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Beso en la frente por shiki1221

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Notas del fanfic:

Este drabble participa de la week especial "kisspril" organizada por la página "es de fanfics"

Notas del capitulo:

Disclaimer: los personajes no son míos, son propiedad de MXTX. Sólo la historia es de mi autoría

Día 6: Beso en la frente

 

Las heridas habían sido demasiado para él. Nunca se había enfrentado a un demonio celestial. Su suerte sólo podía empeorar al recordar la forma tan humillante en la que Tianlang-Jun le había quebrado los huesos con suma facilidad. La última vez que había sido intimidado fue cuando era un discípulo en el pico Cang Qiong. Aunque allí su primer hostigador había sido su propio maestro Shen Qingqiu, luego comprendió que todo eso lo hacía por su bien. Para hacerlo fuerte y que nadie pudiera intimidarlo de nuevo, pero si ese era el caso, ¿por qué arrojarlo al abismo infinito después? ¿Por qué huir una y otra vez cuando se acercaba? ¿Tanto lo odiaba por su origen demoníaco? Y siendo así, ¿por qué molestarse en salvarlo repetidas veces aún a costa de su propio bienestar?

No era capaz de abrir los ojos en esos momentos. Sus párpados se sentían pesados, pero aun conservaba un poco de su consciencia. La suficiente para saber que debía despertar cuanto antes. No era conveniente desmayarse en el mausoleo sagrado. Estando en plenas capacidades físicas y mentales las posibilidades de salir con vida eran muy escasas. Quedando indefenso sólo podría aspirar a desear una muerte rápida y lo más indolora posible. Eso pensó al inicio. Sin ninguna esperanza condenado a la oscuridad que lo envolvía privándolo de los sucesos a su alrededor. Si no fuera por su experiencia de desesperanza y dolor interminable en el abismo infinito esto lo estaría volviendo loco. Quizás su Shizun buscaba prepararlo para este tipo desafíos. Arrojarlo a ese lugar lo volvió poderoso, tanto que pocas cosas podían derribarlo a estas alturas.

Negó pesimistamente aquellos pensamientos. Se estaba sobre esforzando en darle lógica a las incoherentes acciones de su maestro. Le era imposible saber lo que estaba pensando. Siempre que lo intentaba fallaba miserablemente y sólo le quedaba el amargo sabor del rechazo. ¿Qué necesitaba hacer para llegar a él? Shen Qingqiu no era alguien que sonriera a menudo, pero a él le había dedicado una hermosa sonrisa bañada por los rayos del sol cuando compartieron el mismo carruaje una vez. Esa efímera expresión rápidamente fue ocultada como si hubiera sido atrapado cometiendo alguna clase de infracción a las reglas de los maestros inmortales. ¿Tendrían alguna clase de código de comportamiento que le impedía actuar libremente? Lo dudaba. Varias veces les sonrió a sus hermanos marciales y a otros discípulos.

Sus pensamientos negativos se acumulaban convirtiéndose en un platillo ideal para su espada Xin Mo.

Oh sí, aquella arma sumamente extraña que se trajo de su viaje al abismo a menudo infectaba sus pensamientos. Eso le había costado la vida de su maestro, quien para salvarlo se sacrificó así mismo. Todavía sentía culpa por ese suceso. No pasó día en el cual no buscó una manera de traerlo de regreso a la vida. Y cada noche abrazó su cuerpo inerte para proporcionarle su energía espiritual y evitar su descomposición. Estaba tan acostumbrado a ese tipo de intimidad física que le era imposible no reconocerla cuando la tuviera. Aunque no sabía que sucedía a su alrededor sentía el cuerpo de Shen Qingqiu pegado al suyo, pero en vez de sentir el frío de un cuerpo carente de vida, sintió su calidez envolviéndolo.

Su cuerpo inevitablemente comenzó a llenarse de calor en respuesta. Aquel cuerpo encajaba con el suyo como si fueran dos piezas de un rompecabezas. El aroma de su shizun comenzó a llenar sus fosas nasales. Era agradable. Siempre se lo pareció, pero en esos momentos olfateó la sangre. Antes de perder la consciencia había hecho todo lo posible por proteger a su maestro. ¿Le habría sucedido algo mientras estuvo dormido? Si ese era el caso con mayor urgencia debía apresurarse a despertar. La desesperación nuevamente hizo acto de presencia. En su caótica mente lo único claro seguía siendo la necesidad de proteger a su maestro.

Repentinamente, un roce suave y cálido tocó su frente. Desde que Mobei Jun había revelado esa marca rojiza que lo caracterizaba como demonio, la había odiado. No tenía caso ocultarla porque eso es lo que era, pero le traía malos recuerdos. Esa marca no sólo demostraba su linaje, era también el recordatorio constante de la vez que Shen Qingqiu lo amenazó con su espada y lo arrojó sin miramientos al mismísimo infierno. Mas, la sensación que lo embargaba en esos momentos era agradable. Un bálsamo que parecía curar las heridas emocionales que representaba. Sin embargo, como todo lo bueno en su vida, duró poco tiempo. La calidez volvió a irse e incluso su cuerpo dejó de sentirla. Repentinamente volvió a sentirse solo. Con demasiado espacio y frío, sobre todo no toleraba ese extraño frío que surgía de la pérdida del calor anterior.

Luo luchó con todas sus fuerzas para despertar. No quería ser dejado atrás por su Shizun nuevamente.

No permitiría que se fuera con esos demonios celestiales con los que supuestamente tenía parentesco.

Su espada viendo la oportunidad alimentó su miedo al abandono recordándole las veces anteriores en las que había sucedido y como la escena volvería a repetirse mientras él dormía perezosamente.

Dominado por la ira generara por ese escenario hipotético consiguió finalmente despertar, sólo para descubrir que estaba solo dentro de un ataúd.

—¡Shizun! —gritó desesperado llamándolo una y otra vez sin rastro de él por ninguna parte—. ¡Este discípulo no será ignorado de nuevo! —gritó antes de abandonar ese lugar para ir detrás de Shen Qingqiu.

Aun perdido en las manipulaciones de su propia espada la cálida sensación en su frente era real. Lo sabía. No estaba seguro de cómo, pero de alguna manera sentía el cariño y la preocupación de su Shizun concentrado en ese lugar y quería saber por qué. ¿Por qué seguía haciendo ese tipo de cosas por él? Sobre todo, su pregunta primordial era: ¿me odias? Sólo existía una persona que podría darle respuestas a todas sus preguntas y no moriría allí sin conseguirlas.


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