El camino se encontraba en mal estado debido al invierno, bueno, llamar camino a aquel sendero con un poco menos de maleza que los alrededores seria un absoluto halago, debido a este hecho, Sasuke bajó el mismo del caballo y cargó el equipaje para aligerarle el peso, el plan era caminar hasta llegar al pueblo mas cercano que se hallaba a unas diez horas de caminata y decenas de kilómetros, ese recorrido lo podría hacer su propio caballo de guerra altamente entrenado sin problema, pero, el caballo de un comerciante no, por muy acostumbrado a las largas distancias y al peso que estuviera, así que el camino continuó con Sasuke a pie, cargando el equipaje y con el caballo solo llevando encima al ligero Naruto, Sasuke podía llevar ese ritmo sin siquiera sudar, y si bien comprendía que el doncel tenía resistencia así como una decente fuerza física, aun sería demasiado hacerlo caminar mas de diez horas sin descanso, tampoco podían tardar mucho, esta zona era bastante fría, planicies enteras sin ningún refugio contra el viento y la lluvia, puede que ya fuera primavera, pero en la noche, todavía se podía morir de hipotermia si no se tenía cuidado, tampoco parecía haber rastro de agua hasta donde alcanzaba la vista ni material para una fogata, así que acampar estaba descartado.
A medida pasaban las horas Sasuke esperaba el momento en que Naruto se quejara por estar cansado, pero el doncel ni se inmutaba, estaba en su mundo comiendo a pequeños bocados la carne que se suponía era para el almuerzo, ocasionalmente le daba un bocado a Sasuke, solo cuando empezaba a sentirse mal por estar dejándolo sin nada, antes de volver a comer con menos carga de consciencia.
Entonces iban los dos, por el camino en absoluto silencio, pero en completa calma, con un ritmo y andar constantes, masticando la carne y el pan sin detenerse, sintiendo el frio de los últimos vientos de invierno y en contraste siendo cálidamente abrazados por el sol de inicios de primavera, llegaron al pueblo cuando el sol ya se había escondido, rentaron una habitación en la única posada disponible en ese lugar, que contaba con no mas de cuarenta casas, y entonces durmieron profundamente.
Al día siguiente el movimiento hizo despertar a uno de ellos, la posada hecha completamente de madera y precariamente construida dejaba entrar el ruido del ajetreo en el exterior, Naruto siguió dormido pero Sasuke se levantó alerta y se asomó a la ventana, dándose cuenta que solo era la gente del pueblo iniciando su jornada laboral mucho antes de que saliera el sol, en los pueblos agrícolas el día empezaba temprano para que los campesinos pudieran vestirse y desayunar algo antes de partir al campo, la idea era aprovechar cada minuto de luz solar, por ello, salían de sus casas antes de que el sol se asomara para que, cuando este saliera, ya estuvieran en los campos haciendo sus labores, sin poder dormir mucho más, Sasuke se entretuvo viendo el movimiento y la forma en la que, mientras la claridad del sol apenas se asomaba por las montañas del horizonte, los hombres de la aldea con herramientas agrícolas en mano partían por caminos oscuros, en grupo y guiados por un solo hombre llevando una antorcha.
Sintiendo movimiento detrás de él se dio la vuelta, Naruto se estaba despertando, abrió los ojos, lo miró a él, notó que seguía oscuro y con las mismas se volvió a dormir, ambos dormían juntos en la misma habitación y en la misma cama, porque se habían acostumbrado a ello en la casa señorial y porque Sasuke no estaba cómodo dejando al doncel solo en una habitación con puertas tan endebles como esas.
Cuando el sol terminó de salir ellos retomaron el camino habiéndose reabastecido de agua y pan fresco, Naruto estaba callado y jamás lo diría, pero el camino era tan tedioso como la primera vez, estaba cómodo por la compañía, pero el bamboleo del caballo era tan insufrible como la dureza de la carreta en la que llegó, le dolía la pelvis y esas nubes que se asomaban estaban demasiado grises para ser bueno.
Después de un par de horas de caminata, llegaron a una ciudad amurallada, al verla Sasuke enseguida se detuvo de golpe, odiándose a sí mismo por no considerar esto, el originalmente era un duque, no tenia problemas para entrar a cualquier ciudad, de hecho, ni si quiera había tenido que hacer la burocracia con los guardias de la puerta para ingresar, siempre había mandado a un ayudante con antelación para que se encargara de anunciar su llegada evitándole esperas incomodas, ahora, en cambio, era un fugitivo, pasar por la puerta de la ciudad, delante de los guardias, con su apariencia tan llamativa no era algo realista, jamás pasaría desapercibido, apretó los dientes y miró a Naruto quien le regresó la mirada, inclinando la cabeza.
