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VINDICTA por valeeop

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Naruto abrió los ojos en cuanto la luz del sol empezó a entrar por la ventana, como si tuviera un despertador interno, una vez se levantó del suelo donde había estado acostado sobre su saco de dormir y algunas mantas, se estiró por completo, soltando un gemido de satisfacción, por fin tuvo una noche tranquila después de días de viaje en el carruaje con la amenaza de estar solo con un hombre, usando las manos, trató de acomodarse el cabello enmarañado infructuosamente, llevando un vestido ligero en mano bajó al pozo y se quitó el camisón para lavarse con uno de los jabones olorosos a lavanda que le había robado a Menma antes de irse, una vez limpio, se dedicó a lavar otras sabanas para dejarlas tendidas al sol hasta acabar el jabón de lavar que llevaba, luego, se puso varias enaguas sobre el vestido ligero antes de ponerse el pesado vestido de luto, le habían dado un par de esos, después de todo, se suponía que era viudo.

Fue a la bolsa de dinero que le dio aquel hombre y sacó un par de monedas, luego, empezó a buscar en las habitaciones, esta casa señorial probablemente llevaba mucho tiempo abandonada, y se habían llevado lo más valioso, pero al menos quedaban un par de cosas que podía usar, mientras empezaba a confeccionar ropa tenía planes, al menos ese día, de vender cosas de la mansión en aras de ganarse el sustento diario, además, debía ahorrar para el invierno, que era crudo en esta zona del imperio, encontró un par de espejos de mano y peines, que aunque sencillos y llenos de polvo, después de lavarlos, se podían vender por un buen precio, los metió en un saco y luego de cerrar la casa emprendió camino hacia el pueblo.

Hora y media de caminata en el bosque y dos horas de camino por el campo, pasado ese tiempo, llego al pueblo a eso de las diez de la mañana, si quería regresar antes del anochecer a la casa tendría que apresurar sus mandados.

El pueblo era de un tamaño decente, pequeño, pero no demasiado, las personas de ahí inicialmente lo vieron con curiosidad, por ser una cara nueva, pero su interés fue fugaz y eventualmente lo ignoraron, los viajeros puede que no fueran demasiados, pero si había muchas personas que iban y venían, así que no molestaron a Naruto ni le dedicaron demasiado interés.

Naruto llegó a una tienda que vendía artículos para damas, entró y después de un intercambio con una amable pero perspicaz señora algo entrada en años obtuvo un buen precio por los espejos y los peines, después de despedirse, ingresó a la única mercería del pueblo a comprar un par de botones baratos, posteriormente, pasó a la tienda de ropa a ofrecer sus servicios, el tendero le dijo que no necesitaban trabajadores pero que le compraría lo que confeccionara, le dio indicaciones sobre el tipo de prendas que buscaba y Naruto salió satisfecho.

Entonces se dedicó a comprar, fue al carnicero y compró algo de cerdo y carne seca, compró mucho jabón para lavar ropa que necesitaría a una señora con dos hijos que vendía en la calle, compró leche y mantequilla al lechero, sal, aceite de lampara y velas baratas al comerciante, algunas verduras al verdulero, y hogazas de pan al panadero entre otras cosas, pero en pequeñas cantidades, lo necesario para el solo.

Cargado con sus compras, feliz porque solo gastó el dinero que había ganado y no tuvo la necesidad de gastar el dinero que trajo, apenas terminó, evitando que se le hiciera tarde, comió algo ligero dentro del pueblo y luego emprendió camino de vuelta a su casa.

Tres horas y media después, quizá poquito más, llegó a su hogar, solitario y recóndito, con las llaves abrió la puerta y después de cerrar bien tras de sí, fue a la cocina, organizó la alacena y lo primero que hizo fue poner a asar la carne que sin refrigeración no se conservaría mucho tiempo pues aún quedaban los vestigios del verano, igual ya se hacía de noche, mientras la carne se asaba lentamente lavó la ropa y algunas sabanas más que prontamente convertiría en ropa.

Apenas el cielo empezó a enrojecer guardó lo que había lavado y lo tendió a terminar de secar en una de las estancias, cerró todo muy bien, sobre todo la alacena, con un trozo de pan untado con mantequilla, la carne asada y su cantimplora con agua subió a cenar, agotado, en el ático.

Hacia semanas no probaba bocado de carne asada más allá de la cecina, por lo que fue satisfactoria la carne solo sazonada con sal y asada al fuego, la disfrutó enormemente, con el estomagó lleno se durmió con una sonrisa.

