Llegaron al departamento en el Bucky vivía en Brooklyn cerca de las diez de la noche. Estaban realmente cansados. La misión había durado cerca de quince días, en condiciones de frio extremo para Sam y recuerdos funestos para Bucky.
Dejaron sus mochilas en el suelo y se dejaron caer en el sofá, echando las cabezas hacia atrás. No tenía muchos muebles, pero hacia un par de meses había comprado de segunda mano un sofá marrón verdoso de un metro aproximadamente
- Detesto a Walker – dijo Sam
- Deberías pedir que no den nos misiones con él – dijo Bucky
- Como si nos fueran a hacer caso – protesto Sam
- Eres el Capitán América – dijo Bucky – de algo debe servirnos, ¿o solo debemos recibir palizas?
- Ahí tienes un punto – dijo el moreno señalándolo pero sin abrir los ojos
- Me muero de hambre – dijo Bucky
- Prepara algo – dijo Sam
- Hazlo tú – dijo Bucky
- Es tu casa – dijo Sam
- Te la regalo – contesto Bucky
- No sé – dijo Sam mirando a su alrededor – lo único que me gusta es el sofá y... – su mirada se centra en el sargento
- ¿Y? – pregunto Bucky
- Los delicioso sándwich que vas a preparar para los dos – dijo Sam con una gran sonrisa
- Voy a bañarme, hazlos tú – dijo Bucky poniéndose de pie – y al mío no le pongas... – pero Sam salto del sofá y hecho a correr hacia el baño – ¡Sam no te atrevas a acabarte el agua caliente! – decía Bucky corriendo tras él
Diez minutos después Bucky salía de la ducha para ir a comer su sándwich esperando que Sam lo hubiese esperado para comer. Se colocó unos bóxer blancos y un buzo viejo, a él no le afectaba el frio como al resto de los mortales. Entró a la sala e iba preguntar por su sándwich cuando notó que Sam estaba profundamente dormido. Exhaló antes de sonreír. Le iba a tocar comer solo.
Volvió sobre sus pasos y fue a su dormitorio, sacó una frazada y se dirigió a la sala nuevamente. Con sumo cuidado cubrió al hombre que ni se inmuto. Por un momento Bucky miro al moreno y sonrió triste, se notaba a leguas su agotamiento. Desde que se habían hecho amigos se veían muy a menudo y casi siempre terminaban de la misma manera, Sam durmiéndose mientras él se bañaba, y él sin corazón para despertarlo.
- ¿Y la cena? – dijo en voz baja. Avanzó hacia la cocina y preparó algo rápido, conociendo a su amigo el olor lo despertaría
Sin embargo esto no paso. Lo siguiente de lo que fue realmente consiente Bucky fue del ruido que escuchó. Abrió los ojos y buscó su arma que estaba bajo la cabecera. Con una agilidad impresionante y un sigilo absoluto se puso de pie de un salto, ya con su arma desenfundada salió de la habitación. Caminó por el pasillo y entró apuntando a quien estuviese en la cocina
- Buen día – dijo Sam girándose mientras apagaba la cocina – solo te preparo el desayuno – dijo levantando las manos
- Sam – exhalo el sargento bajando el arma – pensé... olvidé que te quedaste a dormir. Lo siento
- ¿Café? – pregunto el moreno
- El tuyo no es tan bueno como el de Sarah – dijo Bucky sentándose en la mesa
- Solo tómalo – dijo poniéndole una taza humeante enfrente
- Gracias – dijo Bucky – anoche te dormiste y no comiste mi súper comida
- Podemos desayunar con ella – dijo Sam
- Buena idea – dijo el sargento
- Mmm... perdón por dormirme anoche. Es que tu sofá es espectacular
- Solo no te acostumbres – dijo Bucky regresando a la cocina seguido por el moreno
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El protagonista miraba la puesta de sol en el horizonte mientras sonreía cuando sintió como lo abrazaba por detrás. El otro hombre le robo un beso y el protagonista no dudo en girar para abrazarlo mientras le robaba otro beso cuando en la pantalla salía la palabra fin
- Ves – dijo Sam – fue muy buena
- Es raro ver a dos hombres besándose – dijo Bucky
- ¿No me digas que eres homofóbico? – dijo Sam elevando una ceja
- No dije eso – dijo Bucky – pero en mis tiempos... eso no... se veía en el cine. Solo es... raro
- Me olvidaba que en tu tiempo eras un rompecorazones
- Uno con secretos – dijo Bucky ganándose una mirada curiosa – dije que era raro, no que no hubiera, pero fuera del cine.