—¿Qué sucede?
—Hay guardias en la entrada — respondió Sasuke y Naruto hizo un sonido de entendimiento a eso.
—No hay problema, podemos acampar afuera y yo puedo entrar a comprar víveres solo.
Sasuke admiraba la forma en la que Naruto parecía no verle inconveniente a las cosas, pero seguían en las planicies y el frio era fuerte, aunque se veía un bosque a la distancia.
—Aun es temprano, quizá deberíamos intentar llegar a la siguiente ciudad.
—Queda bastante lejos —dijo Naruto para negar la sugerencia de Sasuke — solo llegaríamos caminando un día entero de sol a sol y ahora ya ha pasado del medio día.
—Tienes razón, descansemos esta tarde entonces, por allá — Sasuke señaló el bosque y Naruto estuvo de acuerdo.
El bosque no es que fuera poco peligroso, aun podían encontrar monstros asechando, pero cerca de las ciudades estos eran cazados con regularidad por lo que no había tantos, el bosque que parecía cercano estaba realmente lejos, su cercanía era una falsa ilusión provocada tal vez por la extensa planicie que permitía vislumbrarlo sin obstáculos, se adentraron en el y no paso mucho tiempo antes de que encontraran un rio con orillas rocosas, soltaron el equipaje y Sasuke se encargo de darle agua al caballo y llevarlo a pastar, entre tanto, Naruto se sentó un rato a reposar antes de, con el cuchillo, empezar a cortar ramas secas de los arboles para la leña de la fogata.
— No debías alejarte de donde estabas, me preocupó no verte — Naruto se dio la vuelta y vio a Sasuke.
— se hace de noche, necesitábamos leña.
— yo también traje un poco, así que será suficiente.
Volvieron al rio donde, en un árbol, el caballo estaba amarrado, hizo un sonido al verlos volver, al poco tiempo, la descarada oscuridad había caído de improviso, el bosque era cosa seria, oscurecía aún más rápido, la tranquilidad que habían disfrutado durante el día se había disipado junto con el sol, reemplazada por una inquietante calma que, incluso, presagiaba lo peor, habían sonidos ininteligibles que venían de aquí y allá, los cuales no se sabia si eran producidos por el viento, animales u algo más.
Sasuke, siempre alerta, se sentó con la espalda en un árbol y atrajo a Naruto hacia sí mismo, envolviéndose ambos con la única manta que cargaban, como habían priorizado un equipaje ligero no llevaban consigo sacos de dormir y ni soñar con una tienda, el pequeño fuego que habían encendido apenas hacía frente al frío cortante, y la densa niebla que se había asentado sobre el área parecía absorber la luz de la luna que apenas se colaba entre las hojas, Naruto se dejó hacer, estaba acurrucado en Sasuke y ambos cerca de la fogata, tratando de mantenerse cálido, con éxito, porque Sasuke era cálido, pero mientras Naruto disfrutaba la calidez lo cierto es que la noche era implacable, y Sasuke sabía que la tormenta que se avecinaba no haría más que empeorar las cosas.
Apenas había pasado una hora desde que se habían acomodado cuando el cielo, que hasta entonces había estado nublado pero tranquilo, se oscureció aún más, el viento comenzó a arremeter con una fuerza inusitada, y el sonido de los árboles doblándose bajo su presión inquietaba totalmente, Sasuke alzó la vista al cielo, y en ese momento, el primer relámpago rasgó la oscuridad, iluminando brevemente el bosque y revelando el alcance del desastre que se avecinaba, se arrepintió de no haber mandado a Naruto a la ciudad, así fuera solo el doncel, las ciudades desconocidas eran peligrosas, un doncel solo podría ser secuestrado pero mientras tuviera cuidado las posibilidades eran mínimas, el temía esas mínimas posibilidades, pues sería difícil para el en su condición rescatarlo en caso de que algo así sucediera, ni si quiera podía entrar a la ciudad.
— ¿Qué está pasando? — preguntó Naruto, mirando al cielo, algo somnoliento.
— Es una tormenta, — respondió Sasuke con calma, aunque sus ojos mostraban una intensidad que revelaba su preocupación — Tenemos que asegurarnos de que el caballo y el equipo estén a salvo, el bosque no es un lugar seguro para quedarse en medio de una tormenta como esta.
