Seria falso decir que no le costó mucho salir de debajo de Sasuke, puesto que, si le costó, porque, para empezar, el mismo se había golpeado con la caída y aunque odiara admitirlo, él era un doncel pequeño y Sasuke era un varón grande, que pese a sus mejillas hundidas y al hecho de parecer mas un fantasma que uno de los vivos, aún poseía una contextura imponente, de alta estatura y bien proporcionado.
Como es natural, fue también imposible para Naruto subirlo a una cama del segundo piso, y ni soñar de subirlo al desván por la escalera plegable, afortunadamente, todo el primer piso estaba limpio y libre de polvo, así que en una pequeña estancia quitó las sábanas que cubrían los escasos, pero bonitos y limpios muebles y acostó, como pudo, al pesado Sasuke sobre uno de estos. Algo que no admitiría jamás, es que usó la carretilla para mover a su marido, en un futuro, Sasuke tampoco lo sabría, Naruto se llevó ese secreto a la tumba.
Pero bueno, siendo realistas, no se podía esperar que un pequeño doncel cargara a Sasuke, un varón grande quien además poseía otra docena de kilos extra por el peso de la armadura que portaba.
Una vez acostado Sasuke en el mueble, Naruto encendió el fuego de la chimenea para calentar la estancia, con sabanas y dos almohadas limpias lo acostó apropiadamente acomodándolo sobre el mueble, después de todo, cuando volteó la carretilla sobre el mueble, esta no vertió a Sasuke apropiadamente.
Empezó a quitarle la armadura, horrorizándose por la vista de una maraña de ropa desgastada con sangre seca, heridas mal cicatrizadas, algunas abiertas, y la delgadez que pregonaba el cuerpo que quizá, unos meses atrás, era musculoso e imponente.
Una vez desvestido Sasuke, Naruto lo limpió con un paño, agua tibia que hirvió en la chimenea, y uno de los últimos jabones que le quedaban de los que le robó a su medio hermano Menma, mientras limpiaba a Sasuke, solo sintió lastima y mas lastima por ese hombre, el honorable duque había sido reducido a un moribundo.
Pero entonces recordó mientras lo limpiaba, que ese hombre era un traidor, y lo peor de todo, también era un noble, Naruto no tenía buena impresión de los nobles, al contrario, los repudiaba, conocía a varios, al vizconde, a la vizcondesa, a su medio hermano Menma y a sus amigos, a las personas cercanas al vizconde, todos eran personas absolutamente despreciables, y si siendo vizcondes eran personas tan terribles nada bueno se podía esperar de un duque.
Entonces empezó a temer, el vizconde requería gente que hasta se agachara a abrocharle los botones del pantalón después de orinar, siendo así, entonces cuan caprichoso sería un duque, Naruto empezó a pensar en la situación, también en las alternativas y llegó a dos conclusiones, la primera, si el duque solo pedía que cumpliera sus obligaciones maritales sin molestarlo demasiado, si comía lo que hubiera y si lo dejaba hacer sus cosas sin estorbar, podrían tener una convivencia, en cambio, si el duque se comportaba prepotente, y lo menospreciaba o trataba mal, ya sea por ser plebeyo o por ser un doncel, se iría absolutamente, cargando solo con lo que tenia ahorrado, era triste, pues la vida era dura sin un hogar estable, es algo que el sabia debido a una vida de vagabundo con su padre Iruka, pero era mejor eso a convivir con un marido insufrible.
Sasuke tampoco tenía muchas opciones, era un traidor dado por muerto, solo le quedaba podrirse en esa casa junto a Naruto y nada más, siendo así, Naruto esperaba que tuviera un carácter al menos manejable y se pudieran permitir tener una convivencia no perfecta, pero al menos tolerable.
Mientras pensaba aquello, Naruto se dio cuenta de que el duque estaba ardiendo por un estado febril, se dirigió a la cocina y preparó cataplasmas para la fiebre, también, con un cubo de madera sacando la cabeza de Sasuke por el borde del sillón, le lavó la cabeza con jabón, el cabello, tieso por el sudor, quedó sedoso después de ser lavado, Naruto cuando era niño conoció en la calle a un médico que había caído en las drogas y el mal vivir, fuera de ser adicto, el hombre no era malo, y le enseñó un par de cosas, lo esencial era que la suciedad atraía a las enfermedades y las infecciones, y que al febril había que impedirle calentarse demasiado, por ello, era bueno usar toallas húmedas o bañar al enfermo.
Limpió su cuerpo, cuidó de la fiebre y usando lino que cortó en tiras hizo vendas para cubrir las heridas que estaban a punto de terminar de cerrar, mal cicatrizadas, pero curadas, al fin y al cabo.
