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Déjà vécu por AmbarMellark21

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Notas del fanfic:

Parejas principales:

  • AkaFuri
  • AoSaku
  • KiKasa
  • KagaKuro
  • MidoTaka
  • MuraHimu

Parejas secundarias:

  • MuraAka
  • MidoAka
  • AoKise
  • AoKuro
  • NijiAka
  • NijiHai

Las calles de Tokio se encontraban demasiado tranquilas para ser un viernes tirando a medio día, por lo regular podían verse montones de estudiantes transitar las avenidas principales camino a casa si no llegaban a quedarse en sus clubes o pasando el resto de la tarde en centros recreativos. Sin embargo, debido a la suspensión de labores académicas reinaba la tranquilidad y solo algunos trabajadores de medio tiempo se hallaban ahí. Kagami solo encontró algunos jóvenes en Maji Burger mientras compraba una malteada de vainilla que Kuroko le había pedido mientras iban camino a unas canchas de baloncesto muy céntricas en la ciudad y por la hora solo habían alcanzado a desayunar. Con la suspensión académica Akashi Seijūrō había encontrado la oportunidad perfecta para reunir a la generación de los milagros aquella primavera, una tarde de partidos amistosos y posteriormente ir a cenar. Al parecer todos habían aceptado la propuesta para verse antes de que se celebrara la Inter High ese año, aunque Kuroko comentó que eran un pretexto más para venir a Tokio además de su relación con el chihuahua de Seirin y Kagami no podía estar más de acuerdo.

A Kagami le hubiera encantado asistir a la reunión junto con Kuroko, pero aquel día realizaría las compras del hogar debido a que se quedaba ya sin alimentos y realmente aprovecharía las ofertas de fin de mes. Hacía varios meses que Kuroko y Nigō se mudaron a su ahora pequeño departamento. La idea de tener a aquel perro viviendo bajo el mismo techo que él no le motivaba mucho, en cambio el tener a su pequeño novio con él sí. La relación que comenzó casi al mismo tiempo que la Winter Cup seguía cosechando frutos y ambos no podían estar más felices, pero si tuviera que decir que le molestaba algo era Ahomine. Comprendía el pedazo de la historia que le contó Kuroko a Seirin antes de aquel partido, lo arrogantes y odiosos que fueron los milagros con el jugador fantasma, pero sentía que había algo más. Tenía la sensación de que en algún momento aquellos dos sintieron algo, y a falta de información por parte de Kuroko no podía negar o afirmar nada, entonces, aunque le disgustara la idea de que estuvieran juntos sería irrespetuoso para su relación prohibirlo. Además de que tampoco le caía mal el Aomine Daiki actual, él cambió para bien.

— Por aquí.

La voz de Kuroko le sacó de sus pensamientos. Se acercaban a las canchas reservadas por Akashi mientras Kagami lograba visualizar poco a poco el interior del lugar, también se encontró con que el magnate hombre de negocios contrató un poco de seguridad o seguramente eran solo sus guarda espaldas que rodeaban el recinto. Notó que en el lugar ya se encontraba Akashi, al parecer organizando los últimos detalles con el personal, quien asintió a los recién llegados para recibirlos. Se detuvo junto con Kuroko en la entrada.

— Se ve más decente ahora— bromeó en lo que Kuroko asentía al anfitrión de la reunión.

— Furihata-kun estará haciendo un buen trabajo entonces.

Kagami hizo una mueca con ligero desagrado. Por más que su pareja le intentara hacer ver que no necesita una explicación para el tema, Kagami continuaba buscando razones para entender qué le vio Furihata a Akashi. Aún recordaba con algo de gracia el encuentro de las dos bases en la Winter Cup y cómo Furihata se volvía nervioso con solo la presencia del Emperador a su alrededor. ¿Era posible que fueran pareja? Era un intento en vano, se decía Kuroko, así que solo le quedaba reírse de ello, darle el avión a Kagami o cambiar la conversación antes de que empezara. Incluso una vez se lo preguntó directamente al castaño, pero no terminó muy bien.