Al día siguiente, nuevamente se despertó apenas el cielo clareaba, ese día, después de lavarse y desayunar, empezó su tarea de confeccionar ropa, la ropa que necesitaban en el pueblo era de hombre, más que todo camisas que se agujereaban con frecuencia, considerando que tenía muchas sábanas blancas, de decente calidad hechas de lana, se dedicó a hacer camisas que probablemente se necesitarían en invierno, las hacía de la misma talla, con dos botones en el cuello que pudieran soltarse para meter la cabeza, tenía experiencia en la costura, su padre doncel, Iruka, pese a ser plebeyo, era un costurero consumado, cosa que le valió el puesto en el servicio del vizconde Minato, Naruto jamás estaría a la altura de Iruka, pero si tenía sobresalientes habilidades y trabajaba con velocidad, así, cuando la noche cayó, las primeras dos camisas, sencillas pero bien confeccionadas, estaban listas.

Y así pasó sus días en soledad, yendo al pueblo cada cierto tiempo a vender camisas o cualquier otra cosa que el tendero le solicitara y el pudiera hacer con las telas de la casa, cada vez que iba al pueblo, traía algo para comer y usar y algo para reservar, conservas, sobre todo, se estaba preparando, pues temía que en invierno fuera complicado llegar al pueblo y tampoco se atrevía a preguntar a los pueblerinos por temor a que descubrieran el hecho de que era un doncel solo, viviendo en el medio del bosque, en esa casa señorial.

Con el tiempo, sus ahorros, lentos pero constantes, fueron aumentando, y su alacena, antes vacía y llena de polvo, empezó a tener cosas, no en exceso o abundancia, pero si lo suficiente para él solo, aseguró lo primero, unas decentes reservas de avena y centeno, así mismo, siempre se aseguraba de tener una cantidad decente de cecina, incluso si los caminos fueran bloqueados por la nieve podría sobrevivir al invierno comiendo poco, pero sin pasar hambre.

Las primeras camisas que confeccionó se vendieron bien, así como todo lo que llevaba, sabía que el hombre no le daba el precio justo, pero no hacia preguntas y compraba todo lo que Naruto llevaba, solo por eso, no tuvo réplica alguna, en cierta manera, hubo un acuerdo tácito entre ambos.

Naruto también había encontrado un par de libros en la casa señorial, principalmente novelas, de esas que les gustan a las mujeres, los libros si bien no eran tan caros como lo eran en el pasado aún tenían un precio decente, después de leerlos, eran una buena mina para obtener dinero en el futuro.

Otra de las tareas a las que se había dedicado era la misión de la cama, como él le llamaba, siempre había querido dormir en una cama con almohadas de plumas como las que usaban el vizconde o su medio hermano Menma, de hecho, en la casa había un par de esas, pero estaban llenas de polvo y debía subirla al desván, entonces esa misión se convirtió en su pasatiempo, para dormir por primera vez en una cama cómoda, pues toda su vida solo conoció la experiencia de dormir en el suelo o en un duro catre.

Lo primero fue lavar el colchón y las almohadas, descoció ambos y les sacó el relleno de plumas y lino, lavó todo aquello y luego, una vez secos, volvió a ponerles el relleno y a cocerlos lentamente, solo esa titánica tarea, considerando las cinco almohadas y el mullido colchón le tomó un par de semanas, pues solo se dedicaba a aquello cuando había terminado de confeccionar la ropa del día.

Posteriormente empezó a subir la cama al desván, tabla por tabla, limpiándolo de polvo antes de subir cada parte, por su puesto, él era un doncel pequeño y las piezas de madera eran pesadas, armar la cama fue otra tarea, que decir de cuanto tuvo que armar el dosel y lavar las cortinas de dicho dosel, dos meses pasaron y al fin logró conseguir su cama.

El otoño arreciaba y las hojas se pintaron de naranja cuando decidió que también quería un sillón.

Limpiar el sillón era una cosa, si, fue lento como ocurrió con la cama, pero solo era eso, lento, sin embargo, la cuestión era subir el enorme sillón de dos puestos al desván, la solución llegó a él cuándo recordó lo que hacían en el astillero que vio a lo lejos de joven mientras huía con su padre doncel Iruka, compró polea y cuerdas en el pueblo, amarró el sillón y con su corta estatura logró subir el enorme sillón de dos puestos al desván, ese día, celebró con mucha carne, pues cada vez se sentía más dueño de su hogar.

Cuatro meses después de haber llegado Naruto se apretó el abrigo esa tarde fría, parecía que pronto nevaría, acababa de regresar del pueblo con muchas provisiones para el invierno, arrastraba una pequeña carretilla de madera que compró eventualmente cuando tuvo suficiente dinero con el fin de poder llevar y traer más cosas y peso, descargó las provisiones sin prisa dentro de la casa señorial, dicha casa ya estaba totalmente limpia de arriba a abajo, pero los muebles continuaban cubiertos por sabanas dando un aspecto fantasmagórico, las ventanas, al menos las del primer piso, habían sido cubiertas por madera y muebles, dejando solo un par de tragaluces para iluminación, esto lo hizo Naruto intencionalmente, para evitar animales peligrosos o la posible entrada de bandidos, era mejor prevenir siempre, pues las ventanas de cristales frágiles no mantendrían a las amenazas fuera con la suficiente vehemencia.

