (excepto por esa rara canción que suena a través de los parlantes que ahora le da dolor de cabeza) Kusakabe-sensei los junto con los de tercero para una demostración de prueba para los de nuevo ingreso, una excusa porque en realidad ha estado en el teléfono las últimas dos horas, tratando de conseguir flores para la boda de Nanami-san dentro de dos días (sí, ellos estaban yendo muy rápido). Gojo-sensei debería estar ahí, no obstante, fue enviado a una misión a solo-dios-sabe-dónde y nadie sabía cuándo regresará (si Nobara estuviera en su lugar, no volvería nunca, a menos que tuviera una pareja mejor, pero su profesor siempre le ha dado la impresión de ser un tanto masoquista, así que cree que volverá… algún día.)


—¿Quién? —le responde Panda, rascándose una oreja.


—Inumaki-senpai —repite Nobara, poniendo los ojos en blanco, odia cuando sus senpais quieren hacerse los graciosos con ellos.


—¿Conoces al Inumaki que menciona esta señorita? —le dice Panda a Okkotsu-senpai a su lado. 


—No —suena indiferente, Nobara no comprende por qué, ya que es su mejor amigo—. Lo siento Kugisaki.


—Vamos, vamos —ella se queja—. Inumaki-senpai es su compañero, su amigo, ha estado con ustedes desde que se alistaron a Jujutsu High.


Ellos la miran como si se hubiera vuelto loca, Nobara siente el temor debajo de su piel. Va al campo y le pregunta a Maki, a Megumi y Yuji, incluso llama a Hakari y Kirara, todos le dicen que no conocen a Inumaki-senpai. Se dirige entonces con los adultos más cercanos, Nitta, Ijichi-san, también le pregunta a Ino, que iba caminando por ahí, pero todos dicen que no saben de quién habla. 


Así es como llega a la oficina de Nanami-san, que ahora es el director de la escuela, su puerta está abierta igual que siempre, ella solo entra, camina hasta su escritorio y llama su atención golpeando la madera.


—Nanami-san, ¿Inumaki-senpai está en una misión verdad? —pregunta, tratando de no sonar preocupada, el hombre la mira con confusión—. ¿Verdad? —ella presiona, no va a aceptar que el tipo le diga que no lo conoce.


—La verdad es que no lo sé —le responde, Nobara se desanima, el Nanami-san que ella conoció, jamás perdería a uno de los chicos. 


Ella se pregunta, igual que Gojo-sensei lo hizo durante una discusión que tuvo con el rubio  en el salón de clases la semana pasada (un día después de la fiesta), quién es el tipo que tiene enfrente, necesita saber qué le pasó a Nanami-san para ser esta pálida versión de sí mismo, siente que debe preguntarle en dónde dejó al sujeto que le ayudó a mantenerse con vida en Shibuya, porque no puede creer que sean la misma persona.


—Tengo cosas de la boda que atender, porque no revisas los registros tú misma. —Nanami-san se levanta de su silla, Nobara duda un momento, luego toma su lugar—. Las claves de acceso están en la libreta roja, suerte —añadió, antes de salir, cerrando la puerta detrás de él.


Nobara se da cuenta de lo extraño de la situación, pero decide que primero debe encontrar a Inumaki-senpai, no solo porque está preocupada por él, ya que la última vez que lo vio fue durante la fiesta de compromiso, una semana atrás; sino también porque tiene la corazonada de que es el único que puede ayudarla llegar al fondo del asunto. 


Apenas comienza a hojear el cuadernillo, se da cuenta de que es muy personal, tiene menos de veinte páginas, de las cuales la mayoría tienen escrito el nombre de Gojo-sensei, en una caligrafía cada vez más horrorosa, está segura de que a Nanami-san no le agradara que su obsesión por su exesposo sea evidente, así que sigue de largo, incluso cuando siente curiosidad por las pocas líneas que no están rayadas con el nombre de su profesor.


