La familia Lan y la mía estaban muy unidas. Desde que era niño, mi hermana Yanli y yo pasábamos el tiempo en las tierras de Gusu, y lo mismo ocurría con la otra parte.
Al fin y al cabo, éramos el futuro de nuestras familias y nuestra alianza traíria un futuro prometedor.
Así que no fue noticia para nadie que Lan Zhan y mi hermano adoptivo, Wei Wuxian, hicieran oficial su relación.
Mi padre, que tenía debilidad por Wei Wuxian, se alegró mucho de la noticia. Mi madre permaneció neutral, pero sus ojos mostraban decepción porque ni Yanli ni yo nos habíamos acercado a los Lans con intenciones románticas.
No era ninguna novedad que mi hermana estuviera locamente enamorada de Jin Zixuan. El único heredero reconocido de la familia Jin.
Y yo... Estoy muy enamorado de Lan Xichen, el hijo mayor. Pero mis sentimientos están fuertemente guardados porque... ¿Qué otra cosa puedo hacer? ¿Decirle a Lan Xichen que lo amo?
Los Lans tienen una extraña tradición romántica de que sólo se enamoran una vez y será tan idílico como un romance de ensueño.
Cómo un cuento de hadas.
¿Pruebas? Generaciones y generaciones de Lans han encontrado a sus personas destinadas.
¿Algo reciente? Wei Wuxian y Lan Zhan.
No puedo expresar mis sentimientos porque Lan Xichen ya ha encontrado a su único amor.
Jin Guangyao.
El hijo bastardo de Jin Guangshan.
A-Yao... Con cuánto afecto oí decir a Lan Xichen innumerables veces.
Jin Guangyao que dejó a Lan Xichen con una patética excusa.
Wei Wuxian es muy bueno contando los cotilleos más picantes. Enterarme de que Jin Guangyao decidió seguir a su padre y no a Lan Xichen me enfureció. ¿Cómo pudo dejar un amor tan puro y apasionado por un hombre que sólo parecía despreciarte por tu origen?
Lan Xichen lo entendió. O eso dijo Wei Wuxian. Sus palabras más precisas fueron:
El hermano Xichen sólo quiere la felicidad de Jin Guangyao
No diré que soy inocente. Porque no lo soy. La noticia de la ruptura me enfadó y alegró al mismo tiempo.
Sin embargo-
Lan Xichen empezó a comportarse diferente. Y fue su propio tío quien dio nombre a aquella aflicción: Xichen tiene el corazón roto.
Lan Xichen se había recluido y sólo salía a trabajar y volvía para encerrarse en aquella fría y monótona mansión.
La luz en Lan Xichen se había apagado. Su sonrisa se había desvanecido. No era más que una figura mecánica cumpliendo órdenes establecidas.
¿Cómo saber de esta situación y no hacer nada?
Fui yo quien interrumpió en aquel duelo.
Fui yo quien le cantó algunas verdades.
Excepto la más importante.
Pero fue Lan Xichen quien me besó una noche de verano.
Fue Lan Xichen quien me propuso tener sexo y yo acepté porque soy un idiota.
Un idiota enamorado.
Eso fue hace seis meses.
Somos compañeros sexuales. Nada más.
Lan Xichen no me verá de otra manera.
No soy su único.
••••••
―¡Oh... ngh! Xichen...
―¿Quieres más, Wanyin?
Oh, podía sentir la longitud de Xichen llegando a lo más profundo de mí. Me estaba volviendo loco.
Sentí que me agarraba del pelo y tiraba de él hacia atrás. Lancé un gemido de necesidad ante esta acción.
―¿Por qué no me contestas?―demandó su voz Pero no con dureza sino juguetonamente. Sabía el efecto que tenía en mí.
―S-sí. Más... Dame más Xichen.
No necesitaba una respuesta si cada parte de mi ser podía sentirlo. Cada embestida aumentaba como mi orgasmo.
Me llevé la mano a mi polla, pero Xichen la alejó.
―Te correrás solo. Sin ayuda.
Una embestida rápida y profunda me dijo que Lan Xichen no bromeaba. Ya había perdido la cuenta de las veces que habíamos tenido sexo apasionado en su casa. Muchas veces quise poner fin a este trato implícito, pero ¿cómo? Me aferraba a lo poco que él podía darme y si sólo era un sustituto de ese estúpido que no sabía valorarlo entonces seguiría.
―Ah, ahh...
La polla de Xichen golpeaba en mi interior sin piedad. Era una tortura tan placentera.
Era nuestra segunda ronda de la noche. Quién iba a pensar que los Lan eran insaciables.
Mi agujero había sido marcado por Lan Xichen. Mi cuerpo y corazón le pertenecían.
―Dulce Wanyin...
Esas palabras... Cómo quería creerlas.
Mi mente podía estar bajo el influjo de la pasión, pero mi corazón lloraba en silencio.
―Ven... Y busca tu premio.
Xichen hizo una pausa. Bastardo engreído.
¿Pensó que no iría tras él?