Kagami desvió su vista otra vez al interior del lugar buscando a alguien.

— Qué, por cierto, al parecer no está aquí— comentó él.

— Seguramente estará en su casa adelantando alguna tarea, mañana se verán como todos los fines de semana— susurró Kuroko. Se suponía que nadie sabía aquello, pero a Kuroko nada se le escapaba. Kagami se encogió de hombros.

— Cómo sea. Me iré de una vez, diviértete.

Kuroko asintió, se despidió de un beso y Kagami se fue. Entró al recinto mientras Akashi agradecía al asistente por los últimos detalles y dejó sus pertenencias en un banco. Fue el primero en llegar de los demás chicos y a Akashi no le pareció raro. Un grupo del personal acomodaba las canastas y se aseguraba que las canchas se hallaran en orden mientras otro construía poco a poco un sencillo ambigú con bebidas y snacks que podrían gustarles a la generación. Pensó que era mucho para unos simples partidos de reencuentro, pero prefirió acabarse la malteada y comer después.

Akashi se acercó a recibirle y se quedó platicando con él mientras esperaban a los demás.


Sus ojos ardían, le pesaba el cuerpo y la cabeza estaba por estallarle. Llevaba casi una semana sin poder dormir más de 3 horas gracias a los exámenes parciales, finales y de ingreso a la universidad. Aun así, Kasamatsu no aprendía a decirle que no a Kise cuando le preguntaba si se podía quedar en su departamento o él ir al suyo, por lo que no solo tenía que estudiar sino también brindarle algo de atención al rubio. Kise entendía que el mayor pasaba por una época dura por lo que se conformaba con estar presente mientras él estudiaba, pero el otro sentía que tenerlo en su casa sin hacer nada era un poco irrespetuoso y sacrificaba algo de su tiempo para pasarla con él. Por ello es que se encontraba así, destrozado luego de estar una semana entera en casa de Kise. Aprovechó la reunión de los milagros para deshacerse de él e irse a su departamento, descansar un poco y luego continuar los estudios. En el camino a la reunión Kise le había comprado un chai latte en una cafetería para relajarlo un poco. Aunque él decía que no le gustaba se lo tomaba encantado.

Fue a medio camino cuando sus alertas se dispararon al escuchar la voz de otro kohai a la lejanía.

— Ah, ¡Yuki-chan, Ki-chan!

Takao jaló la vendada mano de Midorima mientras se reunía con la otra pareja. Kasamatsu solo apretó el frío vaso de chai latte a sí y le dio un gran sorbo, como buscando fuerzas en las especias.

Fue poco después de varios partidos que Kasamatsu y Takao habían consolidado una gran amistad, la cual terminó de forjarse fuertemente a estos volverse parejas de sus respectivos compañeros. En realidad, Takao y Midorima comenzaron su relación casi en su primer año de preparatoria, mientras que con Kise y Kasamatsu fue más lento al volverse oficial después del encuentro con Fukuda Sōgō. Kasamatsu apreciaba mucho al ojos de halcón, pasaba mucho hablando con él por mensajes privados y disfrutaban de una relación de amistad genuina, pero hoy no estaba soportando. Escuchó los cuchicheos de los menores en el fondo mientras le daba su tercer sorbo a la bebida.

— Solo acompañaré a Shin-chan hasta el lugar, pensaba ir a buscar un regalo para mi hermana ya que estoy en el centro, su cumpleaños es en unos días— comentó Takao.

Decidieron ir todos juntos al recinto después de unas palabras. Midorima y Kise platicaban animadamente en frente, mientras que Takao le daba a un monologo al desahuciado superior que tenía a su lado en la parte de atrás mientras que este sorbía lo que quedaba se su bebida en lo que un bote de basura hacía presencia.

— Ah…— carraspeó— ¿Es eso o no te quieres topar con él?

— Eres muy astuto, Yuki-chan— sintió una vena abarcar su frente.

Yukio solo se encogió de hombros. Había dicho aquello tan bajo para que solo el que estuviera a lado le escuchara, aun así, procuro que ninguno de los dos que estaba al frente haya escuchado algo, ante la negativa se volvió a Takao.