Una vez que está en el sistema, se da cuenta de que todo lo relacionado con Inumaki-senpai que debería estar ahí, ha desaparecido, sabe que debe existir una manera de recuperarlos, pero ella desconoce de informática; piensa en llamar a ese chico de Kioto que pilota un mecha , luego recuerda que Iori-san estuvo en la fiesta, tan encantada como todos los demás, incluso parecía amiga de esa mujer tan desagradable, así que duda que pueda confiar en los chicos de la otra escuela. 


Se debate entonces entre revisar los archivos físicos, o ir al departamento de Nanami-san a investigar, ya que la clave de su cerradura electrónica está anotada con todo lo demás, pero esto último es sobrepasar los límites de la privacidad de sus profesores, no se siente lista para hacerlo, al final elige arrancar la hoja con las claves y la guarda en un bolsillo secreto en su falda, luego camina para ir al archivo, decidiendo que si no encuentra lo que busca, tendrá que ponerse creativa.



🥀💔🥀

Dicen que tanto en la guerra como en el amor, a veces se pierde y a veces se gana. Nobara, por desgracia, acaba de perder su batalla. 




En retrospectiva, siempre supo que entrar al departamento de Nanami-san era una mala idea, pero cosas como esa nunca la habían detenido. El lado bueno es que encontró los archivos faltantes de Inumaki-senpai, su paradero e información comprometedora en la que Gojo-sensei querría poner las manos (se los mando por mensaje de texto de inmediato); lo malo era que esa maldita mujer la había atrapado, o al menos suponía que fue ella porque fue atacada por la espalda.


El lugar en el que se encontraba olía a encerrado, como si se encontraran bajo tierra, además, notó que estaba apoyada sobre algo muy suave; su cerebro, un poco lento a causa del golpe en la cabeza que recibió, tardó en hacerle recordar que su senpai fue atrapado en el sótano de una iglesia católica en Azabu. Nobara abrió los ojos, para darse cuenta de que su cabeza descansaba en el regazo del muchacho, que había usado su saco como almohada para darle comodidad.


—¡Ah, Inumaki-senpai! —gritó, sentándose tan de pronto, que terminó chocando con él.


¿Takana? 


—¡Eh! —Nobara se ríe todavía frotándose la frente donde se golpeó con la mandíbula del chico—. Yo debería preguntarte eso, senpai, lo siento por tardar en encontrarte. 


Sujiko . Tsuna Tsuna


—Ah, le dije todo lo que sabía a Gojo-sensei, nos encontrará.


Tuna Mayo. 


—Bueno, sí. ¿En realidad no piensas que me quedaré sentada como una damisela en apuros verdad? Saldremos de aquí, igual que la última vez.


—¡Shake, mentaiko! 


Nobara se levantó para inspeccionar el lugar, está segura de que si su senpai sigue ahí, es porque no hay una forma de escapar, pero ella tiene que agotar todas sus opciones, solo en caso de que él haya pasado algo por alto en lo que puedan apoyarse. Se encuentra revisando con atención los talismanes, tratando de descifrarlos cuando Inumaki-senpai habla de nuevo.


—Okaka.


Sí, yo también me di cuenta de que los talismanes nos impiden usar energía maldita.


Nobara suspira, para un hechicero ser privado de su técnica, o su suministro de energía maldita siempre es desafortunado, pero una cosa que aprendió durante los últimos meses, es a aprovechar lo que tu adversario tiene, para beneficiarte y en este caso, al parecer tendrá que ensuciarse las manos.


—Ikura, Tsuna mayo.  


—¿Qué cómo llegué aquí? —Nobara, voltea a verlo, es raro que él intente entablar conversación, pero imagina que debe estarse volviendo un poco loco, dado que llevaba encerrado en ese lugar una semana—. Bueno, no sé cuándo te secuestraron en la fiesta, ¿estabas ahí cuando Nanami-san anunció su compromiso?