Sasuke se despertaba por momentos y balbuceaba cosas ininteligibles que Naruto tampoco se esforzó por entender, el aprovechaba esos momentos en los que Sasuke no estaba inconsciente para pasar por su garganta agua tibia y el guiso de carne, eventualmente, el peligro más inminente cesó, la fiebre bajó, no por completo, pero si lo suficiente para que Sasuke quedara inconsciente y en paz, fue una noche pesada y cansada, pero el trabajo no había terminado.
Ahora tenia una persona mas en la casa, Naruto entendió que eventualmente la comida que había almacenado no alcanzaría para alimentarlos a los dos, así que a la mañana siguiente, pese a no dormir en toda la noche, se alistó, echo suficiente leña a la chimenea de Sasuke, lo vistió con una camisa y unos pantalones que originalmente vendería en el pueblo, luego, dejándolo inconsciente en el sofá pero lo suficientemente estable, fue al pueblo a comprar más provisiones, había nevado en la noche, pero la nieve solo se había acumulado en pequeñas cantidades dispersas por el pasto, hecho que le permitió llevar la carretilla y traer una buena cantidad de cosas.
Al regresar, Sasuke otra vez ardía en fiebre y deliraba, otra noche de dormir poco esperaba a Naruto, y otra más, más de tres días batalló Sasuke con la fiebre, sin embargo, aunque Naruto compró medicinas en el pueblo, no podía acudir a un doctor, decirle a alguien que Sasuke estaba ahí era como una sentencia de muerte, Sasuke era un traidor del imperio después de todo.
Por su parte, nadie podía enterarse que Sasuke estaba ahí, pues de ser ejecutado, es posible que Naruto tuviera que volver con la familia del vizconde, no entendía las complejidades detrás de eso, pero tampoco quería arriesgarse.
No obstante, ese varón de cabello negro fue un buen guerrero, a la par que sus heridas terminaron de sanar, su fiebre cesó y él se sumió en la inconsciencia, descansando de la tortura de la enfermedad.
Naruto también descansó a su manera, tantos días en vela fueron difíciles, pensó que Sasuke no sobreviviría, su cuerpo estaba lleno de cicatrices mal curadas, la mas aterradora estaba en la base de su cuello, esa cosa mataría a cualquiera, pero el duque sobrevivió, algo admirable, pero quizá el duque estaba cansado de batallar, pues pasaron los días y no despertaba, Naruto temía que muriera de hambre, así que, como podía, le daba agua y caldo de verduras en pequeñas cantidades, no obstante, Sasuke solo perdía más y más masa corporal, mientras la nieve seguía cayendo, Naruto cada vez entendía mejor que Sasuke no sobreviviría, y que pronto, necesitaría enterrarlo en algún lugar, no sentía dolor por el estado de quien se supone era su marido, pero si llegó a pensar que podía ser una buena compañía para el exilio, incluso si era una piedra noble incapaz de hacer mayor cosa.
Naruto salía en el día a recoger leña en el bosque, ramas de madera seca con la carretilla, en invierno, la leña nunca sobraba, así que con su exceso de tiempo producido de no tener que ir al pueblo, se dedicaba a recoger leña, mientras recorría el bosque, inconscientemente buscaba el lugar apropiado para hacer una tumba en la que enterrar a su marido, aquel que creyó muerto pero que resultó vivo y sin embargo al parecer moriría pronto. Con los días, el bosque perdió su verdor debido al invierno, del lúgubre cielo gris cubierto de nubes solo caían algunos copos de nieve de lo que sería una probable tormenta de nieve nocturna, los arboles ya eran solo esqueletos desnudos sin hojas, el pasto del suelo, o al menos lo que quedaba de él, ya era gris o amarillo, miró sus botas de nieve hechas de cuero barato de burda artesanía recordando que había comprado algo de ropa de nieve y un par de botas para Sasuke, en caso de que no despertara, las botas eran muy grandes para usarlas, pero la ropa la podía ajustar para usarla el mismo en el invierno, incluso era posible usar los pantalones, después de todo en el medio del bosque, nadie lo criticaría por ser un doncel usando pantalones, pensaba aquello mientras llevaba la carretilla de un lado al otro, recogiendo las ramas de madera seca y buscando un buen lugar para enterrar a su marido.
Pero mientras Naruto buscaba una buena tumba para Sasuke en la espesura del bosque, Sasuke abría sus ojos después de medio mes.