— Yo tampoco pensaba quedarme, quiero ir a descansar a casa.

Y esperaba que así fuera, realmente se veía muy mal. Las ojeras le llegaban casi al suelo y parecía seguir buscando más leche en el vaso pese a estar los hielos más derretidos que nada. Takao sabía que estaba pasando por un final de semestre difícil, sus superiores estaban casi igual que él, pero debido a que Kasamatsu quería ir a una buena universidad parecía hacer doble esfuerzo. Sabía que sí quería ir a casa a dormir, pero no evitar soltar el siguiente comentario en venganza.

— ¿O acaso no te quiere topar con él?

Kasamatsu le afiló la mirada y Takao rio.


— Perdón, perdón.

Así llevaba un rato Sakurai Ryō y el pobre de Akashi se mantenía firme con su idea: no era su culpa. Incluso hubo un momento en que, despistadamente, volteó a ver a Kuroko casi preguntándole con la mirada si era en serio la situación, a lo que él solo asintió. Sakurai había llegado al lugar no hacía más de 15 minutos con un pequeño almuerzo para Aomine como sorpresa ya que el moreno le comentó que no desayunó. Su sorpresa fue grande cuando notó que en lugar habían preparado una mesa entera de snacks que seguramente le encantarían a su novio y, peor que eso, era el único citado que faltaba. ¿No se suponía que el evento empezaba 12:30? Se sintió muy avergonzado de la impuntualidad del otro y decepcionado por llevar alimentos a un lugar que ya ofrecía. Estaba claro que Akashi lo pensaría en todo.

— Yo le recordé que llegara temprano, pero aun así no está… ¡Perdón!

— Está bien, Rai-chin— respondió Murasakibara—, ya sabemos que llegará tarde.

Murasakibara y Himuro llegaron después de Kuroko. En lo que llegaban Kise y Midorima se entretuvieron con algunos dulces y fue ahí cuando vieron entrar a Sakurai en busca del moreno. Fue algo divertido ver su cara de preocupación al inicio, pero después del minuto 5 los preocupados fueron ellos.

Takao se había quedado afuera esperando a que Kise despidiera a Kasamatsu para acompañarlo a su departamento, quizá hasta se quedaba un rato con él en lo que se dormía para asegurarse de que no fuera a seguir estudiando; debido a eso no notaba la molestia en la cara del mayor al ver la escena. ¿Se sentía enojado por sus horas de desvelo o quizá era que una persona tan buena como él se interesara en el idiota de Aomine?

— No eres el único que trajo comida, Sakurai— comentó desesperado Kasamatsu al señalar la bolsa que llevaba Murasakibara. Aunque esos contaban más como dulces, pero el punto era el mismo—. Solo déjale el almuerzo en la mesa y le mandas un mensaje.

— S-Sí… Lo siento.

Parecía que todo iba a terminar hasta que una nueva disculpa apareció. Kasamatsu no hizo más que rodar los ojos y empezar a ignorarlo, "es un caso perdido" pensó. Los chicos habían empezado el calentamiento mientras que Himuro se ocupaba de la situación con Sakurai.

— De todos modos, ya me voy— dijo Kasamatsu a Kise—. Creo que Takao me acompañará a casa, avísame cuando llegues a la tuya.

Pidió, por preocupación y en sobre aviso de que no estaba dispuesto a pasar una noche más con el rubio. Este último asintió y se despidió con un simple y muy rápido beso en la frente, a Kasamatsu no le agradaba mucho demostrar amor en público y el otro lo sabía. Demasiado cansado para renegar aceptó el gesto y se fue. En el fondo aún se escuchaba un poco la voz de Sakurai solo que ahora se preguntaba donde se hallaba Aomine, mientras que un tranquilo Himuro le controlaba la conversación para que no estallara en disculpas nuevamente. De hecho, le podía importar menos donde estaba Aomine, si el cuerpo le diera para eso.

