El tiempo en el santuario a trascurrido.
Ya ha pasado cuatro años desde la traición de Aioros.
Al parecer el lugar no a cambiado tanto, pero en realidad no le tomo mucha importancia, solo sé que ahora… Quien funge como patriarca, está haciendo un mejor trabajo.
Realmente no es como si deseara pensar en ello, no es importante para mí.
Aunque… Me gustaría saber, ¿Qué me tiene despierto tan tarde?
Tengo tiempo sin poder conciliar bien el sueño.
Creo qué en esta noche, con solo dar un breve paseo por mi templo estará bien…
Sin embargo… ¿Desde cuándo el templo de Virgo se siente así?
Justo en ese instante, la suave briza nocturna se presenta, dejando caer unos pequeños pétalos a los pies del joven caballero de Virgo, qué sólo viste el característico Uttarasanga de colores beige y naranja qué siempre lo cubre.
De esto se da cuenta, al instante qué los mira fijamente con esos ojos azules, al mismo tiempo que puede percibir como una pequeña figura camino a su lado, llevando la dirección contraria a él…
Sorprendiéndose de inmediato y girarse, pues no logro sentir ningún cosmos extraño.
Su boca se presenta ligeramente abierta, al igual que sus ojos de sorpresa, pues esto no es algo posible...
-¿Por qué sigues despierto a esta hora?-
Esa voz, la reconoce de inmediato, al instante qué puede ver claramente a un niño de solo cuatro años, pequeño, y de cabellos lilas, qué mira curioso a otro menor, de la misma edad, con una complexión más menuda y cabellos cual oro.
-Lo mismo podría preguntarte-
Una sonrisa se deja ver en el recién llegado -Lo sé, ya es tarde para que este aquí. Pero…- Pone sus manos en forma de puño y con un ligero sonrojo en sus mejillas -Tengo que ir con el patriarca-
-Entonces vete— Ese rubio niño, sigue en posición de flor de loto sobre aquel altar, sin prestar mayor atención al qué interrumpe su meditación nocturna.
Esas palabras toma de raro al niño -¿No vas a preguntarme por qué tengo que ir con el patriarca a esta hora?-
-No es algo que me incumba o me importe. Así que vete— Un bostezo se hace presente en el rubio, pero este intenta disimularlo con su actitud desinteresada.
A lo cual, quien visita la sexta casa, lo nota cansado y con ojeras a pesar de la poca luz de la luna y velas -Deberías irte a dormir, Shaka. Ya pasan de las nueve, y el patriarca dice que debemos dormir mucho, para crecer muy fuertes y ser caballeros dignos de nuestras futuras armaduras- Una sonrisa en el rostro de ese curioso niño de ojos grandes y verdes se manifiesta, mientras eleva sus brazos flexionados de los codos al nivel de su cabeza.
Por su parte, el rubio, y sin abrir sus ojos, gira levente su cabeza, intentando ignorar al otro -No tengo sueño-
-Sí, lo tienes. Solo mira como bostezas, y te cuesta sentarte bien- Señala cada punto que logra apreciar.
-¿Eso en que te afecta, Mu?- Le responde con un tono molesto, sonrojado, casi inflando sus mejillas, pero también dejando ver su cansancio qué trata de ocultar.
El pequeño aspirante a Aries, retrocede un poco, pues ese cosmos qué despide el futuro Virgo, sabe que debe tratarlo con cuidado, ya que aun es incapaz de controlarse por completo, y hacer un escándalo a esta hora, revelaría su verdadera intención por la cual ha salido tan tarde del primer templo.
Pero al pensar en eso, recuerda sus propios motivos, y puedo pensar en otra opción.
-Lo siento, Shaka- Sonríe con una mirada de pena -Tienes razón, no es de mi incum… bencia- asiente -Me iré entonces– Sus pasos se van alejando rápido del enfrente de rubio, no sin antes levantar su mano derecha para despedirse, bastante animado como siempre suele ser -Adiós… Nos vemos luego–
Para ese niño que se quedó en su templo, esas palabras no tienen ninguna importancia, ni peso. Nadie realmente parece importarle, y a nadie le interesa. Se mantenía solo por decisión propia y distante por que le molesta la convivencia humana… Pero eso no deja de ser algo que posiblemente anhele.
Al ver como ambas figuras desaparecen, el actual Virgo parpadea varias veces, confundido por lo que llego a ver.
-¿Qué fue eso?- Se talla un poco los ojos, pero antes de poder entenderlo bien, de nuevo aparecen.
Ahora ambos como si sus figuras fueran traslucidas e iluminadas a la vez.
-¿Qué haces aquí de nuevo? ¿El patriarca te pidió que fueras a verlo?— Sin abandonar su posición de flor de loto, cuestiona al intruso de la noche pasada.