- ¿Viviste un secreto en la montaña? – dijo Sam intrigado
- Voy a... ahora vengo – dijo Bucky poniéndose de pie y llevándose los platos vacíos
Bucky lavó los platos en silencio en cosas que ya no tenían solución. Había pasado un siglo, el mundo ya no era el mismo, era cierto, ni él tampoco, pero la naturaleza siempre encuentra su camino para salir a flote. En los años cuarenta le había gustado alguien pero había tenido que callar y fingir ser quien no era, después había venido el tren, Hydra, la entrada y salida de la cámara criogénica, el soldado del invierno, la pelea con Stark. Había sido pelea tras pelea, sin tiempo para ser él ni para darse cuenta que ya no era mal visto amar sin miedo porque fue su propio sexo
Salió de la cocina para preguntarle a Sam si quería hacer algo, aunque estaba seguro que el moreno se levantaría descontracturando su cuerpo y le diría que debía irse porque ya era tarde. Sin embargo lo encontró acostado cómodamente en el sofá. Se había quedado dormido. Bucky sonrió y fue por una frazada para cubrirlo. Se sentó en el borde de la mesita de centro y sonrió observando detenidamente a su amigo. Sam era el ser más increíble que había conocido. Era noble, leal, sensible, valiente... hermoso tanto por dentro como por fuera. Sam era todo lo que cualquier mujer... u hombre gay soñaría. Pero claro, Sam no era gay, así que solo quedaba la opción de que algún día conociese a una buena mujer, se enamorase, se casase y formase una familia tradicional. Esa que a Bucky nunca lo haría feliz "¿Por qué tuve que ser hombre?" pensó. Se puso de pie y regreso a su habitación. Debía intentar dormir.
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El siguiente fin de semana no se pudieron ver, pero el subsiguiente si, y esta vez toco ver una película de acción. Definitivamente eran las favoritas de ambos. El clima empezaba a cambiar y el frio se sentía.
Sentado en el sofá de la sala con una manta cubriéndole las piernas a ambos, Sam y Bucky veían una película de los 80'. En un determinado momento Sam estiro los brazos y dejo el izquierdo sobre el espaldar del sofá, mientras tomaba palomitas con el derecho del bol que Bucky tenía entre las piernas. No era una mala película, pero había sido una semana agotadora realmente y ese sofá era increíblemente cómodo. Después de un buen rato inmóviles, Bucky se removió abrazándose a él. ¿Acaso creía que era su almohada? bufó, cerro lo ojos y se relajó. No quería que Bucky despertara y se diera cuenta que él también lo estaba.
Pero dicen que no se puede fingir por mucho tiempo sin que la mentira se haga real y lo siguiente que Sam sintió fue algo moviéndose sobre él. Se estiro un poco pero un grito lo despertó de golpe, pero al sentarse se giró y cayó a la alfombra aferrando algo entre sus brazos
- Auch – dijo el moreno sintiendo el impacto en su espalda
- ¿Sam? – dijo intrigado
- Hola – dijo este intentando moverse
- ¿Qué...? – pregunto Bucky mirando a su alrededor
- Nos quedamos dormidos viendo la película – dijo Sam sentándose en la alfombra
- Perdón – dijo Bucky al darse cuenta de lo que había ocurrido – yo...
- Fue mi culpa – dijo Sam pasándose las manos por la cara – bueno en realidad tuya
- ¿mía? – dijo el sargento entre sorprendido e indignado
- Quien te manda a tener un sofá tan espectacular – dijo el Capitán América
- Idiota – dijo Bucky poniéndose de pie – haz el desayuno. Voy a bañarme
- ¿Yo por qué? – protesto Sam
- Es tu paga por el hospedaje – dijo Bucky
- Quiero bañarme primero – dijo Sam
- No – dijo Bucky tajante – después me dejas sin agua caliente
- Pero soy el invitado – dijo Sam corriendo hacia el baño
- Pero te sale mejor el desayuno – dijo Bucky corriendo también
- Te vas a acabar el agua caliente – dijo Sam
- Déjame pasar – dijo Bucky forcejeando en la puerta para entrar
- También quiero agua caliente – dijo Sam
- Quítate – forcejaba Sam
- No – decía Bucky