Estaba a punto de alcanzar a Takao cuando le vio llegar. Tan despreocupado, relajado, que hasta le molestó de más la expresión hartazgo que le llenaba la cara. Le había pasado por un costado y no lo había notado, pero a él sí le llegó la colonia que usaba Aomine y le dieron ganas de vomitar. Takao, que se había asomado cuando el de cabello azul llegó, se dirigió con receló a Kasamatsu, quien había detenido su caminar para voltear a verlo.

Kise seguía acomodando las agujetas de sus tenis cuando Aomine gritó, muy animado, su nombre. La cara se le llenó de felicidad, hasta los ojos le brillaron, cuando el rubio le correspondió el saludo. Hasta parecía que quería abrazarlo. No, quería abrazarlo, estaba seguro. Se le notaba en la cara lo ansioso que estaba Aomine por estar cerca de Kise. Por su lado, la cara de Yukio se ponía cada vez más roja; sus puños, cerrados, se volvían blancos y su corazón latía con fuerza de los celos. De no haber sido por la mano de Takao que le tocó el hombro y le jaló a la salida se devolvía. ¿Qué haría? Ni sabría.

Lo último que alcanzó a oír antes de irse por completo fue a Sakurai regañando al recién llegado.


La tetera avisó por todo el departamento que el agua dentro suya estaba caliente. Apagó la hornilla y terminó de sacar un juego de tazas que el mayor guardaba en lo profundo de la alacena antes de darles una lavada y secada rápido mientras el agua se templaba un poco. No pasaban más de 5 minutos que pusieron un pie en la casa de Kasamatsu y lo primero que hizo es prepararle un té de manzanilla para los nervios que sentían. No solo Kasamatsu estaba intranquilo, haber visto como Akashi platicaba energéticamente con su novio cuando entró por su superior le descolocó mucho. Pensó que Midorima sonreía mucho. Sin embargo, sus celos no se parecían en nada a los de su amigo quien acostado boca bajo en su sofá continuaba gruñendo. Preparó las tazas de té con un poco de azúcar y las dejó en la mesa cafetera de la sala antes de sentarse en el suelo, a un lado de Kasamatsu.

— Sabes que tiene novio, ¿verdad? — preguntó Takao, extendiéndole la taza. Él se reincorporó al sentir el toque de la cerámica caliente en su hombro y la aceptó.

— Ni siquiera lo volteó a ver, ¿te diste cuenta? — Takao asintió, soplándole al líquido ocre— ¿De qué le sirve tener novio si andará coqueteándole a otro? ¡Además!, ¿por qué tiene a ese mocoso como novio? ¿Qué le vio al imbécil de Aomine para estar con él?

Takao se cuestionó aquello. Eran pocas las veces que interactuó con el equipo de Tōō, pero por lo sabía le parecía extraño que el más sumiso del equipo terminará con el engreído y testarudo de Aomine Daiki. Tampoco es como si Sakurai fue un santo, pues reconocía la faceta de escolta y era de admirar, pero como persona lo creía inseguro y en extremo sumiso. Entonces, ¿cómo es que una persona engreída, egoísta, irresponsable y arrogante como Aomine es su pareja sentimental? ¿Era algún caso de violencia doméstica? ¿Estará en peligro Sakurai? Aunque lo dudaba. Dio un sorbo al té, le faltaba azúcar.

— No fuiste el único que se dio cuenta de eso, Yuki-chan— Kasamatsu le miró confundido, alzó una ceja—. Parecía que había entrado en la cancha a jugar porque la cara le cambió totalmente cuando Aomine se acercó a Kise.

Realmente no le sorprendía el hecho de que Sakurai también estaba cuidando lo suyo; al contrario, era lógico que los celos le saldrían en algún momento con la clase de novio que tenía. ¿Qué habrá pasado por su mente cuando vio a su pareja ir directo a Kise y no a él? Ni siquiera lo miró, de hecho, ¿se dio cuenta de que estaba ahí dando la cara sin querer por él debido a su impuntualidad? Cerró los ojos un momento mientras soltaba aire y tomaba un sorbo del té, empezaba a sentirse pesado y la cabeza le dolía. Takao pareció darse cuenta que la conversación no ayudaba en el estado del otro.

