Capítulo uno
Cruzó la calle a toda prisa, levantando la mano para pedir disculpas al auto que había frenado de golpe para no atropellarla. Obviamente recibió un insulto por su audacia de pasar corriendo una de las avenidas más transitadas de la ciudad, pero le dio igual.
Cuando entró al restaurante, el reloj de su muñeca marcó las 8 de la noche en punto. Habló rápidamente para pedir su reserva y siguió a la chica que la condujo hacia su mesa. Se dejó caer pesadamente en la silla y exhaló un suspiro: lo había logrado.
Después de una tarde de locos y un breve momento de histeria mientras se preparaba para esa reunión, ahí estaba. Miró para todos lados en busca de la persona a la que esperaba.
Un escalofrío la hizo notar los nervios que volvieron a apoderarse de ella.
—No seas patética, es solo una mujer… la más hermosa e increíble mujer que conoces… —susurró mientras toda la seguridad que normalmente sentía se esfumaba.
Kayri estaba en su segundo año de universidad cuando varios alumnos de primer curso pasaron por el pasillo. Y ahí estaba Marsel, una chica que aunque no poseía una belleza alucinante, tenía algo que hacía que no pudieras dejar de mirarla. Al menos eso sintió Kayri ese día, una fascinación tan tremenda que luego solo podía pensar en cómo lograr acercarse a esa chica.
Y su primera conversación había sido tan vergonzosa para ella, que sabía perfectamente que si Marsel no hubiera sido tan prudente y madura, se hubiera reído a carcajadas por su torpeza. Sin embargo, en esa primera charla Kayri pudo comprobar que la persona frente a ella en verdad era maravillosa.
Sonrió recordando sus días de universidad, donde cada pretexto era bueno para invitar a Marsel a salir. Y aunque nunca pasó nada romántico entre ellas, Kayri sabía muy bien que desde ese primer instante había sentido algo muy profundo, algo que nunca había sido capaz de confesar.
Usó una de las cucharas que había sobre la mesa para mirar su reflejo. pudo ver su mirada oscura y profunda, y su mechón de cabello castaño cayendo sobre su frente. Todo parecía en orden. Se acomodó mejor sobre la silla y dio un salto cuando una voz preguntó:
—¿Deseas algo para beber?
—No… —Lo pensó mejor—. Sí, tráeme lo más fuerte que tengas, por favor. Y que sea doble.
La mesera sonrió ligeramente y se marchó un momento. para regresar pocos minutos después con un vaso de whisky en las rocas. Kayri lo bebió todo de un solo movimiento, sin darle tiempo a la mesera de retirarse.
—¿Día difícil?
—No, no, solo… espero a alguien… —dijo sintiendo un vuelco en su estómago—. Y no sé porqué estoy tan nerviosa.
—¿Cosas de trabajo?
—Espero a una amiga a la que no he visto en diez años.
—¿Una amiga, eh? —La mesera la miró con picardía—. Suena aterrador. ¿Quieres otro trago? Puedo traer la botella si te hace sentir mejor.
—Así está bien, no quiero empezar a decir estupideces frente a ella. Sería una muy mala impresión después de tanto tiempo…
—Entonces… suerte con tu cita.
Aquellas palabras la hicieron llegar a un punto de histeria que no había sentido antes. ¿Cita?
Miró a su alrededor más asustada que nunca, ¡¿porqué se sentía así?! Entonces notó algo: Marsel llevaba mucho tiempo de retraso. Eso podría ser bueno. Lo usaría a su favor.
Cerró los ojos y respiró profundamente, apartando todo pensamiento sobre Marsel. Debía estar tranquila, debía mantener la cabeza fría. Se concentró en cosas de su trabajo, pensando en lo que debía hacer al día siguiente. Recordó todo el material que había preparado para el grupo de profesionales al estaba asesorando. Poco a poco relajó la expresión y sintió sus músculos deshaciéndose de la tensión acumulada.
Enfocarse en sus mentorías siempre le daba un sentido de control que le hacía bien en esos momentos de locura. Los sonidos de alrededor se fueron apagando y sus latidos empezaron a palpitar con un ritmo lento. Todo estaba bien. Todo estaba seguro. Ella podía con todo, con lo que sea. Había sido una estúpida por perder el control…
—Hola, Kay…
Su corazón dio un salto al reconocer esa voz. Abrió los ojos y levantó la mirada despacio, sintiendo como todo su autocontrol se iba a la mierda ante la sonrisa encantadora de la mujer frente a ella.
Continuará…