Se sentía absolutamente de la mierda, su cuerpo gritaba y su garganta estaba seca, las articulaciones tronaban como una puerta de bisagras sin aceitar, sentía tantísima hambre, pero curiosamente se sentía limpio, se incorporó con dificultad y se vio a si mismo acostado en un sofá, cubierto de varias sabanas limpias, vestido con ropas sencillas, se quitó el trapo que tenia en la cabeza aún húmedo, dándose cuenta que tenia algo de temperatura, su pecho estaba totalmente vendado al igual que su abdomen, el brazo izquierdo y su cuello, miró a un lado para ver una jarra de agua al lado de un vaso, suponiendo que era agua para beber se la tomó, calmando la sed pero dando paso al hambre.
Miró su entorno y supo que estaba en la casa de su madre, una pequeña casa señorial en la que su madre escapaba cuando se aburria de la suntuosa vida en el ducado. Cuando su madre murió con su padre, hacia mas de una década, abandonó la casa por los tristes recuerdos que se hallaban en sus rincones.
Miró la chimenea de la estancia, en ella, las llamas que crepitaban solo le hicieron recordar el fulgor de la guerra y todo lo que había ocurrido, se sentía derrotado y saboteado, lo habían inculpado de traición falsamente, todo un plan descarado de Hiruzen Sarutobi para sacarlo del camino con el fin de hacer un golpe de estado buscando convertirse en emperador.
Sasuke era un duque poderoso, maestro del poder sharingan, lo que le valió el puesto del protector de la corona, con él en medio, Hiruzen Sarutobi, el tío del actual emperador, jamás podría llevar a cabo un golpe de estado exitoso y asesinar a la familia imperial, así que primero se deshizo de Sasuke y de su legado, la forma más fácil de hacerlo era acusándolo de traidor al inculparlo de intercambiar información con los barbaros para matar a la familia imperial.
Ciertamente, todo esto fue una vil treta y terrible mentira.
Mentira que tendría, evidentemente, que desmentir, pero primero lo primero.
Aunque algo confuso, aún recordaba a la persona que cuidó de él, ese doncel probablemente fuera su esposo, sin embargo, aunque se parecían, ciertamente no era Menma Namikaze, a Menma lo recordaba de algunas reuniones de sociedad y no se parecía en nada a el doncel rubio que muy pese a su estado febril logró identificar.
Menma tenía la piel pálida, propia de un doncel noble de sociedad, esta persona, en cambio, tenia la piel algo bronceada y saludable, Menma tenia el cabello negro y el de este doncel era rubio como el oro, tampoco parecía poseer las delicadezas propias de un doncel de sociedad, pues un doncel de sociedad no tendría el estomago para limpiarlo, curar sus heridas y desnudarlo, la decencia que se les inculcaba jamás les permitiría asumir un trabajo así.
Empezó a recordar al vizconde Minato, Minato era un noble altanero y elitista, pero que no era muy avispado en los negocios, Menma, su hijo, era agradable a la vista y se desenvolvía bien en las ocasiones sociales, fue un buen candidato cuando su asistente Suigetsu, ya al borde de la locura, acudió a él rogándole que consiguiera una esposa y engendrara a un heredero. Pero considerando su situación actual, era imposible que Minato devolviera el dinero o mandara a casar a su hijo, viendo el parecido entre el doncel que lo había cuidado y Menma Namikaze, llegó a la perspicaz conclusión, nada errada, de que Minato para no devolver el dinero había casado a otro doncel en lugar de Menma.
Entonces empezó a pensar en sus fieles ayudantes, Suigetsu, su asistente, Karin, su ama de llaves, y su capaz, pero a veces molesto mayordomo Tobi, le preocupó que habría sido de ellos, pues probablemente el ducado había sido liquidado y la finca Uchiha clausurada, tenia que recomponerse rápido, esperaba que estuvieran bien, y no hubieran sido ejecutados por ser implicados.
Se puso de pie, tambaleándose, debía levantarse a sí mismo y a todo su mundo que había sido echado abajo, debía hacer frente a las circunstancias, recuperar su honor, su herencia, su vida y, sobre todo, vengarse.
Caminó fuera, con pasos poco firmes pero decididos, sin embargo, cuando salió al pasillo lo vio, un doncel de poco más de metro y medio, de extremidades delgadas y mejillas rojizas, cabello dorado con un par de tranquilos ojos azules, se veía curioso envuelto en tanta ropa, con las botas de cuero, sobre sus hombros y la cofia de su cabeza había escarcha de nieve, el doncel parpadeó un par de veces y antes de que Sasuke abriera la boca habló primero y dijo.
— ¿tienes hambre? Yo sí, a mí me gusta mucho la carne, sobre todo la de cerdo cuando esta acompañada de un platillo llamado fideos de oriente, pero de esos no hay, solo hay gachas de verduras con avena así que comeremos eso.