— Dejemos de pensar un momento es eso, Yuki-chan. Estaré un rato aquí para asegurarme de que te duermas y después me iré.

Kasamatsu asintió.

Minutos después del té se agotó y con ello las fuerzas del mayor para mantenerse despierto. Takao no se percató cuando los brazos de Morfeo acunaron a su superior hasta que el peso le cayó en los hombros, se le notaba el cansancio. Con mucho cuidado lo acomodó en el sillón, fue a su habitación por una sábana y lo cubrió. Limpió lo que usó para hacer el té y dejó acomodada la cocina antes de tomar las llaves y salir del departamento.

Minutos después el té se agotó y con ello las fuerzas del mayor para mantenerse despierto. Takao no se percató cuando los brazos de Morfeo acunaron a su superior hasta que el peso le cayó en los hombros, se le notaba el cansancio. Con mucho cuidado lo acomodó en el sillón, fue a su habitación por una sábana y lo cubrió. Le echó un vistazo al dormido Kasamatsu mientras desbloqueaba su celular y buscaba el contacto de su novio, escribiéndole un mensaje.

"Shin-chan, hazme un favor y vigila a Ki-chan. Sabré recompensarte después. ;)"

Limpió lo que usó para hacer el té y dejó acomodada la cocina antes de tomar las llaves y salir del departamento en dirección a la zona comercial, aún debía comprarle el regalo a su hermana menor.


Cuando Kagami llegó al supermercado el desastre apenas comenzaba. Con unos locales de distancia era suficiente para escuchar al montón de madres de familia abarcando todas las ofertas, los empleados de la carnicería se movían de un lado a otro para reponer los refrigeradores con carne y mariscos nuevos, las degustaciones se acababan con rapidez, los anaqueles especiales casi estaban vacíos y algunas señoras se peleaban por las frutas y verduras de mejor calidad. El lunch time rush de las amas de casa, pensó.

Como pudo logró conseguir la mayoría de verduras que necesitaba. De las frutas no se preocupaba ya que las compraba en un local de ancianos cerca de su casa, cuya calidad y servicio era superior a los supermercados. Consiguió algunas carnes y varios congelados que, aunque no estaban en ofertas, estaban en la lista. Artículos de limpieza por aquí, enlatados por acá; su carrito estaba lleno y seguían haciendo falta algunas cosas. Llevaba un rato ahí en medio del pasillo decidiendo cual helado de vainilla llevar para su pareja. Quedaba un bote de la mejor marca disponible, pero estaba otra en descuento y una tercera en promoción. Por él elegiría la que estaba en promoción, un 2x1 no sonaba mal, aun así, agarró la mejor marca para Kuroko.

Mientras hacía fila para pagar su teléfono sonó.

"Estoy en Tokio, ¿puedo ir a tu casa?"

Era Tatsuya quien le había mandado un mensaje. Seguramente acompañó a Murasakibara a la reunión y quería verle. Mejor, le ayudaría a acomodar el mandado. Tecleó un "nos vemos ahí" antes de que fuera su turno. Se apresuró a llegar a su hogar, encontrando a Himuro en la entrada centrado en su celular. Cuando le vio debajo del montón de bolsas soltó una risa mientras tomaba algunas de ellas y le ayudaba a abrir la puerta. Nigō descansaba en el sofá, despertándose sólo para recibir a Kagami y continuar su sueño. Se pusieron al día mientras acomodaban las compras juntos. Ahí Himuro se enteró que su amigo de la infancia vivía con su pareja, eso explicaba la presencia del cachorro en el lugar. Platicaron un rato sobre la escuela y los entrenamientos, incluso de Alex.

— Bueno, desde que se fue a América no he hablado con ella— respondió, después de que Himuro le preguntó si habían tenido contacto.

— ¿Desde que se fue a América? — Kagami asintió y terminó de cortar las verduras, le dio una lavada rápido en lo que estas se frían— ¿Por qué dices que está en América?

— La última vez que supe, iba para el aeropuerto, ¿a dónde más se iría? — tuvo que voltear a verlo cuando se rio. Frunció el ceño— ¿Qué?

