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Despertar por Cristabelle

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Notas del fanfic:

Basado principalmente en el libro original sin tener exactamente en cuenta sus muchas adaptaciones, tampoco que el libro fue inspirado por ciertos sucesos reales en la vida del autor, tomando la historia de manera literal, como la de un alienígena curioso en un viaje y a los personajes, como lo que son, personajes ficticios y no como una metáfora u alguna otra interpretación similar.

Gran parte de los detalles de este fic están abiertos a imaginación y paráfrasis del lector.

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, esto es simplemente una terrible irreverencia hecha ante una gran obra, puramente por diversión.

Se advierte que este fic está planteado como un flechazo inocente, departe del personaje menor hacia el personaje adulto, siendo un relato ficticio que no pretende ser tomado en serio en ningún contexto, bajo ninguna circunstancia y que tampoco refleja las opiniones de quien lo escribió, relato que tampoco pretende educar ni servir como ningún tipo de ejemplo moral a seguir por quien consume este tipo de contenidos voluntariamente.

Ficción es ficción.

Los atardeceres son más hermosos cuando los observas junto a alguien, así dejan de ser un ungüento para la tristeza y se transforman en un espectáculo de gran esplendor que te deslumbra sin importar las veces que lo hayas presenciado y sin importar que quien te acompañe sea un adulto con la mente llena de cosas serias.

En opinión y experiencia de aquel alienígena que viajó desde su planeta entre varios otros conociendo a sus habitantes y que llegó a la Tierra por recomendación de un geógrafo, todas las personas mayores son muy extrañas, sean del planeta que sean, pero halló una excepción.

Su recóndita soledad que lo impulso a aventurarse fuera de su planeta, para explorar el cosmos y entender a otros, lo llevo a conocer a un piloto cuyo avión quedo varado en el desierto. Individuo que pese a estar constantemente preocupado y carecer de paciencia, para Principito es diferente... Incluso especial, pero de una manera diferente a su Rosa, su Zorro o Serpiente.

Por eso se aferra tan dulcemente al brazo derecho de ese hombre, apoyado contra su antebrazo mientras continúan mirando al atardecer a la sombra de su avión averiado, en una acción que no pudo resistir realizar y el simple hecho de haberse atrevido a abrazarlo así, para Principito se siente como si un montón de baobabs hubieran conseguido echar raíces en su corazón, amenazando con hacerlo estallar de manera similar a como podrían destruir el pequeño asteroide que llama su hogar en el caso de que los baobabs se descontrolaran.

Comparación que le resulta algo aterradora, pero que no disminuye la acogedora somnolencia que le provoca la comodidad de estar al lado de ese hombre y la belleza del atardecer, apoderándose de él con la misma gozosa lentitud en la que el sol se esconde en el horizonte, más allá de las doradas dunas del desierto.

Los atardeceres son una de sus cosas favoritas. Es como una pequeña muerte de la luz, una derrota para el sol, que parece abandonar todo a merced del frío y la oscuridad, pero en cambio sólo se trata de una retirada estratégica y la luz siempre vuelve; ser consciente de ese hecho es reconfortante para Principito, porque quiere decir que la ausencia de calor y la penumbra jamás son permanentes.

Hay cierta tristeza y melancolía que ese precioso muchacho esconde en su ser, de las que siempre se ha resguardado en los atardeceres; ni todo un viaje por el espacio ha sido capaz de que las pueda olvidar, pero a lado de ese hombre son un dolor más fácil de ignorar, porque él también conoce ese tipo de sufrimiento y también el de la frustración, siendo tan sólo una parte de todo lo que le pesa en el interior, así que Principito es capaz de reconocer que aquello que ha comenzado a sentir no es simple afinidad y comprensión.

Nunca imagino que un adulto podría agradarle al punto de provocarle un cariño que era tanto atracción como enigma, enigma que desea entender.

Tal misterio requiere preguntas y respuestas adecuadas; no está seguro de cómo formular todas las preguntas que le permitan hallar las respuestas que necesita y tampoco tiene idea de dónde averiguar al respecto, porque la única persona disponible para ayudarlo en esos momentos, es justamente el centro de su incógnita y de sólo pensar en preguntarle al piloto, lo invade un nerviosismo equivalente a un ejército de hormiguitas deambulando a paso rápido por toda su piel.

Notó ese sentimiento luego de su disputa sobre las rosas y sus espinas, donde el piloto soltó palabras que hirieron a Principito y entonces, por sobre su enojo, por sobre cosas serias como la supervivencia en un desierto, El Aviador lo eligió a él y lo consoló.

Su gentil abrazo y dulces palabras tenían la torpe desesperación y resistencia de alguien que se debate entre la lógica y las emociones, pero él escogió las emociones; más importante aún, reconoció que cometió un error.

Para Principito dormirse en brazos del Piloto luego de superar las lágrimas y la angustia, arrullado por su firme y profunda voz, envuelto de su amabilidad escondida en severidad, fue como haber vuelto a su hogar al menos por unos momentos, sin necesidad de la asistencia de Serpiente.

Aquel malhumorado hombre es capaz de tanta gentileza y ahora se pregunta cuantos tipos más de suavidad aguardan en él a ser descubiertos.

¡Si tan sólo Principito tuviera tiempo suficiente para desentrañar ese tesoro! De la misma forma que quería averiguar todas las otras cosas que el Piloto podría ser capaz de dibujar y hacer. Más que dibujar boas cerradas y boas abiertas, tantas otras cosas maravillosas e incluso, Principito estaba realmente seguro de que El Piloto podría enseñarle a dibujar, si se lo proponía; sólo es un hombre que tiene que dejar de subestimar sus habilidades.