-No. Solo viene a estar contigo un ratito, ¿Puedo hacerlo?- La gentil sonrisa de ese niño, a la vez que su sonora risita y alegría, confunden y desconciertan al rubio, quien en realidad no comprende esto.
-No me importa lo que hagas, solo no me molestes mucho— Prefiere entonces, ignorar esa presencia, que por alguna razón lo hace sentirse calmado.
-Gracias- Rápido, Mu se sienta a un lado de aquel pedestal en forma de flor de loto, para ponerse a leer el libro que ha llevado consigo, y con la ayuda de una velita qué ha llevado para encender con sus cosmos, se ilumina.
En esa noche ninguno hablo, solo existían en ese momento ambos, y juntos en Virgo.
De nuevo aquellas figuras desaparecieron…
Dejando sin entendimiento al rubio, quien no comprende lo que ha ocurrido, sin embargo, no siente nada maligno o un cosmos oscuro.
Aun así, logra ver diferentes momentos de esos dos niños…
Seguían en el pedestal, pero poco a poco el rubio parecía interesado en el libro que el pelilila siempre esta llevando…
Y así, en una noche, se acercó a él… Uno a lado del otro lo comenzaron a leer.
El pelilila le explicaba de que trataban los primeros capítulos, y a Shaka le llamo aún más la atención.
Aún le era difícil lograr leer utilizando su cosmos, por ende, Mu lo leía en voz alta, para que los dos pudieran disfrutar.
Poco a poco, esas visitas nocturnas se hicieron muy esperadas por el aspirante a Virgo, lo esperaba con un poco de té.
Cuando terminaban de leer lo que se proponían esa noche, conversaban de lo que les parecía el libro, o Mu hablaba de sus divertidas jugadas con sus demás amigos, quienes son los demás aspirantes a santos dorados, y siempre invitaba a Shaka a unirse.
Pero este prefería seguir en Virgo.
Pudieron hablar un poco de sus gustos, aunque era difícil sacar información a Shaka, ya que siempre se mantenía reservado, pero Mu logro conseguir algo.
Su color favorito, su estación favorita, la flor más bonita, el sabor de pastel más rico, y un juego que él mismo disfruta en su soledad y capacidad…
-Solo cierra tus ojos y descríbeme lo que estaba a tu delante-
-Bien… Un pasillo, dos columnas de piedra… Tienes algunas almohadas, de color naranja y rojo… Y… Y… Una jarra-
-No es una jarra, es un jarrón. Perdiste-
-¿Qué? Per si adivine casi todos. Eso me debe contar algunos puntos- Hace un puchero para cuestiona a su compañero de juegos.
-No, el juego es adivinar todo, sino no tienes puntos. Yo no hice las reglas-
-¡¡¡CLARO QUE SI LAS HICISTE!!! ¡¡¡TÚ INVENTASTE EL JUEGO!!!- El pelilila, se cruza de brazos, frunce el ceño, casi como ofendido por lo que dijo el pequeño aspirante a Virgo.
-Eso no es excusa-
Shaka, lo mira, controlando sus ojos en mantenerlos cerrados, estudiando un poco su entorno así. Creyendo que lo ha ofendido, pero no le tiene tanta confianza como para preguntárselo.
-No eres bueno jugando con más personas. Tengo que enseñarte, qué al jugar con los demás se debe ser más flexible- Le sonríe aun con el ceño fruncido, encarándolo.
Aunque, el pelilila siente un sentimiento raro en su corazón, que se apodera ligeramente de su rostro sonrojado, así que prefiere mirar para otro lado.
-Sabes, tengo algo de sueño…-
-Uhm… Sí, yo también. Deberías volver a Aries-
-Si… Pero…- Aprieta sus manitas, sujetando sus prendas en un fuerte puño -Me quiero… Quedar… A dormir contigo en Virgo- Asiente, algo avergonzado por su petición.
-¿Por qué harías eso?- Esto confunde mucho al rubio, no lo entiende para nada.
No han dormido juntos ni una sola vez, eso va contra la reglas, aunque ya han roto muchas.
-Es que…- Juega con sus deditos, avergonzado y rojito de la cara -Te voy a decir algo… Pero no se lo digas a nadie ¿Si?-
-¿A quien se lo diría?- Cuestiona algo muy obvio, pues su vida social es demasiado pobre.
-Júralo por favor, Shaka. Por el meñique- Extiende el dedo más chiquito de su mano derecha, para ponerla al frente del contrario.
Este, simplemente no comprende estas maneras tan raras de convivencia. Pero, ver la cara de decisión de Mu, lo hace evitar conflictos contra el aspirante a Aries –Es… Está bien— Alza su dedo maquile, para que el pelilila entrelace ambos, diciendo unas curiosas palabras.
-Repite después de mí-
-¿Por qué?