Terminé el trabajo por él y eso le encantó.
―¡Ah! ¡Ah! A-Ah...―yo mismo estaba buscando su polla.
―C-cariño... Ah... Te sientes tan bien. Ah-Eres tan bueno para mí.
Esto último hizo que me corriera sin tocarme. Chorros de semilla blanca cubrieron las sábanas de su cama.
Pero Lan Xichen dio unos cuantos empujones más, sobreestimulandome, antes de correrse con fuerza.
Me desplomé y no me importó mancharme con mi propio semen.
Sentía que estaba lleno. Cuando Xichen salió de mi interior, sentí que su semilla se filtraba entre mis muslos.
Me sentí sucio y al mismo tiempo satisfecho.
Unos brazos fuertes me aprisionaron en un cálido abrazo y escuché mi nombre en su respiración.
No era el único que se sentía de esta manera.
Xichen era un buen hombre.
Gentil.
Y yo... Sólo...
Un idiota patético.
Sabía que estaba siendo egoísta.
Seguí aferrándome a estos momentos robados.
Sabía que tarde o temprano Lan Xichen se enteraría de los rumores.
Los rumores sobre su A-Yao.
Los rumores de que Jin Guangyao volvía a por lo que era suyo.
Lan Xichen.
••••••
Habían pasado dos semanas desde la última vez que nos vimos y sobre todo porque había decidido evitar a Xichen.
Sus llamadas eran cada vez más incesantes, al igual que sus mensajes de texto.
¿Tanto ansiaba un cuerpo caliente?
Porque en eso me había convertido.
Wei Wuxian y Yanli se habían dado cuenta de mi cambio de humor. Me preguntaron si mis emociones taciturnas se debían a mis padres.
Lo negué.
Y me resultó aún más difícil decirles la verdad. Pero lo hice. Les conté todo lo que había pasado entre Lan Xichen y yo.
Wei Wuxian se había enfadado mucho conmigo, pero más con su cuñado. Y mi hermana... Estaba decidida a proteger mi honor. Ella daba más miedo que Wei Wuxian. Incluso Wei Wuxian sintió un poco de miedo.
―A-Cheng... ¿Qué vas a hacer ahora?
―Nada ―respondí secamente.
―Pero dices que el hermano Xichen insiste en verte... ¿Estás seguro de que no siente nada por ti?
Frunci el ceño y negué con la cabeza. Ojalá fuera así.
―En cuanto vea a Jin Guangyao se olvidará fácilmente de mí.
Wei Wuxian y Yanli suspiraron con pesar.
Ellos vivían una historia de amor y yo sólo vivía encuentros clandestinos.
Ya no quería seguir de esta manera.
―¿Crees que Jin Guangyao hará algún movimiento en la fiesta?
―Creo que sí. Mamá me ha dicho que Jin Guangshan hará un anuncio muy importante. Seguramente lo presentará en sociedad y no como un chico de los recados. Hay una razón por la que se mantuvo alejado de Lan Xichen. Para buscar el favor de su padre.
••••••••
En la fiesta...
Sentí la mirada de Xichen así como la protección de mis hermanos.
Habían pasado unos días más. Y las excusas que había dado a Xichen hasta ese momento rozaban lo ridículo. Desde dolor de cabeza hasta dolor de estómago, pasando por un esguince de tobillo.
Seguro que no me cree. Pero da igual. Todo era ya inútil e imposible.
En algún momento decidí ir al baño. No podía dejar que mis hermanos fueran mis guardaespaldas. Lan Zhan había sacado a bailar a Wei Wuxian y para sorpresa de todos Jin Zixuan había hecho lo mismo con mi hermana.
Mientras me lavaba las manos, pude oír una discusión fuera del baño de hombres.
Me acerqué un poco más a la puerta de salida y reconocí la voz de Xichen. El otro era... Jin Guangyao.
Mi corazón empezó a latir con desesperación y dolor.
Las voces eran cada vez más fuertes.
Para empezar, ¿qué hacían aquí?
Ah, hice una mueca por mi falta de ingenio, querían privacidad.
―Xichen... Mi amor. ¿Por qué luchas contra mí? No ves que por fin podemos estar juntos y pensar en nuestro futuro
―¿Futuro? ¿De qué estás hablando, A-Yao? Tú me dejaste. ¿Te acuerdas?
―Lo hice por una buena causa. Esta noche mi padre anunciará que soy su hijo. Me dará los privilegios que tanto merezco. Con mi nuevo estatus... Nuestro amor será más fuerte.
Maldito. ¿Un amor sólido?
Quería salir y enfrentarme a Jin Guangyao. Decirle todo el sufrimiento que Lan Xichen había pasado por su culpa. Pero si Xichen lo perdonaba... Entonces yo sería el hazmerreír de esta fiesta.
―Sabes que te habría amado de todos modos. No me importa lo que diga la sociedad. Mucho menos el estatus.
―Xichen... Dijiste que era tu único. ¿Por qué te molestas? Sólo dame la mano y volvamos a la fiesta. Mi padre se alegrará si nos ve juntos.