—¡Ikura! — La maldición de su senpai la toma por sorpresa, intenta no reírse mientras él apunta al dedo anular de su mano izquierda—. ¡Tanaka, tsuna tsuna! 


—Lo sé —Nobara se entusiasma al saber que alguien más sabía de la relación de Nanami-san y Gojo-sensei—. Yo me di cuenta de que estaban saliendo cuando entre al penthouse de Nanami-san, pero ya lo suponía, eran tan obvios.


Tsuna Tsuna .


—Ah, claro, me estoy desviando lo importante —sonríe mientras raspa con la uña el trazo de un talismán que acaba de arrancar con la pared, quitarlos no es una opción porque hay capas y capas de ellos en las paredes, pero si le dan tiempo, encontrará la manera de anularlos—. Entonces, Nanami-san dijo que se casara, él y todos los demás actuaban raro, rompí un plato por el enojo que me causó su comportamiento y me echaron de la fiesta.


Okaka .


—Lo sé, no tenía con quien volver, por suerte Gojo-sensei salió.


—¿Takana? 


—Está deprimido, pero se repondrá una vez que terminemos con esto —dice agitando el talismán frente a la cara de su senpai, él lo toma, aunque no parece saber muy bien qué hacer con él—. Como sea, he sentido que algo estaba mal desde entonces; no sé por qué creía que estabas en una misión, Inumaki-senpai, así que pregunte por ti y todos te negaron, igual que Pedro a Jesús. —Nobara no puede evitar reírse, su senpai, en cambio, tiene mala cara—. ¿Entiendes? Es porque estamos bajo una iglesia. 


Okaka .


—Bueno, ya, lo siento. Como sea, Nanami-san me prestó sus claves de acceso, entre ellos estaba la contraseña de su departamento, de casualidad, ¿sabes que paso el 26 de noviembre de 2008?


Shake.


—¡Aww! Ya veo, ese día Nanami-san conoció a Megumi y su hermana, seguro que los quiere mucho.


¡Shake!


—Perdona, Inumaki-senpai, me desvié de nuevo —Nobara se encoge de hombros, para restarle importancia, mientras comienza a recolectar algunos talismanes de la habitación—. Te decía que entre al penthouse de Nanami y revise las cosas de su estudio, la computadora estaba encendida y la contraseña en un post-it a la vista, por un momento pensé que no había nada, ¡entonces apareció la notificación de un mail! ¡Todos sus planes estaban ahí! Resulta que el ritual de esa mujer es el Canto de Sirena , una variante del discurso maldito.


—¡Tsuna, Tsuna!


—¡Créeme, senpai, yo también quedé sorprendida! Por supuesto, igual que los tipos a los que nos enfrentamos el año pasado, ella solo puede hacer que crean lo que dice , por su puesto, su canto no es tan poderoso como tu discurso; tiene un voto vinculante que utiliza los sentimientos negativos que provoca en otros para aprovecharlos, él encanta dura menos de una hora, así que deber estar siempre cerca de sus víctimas.


Tsuna Mayo.


—Exacto, utiliza médiums para mantener su control —Nobara sonrió—. Sabes, Inumaki-senpai, no me preguntaste cómo fue que no me afecto el canto de sirena.


¡Shake!


—Resulta que odie ser manipulada por ese idiota del discurso maldito, así que, tome medidas para protegerme —Nobara sonrió—. Me he estado especializando en talismanes, médiums y un montón de objetos similares. Puse uno especial en la prótesis de mi ojo que Gojo-sensei me mandó a hacer, siempre y cuando el adversario no sea demasiado fuerte, me hace inmune a técnicas de manipulación mental.


—¡Konbo Tsuna! 


—Lo sé, es genial, pero por favor, nunca lo pongas a prueba, estoy segura de que tu discurso maldito es muy fuerte, podrías lastimarme si mi ojo se llega a romper —Inumaki-senpai asintió con la cabeza, Nobara sonríe mientras se quita una horquilla del pelo—. Bueno, entonces manos a la obra.