Himuro negó con la cabeza. Alex llevaba unas semanas en Akita, pasando la noche en casa de Masako Araki. Para el equipo era un simple rumor el que la rubia y la entrenadora de Yosen tenían una relación. La presencia de Alexandra era común en los entrenamientos por la tarde. Solía llevarle cafés y almuerzos a la mayor, la dejaba y pasaba por ella los días que no podía quedarse y había algunas mañas que específicamente él la encontraba entrando en la escuela con comida para llevar del restaurante favorito de ella. Si para los demás era un rumor, para él era un hecho, y si Alex aún no se los ha dicho quién era para hacerlo.

Le gustaba mucho verlas interactuar cuando tenía la posibilidad. Veía a Alex enamorada e ilusionada y a su entrenadora con un carácter nuevo, juraba que hasta los golpes disminuyeron poco a poco. Se sentía que de ellas brotaba una nube rosa de puro amor y felicidad de la que Himuro quería sumergirse. A su mente vino Murasakibara.

— Sigo buscando la forma de decírselo, Taiga.

Terminó de saltear las verduras y las colocó en un recipiente para luego tomar la carne sazonada y ponerla a cocinar en un sartén con aceite de oliva, tardaría un poco en estar sellada así que la dejó estar. El rostro de Tatsuya lucía triste y cabizbajo a comparación del confuso de Kagami.

— ¿Ni un avance? —Himuro negó.

— Pensé que podría hacerlo en el camino, pero él estaba muy emocionado con la reunión que no encontré momento.

Era la misma excusa que ponía en diferentes situaciones. Que si cansado por los entrenamientos, agotado por los exámenes, entretenido por los dulces o hasta cuando estaba calmado, pero no quería interrumpirlo. Kagami recibía un mensaje cada que el azabache fallaba en declararse a su compañero y empezaba a darle pena, solo quedaba en darle ánimos y estar ahí para apoyarlo, así como Himuro lo estuvo cuando él y Kuroko estaban en esa misma situación. Himuro le dijo que llevaba enamorado de Murasakibara desde que entró a Yosen y que era un amor no correspondido debido a que seguía enamorado de Akashi. O eso creía. Solo buscaba la oportunidad de liberar el peso de sus sentimientos y avanzar, prefería verlo feliz con su antiguo capitán que, con él, decía.

Le dolía ver a su bro atormentarse así a sabiendas de que su rival de amor estaba en una bella relación con uno de sus compañeros de equipo y no podría decirlo a petición de Furihata; también insistía constantemente con que el pívot seguía enamorado de Akashi, pero Kagami interceptaba sus miradas de celos a su persona cuando hablaba con Himuro e incluso Kuroko se lo comentó en algunas ocasiones. Es que era todo tan obvio y a su vez irónico.

— He aprendido a llevarme bien con Murasakibara con el tiempo — dejó la carne asada, las verduras y el gravy en la mesa, tomó asiento junto con Himuro y continuó—, para ti es mucho más fácil estar con él que cualquier otro, ¿qué es lo que se te complica? — sirvió en platos individuales la comida y sirvió de beber a ambos. Procuro dejarle un trozo de la carne sin sazonar al enfadoso de Nigō que recién se estiraba a husmear la cocina por el olor.

— Tengo miedo a que me rechace— confesó Tatsuya—, y ya lo asimilé, pero no significa que no me dolerá— Taiga rodó los ojos desesperado y fuera de sí (y acostumbrado) mantuvo la compostura.

— Pero realmente no lo sabes. Quién quita y el grandulón ese sí sienta algo por ti.

— Atsushi corrió a saludar a Seijūrō en cuanto llegamos al evento— una triste sonrisa apareció en sus labios—. Estoy seguro de que todavía lo quiere…— y ahí empezaban otra vez, la rutina de siempre en dónde daba por hecho las cosas—, solo quiero que sea feliz con él y yo poder seguir adelante.

Himuro cortó y comió muy tranquilo después de eso, ignorando al pelirrojo que apretaba sus cubiertos con fuerza. Kagami quería decirle sobre Furihata y que tenía posibilidades, pero la relación privada del emperador se lo impedía.