Su piloto es alguien que no está totalmente desconectado de las grandes verdades del mundo, pero intentar no abandonar ese algo que la mayoría de los adultos perdió u olvido, es una lucha interna constante para él; eso también lo hace extraordinario, así que Principito considera una lástima no poder dilucidar exactamente lo que siente, pero intuye que es algo que debe guardar en lo profundo de su propio ser. Un misterio privado que hará más especial el recuerdo de su Piloto cuando llegué su momento partir y aunque eso es un poquito egoísta, también es divertido, a la par de confuso y hasta inquietante.

Principito sabe que, a pesar de la afinidad, hay una distancia abismal entre sus experiencias de vida y el tiempo que él y el Piloto han existido hasta ese momento, ¡ni siquiera son del mismo planeta! Por eso él es el primer adulto con el que ha conseguido formar lazos y teme que esa sea la razón de su fijación por aquel humano.

Como un capricho por un nuevo descubrimiento, pues jamás pudo entender a ningún otro adulto hasta ese momento.

Se suponía que quería volver con su Rosa y resolver todo aquello que quedó inconcluso con ella antes de su viaje, pero ellos no supieron amarse... ¿Cómo podía ser esto distinto a lo que sucedió antes? Además ¿Se puede amar más de una persona a la vez?

Amor, perdida, tristeza, melancolía, anhelo y soledad. Tantas cosas sobre las que ha reflexionado entre sus viajes y experiencias. Diferentes partes de un todo.

Estuvo un año entero en el planeta Tierra, pero ese lugar seguía pareciéndole muy extraño y hay muchas cosas que ya no podrá aprender. Tal vez ahí es común la ocurrencia de ese tipo de confusiones ¿Pero desde cuando había vuelto a tener dudas así?

Eso ni siquiera es lo peor, porque confundir y mezclar las cosas es algo que sólo hacen las personas adultas y los humanos. Su única hipótesis al respecto es que su extendida estancia en el planeta Tierra lo está afectando.

Su Rosa y él se domesticaron mutuamente, pero si bien lo que siente comparte ciertas características con la domesticación, le parece diferente; se supone que la domesticación ocurre lentamente y en una sucesión de ritos, en cambio esto que lo invadió fue súbito, fuerte y contradictorio.

O eso quizá es simplemente otro efecto adverso del poco tiempo que le queda en la Tierra, pero debe y quiere volver a su asteroide.

¿Qué hacer cuando se te enredan cuerpo, mente y corazón? Lo único certero para ese chico es que no desea que eso continúe así. Quiere dejarse ir cual brisa entre el follaje de los árboles; no hay razón para convertir en un asunto serio algo tan emocionante. Si bien es complicado, no es algo malo, sino fantástico.

Sólo tiene que disfrutar de la experiencia, de la misma forma que se ha propuesto disfrutar de la totalidad de su viaje por más difícil que sea la conclusión.

Después de todo, el simple hecho de haber conocido a un humano como ese, alguien tan paradójico en comparación a sí mismo, pero con quien llegó a un grado de entendimiento tan profundo, es como un deslumbrante sueño y Principito está listo para cuando dicho sueño deba terminar.

Soñar puede durar, lo que dura un atardecer, tiempo demasiado corto para cosas que son tan hermosas.

No pertenece ahí, así que está bien si hace algo arriesgado, algo que va contra las normas de ese planeta, algo que podría ser peor si fuera correspondido.

Y por más mal que esté, Principito quisiera que fuera así, por lo tanto, los baobabs metafóricos de su corazón y las hormigas imaginarias en su piel dejan de ser importantes.

Principito decide soltar el brazo del aviador. Se despereza mientras suceden los últimos momentos de la puesta de sol y como si fuera un vaticinio de su pronto final en ese planeta, por primera vez ignora aquel evento.

Tira con suavidad un par de veces de la chaqueta del aviador captando su atención.

Ojos azules, como agua al reflejar el cielo y orbes de un sólido ébano; sus miradas se encuentran.

Dos cuerpos que están cerca, pero no lo suficiente; Principito se impulsa hacia él, posando sus labios contra los del Piloto y lo sostiene de los hombros, en un contacto inexperto del que no está dispuesto a dejarlo ir.

Ese beso es como el desierto que los rodea, áspero y tórrido, pero al terminar y alejar sus bocas, la sonrisa de Principito brilla más que sus rubios cabellos cuando son iluminados por el sol.

—¿Por qué hiciste eso?

El piloto parpadea varias veces seguidas sin dejar a mirar al muchacho a su lado y traga saliva desconcertado e inseguro de que ese acontecimiento haya ocurrido en realidad, junto con todos los otros misteriosos sucesos en los que se ha visto envuelto desde que ese chico lo encontró, a tal punto de que olvidó que Principito jamás responde preguntas, pero lo observa relamerse los labios, mientras él confía en que su Piloto conseguirá entender, probablemente mucho después de que se hayan despedido.

Porque sólo puedes entender un sueño después de despertar.

Notas finales:

Si es correspondido o no, si es platónico a o no, queda a criterio de cada quien. 

Desde peque anhelaba escribir un fanfic de este libro que amo tanto y tuvieron que pasar años, pero por fin pude recabar una de mis ideas al respecto ¡muajaja! Ahora sólo espero poder finalizar mis fics de Cobra-Serpiente x Principito y Zorro x Principito en un futuro cercano… aunque no aseguro nada :'D pero lo menciono de todas forma para ver si encuentro más personas que gusten de esas ships...

¡Agradezco a quien haya leído hasta aquí! Me encantaría saber lo que piensan en comentarios. 


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