Desnudo, con las sábanas cubriéndolos únicamente en las cintura y Carol dormida a su lado boca abajo, Sam miraba el techo de su habitación sin entender como había llegado hasta allí. ¡le había hecho el amor a su esposa, la mujer que amaba, la madre de su hijo, pensando en otra mujer! Peor aún, ¡en el personaje de un video juego que en realidad era su mejor amigo! Y si eso no era lo suficientemente malo, no podía dejar de compararlos, y Bucky, o su personaje, ganaban la competencia, ¡y por mucho! Si, era el personaje. Porque de lo contrario significaría que… Lo único que pudo hacer fue liberarse del abrazo y girarse dándole la espalda
Los siguientes días fueron extraños. Bucky le mandaba SMS, pero los ignoraba. Aunque tampoco lograba concentrarse en el trabajo. Se estaba distanciando de Carol, aunque no era lo que quería. Intentaba mirar otras mujeres, pero no le provocaban nada, por el contrario, terminaba comparándolas con Roxette, lo que a su vez lo llevaba a momentos comprometedores. ¡Y su imaginación! ¡No lograba mantener la mente en el rostro de Roxette, sino por momentos se convertía en el de Bucky!
Dos semanas después se quedó cuidando a Joaquín en casa mientras Carol salía con unas amigas. A las nueve acostó a su hijo y le leyó un cuento hasta que el pequeño se durmió. Bajó lentamente a la sala y comenzó a jugar en su vieja consola. Había pasado cerca de diez minutos cuando recibió la invitación a jugar de Bucky. Tomó su simulador y se lo colocó. Definitivamente estaba esperando esa invitación
- Hola –, dijo Sam con voz neutra – no puedo jugar mucho
- Tranquilo – dijo Bucky nervioso –, yo tampoco
- Oye, mira… no es excusa – dijo Sam dubitativo – la última vez que jugamos… estaba borracho. Ya sabes, por la fiesta
- Yo también – dijo Bucky, aunque algo le dolió en su pecho
- Bien – dijo Sam con cierta decepción en su tono – sería bueno jugar dejando eso de lado
- Claro – dijo Bucky, aunque empezaba a tener ganas de hacerse una bolita en su sofá, igual que su gata Alphine, y llorar, sin embargo, entró al juego – te voy a hacer morder el polvo – le dijo su avatar mientras hacia una especie de calentamiento
- Di mejor que lo intentaras solamente, porque no lo lograras
- Primer Round. A pelear – dijo la voz en off dl programa
Se fueron acercando el uno al otro con la guardia en alto, ninguno se animaba a dar el primer golpe. Estaban solo a centímetros cuando el avatar de Bucky se lanzó a abrazarse del cuello de Sam, quien lo abrazo desesperado de la cintura, mientras eran sus lenguas quienes batallaban mortalmente. La mano de Sam se coló bajo la diminuta falda amarilla de Bucky, quien gemía ante el contacto
Cayeron al suelo y Sam sentó al avatar de Bucky sobre sus piernas mientras le quitaba la ropa sin romper el beso. Bucky le arranco el pantalón antes de que Sam los hiciera rodar y se acomodara entre sus piernas.