―No puedo creer lo que estoy oyendo. No piensas en mi dolor. No piensas en cómo me rompiste el corazón. El hombre que creí amar... no existe.
―Xichen-
―Ese hombre era... Un producto de mi imaginación.
Oh, mi... Dios mío. ¿Esto estaba pasando? Había oído bien.
―No puedes hablar en serio. ¿Qué intentas decir...?
―Que ahora puedo ver cómo eres en realidad.
―¿Qué...?
―Será mejor que te vayas... Como dices... Tu padre te espera para el gran anuncio.
―Te arrepentirás de esto. Sé que lo harás.
Escuché pasos alejándose.
No sabía si esperar a que Xichen se alejara también o salir a su encuentro y actuar como si no hubiera oído nada.
―A-Cheng... Ya puedes salir.
De nuevo me quedé de piedra.
Todo este tiempo...
¿Xichen sabía que yo estaba aquí?
Y más que eso. ¿Me llamó A-Cheng?
Mi corazón galopaba ahora como un caballo salvaje.
Tomé aire y salí.
―Lo siento. No quería escuchar.
Pero Xichen se acercó a mí hasta que nuestros rostros estuvieran muy cerca. Podía sentir su aliento cálido.
―Quería que lo oyeras.
―¿Qué?
―Hace semanas que no te veo. Sólo me dabas excusas para que no nos viéramos. Pensé... Pensé que había hecho algo malo para molestarte. Pero entonces oí el rumor agitándose. Entendí por qué no querías verme pero mi corazón exigía estar contigo.
―X-xichen... Qué... Por qué me cuentas todo esto.
―Porque todo empezó con sexo. Pero en algún momento fue más que eso. Pasaron los meses y me consolaste. Me empujaste fuera de mi zona de confort. Me provocaste y me gusto. Te propuse explorar nuestros cuerpos. Lo entendí tarde... Debería disculparme. Pero estos días me he dado cuenta de que te echo de menos. Echo de menos todo de ti. Tu humor, tus palabras y expresiones. Tus abrazos y besos. Todo sobre ti.
―No puede ser verdad.
―Créeme, lo es. Lo es. Y ahora más que nunca he visto que Jin Guangyao sólo pensaba en sí mismo. Siempre lo ha hecho.
―Pero dijiste que era tu único... No puedes decir lo contrario.
―Mi único es esa persona que hace que mi corazón salte de emoción cuando lo veo... Y te estoy viendo a ti. Fui ciego. Ahora puedo ver. Verte. Siento cosas por ti. Tengo sentimientos por ti. ¿Sientes lo mismo?―el rostro de Xichen estaba esperanzado. Esperaba un sí por mi parte.
Le diría que sí. Pero se lo demostraría.
Acorté los centímetros que nos separaban y lo besé.
Eso lo sorprendió, pero al cabo de un rato me pidió que profundizara el beso. Dejé que continuará con el trabajo.
Xichen me devoró. Pero no como otras veces. Esta vez era diferente. Había una necesidad de saciar una sed. Quería demostrarme que era serio con sus palabras.
Tantos días perdidos.
Su lengua, su sabor único... Era adictivo.
Quería más de este beso.
Sólo nos separamos cuando alguien llamó nuestra atención.
Nos sonrojamos y nos reímos como tontos.
Xichen me agarró de la mano y nos fuimos en busca de nuestros hermanos.
Sabíamos que se iban a llevar una gran sorpresa.
En ese momento Jin Guangshan hizo el gran anuncio. No era lo que Jin Guangyao esperaba porque palideció de repente.
―Quiero anunciar que mi querido hijo Jin Zixuan cortejará a la señorita Jiang. Ella ha aceptado hace unos momentos tal atención.
Lan Xichen me miró. Sus ojos sentían el pesar de la breve y definitiva ruptura.
La ambición acabó por destruir a Jin Guangyao, que abandonó la fiesta.
Nadie se dio cuenta de que se había marchado.
Jin Zixuan y mi hermana estaban siendo felicitados. Me acerqué. Xichen no me soltó. Quería que todos supieran la decisión que había tomado. Yanli vio la unión y sonrió.
Mi padre frunció el ceño, mientras que a mi madre le brillaban los ojos. Yo sabía lo que estaba pensando: a su hijo por fin le había tocado el premio mayor.
Wei Wuxian parecía un poco molesto por la audacia de Jin Zixuan. Saludó a Yanli de mala gana. Se comportaba como un niño.
No había notado que Xichen me llevaba de la mano hasta que Lan Zhan se lo hizo saber. Wei Wuxian felicitó a Xichen por la buena noticia y le dio un sermón de advertencia.
Yo por mi parte... Sentí como si estuviera soñando. Pero no lo estaba.
Mi conversación-confesión-con Xichen continuaría esta noche en su casa. Por supuesto después de pedirle que me hiciera el amor.
Ya no eran sólo dos cuerpos buscando algo de alivio.
Nunca quise amar a medias. Y por suerte, Xichen completó la otra mitad.