La tormenta llegó con furia. La lluvia comenzó a caer en torrentes, como si el cielo se hubiera abierto de par en par, los truenos rugían con una intensidad que hacía temblar el suelo bajo sus pies. Sasuke rápidamente llevó al caballo y a Naruto a un sitio más alto, alejándose del rio, Naruto se unió a él, ayudando a asegurar la silla de montar y las alforjas que estaban siendo golpeadas por la tormenta, la lluvia torrencial pronto convirtió el suelo en un barro resbaladizo, Sasuke se subió a un árbol de ramas gruesas y abrazó a Naruto, sentados ambos en la rama que parecía y de hecho era resistente.
El viento se convirtió en un enemigo casi tangible, y la visibilidad era casi nula, cada trueno parecía más cercano que el anterior, y los relámpagos iluminaban el bosque en destellos terroríficos, Sasuke apretó a Naruto aún más, el árbol en el que estaban crujía por la fuerza del viento, el varón se arrepentía de muchas cosas que pudo haber hecho diferentes, estaba preocupado por Naruto, que debía estar absolutamente asustado, pero por más que pensara en opciones no tenía una solución para esta situación y se vio superado por las circunstancias, para él, que era casi omnipotente por su fuerza y linaje, eso fue devastador, pero incluso en esa situación, cuando Sasuke bajó la mirada, Naruto estaba profundamente dormido como si descansara en la más cómoda de las camas, entonces se dio cuenta, aliviado, de que quizá el mismo irónicamente se estaba ahogando en un vaso de agua.
Sobre Naruto, era capaz de dormir así por tres razones, la primera de ellas es que estaba acostumbrado, primero vivió peligrosamente con Iruka, su padre doncel, y luego fue amenazado por Menma, la segunda razón era que confiaba en Sasuke, sabia que lo protegería, la tercer razón era menos pura, y es que él sabía que debía descansar para obtener energías y no ser una carga para Sasuke ya que emprendió el viaje junto a el para ayudarlo, ganarse el agradecimiento del duque y luego vivir una vida tranquila con la recompensa. Por ello, durmió como un bebé.
Cuando finalmente la tormenta comenzó a amainar, el amanecer no trajo alivio, sino una visión aún más perturbadora, el bosque estaba devastado, los árboles caídos y ramas rotas eran esparcidos por doquier, y el barro estaba tan profundo que casi era imposible avanzar, Sasuke y Naruto, empapados, pero no exhaustos porque el primero era resistente y el segundo podía dormir donde sea, empezaron a secar sus pertenencias.
Sin embargo, todo siempre puede empeorar, calma del amanecer fue breve, puesto que poco después el sonido de caballos y voces a lo lejos los alertó de la presencia de algo más peligroso, Sasuke, con su agudo sentido de alerta propio de un gran caballero como lo era, detectó rápidamente la presencia de un grupo de hombres armados que se acercaban con rapidez, la visión de los bandidos emergiendo del bosque se mostró ante ambos.
— Son bandidos — Murmuró Sasuke entre dientes, tomando la mano de Naruto y llevándolo a un lugar más seguro detrás de un grupo de árboles caídos.
Naruto, aun temblando por el frío y la fatiga, miró a Sasuke con la boca bien cerrada, aunque mantuvo la calma, estaba nervioso, sabía que enfrentarse a los bandidos era inevitable.
Los bandidos, un grupo de seis hombres rudos y bastante desgarbados, aparecieron entre los árboles, sus rostros estaban parcialmente cubiertos por capuchas y máscaras raídas, parecían también haber sufrido la tormenta de la noche anterior y no se veían muy animosos, pero sus intenciones eran claras al ver a Naruto, se movían con la seguridad de aquellos que sabían que tenían el control, y sus armas estaban listas para ser usadas, para matar a Sasuke, llevarse al doncel y lo que llevaran encima que pudiera comerse o cambiarse por dinero.
Sasuke, con su habilidad y fuerza incomparables, se preparó para la confrontación, aunque la tormenta si le había causado estragos y su cuerpo no se había recuperado ni de lejos a su estado más óptimo, su entrenamiento y destreza le daban una ventaja considerable. El enfrentamiento fue feroz, Sasuke se lanzó hacia los bandidos con una precisión mortal, bloqueando y esquivando ataques mientras defendía a Naruto, sus movimientos eran rápidos y certeros, cada golpe calculado para neutralizar a sus adversarios.
El combate fue absurdamente breve, Sasuke luchaba con una intensidad implacable, y Naruto, con su determinación inquebrantable, se mantuvo tratando de, al menos, no estorbar, los bandidos, viéndose superados siendo media docena contra uno, y determinando que Naruto no valía la suficiente recompensa como para dar sus vidas, se retiraron como vinieron.
Sasuke y Naruto decidieron empacar e irse, secarían sus cosas más adelante, pero lo único que sabían es que deseaban salir de ese bosque tan desagradable.