- ¡Sam! – gimió Bucky, pero su boca fue asaltada nuevamente mientras sentía como la hambría del moreno se abría paso en su interior arrancándoles gemidos incomprensibles
- ¡Dios! – gemía el moreno con cada movimiento
- ¡Es…! – y el mundo de ambos estalló en millones de colores y sensaciones
- ¡Bucky! – susurro Sam antes de besarlo en la frente mientras este le besaba el pecho
El moreno se acostó en la arena y acomodo al otro entre sus brazos. Sentía su tensión. Él estaba igual. Acaban de cruzar la línea, pero… ¿cuánto abarcaba esa línea? ¿el género? ¿su orientación? ¿el mundo real? Él amaba a Carol, pero…
Bucky se levantó y empezó a vestirse en silencio sin mirarlo. Era estúpido, porque no era su cuerpo real, pero sentía que no podía continuar desnuda, o desnudo. Vio de reojo como Sam se vestía también evitando su mirada. Se sentó al borde de la playa y se mordió el labio para no llorar
- Entonces… supongo que ahora somos gay – dijo sintiendo como Sam se sentaba a su lado y no pudo evitar sonreír al ver la cara del otro hombre – es broma, idiota
- Obvio – dijo el avatar de Sam – no me siento gay. ¡Demonios! – gritó Sam moviéndose como si le hubiese pasado la corriente
- ¿qué pasa? – dijo Bucky sobresaltado
- Salir del juego – dijo Sam y desapareció – Joaquín, deberías estar en la cama
- Tengo sed – dijo el niño
- ¿Tienes sed? – pregunto Sam sacándose su simulador – ok, vamos por agua – dijo nervioso
Acostado en su cama, Sam tecleaba un mensaje cuando escucho a Carol llagar. Silencio su aparato y lo dejo bloqueado sobre su mesita de noche antes de fingir dormir. La mujer entro minutos después. La escuchó desvestirse y se acostó a su lado. Olía a trago, quizás algo más, pero…, debía su imaginación. Lo curioso era que a él no le importaba
A medida que el sol comenzó a asomarse sobre el horizonte, la ciudad que nunca duerme, se tiñó de tonos dorados y rosados. Los primeros rayos de luz iluminaron los rascacielos de Manhattan, haciendo que sus fachadas de vidrio y acero brillaran con un resplandor cálido y acogedor. El aire era fresco, con una brisa suave que traía consigo el aroma del río Hudson y del East River, mezclado con los primeros indicios del día caluroso que estaba por venir.
A lo largo de las calles, los primeros madrugadores comenzaron a aparecer. Corredores y ciclistas aprovecharon las horas más frescas del día para hacer ejercicio, mientras que otros paseaban a sus perros o simplemente disfrutaban del ambiente sereno antes de que la ciudad cobrara vida con su habitual frenesí.
Desde los puentes que cruzaban el río, se podía observar cómo el sol se elevaba sobre el horizonte, bañando todo a su paso con una luz dorada. Los turistas y locales que se congregaban para ver el amanecer en lugares icónicos como el Puente de Brooklyn disfrutaron de una vista impresionante de la ciudad despertando.
Carol entró a la cocina cuando Joaquín salía después de desayunar y Sam levantaba los platos. No hubo reclamos, pero la rubia se sintió en la necesidad de explicar que, si bien no pensaba beber, su periodo menstrual había llegado sorpresivamente y se había deprimido. Sam respiro hondo y le dijo que lo lamentaba. Aunque en realidad lo que lamentaba era no hacerlo realmente. Lamentaba no desear otro hijo. Lamentaba la doble vida que empezaba a vivir. Lamentaba no desear a su mujer. Y lamentaba tener que cumplir sus responsabilidades de esposo pensando en Bucky, a veces en su avatar, a veces como hombre real, aunque estas eran las menos veces
Las semanas avanzaron y los encuentros con Bucky se hacían más frecuentes. De una pasaron a tres veces por semana. Diferentes escenarios, siempre el mismo final. Sexo. Al principio era salvaje, desenfrenado, pero con el paso de las noches se volvía suave, dulce. Besos, risas cómplices, caricias reconfortantes con él, mientras que con Carol cada vez le costaba más, y se volvía más común ese sentimiento de obligación. A tal punto que más de una vez se preguntó si en realidad no era una especie de violación que la mujer hacia con él sin saberlo, ya que realmente no le provocaba nada, mientras que con Bucky lo experimentaba todo
Bucky tampoco estaba mejor. Su relación con Yelena no iba para nada bien, pero parecía que a él no le importaba. Solo podía pensar en Sam y sus encuentros en el juego. Ese mundo que solo era de los dos, y en el que no tenía que compartir al moreno con nadie mas
Tres meses después, el avatar de Sam estaba sentado en una banca acariciándole el cabello a Roxette quien estaba acostada con la cabeza en el regazo de Lance, cuando ella interrumpió el silencio
- Okey, sé cuándo estás pensando en algo ¿Qué pasa?
