Harry mira los papeles con una expresión asqueada que no puede disimular aunque quisiera, si no fuera porque esta obligado por ley, el mismo tiraría todos estos papeles llenos de mierda.
Si no fuera también porque Hermione le explico un par de cosas sobre las leyes para Omegas, tampoco entendería la mitad de lo que se dice en estos papeles.
Honestamente tampoco es que los entienda ahora mismo, pero al menos su mejor amiga le consoló diciendo que era una forma de “protección”.
En estos estúpidos documentos no ve protección, ve más bien esclavitud y reglas inútiles que no sirven para nada.
¿De qué le sirve a un pobre Omega elegir su estúpido collar de protección de todas las cosas inútiles que se les pudo ocurrir al ministerio de magia?.
Harry se tuvo que pasar las manos por la cara otra vez, quizás para no llorar, quizás para no gritar como un desquiciado y tener que ser cómplice de toda esta mierda.
Pero Harry Potter nunca tuvo una opción real, ni una voz propia para poder hacer cambios en la sociedad como él quería, era solo un títere más en todo este sistema nefasto. Así que firmó.
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Cuando Harry llego a Hogwarts ese fin de semana todos ya sabían que había firmado los papeles. Los Omegas interesados lo miraban fijamente por los pasillos hasta sentir sus ojos en la espalda y causarle un escalofrío.
Él debía elegir durante estos meses un compañero o compañeros Omegas, era parte de lo que firmo, así que él intentaría pensar en alguien agradable que pudiera amar.
No es que Harry no tuviera opciones, era el maldito Alfa más codiciado de todo Londres mágico, pero sólo por ser el niño-que-vivió, no por él mismo. Aunque Harry lo negará (Qué lo hacía mucho), era un romántico empedernido.
Él tenía una idea de pareja que no se acoplaba a la relación Omega-Alfa impuestos, no quería una pareja sumisa y obediente, no quería solamente un trofeo para presumir.
Harry quería amor de verdad, ternura y citas románticas, momentos íntimos, pero también que sus parejas le dijera cuando estaba siendo un idiota y que le de un jalón de orejas cuando se estaba desviando del camino.
"Parece que todos te están mirando, ¿No, Potter?”, dijo, Draco Malfoy desde las penumbras con ese típico tono burlon en su voz.
El chico rubio, apoyado en las columnas se vio más pequeño que nunca (Quizás porque Harry creció por lo menos 5 cm en un mes, cosas de hormonas o algo así), y ahora no se veía tan intimidante que como cuando tenían 13 años.
Draco fue catalogado como Omega apenas hace unos meses y estuvo recluido en casa por bastante tiempo, muchos dicen que por la vergüenza de ser un Omega, Harry no entendía que tenía de malo, ni quería saberlo honestamente ya estaba demasiado asqueado con todo lo que sabía hasta el momento.
“Ya ves”, Harry no siguió su juego, no estaba de humor y ahora mismo lo que más quería era estar lejos de todos los Omegas existentes por un tiempo, hasta que dejaran de darle nauseas los olores mezclados.
Quería pasar a su lado, sin mirar esos ojos celestes penetrantes fríos, que tan bien conocía, Malfoy se podía destacar como uno de los acosadores más grandes de Harry y eso sería quedar corto, no había momento en que esos ojos no lo siguieran, ahora sin embargo había algo distinto, Draco ya no tenía el mismo efecto que antes.
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“Estan como locos, todos”, Ron se sentó a su lado de la cama, no se supone que debería estar en su habitación, menos siendo un Omega presentado hace un mes, sin embargo su mejor amigo no era el mejor siguiendo reglas, menos reglas estúpidas.
Harry se permitió respirar por fin el aire despejado y las sabanas de su habitación suaves las sintió como una caricia a la piel irritada, comenzó a sentirse más sensible cuando se presento su segundo sexo.