Por su puesto, también se hizo para mantener el frio fuera.

Ese era el último día que planeaba ir al pueblo por un tiempo, tenía suficientes provisiones para aguantar tres meses de invierno y poco más, además, guardado ya en su desván poseía suficiente material listo para dedicarse a confeccionar ropa variada que vender apenas llegara la primavera, por lo que tenía mucho trabajo.

Decidió asar mucha carne ese día, la comió con satisfacción para un almuerzo tardío, llenando su estómago hasta límites insospechados, luego, con la carne que sobró, pues sin querer compró demasiada, preparó un guiso de carne y verduras que se conservaría bien con el frio del invierno y que sería la comida del día siguiente, lo preparó a fuego lento, con cariño, y en gran cantidad.

Una de las bondades del invierno es que la comida, sobre todo el queso y la leche, se conservaban bien, una vez hubiera nieve podría hacer una nevera en la que conservar carne, si los caminos aún seguían despejados un tiempo más podría hacer el intento para ir a comprar algo carne que conservar en invierno.

Estaba emocionado con esos planes, amaba la carne, era su comida favorita, porque no se podía comer muy a menudo, entonces pensar en carne lo emocionaba, cerró bien toda la casa antes de que la noche cayera por completo, luego de lavarse con algo de agua tibia que hirvió subió a su desván y como si fuera aquello una señal del cielo cayó el primer copo de nieve.

Por su puesto, Naruto estaba cansado y quería dormir, pero la idea de la nieve lo emocionaba, encendió la chimenea y cubriéndose con una manta de gruesa lana que el mismo había tejido se sentó en su sillón a observar por el gran ventanal el jardín abandonado que constituía el claro alrededor de la mansión, la luna si bien no estaba llena, aún estaba en su menguante, por lo que iluminaba muy bien los alrededores, con el crepitar de la chimenea Naruto empezó a cabecear viendo por la ventana, sin embargo, su somnolencia se fue apenas vio una figura alta caminar hacia la casa, tambaleándose como un ebrio.

Se levantó de un salto e imaginó lo peor, tendría que defenderse, afortunadamente la otra parte no parecía hallarse en muy buen estado, se asomó bien a la ventana, pegándose al vidrio y miró para determinar la amenaza y si necesitaría el cuchillo normal o el de carne para defenderse, sin embargo, el entendimiento brilló en sus ojos una vez pudo verle mejor la cara al desconocido.

Llevaba una armadura negra desgastada y una capa roja raída, su cuerpo era alto y bien formado, la piel era blanca y pálida, el cabello negro le caía por los costados y cuando el desconocido levantó la mirada, en su rostro agotado y demacrado, vio un par de ojos rojos, Naruto sabia ahora quién era, pues en la firma de su acta de matrimonio le mostraron una foto del difunto duque Sasuke.

Pensar que su marido muerto no estaba tan muerto.

 

Se cubrió con un chal de lana y bajó del desván iluminando su camino con una lampara de aceite, para cuando llegó a la puerta se escuchaba el resonar de las botas de metal del hombre sobre las escaleras del porche, Naruto quitó los candados y los cerrojos, al abrir la puerta, se topó frente a frente con la imponente figura del desgastado Sasuke, vestido en armadura, con ojos de estar más muerto que vivo, se miraron unos instantes antes de que Sasuke cayera inconsciente sobre Naruto, terminando ambos en el suelo.

Notas finales:

Bueno amiguitos, con este capitulo ya empieza a rodar verdaderamente la historia y terminamos el preámbulo así como la construcción del mundo, también senté las bases de Naruto ahí, porque obvio, no podía recibir a su maridito en una casa totalmente abandonada ajsdjasdkas.

Este fic se actualizara un día si, otro no, en otras palabras, si hoy actualizo, mañana no pero pasado mañana si.

Ahora, les tengo un cuento, una vez, hace un par de meses, estaba aburrida y quería leer algo, entonces les pedí a unas conocidas un pdf para leer de algún fic, dije que quería algo de terror, soy fan de Stephen King, y me mandaron algo para que leyera, el PDF se titulaba Nightmare de una tal valeeop (ellas son fujoshis pero solo como tres personas saben que yo escribía yaoi, entre esas personas no están ellas) fue divertidísimo saber que habían pdf de mis historias por ahí, y pues considerando que no tenia nada mejor que hacer y todavía quería leer algo...lei Nightmare.

 


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