— Ya te dije que…— se detuvo al ver el otro le pedía con la mirada que no siguiera más, se le ponían los ojos cristalinos. Kagami suspiró— Inténtalo hoy en el tren de regreso, al menos.

— Lo haré.


"¿Estás ocupado?"

El celular le vibró en el escritorio interrumpiendo sus estudios, usó aquello de pretexto para suspender su tarea de matemáticas y desbloquear el dispositivo. El contacto nombrado solo con el emoticón de un hongo presentaba la notificación, Furihata rápidamente respondió.

"No realmente, ¿qué sucede?"

Cerró el cuaderno, se daría una pausa a sus actividades para acostarse en la cama y prestarle atención a su amigo. Estaba pensando en mencionarle que hacía tarea, pero rápidamente lo descartó, si lo hacía Sakurai no continuaría la conversación. Se fijó que el otro escribía, miraría su feed de Instagram en lo que su mensaje llegaba.

"Ya ves que hoy era la reunión de Aomine-san, ¿verdad?" Sí, bueno, claro que lo recordaba. Él mismo se encargó de parte de la organización y de la mesa de aperitivos. Recordó lo temprano que tuvo que levantarse para ir a ensamblarla y lo rápido que tuvo que ser para irse antes de que alguien llegara. Lo más seguro es que el puntual sería Kuroko, de todos modos, no quería arriesgarse. No le contestó, pues sabía que venían más mensajes. "Decidí llevarle un obento de sorpresa por si le daba hambre y llegó tarde."

"Nada nuevo." Le respondió por la notificación. Seguía bajando por Instagram encontrándose publicaciones varías. Kiyoshi Teppei publicó hacía unos segundos una foto en lo que parecía un restaurante, solo se veía su mano tomando la de un chico con unas tazas de café de fondo y una corta descripción que decía "Uno siempre vuelve a donde fue feliz". Sonrió mientas volvía abrir la historia de Hyūga Junpei solo para corroborar que la mesa de fondo era la misma que la de Kiyoshi.

"Ya lo sé…" Escribió Sakurai. "Pero cuando llegó lo primero que hizo fue saludar a Kise." Furihata salió de inmediato a la conversación, dejando atrás el vídeo de Mibuchi Reo haciendo magdalenas.

"¿No se dio cuenta que estabas ahí?"

"Cuando me acerqué a él sí." "Creo que me enojé mucho por como lo miró que lo regañé muy fuerte." Un sticker de un hongo triste apareció en el chat. "Le dije que no podía ser tan irresponsable como para llegar 20 minutos tarde a una quedada con sus amigos sin siquiera avisar y que les debía una disculpa a todos por su actitud." "Grité mucho, creo…" "Le di la comida y luego me fui."

"Estabas muy celoso de Kise, ¿no es así?"

"Sí."

La conversación se detuvo por unos suaves golpes en la puerta, era su hermano mayor Kōsuke quien, con algo de dificultad, abría la misma y se hacía paso en la habitación del menor. Kōki dejó a un lado su celular y se acercó a ayudarle a su hermano.

— Quise traerte la cena— ¿Cena dijo? Furihata le miró confundido y Kōsuke rio—. Has estado metido toda la tarde en tu habitación, no me sorprende que no te hayas dado cuenta de la hora.

Alzó la mirada a la ventana encontrando la oscuridad de la noche, serían alrededor de las 7 de la tarde. Por las fotos de sus superiores seguía pensando que era temprano, se había pasado el almuerzo con su madre y ella no quiso interrumpirlo cuando le dijo que estaría adelantando sus tareas como todas las semanas. Debía disculparse con ella después. Kōsuke pensó que seguía estudiando, el subirle la cena era una excusa para aconsejarle un descanso, pero al verlo en la cama desistió de ello.

— Gracias, Nii-san.