Inumaki-senpai detiene su mano, justo antes de que ella pueda apuñalar su propia pantorrilla: — Takana —grita preocupado.


—Lo sé, no podemos usar energía maldita, da la casualidad que estos talismanes están llenos y yo conozco una forma de hacerla nuestra, pero no tenemos tinta, ¿verdad? —Inumaki-senpai la mira como si estuviera preocupado por ella, Nobara le sonríe tratando de tranquilizarlo—. Sólo será un poquito de sangre.


Los idiotas que la encerraron le quitaron su martillo, sus clavos y su muñeca de paja, pero al igual que muchas otras mujeres, Nobara Kugisaki se ha visto obligada a reinventarse una y otra vez, a estas alturas, ya sabe usar cualquier cosa como médium, puede pelear muy bien cuerpo a cuerpo, además durante su recuperación, después del ataque de Mahito que le arrebató un ojo, se vio privada de su energía una temporada a causa del daño cerebral, por si eso fuera poco, la caída de las barreras de Tengen debilitó a todos los nacidos hechiceros, algunos incluso eran más débiles que aquellos que recién despertaban su técnica, así fue que comprendió que tenía que aprender nuevos trucos y ahora estaba llena de ellos. 


—¿Listo para detener una boda, Inumaki-senpai?


¡Shake! —respondió tomando la horquilla para ser él quien le diera la tinta .



🥀💔🥀

Tal como lo predijo, la boda se adelantó. Ya estaba anocheciendo cuando Nobara e Inumaki-senpai salieron del sótano de la iglesia, nadie vigilaba los alrededores, lo que solo era una muestra de la estupidez de todos estos estúpidos hechiceros que acaban de despertar sus habilidades. Ella piensa que al paso que van, morirán en poco tiempo, lo que, a su juicio, suena genial, entre más pronto se extingan, menos preocupaciones habrá en el futuro. 




Ya están todos en sus asientos de la iglesia, Nanami se encuentra de pie en el altar, pero no se lo ve muy bien, a Nobara le parece que ruega porque alguien lo salve de ese martirio y para su suerte, ella está lista para la acción. Por un momento desea que Gojo-sensei esté ahí, para que pueda reclamar a su esposo (al final, tanto la cueva mágica como el clan Gojo fueron coaccionados a aceptar el divorcio, se imagina que anularan el veredicto en cuanto todo se restablezca), sin embargo, ni ella, ni tampoco Inumaki-senpai tienen sus celulares, así que ni siquiera sabe si su profesor recibió sus mensajes y por su puesto, no hay manera de contactarlo.


Siente una mano amable sobre su hombro, cuando voltea, se da cuenta de que Inumaki-senpai le ha conseguido algunos objetos puntiagudos que puede emplear para canalizar su técnica maldita, solo necesita esperar al momento adecuado. Le gustaría poder usarlo a la distancia, pero no ha encontrado nada que pueda utilizar en contra de esa mujer. Los talismanes en el sótano eran un trabajo por encargo, según lo que había leído en los e-mails, la opción más segura les quedaba la de atacar de frente, a riesgo de hacer que todos los hechiceros presentes los ataquen


La estúpida marcha nupcial comienza a sonar, hay un segundo sonido que Nobara reconoce como la canción que escuchó por primera vez en la fiesta, que ahora sabe es el canto de sirena, potenciado por Iori-san y el anciano Gakuganji, la mujer camina por el pasillo; Nobara está tentada a poner los ojos en blanco, ¿por qué diablos se casan por la iglesia católica? ¿Nanami-san estará bautizado siquiera? ¿Si es así, cuál será su nombre de bautizo? De seguro es algo genial, aunque en ese momento no se le ocurre nada.