- ¿Cómo es? – pregunto Sam – quiero decir ¿Cómo es estar en un cuerpo de mujer cuando…? – y Bucky lo silencio colocándole un dedo sobre los labios
- ¡De… locos! – dijo Bucky sentándose con las rodillas topándole el pecho para estar más cerca de Sam – ¡es de locos! Es diferente. ¡Lo que se siente físicamente es más… satisfactorio! No puedo explicarlo. Es como si una persona es un solo de guitarrista, y otra es la orquesta entera. Pero… la canción es la misma, aunque con diferentes ritmos
- Suficiente – dijo Sam – Creo que ya agotaste esa analogía
- Vete al infierno – dijo Bucky empujándolo suavemente mientras se acomodaba el pelo
Sam sonríe ante esa reacción y lo toma suavemente de la barbilla para besarlo de manera lenta, disfrutando de la textura de su piel. Baja su mano hasta el muslo de la chica mientras intensifica su lucha d lenguas. La toma de la cintura y la arrastra hasta su regazo para abrazarla posesivamente. Cada día se le hacía más difícil separarse de ella y volver al mundo real
Cada día su culpa aumentaba más. Carol era una buena madre, buena mujer, buena amiga, buena compañera…, pero no era Bucky. Tenía que detenerse antes que alguien saliese lastimado, pero…
Una semana después su celular sonó mientras estaba en el trabajo. Era un SMS de Carol. Era corto y concreto
- Ya tengo niñera para esta noche. Besos
- ¿para qué? – tecleó Sam
- Es nuestro aniversario – decía el siguiente SMS de ella – gracias por recordarlo
¡Había olvidado su aniversario! Eso era simplemente… ¡imperdonable! Buscó rápidamente el número de Bucky y escribió “Hoy no puedo. Es mi aniversario. Lo siento. Besos” pero borro la última palabra y envió el SMS
De ahí en mas todo fue un desastre ese día. Bucky lo dejo en visto. El trabajo se complicó. Olvidó comprar un regalo. Llegó tarde al restaurante. Cuando lo hizo, Carol hablaba con prácticamente un niño que le coqueteaba descaradamente. Durante la cena no lograron conectar porque su cabeza solo pensaba en Roxette y en Bucky a la vez. Carol empezó a preguntarle si había alguien más y él no sabía que decir. Intentó consolarla cuando confesó estar consciente de que su cuerpo ya no era el mismo desde Joaquín, pero hasta él se asqueo de su intento vano de consolarla. La brecha entre ellos se abría más a cada paso. Carol habló de que estaban intentando tener otro hijo, pero llevaban semanas sin tener intimidad. ¡Era realmente frustrante! Él solo quería tener a Bucky allí, y no a su esposa.
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“Hoy no puedo. Es mi aniversario. Lo siento.” Ese SMS había sido devastador para Bucky. ¡Sam había preferido salir con Carol, que encontrarse con él! ¿Qué tenía ella que él no? Okey, esa había sido una pregunta estúpida, mucho de hecho. Pero ya no podía más ¡Los celos lo estaban matando! Así que había llamado a Yelena y habían terminado en la cama, teniendo sexo. Aunque la definición correcta seria, intentando tener sexo. No lograba nada sin Sam de por medio. El colmo había sido cuando había aceptado su derrota y la rubia muy suelta de cuerpo tomando su celular le había preguntado si le importaba si lo hacía sola, y ante su negativa le había tomado segundo llegar al clímax ella sola. ¿Por qué él necesita si o si a Sam para eso? ¿Por qué se había enamo…? Fue cuando detuvo en seco sus pensamientos. Una cosa era el sexo virtual, y otra cosa muy diferente los sentimientos. Había traspasado la línea. ¡Sam no perdonaría eso! ¡Lo… dejaría y…!
Se levanto y se vistió. Fue a la sala para darle privacidad a Yelena, aunque sea así debía comportarse como hombre. Se conecto al video juego ¡Necesitaba a Sam más que nunca! Le envió una solicitud y espero
Sam jugaba en la sala cuando vio la invitación. Miro hacia el segundo piso y respiro hondo. Debía terminar con esta locura ¡ya!
Apagó el televisor, guardó el simulador en su caja. Abrió un estante donde guardaba sus viejos libros y metió la caja en lo más profundo tapando el acceso con más libros. Su familia no merecía esa deslealtad. Carol había sido su elección y era feliz con ella. No necesitaba nada mas ¿entonces por qué tenía tantas ganas de llorar? ¿Por qué se sentía tan miserable? ¿Por qué no sacaba a Bucky de su cabeza? Y los SMS no ayudaban.
Llevaban una semana en la que Bucky le preguntaba cuando se iba a conectar. Que lo necesitaba. ¡como si él no lo hiciera! Sin embargo, se negaba a ceder. Sabía que, si lo hacía solo una vez, sería el final de todo. Y entonces…