Kōsuke le revolvió los cabellos antes de abandonar la habitación. Furihata dejó la bandeja con la cena en el escritorio y guardó sus libros para continuar más tarde, aunque ya tenía adelantado lo suficiente para pasar tranquilo el fin de semana con Akashi. Tomó su celular, dejó en visto a Sakurai, menos mal él continuó mandado mensajes.

"¿De verdad crees que Aomine sí lo superó?" "Él me ha dicho muchas veces que no sintió nada por Kise y que no debería estar inseguro, pero, ¿cómo no sentirme así cuando lo ve con más emoción que a mí?"

Sakurai tenía problemas de seguridad. No solo se dio cuenta de eso cuando lo conoció en aquel partido y en encuentros posteriores en el que se disculpaba continuamente, sino también al momento de salir juntos como amigos. Su amistad se dio de forma espontánea en un partido de práctica contra Tōō, él junto con Fukuda y Kawahara recibieron gustosos algunos limones en miel de Sakurai y le sacaron platica; fue Furihata quien se acercó antes de irse a casa con Sakurai a pedirle la receta de los limones para hacerla después. Decidieron pasarse sus números para estar en contacto y lo demás fluyó solo. Lo guardó con un emoticón de hongo en promesa de guardarlo después, cosa que nunca pasó.

Cuando empezó a salir con Aomine su inseguridad creció más. ¿Cómo culparlo? Andar con revistas de modelos en la escuela de era de gente decente. Además de aquel rumor de secundaria que involucraba a Kise saliendo con Aomine, que se hubiera quedado ahí si no fuera por que en la actualidad ambos compartían muchos momentos en sus salidas. Sakurai los cachaba en conversaciones muy personales por teléfono, mas nunca cayendo a la infidelidad. Mas bien íntimas, como las que tenían ellos. Casi todas las conversaciones eran sobre el superior de Kise y no denotaban segundas intenciones, pero hacerle entender eso a Sakurai…

"¿Por qué no han hablado de eso?"

"Ya lo intenté." "Dijo que Kise solo era un amigo ahora." Un amigo, como Kuroko.

"También es amigo de Kuroko, ¿cuál es la diferencia entonces?"

"Que Kuroko-san lo veía con resentimiento." "Kise lo veía emocionado." "¿Estoy exagerando?"

"Para nada, Sakurai." "Lo que sí creo es que debes hablarlo seriamente con él." "No es sano para ti estar en una relación donde constantemente estés dudando de tu pareja." "Sé que estás muy enamorado de él, pero tú eres primero."

"Gracias…"

Furihata había mandado un sticker de un chihuahua en caricatura levantando el pulgar en señal de ánimos sin recibir respuesta, la conversación acabó ahí. Quizá en la mañana despertaría con varías disculpas por haberse puesto tan sentimental en su chat, habitual en Sakurai después de sincerarse y tocar esos temas. Las estaría esperando.

Continuó cenando mientras regresaba a su feed de Instagram. El feed mostraba las publicaciones de su visita anterior por lo que jaló hacia abajo en la pantalla para actualizar. Ahí se encontró con el perfil de su pareja, quien posteó una foto de la generación de los milagros después de los partidos. Se notaba por la foto que la tomó alguien del persona frente a su mesa de aperitivos a medio acabar, ¿les habrá gustado? Fue antes del atardecer como en la foto del cumpleaños de Kuroko, hasta acomodados igual estaba. Kuroko está en frente con Kise a su derecha, Akashi a su izquierda y Murasakibara atrás. Midorima estaba entre Murasakibara y Akashi sosteniendo su objeto de la suerte y sin mirar a la cámara. Miró en la foto algo que sabía que a Sakurai no le agradaría, Aomine había pasado el brazo por encima de Kise, como abrazando su cuello, mientras el rubio hacía la pose de paz. Esperaba que no se hiciera algo grande por ello.

Le dio un me gusta antes de seguir viendo otras publicaciones, pero un comentario lo detuvo.

"RainbowDuckGuy4 Qué envidia, espero mi invitación la próxima vez. ¡Los extraño mucho!"

Y unos estúpidos emoticones de caritas amarillas terminaban el comentario. Su mano apretó con fuerza el celular y la pobre sopa de miso se quedó sin terminar.


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