El sacerdote comienza hablar, Nobara mira a su senpai, está segura de que tienen una manera para contenerlo, así que no puede contar con su técnica, pero no por eso es inútil. Le hace una señal para que encuentre el sonido y lo apagué, mientras lo ve alejarse, desea haber tenido tiempo para prepararse y evitar posibles errores, no obstante, ya es muy tarde para abortar la misión. 


Necesitan salvarlo a todos.


Cuando la música se detiene, la mujer le lanza una mirada a alguien para que vaya a arreglarlo. Tres hombres se levantan, de esa manera, solo quedan las personas que Nobara conoce. Están sentados tan rígidos que por un momento se pregunta si siquiera siguen vivos, parecen marionetas esperando a que otro tire de sus hilos para moverse. El clérigo no ha parado de hablar, sin embargo, no parece estar siendo controlado, así que Nobara decide que llegó la hora de cerrarle el pico.


—¡Disculpe! —gritó, saliendo de su escondite detrás de uno de los bancos y caminando hasta el pasillo—. Hola señor sacerdote. ¿Sabía usted que el hombre que está ahí de pie, es casado? 


—Me dijeron que está divorciado —respondió el pobre anciano.


—Bueno, lo engañaron —ella sonrió—. Él está casado. Con un hombre muy adinerado. Por cierto, están muy enamorados, ¿sabe? Estaban planeando mudarse y adoptar un lindo bebé, que crecerá muy malcriado, son ese tipo de personas; pero entonces apareció esta señora y les lavó el cerebro. 


El cura los miró con disgusto mientras retrocedía. La mujer que intenta casarse con Nanami-san le pidió que se quedara, pero el clérigo siguió su camino hacia el interior, negándose a continuar con la boda hasta que resolvieran sus asuntos, lejos de su iglesia, de preferencia. 


Nobara aprovecha que ella le dio la espalda, para lanzarle lo que parece ser los restos de un pin que alguien perdió. La mujer se retuerce y grita de dolor, es un grito agudo que lastima sus oídos, pero hace que los otros hechiceros se vayan en su dirección. Maldice por lo bajo, retrocede tratando de pensar en una estrategia, para defenderse. Por suerte no es necesario porque Inumaki-senpai aparece detrás de la mujer y la apuñala en la tráquea, con la misma horquilla que los ayudó a escapar. Nobara sonríe, sabe que ya han ganado, fue tan fácil que se pregunta porque estaba preocupada. 


Ella forcejea contra Inumaki-senpai y logra soltarse, Nobara truena los dedos antes de que se quite la horquilla y pierdan la oportunidad. Su energía maldita explota en la garganta de la mujer, al mismo tiempo que las puertas de la iglesia se abren de golpe. 


—¡Yo me opongo! —grita Gojo-sensei, al mismo tiempo que sus conocidos empiezan a salir del trance. Les toma sólo unos segundos darse cuenta de que estaban siendo controlados, entonces se giran, listos para atentar en contra de la usuaria maldita . Nobara se aseguró de decirle a Inumaki-sensei que no la matarían, para que todos (en especial Gojo-sensei) tuvieran oportunidad de ajustar las cuentas.


Nanami-san, en cambio, corre en sentido contrario a los demás, yendo hacia su esposo, está murmurando disculpas mucho antes de alcanzarlo, como es de esperar, Gojo-sensei lo recibe con los brazos abiertos. 


Nobara deja de mirarlos antes de que comiencen a besarse, en su lugar, camina hasta el grupo de hechiceros que se aglomeran alrededor de la mujer. Escucha a Megumi pedir que lo dejen hacerse cargo, es lo más oscuro que lo ha escuchado decir desde que lograron arrancarle a Sukuna, pero lo entiende, se metieron con su familia y quiere venganza; Nobara está más que dispuesta a ayudarlo.


Una risa resuena en toda la iglesia, la mirada de todos se dirige hacia la puerta del recinto; ello s siguen ahí de pie, Nanami-san tiene las manos en la cintura de Gojo-sensei y los brazos de este están alrededor del cuello del rubio; el sacerdote está frente a los dos, su rostro rojo y sus ademanes hacen evidente que los regaña por algo. No hace falta adivinar porque.


