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Instinto Asesino por Iki-Lux

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Notas del fanfic:

Historia en desarrollo

Notas del capitulo:

Muchas gracias por darnos una oportunidad QwQ espero les guste <3

Primer día de clases. Para muchos, estos días son emocionantes o frustrantes. Para mí, no es ninguna de las dos cosas; simplemente me da lo mismo. Este año asistiré a la Academia Athernas. No creo necesitar un año más de estudio antes de entrar a la universidad, pero alguien importante me lo pidió como un favor, y no pude negarme. Así que, de todas formas, iré temprano. Usaré mi camiseta negra, que combina con mis zapatillas del mismo color, y mis jeans azules.


Al salir de mi departamento, eché un vistazo hacia la puerta. Fue en una ocasión así, ¿verdad? En aquel entonces también estaba solo, y no lo sabía. Bajé las escaleras y salí a tomar el autobús. Había mucha gente; debe ser por la época escolar. Un grupo de chicas hablaba mucho, y al parecer son amigas, aunque seguramente se traicionarán en el futuro. Me pregunto quién será la que se beneficie cuando eso suceda. En fin, ya llegué a mi destino.


La Academia Athernas es un sitio de preparación para el ingreso a la universidad de un año. Hay que postular para ingresar o tener mucho dinero y comprar un cupo. En mi caso, di el examen, ya que no tengo tanto dinero para desperdiciarlo. Esta academia tiene fama de tener un 75% de probabilidad de éxito para los alumnos que ingresan. Será una gran experiencia estudiar aquí, al menos por un año.


Al parecer aún no ha llegado nadie. ¿Soy la única persona aquí? Aun así, me siento observado. Es una sensación extraña. Comienzo a caminar por el largo pasillo de piedra; este lugar es muy antiguo. Mi clase es la 302-A. ¿Está en el segundo piso? Con eso, cualquiera se confundiría. Lo bueno es que, como llegué primero, puedo escoger mi sitio. Como siempre, mi lugar favorito será a la derecha, en la última fila. Al llegar al salón, me decepcionó que los pupitres sean compartidos, de dos personas. Yo quería estar solo.


Comencé a pasear por el campus. Es más grande de lo que pensé. La cafetería está en la otra esquina. Hay tres edificios grandes para los que acabamos de salir de la escuela: A, B, y C. Hay dos edificios más para los alumnos que postulan por segunda vez, D y E. Por último, está el edificio F, que está en ruinas. Los rumores dicen que cada vez que intentan remodelarlo, termina destruyéndose de nuevo por algún motivo. Aunque al verlo, solo parece un edificio viejo: está en una pieza, pero algunas ventanas faltan y otras están rotas. Tiene las puertas de madera roída y un color muy antiguo.


Mientras pasaba, vi que el edificio C tiene una azotea, aunque está escondida. Subí para ver la vista, que es hermosa. Decidí que iría aquí a almorzar; es perfecto para estar solo sin que nadie te moleste.


Había pasado tanto tiempo explorando el campus que no noté cuando la campana sonó para el inicio de clases. Ya sabía dónde estaba mi clase, así que caminé con tranquilidad. Mientras pasaba por el pasillo, alguien se me atravesó y me golpeó el hombro.


—Lo siento —dijo mientras se apresuraba a correr en la dirección contraria a la mía.


¿Qué le pasa? Supongo que está llegando tarde, pero no es razón para atropellar a la gente así. En fin, he llegado a mi clase. Como suponía, hay mucha gente, aunque nadie se ha sentado en mi asiento. Me alegra estar así; no tendré que compartir mesa con nadie entonces.


Me senté tranquilamente y, en cuanto llegó la maestra, las clases comenzaron. Primera materia para iniciar el día: matemáticas, mi favorita. Todo estaba bien hasta que alguien abrió la puerta de repente e interrumpió la clase.


—¡Buenos días! —dijo mientras entraba—. Disculpe la tardanza.


¿Y a este qué le pasa? Hace demasiado escándalo. Si llegas tarde, solo entra discretamente, no tires la puerta.


—Llegas tarde, ¿adivinaré? ¿El tráfico? —dijo la maestra, y todos comenzaron a reír.


—No… realmente me perdí —dijo el chico mientras se sonrojaba y agachaba la cabeza.


—Bueno, no te preocupes, siéntate y dime tu nombre para ponerte asistencia.


—S-si, soy Sayu Akima, muchas gracias —dijo mientras veía dónde sentarse.


Está caminando hacia aquí. Hay, por favor, hay más sitios. Vete, ¡fuera! Ya se sentó.


—Hola, disculpa… —dijo susurrando—. ¿Me prestas un lápiz, por favor?


Llega tarde y no trae los implementos básicos para una clase. Bueno, no tengo muchas opciones.


—Toma —dije, dándole uno de los lápices de repuesto que traje.