-Tú solo hazlo-
-Bueno-
-Con mi pequeño dedito…-
-Prometo lo que he dicho…-
-Es más que una promesa…-
-Es más que un desafío…-
-Bien, ahora te diré mi secreto— Y acercándose al oído del rubio le dijo lo que en su corazón se ocultaba. -Es que… Me da miedo dormí sólito… Por eso siempre me voy con el patriarca, pero… Me ha dicho que debo dormir ya sólito…- Sus nervios se hacen presentes, como el tartamudeo inminente -Y… Aun… Me da miedo, por eso… Qui… Quiero dormir contigo… Eres al único que se lo puedo pedir… Sin que se burle de mi- Baja su mirada, apenado por confesar una verdad que deseaba llevarse hasta la tumba.
Para Shaka, escuchar eso lo lleva a sentir miles de cosas en un solo segundo.
Primero, piensa que Mu es un niño llorón por temerle a algo muy normal y lógico… Todos estamos solos en este mundo,
-¿Por qué desear la compañía de otros, si eso no sirve de nada?-
Pero… También lo hace pensar en muchas más cosas, e incluso egoísmos de satisfacción personal.
-Esta bien…- Acepta sin decir nada más, solo ladea su cabeza para ponerse de pie y caminar en dirección a su habitación.
-¡¡¡¿DE VERDAD?!!!- Mu se levanta del piso de un solo salto, sonriendo de oreja a oreja.
-Si– Quiere decir más… Pero su propio orgullo le impide decirlo y su vergüenza burlarse.
-Muchas gracias Shaka- Un abrazo le da al rubio por la espalda, mientras lleva el libro de siempre y su cobijita para dormir mejor.
Esto sorprende el pequeño aspirante a Virgo, pero no le molesto mucho en sí. Le es muy extraño el contacto físico. Pero… ¿Un abrazo qué de verdad signifique algo para él?
-De nada…-
Y así, esos dos niños se van desvaneciendo, mientras se van en dirección a la habitación del actual Virgo.
Es allí, qué parece recordar algo que había olvidado desde esas noches.
-Es cierto… Alguna vez… El templo de Virgo me dio miedo…- Sus ojos se entrecierran para de nuevo apagarlos -Pero… Lo había olvidado, gracias a él…- Aprieta sus labios, para lanzar un suspiro melancólico -El nombre de un traidor no se debe mencionar…- Frunce su ceño, tratando de negar con la cabeza lo que en su mente recuerda.
Sin embargo, y antes de marcharse de la entrada de Virgo, sus manos llevan entre sus dedos unos cuantos pétalos, qué volaron a sus pies.
Sus pasos se dirigen a sus aposentos, para obligarse a dormir.
-No puedo estar pensando que esa es la razón por la que no puedo descansar correctamente- Niega con la cabeza bastante enfurecido consigo mismo -Es absurdo pensar que le tema al templo de Virgo, a mi templo… Si es donde casi toda mi vida he estado-
Se va cambiando de prendas mientas refunfuña.
Se siente realmente incómodo y confuso por pensar en eso, pero más le molesta el recordar lo que alguna vez, sí fue real.
-Solo estoy pensando cosas sin sentido por la falta de sueño…- Desvía la mirada a su cama, tan simple es la habitación, tan sencilla, con casi nulos muebles, sin nada más que adorne aquel lugar que lo básico…
Su cama se ve tan cómoda ahora, y aquello que le impedía dormir, parece a verse ido.
Sin más, se tumba sobre aquel blanco lecho, suspirando, sin abrir sus ojos, se siente al fin reconfortado para descansar.
Aún así, sin pronunciar palabra alguna, se queja un poco por intentar acomodarse donde sienta mayor tranquilidad para dormir. Sobre su lado izquierdo, se acuesta de costado, descansando su cabeza sobre la almohada de un color naranja, siendo lo único qué da un toque diferente a la habitación.
Una de sus manos esta contra su pecho, pero la otra se estira instintivamente, sin saber por qué…
Pero eso no importa, ya que al instante en que su cuerpo se sintió pleno para descansar, fue cayendo en brazos de Morfeo para entregarse al sueño…
No sin antes, murmura una cosa.
-¿Por qué… Te fuiste, Mu…?- Estando completamente consciente jamás lo diría, pero ahora mismo no sabe lo que dice.
Al parecer, aquello que recogió de sus pies, de nuevo vuela hacia él por la brisa qué entra por la ventana, y cayendo sobre el lado derecho de su estrecha cama.
Y una visión más se hace presente…
Donde un pequeño pelilila duerme con la mano estirada hacia el rubio, mientras sujeta aquella frazada de color lila, esta plácidamente descansando, sonriente por que tiene a su lado a un amigo que al fin también puede dormir.
Un pequeño niño dormido, igual a su versión un poco mayor, sujetando esa manita que lo acompaña para olvidar por un momento sus miedos qué le provocan el templo de Virgo, aunque claro que nunca lo va a admitir.