Ron olía a hogar, a miel y jazmín, como si fuera un relajante té, que le era demasiado familiar, lo hizo sentir mejor, agradable y cómodo, ese era su efecto siempre.
Estaba feliz de que las cosas no cambiaran para ellos aunque su naturaleza dictará otras cosas, no se volvió incómodo, ni distante cómo vio que pasó este año en particular con sus compañeros.
Los Omegas fueron destinados a habitaciones privadas en las mazmorras lejos del dormitorio de Gryffindor, esto creo una barrera, casi invisible entre Alfas y Omegas, ya no habían amistades, todos estaban como locos buscando ser cortejados.
“Ya sabes, todo Hogwarts debe saber a este punto que estoy en busca de un Omega o Omegas para cortejar”, Harry gimió de dolor, enterrando aún más su cabeza en la suave almohada, quería dejar de pensar en todo esto.
“Que duro debe ser...”, Dijo Ron con ironía, se sentó a un lado de la cama, sin mover un musculo, quizás absorto en sus pensamientos.
Ron estaba asustado.
Él lo sabía.
Eran mejores amigos, no había forma de que Harry no lo supiera, solo con escucharlo respirar, era fácil de leer para él, pasaron muchos años juntos como para no saberlo.
Ron estaba inseguro sobre ser escogido, la presión que sentía debía ser mil veces peor que las de Harry, especialmente con su madre y hermanos metiendo la cuchara en su vida y recalcando lo poco “educado” que era, lo poco “refinado" o “atractivo”, debía ser honestamente un dolor de trasero vivir con eso.
“No te preocupes Ron, pronto llegará”, Él le consoló con una sonrisa amable entre sus labios, Harry había escuchado un par de veces las cosas horribles que Molly Weasley le metía en la cabeza a su único hijo Omega y si fuera por él, Ron viviría en Grimmaul Place junto con él.
“Y si no hace... Harry para ti es fácil, no tienes que hacer nada, medio mundo mágico esta detrás tuyo, ¿pero yo?, nadie quiere a un Omega pobre, tonto y poco atractivo”, No era la primera vez que Ron decía algo así, quizás no la última, cada vez le dolía de igual forma a Harry, como si lo atravesará una bala en el pecho.
Harry lo miró como siempre lo hacía cuando Ron se refería de esas formas a sí mismo, con un dolor y odio, como si fuera a salir a matar a alguien ahora mismo.
Pero esta vez lo considero de verdad, sabía que el Alfa que quisiera cortejar al Omega debía ser un valiente, especialmente teniendo a Harry y Hermione de guardianes, debía pasar por sobre ambos para llegar a Ron.
Ron pensaba que era un Omega indeseable, ya no sólo por su madre y hermanos, si no que debido a que en el baile de quinto año nadie lo invitó a ser su pareja.
Pero no por las razones que creía Ron, de hecho un par de chicos intentaron hablar con él, pero fueron despedidos por Harry, y Hermione a quiénes fulmino con la mirada a cada uno, por si se atrevían a volver.
Ambos estaban preocupados, ¡No los podían culpar!, los chicos no eran de confianza, además Harry había protegido a Ron desde aquella primera Navidad en la que se quedo en Hogwarts para pasar con él y desde ese momento fueron uña y mugre.
“Podemos pensar en algo”, Harry esta vez lo miró, como si una luz fuera encendida en su cerebro, de pronto todo se hizo más claro.
Por supuesto, Ron era un Omega y Harry un Alfa, nadie iba a amar tanto a Ron como Harry, ni lo iba a cuidar o proteger igual, ¡Nadie le daría palmaditas en la espalda cuando se estuviera atragantando con comida! O le prepararía chocolate caliente cuando estuviera triste como lo haría Harry.
Además los Weasleys fueron su familia adoptiva desde hace muchos años, era prácticamente uno más, ¡Y ahora podría ser oficial!, de hecho no lo había pensado tan claramente, no veía que podía salir mal.