En cuanto el clérigo se aleja, Gojo-sensei mira a su esposo, murmura algo y luego lo besa, están sonriendo contra la boca del otro, parecen dos adolescentes hormonales, en lugar de una pareja de adultos. Como si el anciano tuviera una especie de radar de cosas gays , da media vuelta y los pilla de nuevo ejecutando su PDA.


—¡Respeten la casa de dios! —se escucha en el recinto, Gojo-sensei se sobresalta por el grito, cuando se aleja del otro, tiene las mejillas de un rojo que parece brillante.


Es el turno de Nanami-san de reírse y eso no le gusta para nada al cura, que comienza a hablar más fuerte. Ninguno de los presentes se pierde el intercambio de miradas entre los amates, Nobara cree que se besaran de nuevo, pero en su lugar, Gojo-sensei esconde su rostro sonrojado en el cuello de su esposo, quien deja un beso sobre su cabeza y frota su espalda con cariño, ignorando por completo el palabrerío del clérigo que parece estar a punto de darse por vencido, porque nadie le está prestando atención.


Nobara pone los ojos en blanco, pensando, de nuevo, que los adultos enamorados son desagradables. 


—¿Alguien puede decirles que paren? —suspira mirando al techo, casi deseando que Dios, Jesús o una maldición con su apariencia, baje a ponerles un alto. 


Los adultos que también estaban mirando con atención sacuden las cabezas tratando de salir de su estupor y fingen estar en sus propios asuntos.


—¡Papá, ya basta! —Es Megumi el que grita, corriendo hacia los adultos—. Estamos en una puta iglesia y están incomodando a todos.


—¡Megumi, no maldigas dentro de la iglesia! —Tsumiki regaña a su hermano, cuando casi se tropieza con el largo de su vestido al correr. Itadori corre a ayudarla, es el tipo de novio que siempre está dispuesto a ayudar a su cuñada.


Nobara suspira, siguiendo que es la única persona sensata que queda entre todos los presentes. El exdirector Yaga le dice a Panda que cargue la mujer hasta al auto para llevarla a la prisión de la escuela, el oso se queja, pero obedece. Los hechiceros comienzan a moverse, cuando de repente, Ino, el único que todavía estaba mirando a los enamorados , los detiene.


—¿Desde cuándo Nanami-san sale con Gojo-san? —pregunta, señalando hacia la entrada.


Parece tan asombrado que todos se ríen de él. Antes de seguir avanzando a la salida, Kusakabe-sensei le palmea la espalda, con tanta fuerza que lo obliga a dar un paso a frente; Mei-san le dice que jamás tuvo oportunidad porque Nanami-san está fuera de liga; el exdirector Yaga le aconseja salir con alguien de su edad; Iori-san bromea diciendo que espere otros diez años, a que se divorcien en serio, a lo que Ieiri-san le respondió que ya era hora de que comenzara a ser más a amable con Gojo-sensei, o la gente empezaría a creer que estaba celosa. 


Eso distrae a los adultos a su propia conversación, Kirara y Hakari aprovechen la oportunidad para hablarle a Ino de las muchas posibilidades que tiene de encontrar una novia si se une a su club de pelea; Yuta, Maki e Inumaki-senpai los siguen, tratando de decirle a Ino que no lo escuché, y así Nobara, es la última que queda dentro de la iglesia.


Camina hacia la salida, sintiéndose satisfecho con un trabajo bien hecho, quién sabe, quizás después de esa misión, la cueva mágica al fin deje de poner trabas y pueda ascender al primer grado, o como sea que lo vayan a llamar ahora que están reformando toda la estructura de Jujutsu.


—¡Tsuna, Tsuna! 


—¡No le grites así a quién te rescató senpai!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).