—Gracias —dijo tomando el lápiz—. ¿Qué materia es esta?


—Matemáticas.


—Tenía que ser matemáticas —dijo decaído y decepcionado—. Por cierto, ¿cómo te llamas?


—Soy Libet Yuurima. Y presta atención a la clase.


—S-si —dijo con nerviosismo.


No lo había notado hasta ahora, pero creo que es el mismo chico que se me atravesó hace un rato. Parece que también se confundió y fue al tercer piso a buscar su clase. Era de esperarse.


 


El resto de la clase continuó con normalidad. Realmente pensé que estaría solo el resto del año, pero al parecer tendré compañía. Qué genial (ironía). Al llegar la hora del almuerzo, decidí comprar algo en la cafetería. El almuerzo de hoy son fideos rojos; no está mal.


—Oye, Libet, ¿comemos juntos? —dijo Sayu antes de que saliera.


—No, gracias, prefiero almorzar solo.


Fui directo a la cafetería a pedir mi almuerzo. La fila no fue muy larga, y una vez obtuve mi comida, me dirigí a la azotea del edificio C, cuando alguien me interrumpió.


—H-hola, Libet. ¿También pediste fideos? ¡Qué coincidencia! —era Sayu, dijo eso con una sonrisa.


—Hoy es día de fideos rojos; todos comemos fideos rojos.


—Claro… tienes razón —dijo cabizbajo.


Es peor que un chicle pegado, ¿por qué insiste en estar aquí conmigo? Hay más personas aquí. Comencé a caminar fuera de la cafetería cuando Sayu me detuvo.


—¿Por qué insistes en estar solo?


—Me gusta mi soledad, así que suéltame.


Estábamos haciendo una escena; nos están mirando demasiado. Qué molesto. Decidí tirar con fuerza para hacer que me soltara. No me di cuenta de que en el piso había basura y terminé resbalando. Qué asqueroso. Me caí de una forma horrible, y ahora los fideos están encima de mí. Qué desperdicio. Obviamente las risas no faltaron, así que decidí salir de ahí lo más rápido posible.


Corrí escaleras arriba del edificio C y me resbalé al subir la última, lo que hizo que mi tobillo se torciera un poco. Pero seguí adelante y subí a la azotea. Me senté cerca de unas cajas viejas. Creo que esta zona está restringida, pero no me importa. Ahora solo quiero estar solo.


La vista desde aquí arriba es hermosa. Creo que puedo verlos a todos, pero nadie puede verme a mí. ¿Es así como me sentía? Invisible para todos. Así no causo problemas, y todos estamos felices, ¿cierto? Me gustaría volver a esos días cuando éramos felices. ¿Tuviste que arruinarlo todo y dices que lo hiciste por mí? ¿Por nosotros? Las cosas no se solucionan de esa manera, aunque, en cierto punto, te comprendo y agradezco lo que hiciste.


—Conque aquí estabas —dijo Sayu, tomando aire—. Este sitio es difícil de encontrar. ¿Por qué te ocultaste?


—¿Qué haces aquí? —dije molesto—. No crees que ya hiciste suficiente.


¿Cómo logró encontrarme? Se supone que este lugar está apartado de todo.


—Lo siento —dijo mirando al suelo—. Quería llevarme bien contigo. No soy bueno haciendo amistades ni entablando relaciones en general. La verdad es que vine solo a esta academia y no conozco a nadie, así que pensé en hablarte para al menos tener un amigo.


—¿Un amigo? —dije con ironía—. Hay muchas personas en esta academia. ¿Por qué quisieras ser amigo de alguien como yo?


—¿Alguien como tú? ¿A qué te refieres?


—Por si no lo has notado, no me gusta convivir con gente —dije haciendo una pausa—. Seré sincero: al igual que tú, yo tampoco conozco a nadie, y está bien. No hay nada de malo en estar solo. Al contrario, diría que es más divertido.


—¿Dices que soy aburrido? —dijo un poco triste—. Tal vez tengas razón. Siento mucho haberte causado problemas.


Se levantó después de decir eso y luego se volteó a verme con una sonrisa.


—Hasta luego.


Esta situación me resulta tan familiar que no sé por qué hice lo que hice.


—No te vayas —dije, tomando su mano.


Él volvió a verme con ojos de cachorro y se volvió a sentar a mi lado.


—Comencemos de nuevo, ¿te parece? —dijo con una sonrisa—. Soy Sayu Akima, mucho gusto en conocerte.


—Soy… Libet Yuurima, mucho gusto en conocerte.


Esa tarde nos saltamos las clases y nos quedamos conversando en la azotea hasta que se hizo tarde. Al conocerlo mejor, me doy cuenta de que tal vez no sea tan malo tener amigos. Por ahora, uno está bien.

Notas finales:

Espero les haya gustado >.< vamos lento pero seguros. UwU


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